Por Percy Francisco Alvarado Godoy
En la era Trump
No sé hasta qué punto fue cosa de mera cortesía, pero lo
cierto es que la sede de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) abrió el 19
de mayo sus puertas a un grupo reducido de viejos contrarrevolucionarios de la
bochornosa Brigada 2506 –derrotada en menos de 72 horas en Playa Girón– y a
otros funcionarios de Miami Dade.
El encuentro fue pactado por el senador Marco Rubio, allí
presente, con el propio Donald Trump, quien instruyó de esta visita al director
de la misma, Mike Pompeo, quien se encargó de halagar a los visitantes.
Aunque todo pareció una jugada mediática de Trump para
lisonjear a la extrema derecha anticubana que le ha brindado total apoyo, la
presencia de los viejos fracasados de Bahía de Cochinos, entre los que se
encontraban José Cancio y Félix Rodríguez Mendigutía, despierta el claro
mensaje del compromiso de la Agencia con la añeja pretensión de derrocar a la
Revolución Cubana.
Otro mensaje indica que esta visita fue un acuerdo de Trump
con Pompeo para disminuir el impacto
mediático de los desacuerdos entre Trump y la CIA, sobre todo cuando el diario The New York Times acaba de
destapar la noticia de que Pompeo se mantuvo pasando información confidencial a
Michael Flynn, ex asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, a pesar de
que el mismo estaba sujeto a investigación por supuestos vínculos con el
embajador ruso en Washington.
Fue simplemente una jugada de concesiones entre partes que
sirvió para afianzar a Marco Rubio en el panorama político USA, aparentar una
distensión dudosa entre Trump y la CIA y, de paso, esperanzar a los viejos
enemigos de Cuba.
percy@enet.cu
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