Por Jorge Aniceto Molinari:
Nadie podría discutir la justicia de que todos los seres
humanos dispusiéramos de recursos para realizar las necesidades fundamentales
en nuestras vidas. Como respuesta además –se argumenta- a una época, esta en
particular, donde escasean los puestos de trabajo bien remunerados, y que
puedan cubrir las necesidades vitales.
Así los valoran como tales el común de la gente, con las
consecuencias que ello tiene en la convivencia, en el diario vivir, en su
reflejo por ejemplo en la criminalidad.
Ahora se nos ocurre que si los próceres del capitalismo, en
su tiempo, hubieran podido ponerse de acuerdo cuando este estaba en pleno
proceso de expansión, seguramente el actual modo de producción predominante
tendría una posibilidad de vida mayor a la que hoy tiene. Cada empresario por
separado, haciendo pesar su interés, trata de racionalizar al máximo la
gestión, realizando una pirámide administrativa donde los costos del trabajo
humano puedan minimizarse, en función de responsabilidades bien remuneradas y
un trabajo general que se busca siempre abaratar. Por otra parte su deseo es
que el resto de la sociedad pueda consumir y si es posible en particular sus
productos. Por eso está en contra de analizar los ajustes salariales por ramas
de actividad y a la vez prefieren negociar caso a caso, el mejor sindicato es
el que no existe, proclaman, o aquel que tiene en su dirección gente adicta,
los vulgarmente llamados amarillos.
La Internacional de trabajadores –el gran sueño de Carlos
Marx- no existe, porque hoy no se reivindica un programa común para unirse a
nivel global. Los trabajadores de cada Estado, tiene reivindicaciones a nivel
de ese Estado, consignas de solidaridad general pero su objetivo programático
es exclusivamente nacional. Los partidos que se reivindican de la clase obrera
son “nacionales”, en contraposición con los objetivos capitalistas que se
imponen globalmente, razón fundamental para reivindicar los razonamientos que
dieron origen a la Primera Internacional.
La seguridad social, la previsión social que nacieron de la
conjunción de las luchas sociales por el derecho de los trabajadores, no fueron
obra de la “izquierda” sino de estadistas que al frente de sus Estados, en ese
entonces estado mayor de la burguesía de
cada país,-como diría Marx- previendo enfrentamiento sociales acordaron por un
interés general “de clase” disminuir el ritmo de la tasa de acumulación
primitiva, proveyendo mecanismos
impositivos, para no ser desbordados por la protesta social. Protesta social
además que comenzaba a tener proyecciones ideológicas aún cuando muchas de
ellas reflejo directo del pensamiento social predominante.
Las guerras por otra parte –conviene aclararlo- tienen su
origen en los enfrentamientos intercapitalistas y no en el enfrentamiento de
burgueses y proletarios, que si se dirimían en duras represiones, verdaderas
tragedias. Sobre ellos hay formidables relatos reflejados en distintos ámbitos
de la cultura. Sin embargo después de la revolución rusa y más particularmente
luego de la segunda guerra mundial el rol de la Unión Soviética pudo
interpretarse en otro sentido, lo que diera nacimiento a la llamada
“coexistencia pacífica” aunque de ello poco o nada tuviera y si del auge en un
determinado periodo histórico de lo que fue y es hasta hoy en esencia un
capitalismo de Estado. En la actualidad las guerras, que tienen diverso origen
son creadas y alentadas por los intereses en pugna de los conglomerados
empresariales multinacionales que por encima y pisoteando todas las conquistas
democráticas gobiernan el mundo y hacen de estas uno de sus negocios más
rentables.
Acontecimientos como el de la Comuna de Paris en 1871 y la
misma revolución rusa, que fueron respuestas a la crisis capitalista y en el
caso de la revolución bolchevique resultado de una profunda reacción humana
frente a la tragedia de la guerra, mostraron ya fundamentalmente a través de
sus líderes que se aproximaba una nueva perspectiva para las luchas sociales. Y
de esto no faltan ejemplos a través de los años, como la propia revolución
china, la revolución cubana, la revolución vietnamita, y podríamos seguir y son
solo algunos ejemplos.
De todos modos la Comuna fue derrotada a través de un baño
de sangre, los bolcheviques asesinados y traicionados en un hecho aún más
grave, de que la orientación de Lenin desarrollando a Marx y Engels, fue
desfigurada a través de una praxis que nada tenía que ver con sus orígenes y
aún hoy es común ver que se afirma el disparate de que socialismo es en
definitiva propiedad estatizada, con el rótulo de “marxismo-leninismo”.
