Por Omar Rafael García Lazo
Contra Venezuela se ha desarrollado una intensa campaña
mediática que se esfuerza por posicionar la matriz de “gobierno represor”, con
la cual intentan aislar política y diplomáticamente al gobierno de Nicolás
Maduro y crear un consenso regional y global que justifique acciones más
agresivas contra la Revolución Bolivariana.
Los pilares argumentativos de esta matriz mediática, una
entre las tantas que se están utilizando y que alimentan el expediente
anti-venezolano, son fundamentalmente dos: las manifestaciones son pacíficas; y
el Gobierno usa de manera desproporcionada la fuerza contra el pueblo.
Las acciones de los medios de comunicación públicos
venezolanos, así como las colaboraciones y publicaciones de venezolanos
honestos en las redes sociales han permitido mellar el cerco mediático y
trasladar al mundo la otra verdad sobre estas manifestaciones.
El seguimiento continuo de lo que ha venido sucediendo en las
calles venezolanas permite contraponer de forma sintética el actuar de ambos
bandos. De esta forma se busca ayudar a desarticular el entramado de falsedades
y se reconstruyen los argumentos de la tesis derechista sobre el “gobierno
represor”.
A continuación una breve contraposición de los modos de
actuar de cada uno de los actores políticos que hoy se enfrenta en las calles
de Venezuela. Partamos de una pregunta: ¿Es cierta la desproporcionalidad en el
uso de la fuerza por parte del Gobierno de la República Bolivariana de
Venezuela frente a los “manifestantes pacíficos”?
Veamos: 1. Ambos bandos tiene escudos, cascos y máscaras
antigases con sus fuentes estables de suministro.
2. La fuerza pública tiene la orientación de no disparar
proyectiles convencionales ni de goma./ Los “manifestantes” lanzan piedras y
objetos contundentes; disparan perdigones y accionan armas de fuego (cortas y
fusiles). Se ha reportado el uso de francotiradores contra la fuerza pública.
3. La fuerza pública lanza bombas lacrimógenas. Los
“manifestantes” lanzan bombas incendiarias.
4. La fuerza pública lanza agua. Los “manifestantes” lanzan
heces fecales de disímiles procedencia.
5. La fuerza pública opera de forma disuasiva. Los
“manifestantes” actúan de forma provocativa, agresiva y violenta.
6. La fuerza pública actúa con responsabilidad política y
social. Los “manifestantes” actúan con ira, odio e irresponsabilidad, usando
incluso a niños como escudos humanos y generando terror.
7. La fuerza pública se esfuerza por proteger las
propiedades privada y pública. Los “manifestantes” se ensañan contra la
propiedad, sea pública o privada. (Quema de comercios privados, de oficinas
públicas, autos, camiones cisterna cargados de combustibles y lotes de ómnibus
públicos. Asedio a hospitales, ataques armados a instalaciones del ejército y
la policía, entre otras acciones)
8. La fuerza pública ha hecho arrestos amparados en los
procedimientos legales. Los “manifestantes” han torturado y linchado a
supuestos seguidores del Gobierno.
9. Según fuentes no oficiales y cercanas a la oposición, de
manos de las fuerza se presume han muerto 7 manifestantes con respuesta legal
en curso que incluye el arresto de efectivos de seguridad. Por las acciones de
los manifestantes, ajustándonos a las mismas fuentes, han muerto más de 40
personas. De estos, de forma directa se contabilizan más de 20, la mayoría
chavistas, incluyendo 3 efectivos policiales y de la Guardia Nacional y un
juez. El resto ha sido por la consecuencias de las manifestaciones: saqueos,
accidentes de tránsito, incendios, cierres de vías, barricadas. (La derecha ha
inflado artificialmente la cifra de muertos sumando en sus “partes” a víctimas
por delitos comunes).
Entonces, ¿quiénes son los pacíficos? ¿De qué lado está la
desproporción en el uso de la fuerza y la violencia?
Esta es una verdad que no dirán jamás los grandes medios de
comunicación, que responden a los intereses geopolíticos y geoeconómicos de
EE.UU. Washington aspira a la desestabilización total de Venezuela y al
“linchamiento” del chavismo como fuerza e identidad política. Con ello busca
derribar el más fuerte pilar que sostiene aún el esfuerzo integracionista
latinoamericano. La solidaridad con la Revolución Bolivariana es hoy, más que
un deber, una necesidad.
Analista político internacional
coordinadora@solidaridadvenezuela.org
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