Por Víctor Manuel Barceló R.:
Acudí a un evento multitudinario en la ciudad de Puebla,
México, que tiene por objeto fundamental propagar avances en las ciencias y las
artes, con miras a formular y mostrar ejemplos palpables de tecnologías útiles
al cambio social, mismas que capturan a la audiencia, tanto por su sencillez de
presentación como por los aspectos que tocan e influyen en diversos campos del
saber y la acción humanos: La Ciudad de las Ideas.
De entre los temas, todos atrayentes por cierto y con
diálogos de alto impacto e interés social –causó sensación, por ejemplo, la
presencia de Noam Chomsky por sus puntuales apreciaciones acerca de los
diversos temas que maneja magistralmente y a los que ya me he referido en otras
ocasiones- me interesé por el que planteó el Secretario de Turismo del gobierno
mexicano, quien expresó cifras del crecimiento turístico y abogó por avanzar
hacia un turismo sustentable, poniendo los ejemplos en constate incremento, que
el corto tiempo de participación le permitieron.
Tengo muchos años de interés en el tema, nacido desde mi
tesis de grado en economía, en que aún la sustentabilidad o sostenibilidad no
tenían manejo, pero bajo la conducción del Maestro Alonso Aguilar Monteverde,
toqué temas sensibles y urgentes para el desarrollo con bienestar de las
poblaciones en que se desarrolla la presencia de visitantes, nacionales o
extranjeros, a quienes hay que atender con buenos servicios, alimentación sana
y adecuada, confort habitacional y buenos paseos guiados, siempre en un
ambiente de seguridad personal y social.
Pero las actividades económicas altamente remunerativas
–como el turismo- son hoy objeto de control y acaparamiento de la producción o
servicios, por parte de los grandes capitales, quienes programan sus
actividades en una clara ruta financiero-mercantil, con la porción más pequeña
del gasto encausada a remunerar a sus obreros y empleados, quienes en la Región
Latinoamericana y Caribeña –con contadas excepciones- apenas perciben salarios
para no morir de hambre, si bien pueden ser de los más altos generados por las
“propinas” recibidas de los viajantes, complacidos por la calidez y calidad de los servicios recibidos,
o como secuencia de participar con su tierra y mano de obra en la preparación
de muchos de los insumos necesarios para que la atención sea adecuada y
fructífera a los viajantes.
Los trabajadores en la Región escasamente reciben educación
para sus hijos y para ellos; cuando ésta cubre en los niveles primarios a casi
todos los niños, la educación impartida adolece de múltiples fallas y escasez
de recursos, aunque demagógicamente se asegure que esta es de calidad, como si
de un mueble se tratara, cuando la educación debiera connotarse como de
excelencia.
La escasez de recursos puede deberse a la corrupción
imperante, la cual apenas deja llegar una porción de ellos, destinados
–etiquetados se afirma- para solventar requerimientos en las distintas áreas de
atención relevantes en educación como: el acceso, la equidad de género o el
logro académico. También es de
considerarse la política impositiva, porque el estado de que se trate, aplica
medidas impositivas para servir a los intereses de esos capitales –en su
mayoría de origen transnacional- quienes regresan sus utilidades al origen o
las usan para nuevas incursiones financieras, en otras regiones y países en que
la mano de obra sea buena y barata. Algo similar ocurre con la salud, pero será
motivo de otro trabajo.
Ver:http://www.redalyc.org/pdf/155/15525013005.pdf
El turismo, bien llevado por la autoridad y no puesto a
merced de las leyes del mercado, puede cooperar a la mejora considerable en las
condiciones de vida de quienes participan en sus actividades, directas e
indirectas. Las primeras requieren capacitaciones e incluso especializaciones
para ofrecer a los turistas de cualquier origen servicios de primera clase. Si
de extranjeros se trata y además parlantes de otros idiomas, es conveniente el
manejo adecuado cuando menos del inglés, y frases elementales del idioma en
cuestión, así como conocimiento de sus costumbres de vida.
Mucho puede afirmarse respecto a la recepción y atención
durante el período de estancia y los servicios de traslado y demás, pero ese
tema, si bien tiene que ver con la sustentabilidad, es más bien consecuencia de
lo que se logre en tal terreno y de mecanismos educativos que implanten
organización adecuada, limpieza impecable y almacenamiento de residuos para su
reciclaje integral, así como puntualidad en lo que se dice y hace.
Lo anterior se realiza en un alto porcentaje, cuando se
busca conservar clientes, logrando que queden invitados a regresar. Tal vez el
aspecto no desarrollado en lo general sea el del reciclaje integral, que ya
corresponde a acciones indirectas, ya que éste requiere de especialización y
ser llevado a cabo por empresas vinculadas pero no dependientes de quienes
prestan los servicios.
