miércoles, 24 de marzo de 2021

Historia no contada de Manuel Piñeiro Losada. “BARBARROJA.

 Por José Antonio López Rodríguez  (Tony) (*):

El 12 de marzo se cumplen 23 años de la desaparición física del comandante Manuel Piñeiro Losada, conocido por “Barbarroja” o El Gallego, admirado y querido por sectores democráticos, progresistas y el movimiento revolucionario latinoamericano y caribeño y respetado pero odiado, por los sectores más reaccionarios de la derecha y extrema derecha estadounidense y sus servicios especiales como la CIA y el FBI y las dictaduras militares y sus servicios especiales que apoyada por Estados Unidos gobernaron durante varias décadas en nuestra región.

En un lamentable accidente automovilístico, falleció el 12 de marzo del año 1998, cuando ya se acercaba a su residencia y que él conducía, pues por su gran sentido humano había liberado a su conductor pues la actividad donde asistiría, una recepción en la residencia del embajador mexicano, era cercana a su casa.

Manuel Piñeiro Lozada nació en la provincia de Matanzas, el 14 de marzo de 1933, vino a esta bendita tierra en medio de una fuerte tormenta y vientos huracanados e intensa lluvia, su madre quien no pudo esperar la llegada del comadrón, lo trajo al mundo sobre el mostrador del bar propiedad de la familia y ayudada por su esposo y unas vecinas que habían tenido experiencias pasadas.  Fruto del matrimonio conformado por Serafín y Elisa ambos de origen español, que habían llegado a Cuba en la década de 1910.

Piñeiro procedía de una familia acomodada en su provincia natal, culminó sus estudios de bachillerato en el año de 1952. El 10 de marzo de ese fatídico año, el General Fulgencio Batista, asaltó el poder con un cruento Golpe de Estado y Manolo, como le decían sus compañeros se vinculó a las protestas estudiantiles por lo que se significó frente a los órganos represivo de la dictadura, su mamá preocupada y  a su  insistencia lo  envió en 1953 a estudiar a Estados Unidos, pero no soportó la lejanía de su patria y  regreso en 1955 y se une al movimiento revolucionario 26 de Julio, y por decisión de la Dirección Revolucionaria lo designan  jefe de acción de las Brigadas Juveniles y Estudiantiles de la Provincia de Matanzas.

A su regreso de Estados Unidos donde contrajo matrimonio con Lorna Burdsall, una joven bailarina de danza, quien se amaño muy bien en Cuba y no solo le dio la alegría de darle un hijo, Khalil, sino que jugó un  papel muy decidida y valiente y le acompañó en algunas acciones durante la lucha contra la dictadura, incluyendo en el traslado de unas armas, que tuvo que  guardarla en su casa de la Víbora y luego por no tener mucha confianza donde residían, se fueron a vivir a Miramar, donde  llevaron el pesado armamento, que terminó  en manos de Frank País en Santiago de Cuba y este lo hizo llegar a la Sierra Maestra.

Seleccionado por la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, en 1955 y siguiendo las orientaciones de Antonio “Ñico” López, organizó y estructuró dichas brigadas en toda la provincia de Matanzas y participó personalmente en diferentes acciones en ese periodo y hasta fines de 1956 luego del desembarco del Granma y producto de lo intensamente buscado por el SIM y la policía, la dirección del 26 de julio, decide que se traslade a La Habana, donde cumple diversas misiones entre ellas la recolección de armas para la Sierra Maestra, hasta  que el 10 de julio de 1957 se incorpora  la columna No 1 del Ejército Rebelde, dirigida por Fidel.

En la Sierra Maestra participa en números combates y el 11 de marzo de 1958, parte con la Columna No 6   dirigida por el recién ascendido comandante Raúl Castro, para fundar en la Sierra Cristal, al norte de la provincia de Oriente el II Frente Oriental Frank País. Forma parte de la Comandancia y es designado Inspector General del II Frente.

En el II Frente muy rápidamente Piñeiro se destacó por su versatilidad, inteligencia y laboriosidad, por lo que el Jefe del Segundo Frente comenzó a darle diversas tareas de dirección. Sobre la labor desplegada el comandante Belarmino Castilla (Aníbal) expresó: “Desarrolló un trabajo muy activo en la comandancia. La autoridad y el prestigio que se ganó unido a su carácter jovial, lo hicieron merecedor de la confianza que en él depósito el comandante Raúl Castro.”. Piñeiro fue un puntal inseparable de Raúl; un combatiente capaz de unir, atraer, organizar y controlar, un hombre intachable.

