Por Rodrigo González:
La “opción militar” manifestada por el Presidente de EE.UU,
Donald Trump, en su vocación neocolonial, para elevar la violencia contra los
pueblos de nuestra américa y el Caribe; amenaza con invadir la hermana
República Bolivariana de Venezuela y avanzar en su sostenido plan injerencista
por parte del Imperio Norteamericano, a través del Comando Sur, la CIA y el
beneplácito de aliados como Luis Almagro de la Organización de Estados
Americanos (OEA).
La derecha fascista internacional, hace sonar tambores de
guerra una vez más, como ya ocurrió con 40.000 bombas en Libia, en Irak con el
verso de las armas de destrucción masiva, sumado a las terribles
masacres mercenarias en Siria, Afganistán entre otras intervenciones
guerreristas en el mundo, sembrando a su paso muerte y devastación destruyendo
pueblos hermanos con millones de desplazados de naciones agredidas por parte
del Imperio más salvaje y poderoso del mundo.
En su locura de intervención militar-imperial, la nueva
administración Norteamericana encabezada por el Presidente Donald Trump, se
manifestó coincidentemente en tiempo en virtud del fracaso de las burguesías y
oligarquías locales de Venezuela con apoyo extranjero claro, donde depositaban
su financiamiento hasta tanto se establezca un gobierno paralelo o con apoyo a
las intentonas terroristas para tomar el Palacio de Miraflores por oposición
violenta, con grupos de choque, paramilitares y mercenarios y así acabar con el
Proceso de la Revolución Bolivariana y el Gobierno legítimamente constituido
del Presidente Nicolás Maduro en la hermana Patria de Bolívar, Zamora y el
Comandante Chávez.
Esta escalada intervencionista se justifica frente a los
diversos factores antidemocráticos y la derecha fascista internacional y a una
“oposición” que fue nuevamente derrotada en la elección de la Asamblea Nacional
Constituyente este 30 de julio de 2017, mediante el sufragio universal y a la
vez ratificando un horizonte que como en el año 1999 con la Constitución
Bolivariana y también con en el “Plan de la Patria” ratificare en democracia
participativa y protagónica, ganada por la Revolución Bolivariana con más de 8
millones de votos de Venezolanos y Venezolanas en de la búsqueda de la Paz, el
diálogo soberano, de respeto mutuo, sin injerencia en asuntos internos en
nuestra Patria Grande Latinoamericana con derecho a desarrollar con dignidad y
con orgullo modelos propios de desarrollo
económico, político, social; contra el salvajismo inhumano del
capitalismo imperialista.
En el marco de la Carta de las Naciones unidas, el derecho
internacional, el respeto a la autodeterminación de los pueblos el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) afirmó: “la situación de Venezuela no
representa una amenaza para la paz y la seguridad internacional”.
Por otra parte y en virtud de las diversas sanciones
internacionales impuestas, el relator especial de Naciones Unidas mencionó “que
las medidas coercitivas unilaterales no debe en ningún momento ser utilizados
como instrumento de política exterior, y que la vía que se debe establecer ante
cualquier diferencia es sin duda el diálogo “Ningún estado puede aplicar o
fomentar el uso de medidas económicas, políticas o de cualquier otra índole
para coaccionar a otro estado a fin de lograr que subordine el ejercicio de sus
derechos soberanos u obtener de él ventajas de cualquier orden”.
Como ha ocurrido en la historia con el Plan Cóndor,
nuevamente sobrevuelan las águilas del Imperio en el cono sur, contra Venezuela
tiene el aval de Macri en Argentina,
Temer en Brasil o Cartes en Paraguay (La nueva Triple Alianza) Uruguay, Almagro
en la OEA incluso para justificar todo método ilegal, improcedente y
antidemocrático de expulsión del MERCOSUR.
Tristes sus beneplácitos de nueva tecnología militar, manchadas de
sangre del Pueblo como en toda guerra
junto a la persecución, tortura, desaparición y encarcelamiento de quien
se oponga aunque sea por la Paz en Colombia y a acuerdos alcanzados, nunca
respetados. Bases militares en todo el continente incluido Malvinas,
operaciones militares en el cono sur, la triple frontera o el norte Argentino
en una coordinadora represiva de los golpes de estado en Honduras, Paraguay, la
intervención militar en Haití o intentos de magnicidio.
Reivindicamos la dimensión de la patria grande
latinoamericana, como necesaria y clara respuesta a las históricas acciones de
escisión y fragmentación de los sucesivos coloniajes españoles, portuguesa,
inglés y norteamericano.
Un Camarada escritor, luchador Argentino Marco Teruggi decía:
“Mapa de la derrota
opositora en Venezuela”:
“Pasó lo que les suele pasar: se equivocaron en sus
análisis. Sobreestimaron la fuerza propia, subestimaron al Chavismo, leyeron de
manera errada el estado de ánimo de las masas, calcularon mal las coordenadas
del campo de batalla. Y en las batallas las responsabilidades son colectivas,
pero diferenciadas: el peso mayor recae sobre los generales – así lo enseña,
entre otros, el libro La extraña derrota, de Marc Bloch-. Porque hubo una
derrota, táctica en el marco de un equilibrio inestable prolongado, pero
derrota al fin, y eso trae cambios, facturas, desbandadas y cambios de
posiciones”
Esta nueva amenaza de los EEUU a nuestra Zona de Paz,
(declarada así y ratificada por los 33 estados miembros de la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC))
Encontrará en los Pueblos la defensa de nuestra naturaleza y
de la humanidad junto a miles de millones de personas, cooperativistas,
mujeres, jóvenes, obreros, campesinos,
indígenas que luchan contra del
poder mundial y sus propósitos en favor de más ganancia, en un escenario de crisis
capitalista mundial, pueda convertirse en otro “Playa Girón”
Los pueblos somos conscientes de la construcción del momento
político en nuestra Patria Grande Latinoamericana y que requieren de los más
altos valores militantes y también los más hermosos; como el internacionalismo
en esta lucha de liberación, construyendo poder popular, hacia la construcción
de una sociedad sin explotadores ni explotados: Una sociedad y una Patria
Latinoamericana y Socialista!
Decía El Libertador Simón Bolívar: “No envainaré jamás la
espada mientras la libertad de mi Patria no esté completamente asegurada”.
El Informador-Órgano de Comunicación del Movimiento de
Ocupantes e Inquilinos MOI
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