Empero, una buena parte de los insumos para la buena
atención al visitante, como acciones indirectas, pueden y deben ser producto de
tareas colaterales, que den al entorno de las zonas turísticas, la posibilidad
de ofertar de manera negociada, productos del campo –hortalizas, verduras,
carnes- cuidando del ecosistema, para lo que tienen que ser superadas
estrategias pasadas que cambiaban drásticamente la “vocación de la tierra”
–bosques destruidos para trocarles por pastizales- y otras barbaridades como la
explotación minera a cielo abierto sin respeto al hábitat, que tanto daño viene
haciendo a pobladores originarios.
Es muy preocupante que en aras de mayores inversiones, se
permita que esos territorios sean asolados por compañías extranjeras, que no se
conforman con llevarse la riqueza del subsuelo, sino que desatienden a sus
consecuencias en el ambiente y dejan que sus residuos contaminen, arrimando
destrozos y desolación, a las pocas tierras de cultivo con que cuentan tales
pueblos y comunidades.
Los empeños multilaterales por hacer del turismo una
actividad sustentable han llevado a realizar múltiples estudios que apoyan los
acuerdos en la Organización Mundial de Turismo (2003-OMT). La OMT, que integra
el sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), defiende e impulsa
la práctica del Código Ético Mundial para el Turismo, buscando extender la contribución socioeconómica del
sector, atenuando sus posibles impactos negativos. Está comprometida a impulsar
el turismo como instrumento para alcanzar los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS), guiados a reducir pobreza y fomentar desarrollo sostenible en
el mundo.
Ver: http://www2.unwto.org/es/content/acerca-de-la-omt
Producto de tales tareas colaborativas son los siete puntos
allí concretados como objetivos fundamentales del Turismo Sustentable. Tales
son:
1. Fin de la pobreza en todas sus formas y en todas partes.
Las actividades turísticas representan 9% del PIB planetario, ocupando el 12.5%
de la fuerza de trabajo. Su importancia crece para países que dedican mayor
esfuerzo y allí esta actividad es igual al 70% de su economía. La OMT afirma
que “El turismo es uno de los pilares más fuertes de comercio y de prosperidad
mundial. La reducción de la pobreza es de los mayores desafíos globales.”
2. Finalizar con el hambre, lograr seguridad alimentaria y
mejor nutrición así como fomentar la agricultura sostenible. La industria del
turismo está creando más fuentes de alimentos a nivel local y sostenible,
aumentando la producción local de alimentos con metodologías de punta
-agricultura hidropónica, prácticas pesqueras sostenibles y nuevas alianzas con
agricultores locales-. Sobrantes de alimentos se utilizan para programas de
alimentación popular y convertir los deshechos en abono y energía.
3. Asegurar vida sana y promover bienestar para todos, a
todas las edades.
Tanto resorts turísticos como destinos demandan ambientes
que beneficien la salud como atractivo. Por otra parte, el turismo promueve en
algunos sitios prácticas de vida saludables, (deporte, control del estrés y
seguridad). En comunidades turísticas localizadas, el turismo provee recursos
para centros de salud, hospitales y otros servicios de atención médica.
4. Garantizar educación de calidad inclusiva y equitativa y
promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos. La industria
turística puede ser importante aliado para mejorar la educación.
5. Lograr igualdad de género y recuperar el poder de mujeres
y niñas. Ellas representan mayoría de la fuerza laboral del turismo.
6. Asegurar disponibilidad, gestión sostenible y depuración
de agua para todos. Desarrollado de forma sostenible el turismo, trae mejoras
en gestión del agua y su depuración a una localidad. Otros negocios tal vez no,
pero el turismo tiene el incentivo de proporcionar agua potable y depurada,
para atraer visitantes y animarlos a volver.
7. Asegurar acceso a energía asequible, fiable, sostenible y
moderna para todos. La industria tiene motivación intrínseca para utilizar
energías renovables y proporcionar energía fiable a usuarios. Consecuencia de
no hacerlo será afectar seriamente la industria.
Continúa afirmando la OMT que muy a pesar de los tiempos
turbulentos para la economía planetaria, estos hechos básicos son poco
probables al cambio. El foco es el potencial del turismo para la creación de
riqueza en las personas más necesitadas sigue siendo una tarea y oportunidad
inmensa.
Habría que hacer cambios hacia una economía planificada
estratégicamente –diríamos- a fin de que la actividad turística beneficie a los
inversores, pero con la condicionante de aportar inversiones y apoyos para
producir todo lo susceptible y de buena calidad, que permita a los pobladores
empoderarse de los beneficios de sus actividades –no solo el salario raquítico
ofertado- sino las producciones pertinentes, de acuerdo a la vocación, usos y
costumbres de los pobladores. (Continuará)
Ver:http://www.entornoturistico.com/la-sustentabilidad-del-turismo-omt/
v_barcelo@hotmail.com
0 comentarios:
Publicar un comentario