Por Rómulo Pardo Silva
El lugar fue el canal cable del estado. Dirigido por las
derechas tradicional y nueva. Una rareza que lo hayan invitado dado lo
contrarios que son al chavismo. Los dos bandos se expresaron por supuesto claramente
disparejos. Dos personas –uno vociferante- más el conductor argumentando o
preguntando tendenciosamente contra el gobierno Maduro, más entrevistas cortas
grabadas a personas de esa misma postura, el ministro de relaciones exteriores
chileno, un cantante venezolano, el cuñado de un detenido en Isla Margarita
acusado de porte ilegal de una suma gruesa de dinero.
Al frente una integrante de un grupo de opinión y el
parlamentario. El joven diputado habló de Venezuela cuidando no irritar a la
alianza de derecha reformista en que participa su orgánica. Allí hay políticos
que el año 2002 reconocieron como estado el golpe contra el presidente
constitucional Hugo Chávez. Durante el programa solo una vez mostró fuerza. Fue
para referirse a los crímenes de la dictadura chilena, algo nada comprometedor
el 2016. Para el chavismo atacado mantuvo la calma.
Lo más importante políticamente es que no hizo batalla de
ideas. Se limitó a mostrar datos, hechos puntuales. Nunca dijo que se siente
parte del chavismo en esa lucha.
El método fue la autocensura.
No explicó a los televidentes que Estados Unidos es parte
del plan desestabilizador del gobierno venezolano. No puede ser ajeno dada su
declaración doctrinaria de supremacía mundial.
En 1992, Paul Wolfowitz, declaró: “Nuestro primer objetivo
es prevenir el resurgimiento de un nuevo rival que represente una amenaza
parecida a la planteada anteriormente por la Unión Soviética, tanto en el
territorio de la antigua Unión Soviética como en cualquier otro lugar. Esta es
la base de nuestra nueva estrategia de defensa regional y requiere esfuerzo
nuestro para evitar que una potencia hostil domine una región cuyos recursos,
bajo un control consolidado, serán suficientes para generar energía
global”.[Paul Craig Roberts, HispanTv
Venezuela tiene petróleo y mantiene relaciones con Rusia y
China.
Obama declaró “emergencia nacional” por la “amenaza
extraordinaria” que significa la situación venezolana para Estados Unidos.
Pudo establecer que Álvaro Uribe sujeto a los norteamericanos
por un archivo por narcotráfico admitió que le “faltó tiempo” para intervenir
militarmente a Venezuela.
En ningún momento advirtió que se prepara un golpe contra el
Socialismo siglo XXI y que ha fallado hasta el momento por falta de fuerza. Ni
hizo ver el logro del chavismo al crear apoyo en las ramas militares. Cuando
oyó que no hay derecha en ese país dejó pasar el hecho que el 2002 la
presidencia de tres días la asumió el empresariado. Cuando el conductor hizo una apasionada
defensa de un reportaje del canal en Venezuela hizo silencio sobre la línea
editorial anti venezolana del canal.
Durante la transmisión se puso textos de apoyo en la parte inferior de
la pantalla. Uno decía que los dos ingresos de una familia sumados alcanzan
para nueve días.
El diputado no se refirió a la solidaridad de Chávez con los
países más pobres del Caribe, a su lucha por la integración latinoamericana, a
su firme antiimperialismo y defensa de la soberanía. Tampoco puso en la mesa la
firme conducta popular actual en la calle contra el plan golpista. Notable si
se compara con la débil en Brasil.
Debía relacionar lo de Maduro con los planes contra Correa,
Morales, Dilma. No lo hizo. El diputado actuó dentro de la política de su
partido. Defender cambios de mejoramientos puntuales dentro del capitalismo sin
presentar una visión de país a construir para el futuro.
¿Así quién defiende a Venezuela?
Optar por la socialdemocracia reformista implica límites
voluntarios a la objetividad.
Por un Movimiento para una nueva civilización,
sustentable-solidaria
romulo.pardo@gmail.com
www.malpublicados.blogspot.com
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