viernes, 22 de enero de 2021

El presidente de Chile Piñera trata de crear una constitución de derecha

 Por Diego Olivera Evia:

Una idea peligrosa de Sebastián Piñera: “Gane el Apruebo o el Rechazo, Chile necesita una Constitución que nos una”

En conversación con La Tercera, el Mandatario se refiere a los temas que han marcado a su administración durante los últimos meses. Crisis sanitaria, la salida de Jaime Manelich, los efectos económicos, los cambios de gabinete, los problemas al interior de Chile Vamos. También, el inminente aniversario del estallido social y el plebiscito constitucional de octubre.

No importa el camino, dice el presidente Sebastián Piñera, sino el puerto de destino. Consciente de que en el oficialismo hay partidarios del Apruebo y el Rechazo, el Mandatario sostiene que está comprometido con la realización del plebiscito del 25 de octubre y con abrir una discusión constitucional sea cual sea su resultado. Por ahora, sus esfuerzos -señala- están enfocados en enfrentar el coronavirus y -particularmente- en los efectos económicos y sociales que ha provocado al país. “Cuando se haga el balance (de la crisis) espero que se muestre que, si bien el problema fue gigantesco, Chile lo enfrentó razonablemente bien”, remata.

La última vez que conversamos, presidente, fue el último día del año pasado. Usted señaló, entonces, en alusión al estallido social, que “lo peor ya había pasado”. Pero vinieron la pandemia y la crisis económica. Se diría que han sido meses incluso más duros ¿o no?

-Sí. Nos ha tocado gobernar en tiempos muy, muy duros y enfrentar problemas, desafíos y adversidades que nunca antes habíamos conocido. Hablamos de que yo creía que lo peor había pasado y hasta ahora esas palabras siguen siendo ciertas. Ha sido un gobierno que le ha tocado duro, difícil, pero eso lejos de quebrarnos, nos da más fuerza y más compromiso para enfrentar y superar todas esas pandemias.

-La pandemia supuso una nueva oportunidad para su gobierno, en el entendido de que había sido fuertemente golpeado por el estallido social. Sin embargo, ha habido críticas al manejo sanitario, y la ayuda frente a los efectos económicos, usted mismo lo ha reconocido, fue lenta. ¿Se perdió esa oportunidad?

En primer lugar, yo nunca lo vi como una oportunidad. Lo vi como una nueva responsabilidad. Asumimos esa responsabilidad del coronavirus preparándonos tempranamente con un plan de protección sanitario, pero también nos empezamos a preparar desde muy temprano para enfrentar las consecuencias de la recesión mundial sobre la calidad de vida de la población y preparamos un plan de protección social. Ahora, cuando hay estos grandes problemas y grandes desafíos, hay dos grupos de personas: los que critican mucho y aportan poco. 

Y los que concentran todo su esfuerzo y compromiso en enfrentar y solucionar los problemas. Yo en estos tiempos he visto los dos grupos. Prefiero el segundo.

¿La caída del ministro de Salud Jaime Manelich no es la mejor evidencia de que las proyecciones y el manejo sanitario fueron errados?

Manelich fue un gran ministro de Salud. Me gustaría algún día contar la historia de cómo, en forma silenciosa, cuando nadie hablaba del coronavirus, nuestro gobierno, liderado en esta materia por Jaime Manelich, predicó en el desierto. En esos tiempos hablar de comprar ventiladores, triplicar la capacidad del sistema de salud, unificar el sistema privado y público fue una cosa que se resistió. Creo que Mañalich fue un gran ministro de Salud y también, por cierto, lo digo, creo que Enrique Paris es un gran ministro de Salud. Cada hombre en su tiempo y en sus circunstancias

¿Y por qué cae, entonces, Mañalich?

-Críticas al manejo sanitario las ha habido siempre y las va a haber siempre. Algunas son razonables, otras son por ignorancia o por mala intención. Igual como se criticó al ministro Mañalich, hay críticas al ministro Paris. Yo pienso que cada uno hizo en su momento lo que tenía que hacer… Usted ve que el carácter del ministro Mañalich y el carácter del ministro Paris son muy distintos. El ministro Mañalich es un ministro más huraño, más autoritario y, en cambio, el ministro Paris es un ministro más dialogante, más convocante. Yo pensé que en un momento dado ese cambio era importante y necesario. Y le quiero decir algo: el ministro Mañalich estuvo 100 por ciento de acuerdo. Él deja el gabinete porque él y este presidente estuvimos de acuerdo que era necesario un cambio, que era otra etapa y se requería una persona más dialogante, más convocante, que generara menos anticuerpos y conflicto. El ministro Mañalich hace las cosas muy bien, pero también se pelea con todo el mundo.

