Por Jorge Aniceto Molinari:
El avance de la ciencia nos asombra, en contra partida la
organización social, política, empresarial del tema nos preocupa y sentimos,
que como en el conjunto de la organización humana existe una profunda crisis
también irreversible para este modo que predomina, de organizar la economía y
en que a pesar de la incidencia de enormes procesos revolucionarios la salud
está inmersa.
Hoy existen condiciones materiales como para llevar
digitalmente las historias clínicas de todos los que habitamos el planeta
tierra, pero además por si esto fuera poco, los avances que se han desarrollado
en materia de detectar la posibilidad de afecciones para cada ser humano y el
tamaño de su costo en relación con el conjunto de la economía no deja de
asombrarnos. Ya no son necesarios
exámenes que por su erogación eran patrimonio de un sector privilegiado de la
sociedad, y sin los cuales le era imposible a los médicos diagnosticar
correctamente. Nos atrevemos a decir que la inmensa mayoría de los costosísimos
exámenes en corto plazo serán cosa del pasado.
También sabemos que esta circunstancia pone en jaque a la
parte de la organización empresarial que hace de la salud un negocio y la
vincula con toda la organización empresarial que para el conjunto de la
actividad económica existe en el mundo.
¿Entonces por dónde empezar para que esto que hoy es una
traba se transforme en algo que beneficie a todos?
Un viejo amigo, algunos años mayor que yo, me lo resumió en
una frase de aplicación directa para el Uruguay, gobernado además por un
prestigioso médico: “se debe hacer lo mismo en esto de lo que se hizo con las
ceibalitas”, el tema me entusiasmó, pues si nuestro país en este terreno puede
dar una señal en el mismo sentido de lo que han sido las ceibalitas, con
seguridad de que habremos podido aportar un importante granito de arena para el
avance del mundo. No es sencillo, pero el desafío es apasionante.
Abundemos, a fines del 2012, en oportunidad de representar
con el Consejero Gualberto De León, en Lima, en un congreso de la Asociación
Internacional de la Seguridad Social (AISS), a la Caja Bancaria de nuestro
país, fuimos partícipes de una disertación del Dr. Ruben Torres, argentino,
consultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) quien había colaborado
directamente con la Dra. María Julia Muñoz, el Dr. Miguel Fernández Galeano y
el Cr. Daniel Olesker en desarrollar el nuevo sistema nacional de salud integrado,
implantado en el Uruguay. Tuvimos entonces la oportunidad de expresar el avance
que ello había significado pero a la vez nuestra preocupación porque en las
actuales circunstancias el costo para el Presupuesto General de la Nación se
hacía cada vez más oneroso, en la medida de que las prácticas médicas que se
aplicaban, así como la industria de los medicamentos y los instrumentales
médicos inducían a ello.
El Dr. Torres a la vez que elogió el ejemplo uruguayo y lo
destacó en este evento nos hizo .partícipe de la misma preocupación así como de
la necesidad de abrir el debate sobre el mismo.
En el Uruguay se ha venido dando un proceso de cierre de
servicios médicos dirigidos a núcleos determinados de funcionarios, (Ancap,
BHU), producto de lo anterior y de que hoy la atención médica requiere de
servicios que ninguna institución, con objetivos específicos, tendría
posibilidades propias de presupuestar, lo que en los hechos genera un debate
sobre pérdidas de beneficios y privilegios que no solo son inconducentes sino que no van al meollo del asunto, pero con
el inconveniente no menor de que en la filosofía que se aplica actualmente lo
general va en desmedro de lo particular.
Debemos decir además que
existen desniveles de ingresos y de asistencia, que una salud aplicada
al viejo estilo inexorablemente acentúa y la hacen a la larga presupuestalmente
inviable.
Nos preocupa además que los actores tomen posiciones cada
cual defendiendo su chacra sin comprender la gravedad del problema y la
necesidad de encontrar una salida de progreso colectivo, que en este caso el
avance de la tecnología se va a encargar de dar en la medida que la sociedad,
sus autoridades y sus organizaciones la asuman.
Otro capítulo de enorme importancia en el tema, y que no
pocas veces se ha planteado, es el de la libertad individual ante conductas que
deben ser asumidas colectivamente, como lo es un examen completo de la
situación sanitaria de cada uno.
La libertad individual hoy debe ser defendida en un marco de
organización social democrática que permita a cada quién disponer de la
información para hacer mejores sus condiciones su vida y hacer con ella lo que
considere más conveniente y con buena capacidad social de asesoramiento. Porque
además frente al individuo que supuestamente no quiere conocer su verdad
sanitaria, está la de los grandes conglomerados empresariales que la disponen
para todo aquello que es su negocio, y vaya si es una traba para la salud
pública, pues van a la atención del hecho consumado y no de la prevención.
Por último y por ahora, abordemos también el Sistema
Nacional de Cuidados, el éxito y el costo de este proyecto muy importante del
Gobierno, está muy relacionado con esto que estamos exponiendo, en que cada una
de las personas asistidas pueda contar con esta información, para el mejor
desarrollo del conjunto del proyecto. Una cosa es presupuestar sabiendo lo que
se atiende y una muy otra, atender los hechos consumados. Es una conducta a
cambiar, para la cual se necesita también voluntad política.-
sipagola@adinet.com.uy
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