Por Sergio Rodríguez Gelfenstein:
A mediados de la década de los 80 el partido comunista de
Chile, en su combate contra la dictadura de Pinochet, proclamó que 1986 sería
el “año decisivo” en la lucha para derrocar al tirano. De manera privada se le consultó al
comandante Fidel Castro su opinión sobre tal decisión. Conocedor de su
prestigio y su influjo sobre el movimiento revolucionario y la izquierda en
general, Fidel era muy cauto a la hora de emitir opiniones sobre las
disposiciones adoptadas por otras organizaciones y se limitó a hablar de la
experiencia propia. Dijo que fue un error de su parte haber declarado que en el
año “56 seremos libres o seremos mártires”, no sólo porque tal opinión generó
presión para él mismo y para sus compañeros por la necesidad imperiosa de
cumplir la palabra empeñada con el pueblo, explicó que de la misma manera un
eventual atraso por cualquier situación no prevista iba a ver quebrantadas las
expectativas creadas, lo cual también iba a generar un impacto negativo en el
pueblo.
Por supuesto, yo no espero que Juan Guaidó o Leopoldo López
hayan estudiado a Fidel Castro, ni mucho menos que tengan una dignidad y un
respeto por el pueblo, que los haga
sentir que comprometer la palabra genera una obligación con el pueblo, porque
es la forma como un político refrenda su compromiso con ese pueblo que dice
representar. Estamos hablando de antípodas: el honor frente a la desvergüenza,
la defensa de los principios frente a la actuación a cambio de dinero, el valor
personal frente a la cobardía, el compromiso político sin cálculo frente al
cálculo político para estar en la mirada de los líderes de Estados Unidos, el
actuar con la mirada siempre puesta en los intereses del pueblo frente al
interés del pueblo usado para obtener objetivos personales, la defensa
irrestricta de la soberanía y la integridad de la patria frente a la impudicia
de entregar la patria al extranjero.
En este contexto, resulta increíble que Guaidó y Leopoldo
hayan ya dictaminado trece (13) “días decisivos” para derrocar a Maduro desde
el 23 de enero de este año sin que sus pronósticos se hayan cumplido y que a
pesar de ello, insistan en seguirse inventando “días decisivos” a fin de
complacer…¿o engañar? a sus amos estadounidenses, solo para justificar el
sueldo que reciben.
En una suerte de esquizofrénicas declaraciones falsas
emitidas durante el pasado martes 30 de abril se “supo” que, la “Base Aérea de
La Carlota” había sido tomada por las huestes subordinados a los líderes
opositores, así mismo, que se había iniciado la “fase definitiva para el cese
de la usurpación”, y que las principales unidades militares de la Fuerza Armada
estaban dando inicio a la Operación Libertad”.
En el colmo del paroxismo, y tal vez, dando el mayor apoyo
que Maduro pudo recibir del exterior, el presidente de Colombia hizo un llamado
a los militares venezolanos a “que se ubiquen en el lado correcto de la
historia, rechazando la dictadura u usurpación de Maduro; uniéndose en búsqueda
de libertad, democracia y reconstrucción institucional…”. No creo que haya
habido muchos, pero si quedaba algún militar que tuviera dudas, gracias a ese
llamado hizo todo lo contrario. Alguien puede creer que el heredero del padre
de los falsos positivos e invasor del Ecuador puede hacer un llamado a los
dignos soldados venezolanos, herederos de aquellos que en Boyacá le dieron
patria y libertad a la Nueva Granada.
Pero ese no fue el mayor acto de arrebato y enajenación mental
del día, en un hecho que solo puede ser expresión de una enfermedad siquiátrica
severa, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos emitió una
declaración que dejaba muchas dudas de su condición mental. Afirmó que apoyaba
a Guaidó para intentar tomar el poder con el soporte de fuerzas militares, pero
que: “Claramente, este no es un golpe de Estado”. Irrespetando el honor
(palabra desconocida para los imperialistas) del General en Jefe Vladimir
Padrino López, ministro de Defensa de Venezuela, Bolton le pidió que le
retiraran su apoyo a Maduro para dárselo a Guaidó “si es que los cubanos lo
dejan” y agregó “no sabemos cuál es la estructura de comando ahora, aparte de
lo que informa La Habana”. Finalmente certificó su total imbecilidad cuando
dijo: “Personalidades como el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, el
presidente de la Suprema Corte de Justicia Maikel Moreno, el comandante de la
Guardia Nacional, Rafael Hernández, coincidieron con que Maduro se tenía que
ir”, todo ello después que los tres mencionados habían hecho manifestación
pública –en compañía de sus subordinados y magistrados en el caso de Moreno- de
su pleno y total respaldo al presidente Maduro.