¿Qué le hubiese gustado hacer distinto en este período, en estos cinco meses de pandemia?

Sin duda que, si volviéramos atrás, algunas cosas, muchas cosas, las haríamos distinto. Hemos ido aprendiendo. Este es un virus que ha puesto en jaque al mundo entero, a los países más desarrollados del mundo. Pero, por supuesto, que le doy un solo ejemplo de cosas que pudimos haber hecho mejor y después, ojalá alguna vez me pregunten por qué cosas se hicieron bien. 

Pienso que, en la primera etapa, porque establecimos protección de frontera en enero y les decíamos a todas las personas que venían de países de riesgo que tenían que hacer una cuarentena obligatoria y tenían que firmar un compromiso.

Muchos de esos compromisos no se cumplieron. Si yo volviera atrás, hubiera agarrado a todas esas a personas que venían de países de riesgo -de Asia, Europa - y los habría mandado a hacer cuarentena a un regimiento para asegurarnos de que, en ese minuto, que eran muy pocos los casos, la velocidad de contagio hubiese sido menor. Pero hay otra gente que sostiene que el virus iba a llegar a Chile sí o sí. He visto países que han seguido estrategias totalmente distintas y contradictorias, como el caso de Noruega y Suecia.

 Y uno ve los resultados, y las velocidades pueden ser distintas, los ritmos, pero al final los resultados terminan siendo muy parecidos. Por eso, lo que yo espero, es que cuando se haga el balance con toda la información arriba de la mesa y con información confiable, porque a veces comparamos las cifras de Chile, que ha testeado más de dos millones de personas, más del 10 por ciento de la población, con las cifras de otros países que han testeado menos del uno por ciento de su población, cuando tengamos las cifras, yo espero que el balance muestre que, si bien el problema fue gigantesco, Chile lo enfrentó razonablemente bien.

La sociedad y los pueblos indígenas abusados por los carabineros

La región sur de Chile ha registrado enfrentamientos recientes entre el pueblo mapuche y los carabineros, además de otros eventos violentos. El representante para Sudamérica de la máxima oficina de derechos humanos de la ONU expresó alarma por la discriminación y expresiones de odio contra ese pueblo originario, llamó a investigar el uso excesivo de la fuerza e instó a abordar las raíces de estas tensiones. 

El representante para Sudamérica de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se refirió este miércoles con gran preocupación a las tensiones en la región de la Araucanía, donde se han producido enfrentamientos entre integrantes del pueblo indígena mapuche y los carabineros, incendios de distinta índole, ocupaciones de recintos públicos y desalojos por medio de la fuerza.

Jan Jaraba reportó también que se han observado expresiones de odio, discriminación racial y violencia por parte de civiles contra los indígenas mapuches.

Jarab afirmó que el único camino frente a estas tensiones continuas es un diálogo “participativo y de buena fe” que aborde las causas profundas de flagelos como “la discriminación estructural” y otros asuntos pendientes en la esfera de los derechos humanos de los pueblos indígenas. 

“Una respuesta puramente centrada en la seguridad pública alimentaría lo que ya es un proceso crónico de tensión, desconfianza y conflictividad, no exento de violaciones a los derechos humanos”, enfatizó.

Enfoque intercultural

En este sentido, pidió a las autoridades chilenas que realicen una investigación “pronta, independiente y exhaustiva de los hechos”, sobre todo de las alegaciones de uso excesivo de la fuerza policial y las expresiones de carácter discriminatorio contra el pueblo mapuche.

El representante subrayó, no obstante, que es igualmente importante abordar la problemática “desde un enfoque multidimensional, con énfasis en la interculturalidad”.

Asimismo, manifestó alarma por el estado de salud de varios comuneros mapuches privados de libertad que actualmente se encuentran en huelga de hambre, y consideró urgente superar dicha situación a través de diálogos participativos.

Por otra parte, Jarab reconoció la aprobación reciente por parte de la Gendarmería de Chile de disposiciones relacionadas con la pertinencia cultural y religiosa en el ámbito penitenciario, que incluye estándares internacionales de interculturalidad.

Destacó que ese ajuste normativo surgió del diálogo entre el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y varios actores sociales e institucionales, incluida la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Para concluir, Jarab señaló que, pese a la situación en la región austral chilena, es posible llegar a acuerdos y cumplir con las normas internacionales, incluidas las laborales. 

Periodista, Historiador y Analista Internacional

diegojolivera@gmail.com 

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