Por Humberto Trompis Valles:
El advenimiento de la revolución rusa en 1917 destapó un
mundo de esperanzas de redención social para todos los oprimidos y explotados
del mundo. Por primera vez en la historia, el capitalismo con sus seiscientos
años de existencia era retado por una nueva forma de organización social de la
colectividad humana. Después de transcurridos setenta y dos años de aquella
vivencia histórica, ese hermoso sueño de redención libertaria caía abatido por
sus propias contracciones internas. La burguesía mundial experimentó un orgasmo
permanente y decretó a través de sus intelectuales orgánicos, el fin de la historia y la supremacía Ad eternum del
capitalismo imperialista, ahora denominado “globalización”.
La enorme desesperanza ocasionada por la caída del primer
experimento socialista en las masas desposeídas de Latinoamérica, comenzó
disiparse una década después con la
llegada de los llamados gobiernos progresistas, a la cabeza de los cuales
destacaron la revolución bolivariana y el gobierno de Evo Morales. Se abrió en
esta continente una nueva época de redención social, que poco a poco se fue
atenuando en la medida que estos gobiernos llegaron a un techo histórico, pues,
no se propusieron ir más allá de los límites del régimen del capital. En este
nuevo ciclo las leyes de la acumulación de capital siguieron vigentes y la
explotación del hombre permaneció intacta, aunque los niveles de pobreza
crítica se redujeron por la política asistencial de los gobiernos precitados.
El desencanto de las masas explotadas con este techo se convirtió en un castigo
electoral lapidario, que ha puesto
contra la pared a estos gobiernos y ha envalentonado a las oligarquías
regionales que intentan una reedición
de las políticas neoliberales.
El derrumbe del socialismo real y el reflujo del progresismo
latinoamericano están exigiendo de manera urgente una explicación, a fin de
orientar científicamente el proceso de luchas de clases que cada vez se vuelve
más sangriento en estos linderos.
En atención a que los viudos del marxismo-leninismo
(políticos y académicos) no se han
tomado la molestia de interpelar la caída del socialismo real, y dada su vara
alta en los gobiernos progresistas, intentaremos desde Marx acercarnos a una interpretación de las posibles
determinaciones que aclaran la enorme frustración histórica de las
clases trabajadoras del planeta, ocasionada por los fenómenos históricos en
comento. Por consiguiente, nos aproximaremos a la hipótesis
que explica la caída del socialismo real y los limites de los gobiernos
progresistas latinoamericanos, debido a que estuvieron divorciados de las
grandes contribuciones económicas y políticas de Marx y Engels. El
marxismo-leninismo de espaldas a Marx, fue el edificio teórico que ideologizó
el modo de producción soviético y lo envió al basurero de la historia. Los
principales fundamentos anti marxianos del credo elaborado por la burocracita
estalinista fueron entre otros:
1.- La dictadura del proletariado enunciada por Marx
–dictadura de la clase trabajadora-, fue transformada por Lenin en una
dictadura de partido único. Para el máximo líder de la revolución rusa, la
clase obrera por sí misma no podía llegar a tener una conciencia socialista,
por lo que dicha clase necesitaba un empujón desde afuera, dado por
revolucionarios profesionales concretados en un
partido político, gran timonel de la clase obrera.
2.-La apropiación de los medios de producción por parte de
la clase obrera, expresión fundamental de las nuevas relaciones de producción
anticapitalista de neta raigambre marxiana, el leninismo la trastocó en
estatización de los medios de producción; con lo que el proletariado ruso
siguió siendo asalariado explotado ahora por los burócratas del partido,
gerentes de las nuevas relaciones de propiedad bastante próximas a un
capitalismo de estado. Por esta razón, la caída del socialismo soviético no
originó ni una lagrima en las clases trabajadoras de la URSS. Ese no era su
proyecto.
3.-La división social del trabajo y su expresión jerárquica
fueron atornilladas por la nueva nomenclatura del partido comunista ruso. La
clase obrera quedó excluida de las grandes decisiones tomadas al interior de las empresas
estatizadas. Tanto Lenin como Trotski fueron los sepultureros de los soviets o
consejos de obreros. Este fundamento leninista desconoció una de las grandes
aportaciones de Marx a la teoría de la historia: la división social del trabajo fue el útero
que engendro la propiedad privada de los
medios de producción y creó las condiciones para la emergencia del régimen del
capital, desde la época neolítica. Con
la división del trabajo santificada por la burocracia del PCUS, el regreso del
capitalismo de propiedad privada estaba garantizado.
