Por Sergio Ortiz:
El debate por las opciones enumeradas en el título de esta
nota reaparece periódicamente en la Argentina. Tiene que darse una primera
circunstancia: que haya presos políticos. La existencia o no de tales presos es
el comienzo de la discusión. Por ejemplo, el actual presidente Alberto
Fernández, con intencionalidad política antes que jurídica, lo niega y a lo
sumo admite que algunos presos lo han sido con irregularidades en sus procesos.
Ese juego no es semántico. El profesor de Derecho Penal busca rehuir las responsabilidades que le caben como presidente y derivar la tarea hacia la órbita judicial.
En circunstancias normales sería el Poder Judicial el
encargado de revisar esas causas judiciales, por ejemplo, las 16 que el
gobernador Gerardo Morales y su poder adicto tribunalicio le abrieron a la
militante social y política Milagro Sala. De tal revisión, si hubiera justicia
en Jujuy, la morocha de la Tupac Amaru constructora de viviendas sociales,
escuelas, piletas, etc, habría salido libre hace tiempo. O no habría sido
detenida el 16 de enero de 2016 por participar de un acampe frente a la
gobernación con reclamos de sus representados.
Reitero. Teóricamente sí, el Poder Judicial sería el
encargado de repartir justicia, o repararla, pero el caso de Milagro Sala
demuestra que eso no ocurre en la realidad. Sucede todo lo contrario. Los
jueces, camaristas, cortesanos provinciales, Casación Penal y la misma Corte
Suprema de Injusticia han demostrado que ese camino está cortado y no
precisamente por piqueteros desocupados. Lo bloquean jerarquías que perciben un
sueldo desde 500.000 pesos hasta más de un millón mensuales, caso de los cinco
miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, no pagan impuestos a las
ganancias, se jubilan con el 82 por ciento móvil y con el 100 en el caso de los
quíntuples campeones del reino del revés, para parafrasear a María Elena Walsh.
Para la derecha política, el gobernador Morales y una runfla
de macristas, radicales y peronistas de derecha como Sergio Massa y Miguel
Ángel Pichetto, Milagro Sala está bien presa. Y debe seguir en esa condición
pues aseguran que en los expedientes están todas las pruebas en su contra.
Si embargo, en la causa de “las bombachas”, donde la Corte
Suprema dejó firme una condena a 2 años de cárcel, la militante jujeña había
sido absuelta en primera instancia. Luego el poder político-empresario-mediático
y judicial del norte argento se puso en marcha y en las apelaciones logró
revertir esa declaración de inocencia.
No hace falta ser muy listo para darse cuenta que los
grandes propietarios de tierras y de ingenios, metieron baza para esa condena y
numerosos procesamientos contra la lideresa de una organización que todos los
julios de cada año organiza marchas multitudinarias hacia Libertador San Martín
denunciando el rol criminal del ingenio Ledesma en el “Apagón” y las
desapariciones de una treintena de trabajadores y vecinos durante la dictadura
militar-cívica.
Otro dirigente del Frente de Todos, como Massa, se pronunció
violentamente contra la posibilidad de un indulto presidencial e insistió en la
vía judicial para absolver o condenar, como si fuera neutra. El jefe de
Gabinete, Santiago Cafiero, hizo la gran Pilatos: se lavó las manos y dijo que
ese poder judicial debía autorregularse.
Historia
La discusión sobre los presos políticos suele sobrevenir
cuando hay un pasaje de una dictadura a una democracia burguesa, o bien en
tiempo de elecciones o en vísperas de Navidad. Esto último ocurrió otra vez en
2020, cuando arreciaron los reclamos por la libertad de todos los presos
políticos y en particular de Milagro Sala, que iba a cumplir y lamentablemente
cumplió cinco Navidades como presa política.
