Por Manuel Humberto Restrepo Domínguez
En el Centro Andino al Norte de la ciudad, una bomba produjo
un estruendo de terror que sin explicar nada dejo una huella de muertos y
heridos inocentes y de paso recordó que la barbarie está viva. Al Sur de la
misma ciudad un día después, una granada despertó el silencio y dejo 7 heridos,
anónimos. Los dos hechos de terror llaman a profundizar la democracia como
antídoto y a responder con políticas efectivas de paz y a desarmar sin
excepción a todas las personas, grupos, parches, pandillas que tengan armas,
que comerciantes, ganaderos, terratenientes, transportadores y hasta
funcionarios, portan con permiso legal con la excusa es hacer valer la legitima
defensa por su seguridad personal y la de sus bienes.
Otros portan y usan armas de manera ilegal para atacar,
hacer valer su voluntad o imponer su inhumana manera de convivir. Las armas legales son distribuidas por el
Ministerio de Defensa encargado de garantizarle al estado el monopolio de la
fuerza y las ilegales distribuidas por comerciantes del mercado negro y
compradas con la misma excusa y de paso imponer una patética e inhumana manera
de vivir entre intimidación y amenazas que hace del delito una actividad
sostenida con la debilidad del estado también amenazado y penetrado por las
mafias y el espíritu mafioso.
Los dos hechos de terror, uno el sábado en el Norte anuncia
una tragedia para el país, el otro el domingo en el Sur, deja una tragedia para
el barrio y unas pocas familias. Los dos hechos son condenables, abominables y
los rechaza la sociedad comprometida con la paz y la reconciliación, cansada
del se odio y de los continuos llamados a cerrar con dolor y sangre sus
conflictos. Los dos hechos humanamente tienen características similares, que la
política y la estructura elitista del poder se encarga de separar, de marcar
diferencias. Los medios los presentan con indicadores de reproducción del morbo
y ocultan la real y más grande tragedia colectiva que es la desigualdad que
permite ver en una misma calle del Norte al automóvil Ferrari o Lamborghini más
codiciado o la prenda más costosa del mercado, junto a imitaciones de relojes
rolex, ventas callejeras y niños desnutridos mendigando.
El Sur apenas si existe, la retina común lo anuncia como un
borde de lomas con casas apiñadas y gentes peligrosas. El centro Andino, en
cambio, es el corazón de la llamada zona Rosa donde la clase media va de una
vitrina a otra, de un bar a un wok. La zona incluye la posibilidad de que lo
que allí ocurra saldrá en televisión, hace un par de años una balacera entre
esmeralderos fue noticia y hace un año se supo que se habían robado la
bicicleta de Carlos Vives. Allí están
los almacenes de don Amancio Ortega el más rico del mundo, el de Zara, Massimo
Dutti y Stradivarius, también famosos en Paris, Madrid y Londres y están los
mejores escaparates de la moda y del diseño, es lugar de encuentro, de rumba y
restaurantes.
El estruendo de terror es parte de una mentalidad de
ultraderecha que se niega a hacerle el duelo a la guerra y al horror y sabe que
para el norte un estruendo estremece y en el sur adormece. En el Norte en solo
minutos había 14 ambulancias, 2 carros de bomberos, el alcalde y sus
secretarios y el presidente un par de horas después, las cámaras de grandes
medios y las voces de congresistas. En minutos daban los nombres de tres
mujeres jóvenes asesinadas, una de ellas francesa. El gobierno ofreció una
recompensa de 35000 dólares por información útil, compensaciones de 6000
dólares por vida perdida y conmino a los centros de salud a atender sin
objeción a las otras víctimas. Sobre el hecho letal el gobierno baraja tres
hipótesis que no anuncia.
Del otro lado, de la zona sur, se supo de la granada pero no
hubo hipótesis, el estruendo ocurrió en una esquina de barrio no vino ninguna
autoridad, ni congresistas, ni presidencia, ni trinaron los twitter rechazando
la tragedia y el oficial fue enfático en señalar cerrando el caso, que fue un
ajuste de cuentas que dejo unos heridos..
En todo caso el
presidente nobel tiene ahora la posibilidad, la gran oportunidad de tramitar
con urgencia del fast-track, el desarme inmediato del país entero, crear un
espíritu abolicionista de todas las armas en manos de particulares como
garantía para avanzar en democracia.
P.D. Lo que ocurre en la pequeña escala de la ciudad, igual
ocurre en la escala planetaria, norte y sur delintan conceptos, prácticas y
ponen al descubierto las grandes diferencias.
mrestrepo33@hotmail.com
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