Por Iván Oliver Rugeles:
A los venezolanos que repudiamos y condenamos en forma
determinante y sin rodeos de ninguna naturaleza y que -sin lugar a dudas- somos
la inmensa mayoría de nuestro pueblo, los atroces actos de violencia que como
estrategia política promovieron y llevaron adelante factores de la oposición
más extrema del país durante los años 2013, 2014 y en el transcurso del actual
(meses de abril a julio), para no irnos más atrás, pues se nos haría largo
enumerarlos todos, ya que son muchísimos, con el silencio además cómplice de otros grupos elitistas de la
sociedad venezolana que históricamente han odiado a nuestro pueblo.
Todo ello con el único objetivo de derrocar al gobierno
constitucional del país y que no son distintos a aquellos que lograron deponer
de su cargo de Presidente Constitucional de la República Bolivariana de
Venezuela al Comandante Hugo Chávez Frías, por 47 horas, en abril de 2002, les
hacemos un llamado de alerta para que nos mantengamos todos con los ojos bien
abiertos, de manera de impedir, al costo de lo que sea necesario, el secuestro
por parte de la derecha fascista, de los espacios de la justicia que tengan el
deber inexcusable de aplicar, cuando fuese menester, los mandatos de la recién
aprobada “Ley Contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia”
(http://albaciudad.org/2017/11/este-es-el-contenido-de-la-ley-contra-el-odio-por-la-convivencia-pacifica-y-la-tolerancia/).
Es una obligación ineludible estar alertas para que ello no
ocurra. Venezuela con esta novísima norma legal le está dando un gran ejemplo
al mundo civilizado, pues -que sepamos- no hay en algún otro país en el planeta
que tenga una norma legal equiparable que garantice la tolerancia, el respeto
de la dignidad del otro, a todo evento, en aras de la paz y la convivencia
entre los seres humanos, por causas religiosas, políticas, económicas,
raciales, etcétera, etcétera, pues han ocurrido hechos atroces por odio a
partir de esas formas de discriminaciones, como fueron los de carácter
esencialmente raciales, inducidos como parte de una política de Estado impuesta
por el régimen nacionalsocialista de Hitler en la Europa de las décadas de los
años 30 y 40 y que llegó a ser bien vista y aceptada por densos sectores del
pueblo alemán, así como los más de un millón y medio de comunistas asesinados
en pocos meses en Indonesia en 1965, las 800 mil personas que igualmente fueron
salvajemente descuartizadas a machetazos en Ruanda en 1994, en apenas 100 días
y, para no extendernos más, la masacre a bombazos aéreos de más de tres mil personas
al país que se llamó Yugoslavia y que luego de esa trágica operación de la OTAN
en 1999, fue fracturado en siete pedazos … y hemos visto que la inmensa mayoría
de los responsables directos de esas atrocidades o ya murieron tranquilamente
en sus camas o por allí andan muchos, muy libres en algún rincón de este mundo
occidental y cristiano, protegidos, además, bajo falsas identidades…
En el caso de la Alemania hitleriana, por ejemplo, sólo
fueron juzgados y sancionados por sus crímenes muy pocos, pues el Tribunal
Internacional que se instaló en Núremberg en noviembre de 1945, solamente dejó
este saldo de actuación: cuatro fueron condenados a penas de entre 10 y 20 años
de cárcel (Karl Dönitz, Baldur von Schirach, Albert Speer y Konstantin von
Neurath), tres fueron condenados a cadena perpetua (Rudolf Hess, Walther
Funk y
Erich Raeder) y, finalmente, 12 fueron condenados a muerte.
La inmensa mayoría de los responsables de tanta barbaridad
no fueron tocados ni con el pétalo de una rosa, pues allí la justicia fue
secuestrada inmediatamente de concluida la guerra por factores de la sociedad
abiertamente nazista, sobre todo en la Alemania Occidental, donde el 77% de los directivos del Ministerio de
Justicia recién creado para hacer justicia por la horrorosa mortandad del
régimen hitleriano, eran ex miembros del partido nacionalsocialista, pero
–también- eso mismo sucedió en el resto de los países de la Europa que fue
ocupada por el nazismo, en donde fueron sancionados con penas de muerte
solamente algunos de sus más altos dirigentes de gobierno, como ocurrió en
Hungría, Francia, Noruega, Bulgaria, Eslovaquia y Rumania, porque la mayoría de
los ejecutores, ayudantes y quienes fueron sus superiores jerárquicos de los
asesinatos o quienes contribuyeron a ello con las deportaciones masivas a los
campos de extermino en Alemania, ni siquiera fue posible que les llegaran abrir
los correspondientes expedientes acusatorios
(https://www.telesurtv.net/news/Nazismo-controlo-justicia-alemana-tras-caida-de-Hitler-20161010-0037.html).
En su inmensa mayoría esos criminales siguieron viviendo en
sus propios países como si no hubieran roto un plato, una cantidad apreciable
de ellos huyeron hacia otros confines del mundo (USA y América Latina,
básicamente) y al menos cinco mil lograron su cometido con el mayor apoyo del
propio Estado del Vaticano, quien -de seguro- con el beneplácito del Papa Pío
XII, auspició y financió toda una estrategia para que esos criminales salieran
del territorio europeo. Esas operaciones de ayuda fueron conocidas como la
“Ruta de las Ratas” o la “Ruta de los Monasterios”, las cuales se mantuvieron
abiertas por varios años bajo la responsabilidad del Obispo Australiano Alois
Hudai, Jefe de la Sección Austríaca de la PCA y Rector en Roma del Colegio Alemán
Santa María dell’ Anima
(http://larutadelasratasnazis.blogspot.com/2011/01/algunos-de-los-nazis-que-escaparon.html).
En el caso del país del sudeste asiático, Indonesia, a nadie
se les juzgó por esa sanguinaria masacre que, como hemos indicado, no menos de
un millón y medio de militantes y simpatizantes del partido comunista del país
fueron brutalmente asesinados por esa única razón, en menos de un año y tanto
los responsables materiales e intelectuales de esa monstruosa matanza, aun
cuando parezca mentira, a esta fecha, 52 años después, son tenidos todavía por
los mismos grupos dominantes de ese país que conservan aún el poder que,
apoyados por las botas militares y el respaldo total de los Estados Unidos, en
1964 lograron obtenerlo tras derrocar al Gobierno del General Sukarno, líder de
la independencia y de la liberación de su pueblo del dominio del Reino de los
Países Bajos en 1945, como héroes de la patria...
(http://www.publico.es/culturas/indonesia-matamos-comunistas.html)
Y de Yugoslavia qué decir (?), pues que la justicia de este
nuestro mundo occidental y cristiano está en manos de quienes destruyeron a ese
país, los poderes fácticos y su instrumento de guerra, la OTAN… De allí que, por ello, resulta impensable
esperar que se haga justicia alguna por tan bárbaro crimen de guerra...!!!
Más evidencias que estos hechos históricos, relativamente
recientes, para convencernos de que es obligante que estemos vigilantes del
acatamiento de esta novísima Ley contra el odio y en favor de la convivencia,
la tolerancia y la paz, se cumpla, no creemos que las haya tan
contundentes...!!!
rioliverr@gmail.com
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