También suele ser centro de discusiones en campaña
electoral, porque la derecha del PRO-Cambiemos agita las causas judiciales
abiertas gracias al lawfare en contra de sus adversarios del kirchnerismo. Los
acusa de tener dirigentes presos por corruptos y buscan sumar votos que le
llegan por la canaleta del grupo Clarín y sus 237 licencias de comunicación
audiovisuales.
Los corruptos no son tales, salvo el caso del ingeniero José
López, ex secretario de Obras Públicas, detenido cuando ingresaba bolsos con
dólares y dinero en un convento. Los organismos de Derechos Humanos que lideraron
la campaña pasada por la “Navidad sin Presos Políticos” y “Democracia con
Presos Políticos no es Democracia” no incluyen a López en su lista de reclamos.
El cronista tampoco pone allí a Ricardo Jaime, ex secretario de Transporte, de
súbito enriquecimiento mientras fue funcionario de Néstor Kirchner. El resto,
unos treinta hombres y mujeres, entre ellos la mencionada Sala, Luis D’Elía,
Amado Boudou, Julio De Vido, Sebastián Romero y los demás, sí son presos
políticos.
Descartada por la realidad de varios años la vía de la
justicia, quedan entonces dos caminos: el indulto y la amnistía.
El indulto presidencial está previsto por la Constitución Nacional en el artículo 99 inc. 5º. Pero Fernández, como quiere sacarle su glúteo a la jeringa, rehúye poner su firma y aborrece de esa institución diciendo que es una “rémora monárquica”. Fue muy bien refutado por el jurista Raúl Eugenio Zaffaroni, juez de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, quien insistió en que es un remedio constitucional válido para esos compañeros.
La otra alternativa es una ley de amnistía votada por el
Congreso. Sería lo óptimo pues borraría delito y pena, en el caso de los
compañeros ya condenados (Boudou tiene una condena a 5 años y 10 meses por
causa Ciccone, Sala a 13 años en “Pibes villeros”). Pero luce como utópica en
estas circunstancias porque se niega la bancada de Juntos por el Cambio, que
tiene 115 diputados nacionales sobre un total de 257, y 25 senadores nacionales
sobre un total de 72. Y también pesa que el Frente de Todos no acuerda en una
amnistía: Massa, presidente de la Cámara de Diputados, es enemigo acérrimo. Y
en el Senado Cristina Fernández de Kirchner no ha dicho ni mu, en todos estos
años, pese a que Boudou fue su vicepresidente entre 2011 y 2015.
No hay que cifrar demasiadas esperanzas en lo que haga el
actual gobierno. Lo mejor es que los organismos de DD HH, movimientos sociales
y partidos políticos populares y de izquierda, insistan en concientizar a la
sociedad sobre los presos políticos, reiteren la injusticia que padecen y
lleven esas banderas ante Tribunales, Plaza de Mayo, el Congreso; en suma, las
calles. La historia argentina ha probado sólo la movilización popular puede
romper las cadenas de las cárceles, después de acumular fuerzas y aliados.
El ejemplo más heroico se produjo en 1973. Terminaba la
dictadura militar de la triada Onganía-Levingston-Lanusse. El presidente
electo, Héctor J. Cámpora, había prometido “ni un día de gobierno popular con
presos políticos” (para que tenga y guarde Alberto Fernández). El día de su
asunción una multitud marchó hacia la cárcel de Villa Devoto y forzó la
libertad de los 135 hombres y 87 mujeres allí detenidos, pertenecientes al ERP,
Montoneros y otras organizaciones populares. Unas horas más tarde el ministro del
Interior Esteban Righi había terminado de redactar el indulto que firmó Cámpora
al día siguiente, sábado 26 de mayo; entró como proyecto de ley de amnistía al
Congreso, siendo aprobado por unanimidad el 27 de mayo. Así salieron libres 371
presos políticos, de diversas cárceles del país. ¡Muchos eran guerrilleros, con
condenas y/o procesos penales por causas mucho más graves que las armadas
contra Sala, Boudou y D’Elía!