Por su parte el comandante Augusto Martínez Sánchez, miembro de la comandancia del II Frente, señala “Piñeiro fue ascendido a capitán y nombrado Inspector territorial y miembro de la comandancia central; era incansable y se movía por todo el territorio que ocupábamos. El “gallego”, como le decíamos, era la exploración necesaria para detectar todo lo que podía ser un elemento de importancia política y militar en el desarrollo de la guerra. Su presencia se hacía notar en los lugares de mayor peligro y aportaba seguridad, firmeza y confianza.”.

Como jefe de la Dirección de Personal e Inspección, Piñeiro tenía subordinada a esa dirección las secciones de Radio, Claves y Mapas Militares, Personal, Radio y Comunicaciones, inspección territorial y la sección de Policía Rebelde e Inteligencia. O sea, concentraba todo lo relacionado con los aspectos más secretos de la guerra, pero también con un alto contenido político. El 28 de diciembre junto a otros cuatros capitanes rebeldes, Piñeiro es ascendido por Fidel, al grado de comandante del Ejército Rebelde.

Al triunfo de la Revolución el hoy General de Ejército queda al frente del mando militar de Oriente, pero es llamado a La Habana y a su propuesta el ya comandante Manuel Piñeiro, queda como jefe de la Plaza Militar de Oriente, hasta el mes de junio de 1959, cuando es trasladado a La Habana. A mitad de 1959 se incorpora al Estado Mayor del Ejército Rebelde en La Habana, pasa fugazmente por la PNR y en 1960, bajo el nombre de Celestino Martínez, como consta en el pasaporte que utilizó en ese viaje, totalmente afeitado y sin su llamativa barba roja, parte a Moscú y se incorpora, en la mayor secretividad sobre su identidad, a un curso de Inteligencia en la escuela de la KGB. 

Así lo cuenta en carta a su esposa Lorna. “estoy en una finquita, alejado de todo y cada vez más clandestino, entre abedules, nieve y música de Mozart, Chaikovski y Beethoven, porque hay cada vez más cubanos por estos lados”.  “Tenemos que prepararnos, porque la lucha será muy larga y frente a enemigos poderosos”. Aquí muestra su visión estratégica y lo larga que ha sido y será la lucha contra el imperio. 

Queda muy claro que su traslado a La Habana, era para ocuparse  en 1960 de una importante misión, como lo fue junto con el Comandante de la Revolución Ramiro Valdez Menéndez quien ocupaba la Jefatura de la Dirección de Inteligencia Militar G-2, y los órganos de la seguridad  que ya habían sido fundados en marzo de 1959,  ente  otros por los  valiosos compañeros  Abelardo Colomba Ibarra y Osvaldo Sánchez, este último fallecido ese mismo año de 1960 en un accidente de aviación cuando regresaba de una misión en la provincia oriental.

El  6 de junio de 1961, se formaliza  la creación del Ministerio del Interior, Piñeiro queda designado  Vice Ministro Primero a cargo de la Dirección M  de  Inteligencia y  de la atención de los movimientos de Liberación Nacional, en esa misión cumplió una importantísima tarea de garantizar los planes del Comandante Ernesto Che Guevara, la primera fue la Operación Sombra, en cuya organización y preparación estuvo el querido revolucionario Jorge Ricardo Massetti, en la conformación del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) en Salta, Argentina y luego la operación de ingreso del Che tanto en el Congo en abril de 1965, y la Operación Camilo Cienfuegos   en Bolivia  y mantener la comunicación con el  Che y su destacamento de combatientes.

La Dirección M dirigida por Piñeiro, quedo dividida en 1970 en dos diferentes frentes.  La Dirección General de Inteligencia (DGI), bajo la dirección del comandante Joaquín Méndez Comiche. Y La Dirección General de Liberación Nacional (DGLN) bajo la dirección de Piñeiro, con el rango de Viceministerio Técnico, hasta 1974.  A propuesta del Comandante en Jefe, a finales de 1974 se crea el Departamento América del Comité Central de Partido Comunista, cargo que desempeñó hasta 1992. Manuel Piñeiro fue elegido miembro del Comité Central del PCC en octubre de 1965 hasta el V Congreso, en 1997.

