martes, 24 de abril de 2018

Díaz Canel la renovación revolucionaria que supera la superficial sucesión


Por Rolando Prudencio Briancon: 

Para quienes tienen el fosilizado formato de las formas de sucesión democráticas liberales; desde luego que consideran y consideraran que con el alejamiento de la presidencia del último de los líderes históricos de la revolución cubana, como es Raúl Castro, y la partida de Fidel; el “fin” de la revolución cubana está cada vez más cerca. 
Este entusiasta y especulador espejismo de los estadounidenses -como de la gusanera de Miami- nunca ha estado ausente; especialmente el momento en el que se dio la ausencia del comandante Fidel Castro hace ya casi dos años atrás, y que hoy ante el alejamiento de Raúl, se tratará no sólo de una superficial sucesión de quien es el flamante presidente de Consejo de Estado de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba; sino que será cuestión de tiempo para que quien nació después del triunfo de la revolución cubana, pudiese no sólo no darle el valor a la gesta más ejemplar de entereza y dignidad que ha conocido la humanidad, sino que como una lógica consecuencia podría ser el caballo de Troya para un reformismo contrarrevolucionario.



Este anhelo ahtistórico pudiese tener alguna proyección en países que no tiene la mística revolucionaria recreada y regenerada, generación tras generación en Cuba. Vale decir, si quienes han estado a cargo de la conducción de la revolución cubana; cualitativamente no hubiesen, no sólo cultivado sino trasmitido los valores en los que se asienta la revolución cubana, como es el no haber transigido con los mismos, como pudo haber sido que ante el bloqueo económico que hasta hoy soporta para someterse a los designios de todas las administraciones norteamericanas que no lograron doblegar el espíritu revolucionario de los cubanos.

Dijeron que ante la Normalización de la Relaciones entre Cuba y los EE.UU., el 17 de diciembre del 2014, la revolución tenía sus días contados. Lo mismo sostuvieron después de la partida del comandante Fidel Castro; y hoy ante el retiro de Raúl, y la elección de Díaz Canel, quien forma parte de otra generación, la revolución cubana podría ser susceptible de subvertir su esencia revolucionaria.

Pero se equivocan -como lo hicieron siempre- quienes entienden que el simple dato etario es suficiente para que se produzca el colapso de la revolución, cuando quien mañana cumplirá 58 años se ha formado políticamente dentro las dificultades y limitaciones de la revolución, y nunca lo quebraron.

Así que la  elección de Díaz Canel  supera la superficial sucesión presidencial, y se convierte en la renovación revolucionaria de lo que ha sido, es y seguirá siendo un ejemplo para la humanidad, como es la Revolución cubana.
prudenprusiano@gmail.com

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