Antes de producirse la liberación, en Devoto policías y
guardiacárceles abrieron fuego contra manifestantes, asesinando a Horacio Lisak
(16 años), de JP-Montoneros y Carlos Sfeir (17 años), de Vanguardia Comunista,
actual Partido de la Liberación.
Nuestra historia enseña que para liberar a los presos políticos lo primero es la unidad y movilización popular, y que así se puede presionar para el indulto presidencial o amnistía del Legislativo.
Revista LIBERACIÓN
ortizserg@gmail.com
QUE ES JUSTICIA?, Justicia viene siendo como 'Ajustar el derecho', el problema en materia política es que el derecho dentro de la derecha, siempre está desajustado, ya que la derecha, se rige por la cruz giratoria, que usó Hitler, la Esvástica o Cruz Gamada, usada en tiempos antiguos por otras civilizaciones como los caldeos, entre otros, cuando ponían esa cruz a girar a la derecha, era para hacer cosas positivas y al ponerla a girar a la izquierda era para ocasionar actos negativos contra sus enemigos. Creo que Hitler, la mantuvo siempre girando al revés hacía la izquierda, o sea contrario a los giros de las agujas del reloj y de toda aspa de motor o ventilador, girar un tornillo o la tapa de una botella a la derecha, se llama filosóficamente, ajustar y a la izquierda, desajustar. Políticamente, el imperialismo, con sus sub gobiernos lacayos, mantienen el mundo desajustado, girando siempre al revés, usan la mentira para atacar y destruir países, gobiernos y pueblos, trafican con drogas y acusan a otros de narcotraficantes, recurren al terrorismo y acusan a sus enemigos de terroristas, violan todo derecho y acusan a otros de violadores de DD.HH. a los gobiernos fascistas, llaman democráticos y a los que protegen socialmente a los pueblos llaman dictadores. Bueno esa es la justicia fascista, la que permanece girando constantemente al revés, derrumban unas torres y matan miles de personas y acusan a otros para destruirlos. y la verdad es que solo en las cárceles del fascismo, existen presos políticos, porque en las cárceles de los países socialistas, lo que existen son políticos presos, claro, por delincuentes, porque sucede que el fascismo creó sus propios neo sofistas, para cambiar conceptos de palabras para engañar a los pueblos, ahora a todo llaman político, solo porque anda por las calles ofreciendo lo que no puede cumplir, si llegase a ocupar un cargo público, cuando política significa, 'cualidad del que se dedica a servir a la ciudad, que antes era la nación entera, en educación, unieron los conceptos de discípulo y alumno, cuando la raiz de discípulo viene de disciplina, que era aquel estudiante disciplinado, que a medida que iba recibiendo el conocimiento de su maestro, lo iba compartiendo con los demás, mientras que alumno, era el indisciplinado que se negaba a compartir el conocimiento. La letra A, cuando se utiliza como prefijo en griego, expresa contrariedad o negación del concepto, por ejemplo, ateo, que no cree en Dios, afónico, que no tiene voz, analfabeta, que no conoce el alfabeto, amor, contrario a la muerte, etc. Entonces alumno, el que no daba luz, o no compartía el conocimiento. El fascismo tiene también la propiedad, de poner a girar la mente de los pueblos, en sentido contrario, y lo que es bueno, para esa gente es lo malo, lo que es verdad, para ellos es mentira, etc. Cuando un gobierno progresista o socialista encarcela a un fascista, ellos piden indulto o amnistía, indulto, del latín dultum, significa pena, indulto que no debe ser penado, y amnistía, que se deriva de amnesia, que significa perder la memoria, osea que los crímenes fascistas, deben ser olvidados, que no debe haber memoria de ellos Saludos, en Argentina, Ernesto Kirchner pudo vencer el fascismo y a nuestra amiga Cristina, solo le digo. 'Más vale andar solo que mal acompañado'. UBENCIO TORRES- Barcelona-Venezuela E
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