Por: Clodovaldo Hernández:
Decían las abuelas
que "los que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma
condición". En política, esto funciona sin lugar a dudas. Por ejemplo,
todo aquel que se acuesta con la oposición venezolana se torna contradictorio, pitiyanqui e incapaz de
asumir sus culpas.
Si se les antoja un ejemplo internacional, tenemos uno
patético: Luis Almagro. El uruguayo secretario general de la Organización de
Estados Americanos era, supuestamente, un hombre de izquierda, amigo
incondicional del viejo guerrillero Pepe Mujica. Bastó que empezara a reunirse
con los dirigentes del antichavismo para
que pasara a ser el secretario más obsecuente ante el imperio, para no decir
arrastrado, que es una palabra muy poco diplomática.
Almagro se ha vuelto tan típicamente escuálido que ha
asumido una de las características inconfundibles de los contrarrevolucionarios
venezolanos: decir algo hoy y lo contrario mañana, sin que le tiemble un
ojo. Por ejemplo, entre febrero y julio de 2017, el personaje se dedicó
intensamente a proclamar que la solución al problema político de Venezuela era
adelantar las elecciones presidenciales. Ahora asegura que unas elecciones
adelantadas es un abuso incalificable de la dictadura de Maduro que debe
impedirse a toda costa.
Revisemos a grandes trazos esta manifestación evidente de
los efectos del concubinato MUD-Almagro. Comencemos el 15 de marzo del año pasado, cuando incluso advirtió que Venezuela podría ser
expulsada de la OEA si no accedía a celebrar elecciones a la brevedad posible.
Un poco más tarde, a mediados de abril, mientras sus compañeros
de colchón sumían a Venezuela en una oleada de violencia criminal, Almagro
abogaba por las elecciones de gobernadores, bajo el alegato de que estaban
rezagadas, e insistía en que también se adelantaran las presidenciales. “Lo que
el país necesita es democracia, y la democracia tiene que venir a través de
elecciones generales y devolverle al pueblo el poder de decidir”, dijo el
caballero.
En mayo, en un informe que, por cierto, nadie le pidió,
Almagro señaló lo siguiente: "Solo existe una solución a la crisis de
Venezuela, la solución que reclama el pueblo, debe establecerse una fecha para
elecciones generales inmediatas. Hay que devolverle el poder al pueblo de
Venezuela".
El clamor de Almagro por los comicios cambió diametralmente
cuando la guarimba comenzó a pasar factura en contra de la desquiciada
oposición. El más claro síntoma de que habían cambiado los vientos electorales
fue el resultado de las votaciones del 30 de julio para la Asamblea Nacional
Constituyente. A partir de entonces, Almagro modificó radicalmente su opinión
en torno a cuál debe ser la salida para la situación venezolana. Se volvió
enemigo de las elecciones. Se opuso a las de gobernadores, pese a que había
argumentado que estaban atrasadas. Se opuso a las municipales y hasta amenazó a
la MUD con ponerle fin a sus relaciones carnales si osaban participar en ellas.
Ahora ha llegado al extremo de decir que la comunidad internacional debe
intervenir para impedir (en nombre de la democracia) las presidenciales que se
realizaran durante el primer cuatrimestre de este año.
Igual que sus secuaces de cama, Almagro no ha considerado
necesario explicar por qué lo que hasta hace unos meses era la gran solución,
ahora es el gran problema. No se ha esmerado mucho en razonar un cambio de
opinión de 180 grados. Podría decir "el año pasado, cuando yo pedía
elecciones anticipadas, estaba equivocado, perdónenme", pero no lo ha
dicho y no lo dirá porque tiene, por contagio de sábanas, otra de las marcas de
fábrica del opositor criollo: la terca negativa a asumir su responsabilidad.
Para Almagro, ahora las elecciones son dictatoriales,
mientras las sanciones de gobiernos extranjeros son democráticas. "Hay que
hacer todo lo posible para que las sanciones internacionales funcionen y
obliguen al Gobierno venezolano a rectificar. No hay sanción contra el pueblo
venezolano. La peor sanción que puede haber contra los venezolanos son seis
años más de Maduro, que es lo que viene después de esta elección. Y eso no lo
podemos permitir”, afirmó el secretario, en lo que perfectamente pudo ser una
declaración de uno de los muchos líderes de la MUD.
Acostados en el mismo colchón se han vuelto de la misma
condición.
clodoher@yahoo.com
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