Por Carlos E. Lippo:
Colombia es con mucho el país que más gasta en armamentos en
toda la vasta región latinoamericana. Así lo demuestran de manera
incontrovertible unas cifras publicadas por el Banco Mundial (1), según las
cuales el gobierno colombiano asignó al área militar en el año 2016 un
presupuesto equivalente al 3,4 % de su Producto Interno Bruto (PIB), cifra que
es similar a la asignada por la maquinaria bélica más poderosa del planeta
(EE.UU), que dedicó el 3,3 % en ese mismo período y casi 6 veces mayor que la
asignada por Méjico, que es un país con mayores problemas de delincuencia
organizada, cuyo combate es, junto al combate a la insurgencia de izquierda, la
mayor “justificación” gubernamental para tan elevados gastos en países en los
cuales persisten importantes niveles de pobreza. Semejante gasto es equivalente
también a más del triple de lo asignado por la vecina Venezuela, sin embargo
cada vez que nuestro país adquiere un nuevo sistema de armas, en el marco de su
nueva doctrina militar independiente del Pentágono, es acusado en forma
vehemente de estar estimulando una carrera armamentista en la región por los
más encumbrados voceros del Palacio de Nariño.
El Índice Global de Potencia de Fuego 2017 (2) (Global
Firepower Index 2017), que presenta una lista de las capacidades militares de
132 naciones a nivel mundial, con base en 50 factores, tales como sus
capacidades logísticas y tácticas, la diversidad de sus armamentos y sus
capacidades industriales, le asigna a Colombia el sitial 40° a nivel mundial y
el 5°, por detrás de Brasil, Méjico, Argentina y Perú, a nivel de los países de
la América Latina. Siendo necesario resaltar que su gasto militar (12.145
millones de dólares estadounidenses, en 2016), es sólo superado por el de
Brasil (USA $ 24.500 millones), que es un país que tiene varios años seguidos
incrementando su gasto militar y más de 3 veces superior al gasto militar de
Venezuela, que ocupa el 6° lugar a escala latinoamericana y el 41° a escala
global.
Sin embargo, en lo que supera ampliamente Colombia al resto
de las naciones de la región es en su número de efectivos de tropa, que alcanza
a 507.000 (445.000 activos y 62.000 de reserva) y ello sin contar las decenas
de miles de efectivos del paramilitarismo, que sigue casi tan estrechamente
ligado al ejército colombiano como en aquella época en la que teniendo el
ejército colombiano 5 Divisiones (en la actualidad cuenta con más de 10), las
Autodefensas Unidas de Colombia, el principal grupo paramilitar, eran llamadas
la “Sexta División” del ejército (3).
Este desmesurado gasto armamentista, absolutamente inútil
por lo demás en atención a los ínfimos logros alcanzados en relación a sus
pretendidos objetivos: el control de la insurgencia izquierdista y de la
delincuencia organizada, tiene como correlato una pérdida de soberanía del
estado colombiano en favor del imperio, derivada fundamentalmente de la
suscripción de los siguientes acuerdos:
• El
bautizado con el pomposo y engañoso título en castellano de “Plan para la paz,
la prosperidad y el fortalecimiento del estado colombiano”, conocido
coloquialmente como “Plan Colombia”, que no es más que una ley estadounidense
impuesta a Colombia sin consulta alguna con su pueblo, en virtud del acuerdo
firmado a finales de 1999 por los presidentes Andrés Pastrana y Bill Clinton,
una de cuyas mayores falacias es el hecho de no estar circunscrito a Colombia,
como su nombre lo sugiere y ha sido señalado por el gobierno, ya que las
políticas que entraña y las consecuencias de su aplicación trascienden
extraordinariamente las fronteras territoriales, políticas, sociales y
culturales del vecino país (4).
• El
“Acuerdo Complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y
Seguridad”, suscrito entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, firmado
el 30 de octubre de 2009 y publicado en la tarde del 2 de noviembre, del mismo
año, que equivale a una anexión de Colombia a Estados Unidos, al poner en manos
de los gringos no sólo sus principales bases militares, sino también los
aeropuertos civiles y cualquier otra instalación que pueda ser útil a las
fuerzas de la OTAN. Acuerdo que adicionalmente contempla, como si lo anterior
fuera poca cosa, la cesión sin restricciones del espectro radioeléctrico
colombiano (5), pero que habiendo sido declarado inexequible (que no se puede
hacer, conseguir o llevar a efecto) por la Corte Constitucional de Colombia, ha
sido sumisamente aplicado por Álvaro Uribe Vélez, quien lo firmó con Barack
Obama y por su sucesor J. M. Santos.
