Por Juan Martorano:
Una de las segundas causas de este eventual “retroceso” de
los logros y conquistas y de los gobiernos progresistas y revolucionarios tiene
que ver con lo que algunos denominan el “núcleo hegemónico e irradiación”.
Un gobierno progresista y revolucionario emerge de las
clases populares ( obreros, campesinos, estudiantes, indígenas, clases medias
pobres, grupo de clase nacional- popular o bloque de clases populares) pero su
fuerza de masa, para volverse hegemónica, articuladora y movimiento nacional
tiene que articular con otras clases (clase media, articular y subordinar a
sectores empresariales locales) enfrentar, dialogar o convivir con la inversión
extranjera, es decir, tiene que tener la capacidad de irradiar hacia otras
clases, pero sin dejar el núcleo duro popular para no quedar desarticulado de
otras clases sociales que pudieran ser nucleadas por la propuesta conservadora.
Atrincherarse protege el núcleo básico, pero deja abandonado
a otros sectores que serán el caldo de cultivo de la reconstrucción y
reconstitución conservadora.
Pero si te amplias demasiado, si priorizas la irradiación
hegemónica olvidando y descuidando tu núcleo articulador popular, acabarás
siendo abrazado, felicitado y agradecido por los otros sectores no populares.
Harás hegemonía, pero a costa de haber perdido tú base social de apoyo.
Y cuando “las papas queman”, cuando las cosas se pongan
malas: ¿Quién te va a defender? ¿El empresario? ¿La inversión extranjera?
¿Clases medias pudientes? No, porque ellos defienden su bolsillo. Si te sonríen
un día es porque les conviene, pero no porque estén de nuestro lado.
Es por ello que, la clave de la sostenibilidad y de la
legitimidad de un proceso revolucionario es el ejercicio y el equilibrio entre
fortalecimiento de tu núcleo popular de los pobres, de los humildes, que son
los que salen a la calle y se la juegan, los que pintan las paredes, los que le
ponen el pecho a las balas, los que cuidan de nosotros, los que rezan por cada
uno de nosotros antes de irse a dormir.
Es por ello, que sin duda no podemos descuidar ni abandonar
a las otras fuerzas sociales, debemos mantener hegemonía, pero no debemos
confiarnos de ellas. Hay que incorporarlos, jalarlos, desorganizarlos,
incorporarlos, derrotarlos, dividirlos e incorporarlos, pero sin confiarnos de
ellos.
Porque se confío en los aliados, se descuidó la base, y al
final, cuando hay problemas, la base, que está molesta, y los “aliados”, dan la
espalda y dejan a los líderes solos. Ahí están los ejemplos de Paraguay,
Argentina y Brasil, por sólo nombrar algunos casos.
Esto se va a poner más interesante, pero por ahora lo vamos
a dejar hasta aquí.
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos
legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
j_martorano@hotmail.com
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