Así mismo, después de expresar el apoyo de Estados Unidos al
golpe de Estado en Venezuela, Bolton manifestó que le había hecho saber a Rusia
“tanto de forma pública como en conversaciones privadas” que no debía
intervenir en Venezuela. O sea, el país que interviene, le dice a el que apoya
el diálogo, las negociaciones y una salida política y pacífica al conflicto que
debe abstenerse de hacerlo. Hay que ser un verdadero malabarista en el análisis
político para entender a este orate, ante el que la humanidad debe sentir
verdadera preocupación, pues es uno de los principales responsables de la seguridad
en el planeta. Por su parte, ante el fracaso de esta nueva asonada golpista, en
un acto de desesperación extrema, en uno de sus habituales exabruptos, el
inquilino de la Casa Blanca responsabilizó a Cuba por la frustración y
desilusión sufrida en Venezuela, informado que establecerá “un embargo total
contra Cuba”.
Al final, del día, no se sabe si agobiado por los costos de
su manutención, a pesar de la gran cantidad de dinero que recibe, Leopoldo
López decidió alojarse en la residencia del embajador de Chile, para
transferirle sus cuantiosos gastos al pueblo chileno que ahora debía que
mantenerlo por un tiempo tal vez prolongado, toda vez que él es prófugo de la
justicia y a personas en esa situación no se les suele dar un salvoconducto.
Por lo menos, eso es lo que argumentó el gobierno británico para negárselo a
Julian Assange por casi siete años. Sin embargo, al llegar a la sede
diplomática, Leopoldo fue informado por su esposa que ya se encontraba en el
lugar, le recordó que la gran mansión había sido adoptada como resort “todo
incluido”, por otro prófugo de la justicia, Freddy Guevara segundo al mando de
la franquicia denominada “Voluntad Popular”, a través de la cual López, Guevara
y Guaidó reciben el dinero de Washington. Guevara reside en dicha representación
desde 2017, sin que el gobierno chileno se moleste en sacar las cuentas que
debe erogar por proteger a un delincuente. Por lo tanto, a ojos vista de la
“dictadura”, López y familia se trasladaron a la embajada de España…que pague
el rey.
Otro tanto ocurrió con los militares implicados en este
golpe de Estado que buscaron refugio en la Embajada de Brasil donde vivirán por
los próximos años como huéspedes de Bolsonaro, pero sin esposa e hijos y
hacinados en condiciones bastante desagradables que obligará al capitancillo
brasileño a negociar con el gobierno venezolano.
En fin, este fue el epílogo del show del Golpe de Estado de
este 30 de abril de 2019, realizado con tres objetivos, el primero, buscarle
asilo político a Leopoldo López que necesitaba cambiar de residencia, segundo,
adelantar el llamado al fin de la Operación Libertad, para ocultar el fracaso
de ésta y tercero, crear las condiciones para que si el gobierno de Venezuela
no hubiera actuado con asertividad e inmediatez, prefiriendo el llamado al
conflicto antes que a la paz y a la confrontación antes que la movilización del
pueblo, aprovechar las condiciones de un eventual caos y violencia generalizada
a fin de utilizarlo como subterfugio para una invasión militar. Este último
objetivo, de carácter estratégico fue evitado por ahora, los otros dos, en el
plano táctico se transformaron en victorias del pueblo y del gobierno, el
liderazgo fascista quedó más descabezado, la desmoralización de las bases
opositoras se profundiza y la división del espectro de la derecha violenta más
evidente, de manera que el resumen del día arroja una nueva victoria para
Venezuela, en el objetivo más ansiado: el mantenimiento de la paz, a fin de
crear mejores condiciones para lograr la solución de la crisis.
sergioro07@hotmail.com
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