También han contribuido a incrementar este ya desmesurado
gasto militar algunos hechos tales como: la suscripción, el pasado 23 de
diciembre, de un acuerdo de cooperación militar con la Organización del Tratado
del Atlántico Norte (OTAN), solicitado desde hace muchos años por Santos (6),
que necesariamente debe llevar aparejada una actualización de los sistemas de
armas para adecuarlos a los estándares de esa funesta organización; y el afán
desmedido del gobierno colombiano de agradar al imperio y sus aliados de la
OTAN, participando en cuanto ejercicio
militar sea propuesto por ellos.
Como evidencia irrefutable del último de los hechos
señalados podemos mencionar la participación de las fuerzas militares
colombianas en los siguientes eventos realizados durante los últimos cuatro
meses, o pendientes aún de ser celebrados durante el presente año (7): los
ejercicios militares "Tradewinds 2017" (Vientos Alisios 2017), bajo
la dirección del Comando Sur de los Estados Unidos, en aguas del Caribe
sur-oriental, en Barbados (06 al 12 de junio) y en Trinidad (13 al 17 de
junio); las maniobras aéreas conjuntas Colombia-Estados Unidos (Base Aérea de
Palanquero, Colombia, 15, 16 y 17 de julio); las maniobras navales UNITAS
LVIII-Fases del Pacífico y Anfibia, (costas del Perú, del 13 al 26 de julio);
el ejercicio internacional “Mobility Guardian”, (Seattle, USA, del 29 de julio
al 12 de agosto); los ejercicios militares AmazonLog (Tabatinga, Brasil, entre
el 6 y el 13 de noviembre); y las maniobras navales UNITAS LVIII-Fase del
Atlántico, a celebrarse en sitio y fecha que no hemos podido precisar aún.
Si el gobierno colombiano no reconoce que Colombia tenga
ningún enemigo exterior como si lo tiene Venezuela, que ha sido amenazada de
una intervención militar directa por el presidente Trump; si ya ha firmado y
materializado los acuerdos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC); y si ya tiene bastante adelantado unos acuerdos de paz con el
Ejército de Liberación Nacional (ELN), que pondrían fin a la insurgencia de
izquierda, entonces, ¿por qué insiste en aumentar cada vez más el apresto
operacional de sus fuerzas armadas?
Para nosotros, así como para quienes ya conozcan aquella
frase lapidaria del senador Paul Coverdell, ponente del “Plan Colombia”, que
sentenciaba:"Para controlar a Venezuela (se entiende que para apropiarse
de sus ingentes recursos naturales de carácter estratégico) es indispensable
ocupar militarmente a Colombia", la respuesta a esta interrogante está
absolutamente clara, no pudiendo ser otra que para intentar invadir a Venezuela
tan pronto como así le sea ordenado por el amo imperial.
Incursionar militarmente en Venezuela en procura de sus
riquezas y de su fácil acceso al mar Caribe es un viejo anhelo de las
oligarquías colombianas, reivindicado no hace mucho tiempo por uno de sus
máximos voceros, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, cuando señalaba
impúdicamente, durante una conferencia dictada en una universidad colombiana,
que “le había faltado tiempo para intervenir militarmente en Venezuela” (8).
Para aquellos que todavía alberguen dudas sobre las razones
por las cuales el gobierno colombiano no sólo es que no disminuye el tamaño de
su ejército estando a punto de lograr la paz interior, sino por el contrario se
empeña en aumentar su presupuesto de gastos militares, presentaremos a
continuación algunos juicios de personas ampliamente conocedoras de la materia,
que confiamos plenamente que podrán convencerle de la veracidad de nuestro
planteamiento:
• Mary Beth
Long, Ex subsecretaria de Defensa de los Estados Unidos, con experiencia de
trabajo en la CIA, la NSA y el Departamento de Estado, en el seno de una “mesa
de expertos “convocada por el entonces ministro de defensa colombiano Juan
Carlos Pinzón, en ocasión de la inminente firma de los acuerdos de paz con las
FARC. En esa oportunidad decía la reconocida experta, palabras más, palabras
menos, que el ejército colombiano, una vez desmovilizadas las FARC, debía
preparase para enfrentar a Venezuela (4).