Al parecer así como nació, bajo una tormenta huracanada, era Piñeiro en su quehacer diario, un verdadero huracán, no se le escapaba nada, era meticuloso, riguroso y muy exigente en su delicado trabajo, y contaba con un fiel equipo que siempre  respondió sin vacilación  a sus orientaciones, sugerencia y criterios, que lo hacía con mucha precisión y respeto hacia sus subordinados, porque tenía la virtud de escuchar a sus subordinados, de cualquier nivel y reconocer si las apreciaciones era correctas y la aplicaba. O explicar la conveniencia de que, aunque fuera acertada, políticamente no podía aplicarse. 

Sabía que las tareas que tenían que asumir sus oficiales  y funcionarios eran delicadas y cualquier error podría ser muy costoso, era nada menos y nada más que conocer en las entrañas del monstruo imperial o en otros territorios enemigos los planes y actividades que se preparaban contra la Revolución Cubana y contra sus líderes, especialmente contra Fidel Castro, uno de los principales objetivos de la criminal CIA, la mafia cubana-americana de Miami y los servicios especiales de las dictaduras militares en la región.

Así como la atención al movimiento revolucionario en América Latina y el Caribe, su importante participación en las Conferencia Tricontinental y OLAS en la década del 60 fue sumamente importante para el fortalecimiento de estos movimientos.

No tenía horario para el trabajo, desde las once de la mañana de cada día, fuese lunes o domingo, comenzaba sus actividades hasta el otro día a las seis o siete de la mañana, no puedo explicar el nivel de fortaleza que tenía, pero sí sé que adecuaba sus funciones a los horarios del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, con quien estaba en permanente contacto.

El prestigio internacional del comandante Piñeiro y al interior de la dirección del gobierno revolucionario cubano, por su n humildad, honestidad, solidaridad, honradez su sensible sentimiento humano, era muy reconocido internamente e internacionalmente. En política era un hombre amplio, pero sin hacer concesiones de principio al adversario, anti dogmático y nada sectario.

Su pedagógica y humana conducción lo hizo merecedor del cariño no solo de sus subordinados, también de la población que le conocía, de sus vecinos donde residía y de una pléyade de hombres y mujeres democráticos, progresista y revolucionarios, no solo de América Latina, también en Asia, África y Medio Oriente, continentes que también atendió en la década del 60.

Piñeiro es el ejecutor de una política fidelista relacionada con mantener relaciones y diálogos con todos los sectores religiosos y militares democráticos en América Latina, como lo fueron con los generales   Velazco Alvarado, de Perú y Omar Torrijos de Panamá, los capitanes  Gerónimo  Cardoso de Uruguay y Raúl Vergara de Chile, el Coronel Horacio Ballester de Argentina y otros altos oficiales latinoamericanos que mantenía una política nacionalista y respetuosas con Cuba, fue impulsor de crear una estructura que cobijara a exmilitares democráticos, progresistas y nacionalistas, conocida como OMIDELA  y le dio pleno respaldo, encargando al vice jefe del departamento y a la  sección de análisis  en la atención del  trabajo con los militares latinoamericanos.

Él era de una ilimitada fidelidad al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, martiano y marxista y consecuente con la política internacionalista de la Revolución Cubana y un fiel interprete del pensamiento de Fidel, en el papel que debía cumplir en el trabajo de influencia con el movimiento revolucionario y progresista y sobre todo con énfasis en la Unidad, papel importante que conocimos y aplicábamos todos sus subordinados, y que no era  más que la línea política y orientaciones de Fidel, en la lucha contra el imperialismo.

Su desaparición física fue noticia de primera página en todos los medios informativos de Estados Unidos, América Latina,  Europa y Asia y la repercusiones dentro del movimiento revolucionario latinoamericano fue muy sentido, aún hoy muchos  amigos latinoamericanos dicen,  “que falta  nos hace Piñeiro”  con razón  el Comandante en Jefe Fidel Castro  en el cementerio de La Habana cuando sus restos fueron sepultados, expresó: ”Se fue una importantísima historia de Cuba con el movimiento revolucionario latinoamericano y caribeño”.

Por todo ese respeto, cariño y educación que sentí de él, siempre he dicho y diré que Manuel Piñeiro Losada, desde que le conocí, cuando apenas tenía 19 años, marcó mi vida para siempre.

(*) Periodista e historiador. Subordinado de Piñeiro en el MININT y en el Departamento América.

jorgarcia726@gmail.com

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