Por Diego Olivera Evia
La realidad mundial muestra una nueva fase de
intervencionismo global, los nuevos efectos del gobierno de Donald Trump, han
llevado a una crisis en Europa, creando una guerra asimétrica en las fronteras
de la Europa Oriental, contra Rusia considerado el enemigo principal, las
fronteras de las antiguas naciones de la ex URSS y los países aliados
socialistas. La capacidad de la actual Rusia, en su autodefensa y el apoyo a
Siria, ha mostrado una nueva forma de confrontación, los posibles efectos de
una guerra en Medio Oriente, puede determinar una confrontación, que se puede
definir en el derribo del avión caza de la aviación Siria, por la aviación del
ejército de EEUU, en una franco violación de la soberanía de esta nación, marco
la amenaza de que Rusia, bajara cualquier avión extranjero, que no sea
autorizado por Siria, ya que solo la cooperación de Rusia, es la autorizada
para derrotar al terrorismo del Estado Islámico y otros grupos
Las consecuencias de una guerra a gran escala en el Medio
Oriente, con los conflictos de Arabia Saudita contra Yemen, muestra una escala
de violencia, de la misma manera la maniobra y aislamiento de Catar, muestran
una nueva fase de una guerra asimétrica de cuarta generación, la
caracterización falsa por Trump de Irán como país terrorista, desnuda el plan
macabro de EEUU y sus socios en la región.
Hoy podemos clasificar como terrorismo el de los Estados
Unidos, como una nación guerrerista e invasora, con millones de muertos en dos
siglos de intervencionismo, la guerra es un negocio para el Complejo Militar
Industrial (CMI), la venta de armas a terroristas, como vehículos militares,
muestran que los muertos para estos grupos terroristas, son solo efectos colaterales
del expansionismo de EEUU y la OTAN, con el apoyo de Arabia Saudita, con Israel
como potencia atómica y otras naciones árabes aliadas a esta guerra militar, en
el control del petróleo y los recursos mineros estratégicos.
América Latina sufre los coletazos del intervencionismo
De la misma manera esta campaña desestabilizadora, se amplía
en Latinoamérica con una nueva guerra asimétrica no convencional, sustentada en
una división regional entre los países de este continente, con presidentes o
dictadores de facto, estos última gracias a golpe de estado por los congresos,
como Brasil, Paraguay, Honduras, el plan Trump de retornar al patio trasero de
este Continente, se amplía con un modelo imperialista, el reciente ataque a la
Cuba revolucionaria y soberana, ha sido aplicada por al magnate de la mentira,
al quitar los avances con la presidencia de Barak Obama, si bien estos eran
parte del intento de penetración de los intereses trasnacionales.
Estos hechos muestras un avance de la denominada política
del Gran Garrote, que fue aplicada a México y los países centroamericanos,
estos hechos mostraron los objetivos trazados por una nación imperialista, que
se mostró claramente en los genocidios de los pueblos autóctonos de esta
región, luego de una guerra secesionista con el Sur, y el triunfo de los
norteños creo, un estado forajido, para invadir a México, con una de sus
guerras inventadas y con un enemigo inferior, marcaron la hegemonía de un
modelo imperialista, basado en la misma doctrina de Israel, de pueblos elegidos
por dios, muestran la verdad del nuevo colonialismo a nivel mundial.
La farsa y la mentira en la OEA desarrolladas por el traidor
y comprado Secretario General Luis Almagro, muestran un nueva fase del
intervencionismo, usando a países forajidos, violadores de derechos humanos,
con tumbas ilegales con miles de muertos, desaparecidos, como son México,
Colombia, Perú, Paraguay, con una política de derechos humanos basados en el
asesinato selectivo, se habla de paz en Colombia y mueren a diario dirigentes
sociales y de derechos humanos, en México se matan a periodistas, seleccionados
por el propio gobierno de Pérez Nieto, el presidente de Colombia Santos, miente
al decir que no hay paramilitares, y las imágenes de estos asesinado y
desplazando a sus ciudadanos, marcan el tercer país de Mundo en inmigrantes con
más de 7 millones.
El ataque en la nueva cumbre de la OEA, marca una nueva
estrategia de EEUU, de comprar a países de Latinoamérica y el Caribe, como la
violencia en Cancún a diplomáticos venezolanos, por terroristas venezolanos,
recuerda a los apoyos a terroristas cubanos con ciudadanía estadounidense,
haciendo atentado y viviendo como burgueses en Miami o Nueva York. La derrota
este 19 de junio, de lograr una mayoría para intervenir en Venezuela, no se
logró pero aún quedan tiempo para buscar otros mecanismos, para avalar acciones
contra el gobierno bolivariano del presidente Nicolás Maduro.
El apoyo a los terroristas de la denominada Mesa de la
Unidad Democrática (MUD), ha generado muerte y violencia para crear una
insurrección popular, la que ha fracasado, contra la policía y los militares,
la que se amplió a ciudadanos inocentes, por solo considerarlos como enemigos,
los armamentos y equipamientos, que son traídos de EEUU, bajo la complicidad
del gobierno de Trump. El uso de un miserable pesetero y mercenario Luis
Almagro, que se burla de la Canciller Rodríguez, muestra la bajeza de un
oportunista de poca monta, que ha creado desde su designación el papel de
destruir la revolución bolivariana, además de ampliar sus acciones divisionista
en la OEA, para servir en bandeja a su nuevo empleador de la CIA, el
comerciante Trump.
Hoy la sociedad humana está bajo una nueva ola terrorista,
en todos los espacios del planeta, solo la unidad de los pueblos y los acuerdos
entre naciones emergente, con capacidad de veto en la ONU como Rusia y China
han mostrado un apoyo a los países tercermundista, ante una agresión global de
un imperio, que no repara en una guerra atómica, como fueron capaces de volar
las torres gemelas en Nueva York, con una auto implosión, matando a decenas de
estadunidenses, como daños colaterales, como mentir sobre armas químicas en
Irak, de la misma manera agredir a Venezuela y Cuba, para controlar al
continente latinoamericano.
diegojolivera@gmail.com
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