• Rodrigo
Londoño Echeverri (a) Timochenko, ex jefe militar de las FARC, quien tratando
de entender el verdadero alcance del acuerdo de cooperación militar firmado con
la OTAN, decía que esa organización buscaba con dicho acuerdo el conducir a las
tropas colombianas a combatir en lugares lejanos del mundo para asegurar las ganancias
de los grandes consorcios internacionales que deciden ocupaciones militares de
otras naciones con cualquier pretexto (9). Y decimos nosotros, ¿por qué habrían
de ir más lejos si tienen tan cerca a Venezuela?
• Juan
Carlos Tanus, vocero de la organización “Colombianas y Colombianos en
Venezuela” y uno de los más de 6 millones de ciudadanos de ese vecino país que
viven desde hace años entre nosotros, entrevistado recientemente por Walter
Martínez en su programa Dossier (10), quien al ratificar junto al entrevistador
que “Colombia es la estrategia de los Estados Unidos contra Venezuela”,
señalaba hechos tan importantes como los siguientes: que el gobierno colombiano
se propone incrementar el presupuesto militar del año 2018 en 8 puntos
porcentuales, así como que el ejército colombiano está tomando posiciones a lo
largo de la frontera con Venezuela, habiendo destacado ya: 14 batallones
(alrededor de 14.000 efectivos) en la frontera con el estado Zulia, 9
batallones en la frontera con el estado Táchira y 8 batallones en la frontera
con Apure. Siendo importante destacar
también que en la misma oportunidad, este compatriota de la Patria Grande,
dando por inminente una intervención militar de Colombia en Venezuela expresaba
su inquietud porque la visita del Papa Francisco a su país, concluida el día
anterior, “no hubiese sido un ingrediente para tomar decisiones de carácter
militar en relación a Venezuela”.
Para finalizar, considero necesario reiterar que Venezuela
es y pretende seguir siendo un país de paz, pero que no por ello ni los Estados
Unidos ni Colombia deben olvidar que somos los causahabientes directos de
aquellos llaneros mal apertrechados que atravesaron las altas cumbres de la
cordillera de Los Andes al mando de Simón Bolívar, para expulsar de sus tierras
al imperio español y que no pararon hasta expulsarlo también del Alto Perú,
para fundar la amada república de Bolivia.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!
(1)
https://datos.bancomundial.org/indicador/MS.MIL.XPND.GD.ZS?locations=AR
(2)
https://actualidad.rt.com/actualidad/242836-ejercitos-poderosos-america-latina
(3)https://books.google.co.ve/books?id=wvrQnLhbrU0C&pg=PA18&lpg=PA18&dq=%C2%BFEran +los+paramilitares+la+Vi+Divisi%C3%B3n+del+Ej%C3%A9rcito+de+Colombia? source=bl&ots=avEJ3VlcBV&sig=96OfuGOI76m7On0iM4hcDUu4aJQ&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiCp-eoj6jWAhVkMJoKHfv8BvEQ6AEIODAD#v=onepage&q=%C2%BFEran%20los%20paramilitares%20la%20Vi%20Divisi%C3%B3n%20del%20Ej%C3%A9rcito%20de%20Colombia%3F&f=false
(4)
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=199053
(5)
http://www.granma.cu/granmad/secciones/ref-fidel/art175.html
(6) http://www.resumenlatinoamericano.org/2016/12/26/colombia-santos-anuncio-entrada-a-la-otan-venezuela-senala-que-asi-se-vulnera-la-zona-de-paz/
(7)
http://www.alainet.org/es/articulo/187508
(8)
http://www.correodelorinoco.gob.ve/alvaro-uribe-admite-que-le-falto-tiempo-para-intervenir-militarmente-a-venezuela/
(9) http://www.clarindecolombia.info/index.php?option=com_content&view=article&id=3420:colombia-se-esta-consolidando-como-el-israel-de-la-america-del-sur&catid=8&Itemid=110
(10)
https://www.youtube.com/watch?v=_hHL2jw9Gwc
celippor@gmail.com
0 comentarios:
Publicar un comentario