En cuanto a los límites del progresismo latinoamericano,
podemos afirmar que su empantanamiento político obedece a que ha estado muy
lejos de Marx, pero al mismo tiempo, muy cerca de la Segunda Internacional de Trabajadores
(Berstein) y del marxismo-leninismo. Los fundamentos anti marxianos que
explican su actual proceso de mengua los encontramos en lo siguiente:
1.-Aceptación del credo que sostiene el rol fundamental de
la burguesía en el proceso de desarrollo de las fuerzas productivas. En
consecuencia, la transición al socialismo debía necesariamente pasar por una etapa de revolución
democrático-burguesa. Aquí se olvidó que el Marx de la madurez se mostró
partidario de que países atrasados pre capitalista como la Rusia de los
Romanov, podía pasa al socialismo
evitando las crueldades del capitalismo.
2.-El progresismo olvido de que el capital no tiene patria.
La burguesía siempre preferirá negociar la soberanía de sus estados con el fin
de retener la bolsa. La idea de que existen empresarios patriotas son sueños de
virgen loca. La lucha de clases alcance dimensiones colosales en el capitalismo
y sólo terminará cuando las fuerzas del trabajo derroten a las del capital. En
este orden de ideas, el papel del capital privado en la transición al
socialismo es una tarea teórica pendiente que debe concretarse afincada en
Marx-, a la brevedad posible, a fin de desempantanar al progresismo político de
este tempo histórico.
3.-El progresismo latinoamericano emergió como producto de
las ruindades sociales del neoliberalismo y de la reprimerización (auge de los
commodities) de las economías de
este subcontinente. El caso venezolano
resulta ejemplar en esta perspectiva. Sin embargo, a pesar de que la
exportación de naturaleza ha sido la base material de nuestras economías desde
el siglo XIX, la teoría económica con la que se pretendió explicar dicho
proceso, fue de base neoclásica, o sea, desde la visión del capital. Los
analistas, permeados por el marxismo-leninismo fueron incapaces de dilucidad
teóricamente la sustantividad de la producción primaria latinoamericana. En
relación al petróleo venezolano, pensadores comunistas intentaron una
explicación de este fenómeno, asumiendo el nacionalísimo, pero totalmente divorciados del pensamiento
marxiano. Hasta la séptima década del pasado siglo, los pensadores leninistas
criollos no habían podido descifrar la categoría para identificar el ingreso
que generaba el petróleo; en otras palabras, no habían estudiado la obra magna
de Marx. Esa categoría es RENTA DE LA TIERRA, a la que Marx dedicó miles de
páginas en sus escritos. Dar la espalda a esta categoría que fue engendrada por el pensamiento clásico
burgués y perfeccionada por Marx, pone a los dirigente políticos del
progresismo en precarias condiciones, a
la hora de negociar con las transnacionales
de las materia primas. La esperanza socialista de Latinoamérica debe afincarse
en la explotación de la naturaleza durante un largo periodo, por lo que la
economía política del suelo y del subsuelo debe estar marxianamente
fundamentada.
4.-Todas esas falencias del progresismo nuestro americano,
derivan en gran parte de la sujeción del izquierdismo a los manuales de Moscú.
Esta dependencia ha sido uno de los grandes favores del marxismo-leninismo a la
perpetuación del capital a nivel planetario. Fue esta la manera como la
burocracia estalinista invisibilizó el pensamiento marxiano por temor a ser develada como una
nueva clase explotadora. Han sido generaciones de comunistas ligados a los
dictados de la Tercera Internacional liderada por el PCUS, los que se olvidaron
de leer a Marx y terminaron por darle carta de ciudadanía a esa baratura
teórica llamada marxismo-leninismo. Lo más grave es que últimamente, académicos
y políticos ligados a esta agonizante corriente idiopolitica, siguen en su afán
de invisibilizar a Marx, acusando de gigolós a todos aquellos pensadores que se
han propuesto divulgar el pensamiento marxiano en las clases trabajadores del
presente tiempo histórico. En tal sentido, analistas marxianos como Enrique
Dussel, Néstor Kohan, David Harvey y
Ludovico Silva, entre otros, aparecen
como vividores de la obra de Marx. El tufo derechista de esta acusación, ligado
al Comando Sur-USA es incuestionable, pues, se hace envuelta en la defensa de
los derechos humanos.
Para los trabajadores venezolanos del presente, testigos de
esa jugada constituyente maestra de
nuestro presidente obrero, el estudio de la obra del dúo Marx-Engels, resulta
inaplazable, pues, será a partir de allí que se dé inicio a la construcción de
la teoría de la transición al socialismo que bastante falta está haciendo a la
revolución bolivariana. Sean bienvenidos todos aquellos pensadores que dediquen
su existencia a divulgar la obra de los creadores del pensamiento crítico
anticapitalista; el cambio epocal espera por Uds.
Vivan CHAVEZ, MARX, MARIATEGUI Y EL CHE
htrompizvalles@gmail.com
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