La renta básica universal, aún cuando hoy pueda atender o
paliar circunstancias muy puntuales y coyunturales, ha nacido fuera de tiempo.
Hoy lo que necesitamos es acordar para que la predominancia del modo de
producción capitalista pueda morir en paz. Por eso afirmamos que en sus etapas
iniciales de formidable desarrollo si el capitalismo hubiera contado con
instrumentos que ampliaran su base social seguramente hoy todavía tendría la
posibilidad de extender la vida de su predominancia.
La renta básica universal llega tarde, no son ya las
posibilidades de ampliar el consumo lo que le permitirían al capitalismo
equilibrar una relación económica que haga rentable su actividad productiva.
Para que la humanidad pase de la predominancia de un modo de
producción a otro, que de eso se trata este periodo de la historia, necesita un
instrumento de equilibrio monetario: la medida monetaria única y universal. A
la vez gravar todos los movimientos de dinero para con lo producido financiar
el desarrollo humano con obras que combinen las tareas de la educación, de la
salud, de la vivienda. Ingresos que permitan planificar un avance gigantesco en
obras que abarquen todas las necesidades humanas y que ya se está en
condiciones de hacer inmediatamente. Solo la estupidez en que el capitalismo ha
sumido a las conductas actuales de quienes tienen responsabilidades de
conducción política lo impide. Con el riesgo siempre presente de la tragedia
que significaría el uso de armas nucleares en la ampliación de las actuales
guerras para las cuales su industria está a pleno.
Mujica en la ONU (setiembre 2013) esto lo insinuó
claramente, basta con repasar su discurso. Sin embargo su agrupación política
(*), no solo que no toma esta orientación sino que está debatiendo sobre la
renta básica universal, que insistimos, no se trata de oponerse a la justicia
que implicaría la medida, sino que llega para el capitalismo fuera de tiempo
histórico y lo que hoy se necesita es mantener el desarrollo del aparato
productivo no con esta medida que para ello es totalmente insuficiente sino con
herramientas como las enunciadas en la ONU para que la predominancia del modo
de producción capitalista pueda entrar en una etapa pacífica de defunción,
entonces hay que ayudar socialmente a construir las herramientas para que la
voluntad política pueda ejecutarlas.
Todos los países en la actualidad tienen enormes
dificultades presupuestales para encarar la disponibilidad de fondos destinados
a la salud, a la enseñanza y a la seguridad social. Es más, en cada uno de
estos rubros el interés privado capitalista va en contra del interés general,
en contra posición de la existencia en cada uno de ellos de instrumentos que
provee la tecnología que pueden hacer maravillas en beneficio de todos.
Un ejemplo es en Uruguay, ahora difundiéndose en el mundo,
el de que cada niño en su escuela o liceo disponga de una computadora. O lo que
hemos propiciado por ahora sin éxito, de que junto con el documento de
identidad –ahora con los avances digitales- exista un enlace por medio del cual
cada ser humano disponga de su historia clínica digital, a lo que se podría
sumar lo que ya en el mundo es una realidad, lo de un examen –de muy bajo
costo- que permita también a cada ser humano contar con un historia clínica de
sus enfermedades y las posibles a las cuales podría estar propenso, entrando
así a una etapa formidable de desarrollo de la medicina preventiva, con el
ahorro de millones y millones de dólares que ocupan hoy los presupuestos para
la atención de la salud. Razonemos lo que esto abriría de progreso en la salud
humana analizada en su conjunto.
¿Qué queremos ejemplificar con todo esto? Que el esfuerzo
debe enfocarse no a que cada uno tenga la disponibilidad de recursos, que
insistimos no discutimos su base de justicia, sino a que ya se está en
condiciones de abordar una etapa superior del desarrollo económico democrático
de la humanidad, para el cual la existencia de la predominancia capitalista es
una traba antidemocrática.
(*) José Mujica fue
presidente de Uruguay por el periodo marzo del 2010 a marzo del 2015 por el
Frente Amplio, dentro de este Partido la agrupación que él impulsó y que lo
propició mayoritariamente para ese cargo fue el MPP (Movimiento de
Participación Popular), que contradictoriamente no ha tomado como programa lo
que Mujica expresó en su discurso en la ONU en setiembre del 2013; sus
adversarios políticos podrían decir con ironía que aplican el “como digo una
cosa te digo la otra” con que en alguna oportunidad se explicó su hacer
político.
sipagola@adinet.com.uy
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