miércoles, 27 de febrero de 2019

La estrategia del hambre



Por Prof. Pablo Salvatb:
Entre los medios y caminos que utilizan o han utilizado algunas potencias para justificar intervenciones y sometimiento de países y Estado soberanos, ha estado el bloqueo económico, de bienes, activos, repuestos e insumos, necesarios para mantener un país en marcha. ¿Cuál es el objetivo? Es lo que hoy estamos viendo en Venezuela. El objetivo es introducir desde fuera una crisis en el consumo de ciertos bienes fundamentales, lo cual, a través de los medios de comunicación se magnificará después, como expresión de un pueblo que no puede ya acceder a esos bienes. Entonces, se tomarán fotos o se harán videos premeditados, se subirán a las benditas “redes sociales”, en los cuales aparecerá gente sacando cosas de la basura de los containers (como si esto solo pasara en un país¡¡). 

Luego, esos medios sacan su propia conclusión: ah, pues allí se pasa hambre. Con ello mediáticamente se dan dos pasos argumentales sin evidencia real:   el primero, es no dar justificación de por qué se produce una falta relativa de ciertos bienes con lo cual, se ocultan factores como la guerra económica.  El segundo paso, imponer la consigna que, de tanto repetirse, se convierte en aparente verdad:  el único responsable es el gobierno de Maduro, o, como lo dice un presidente ignorante, como el Sr. Trump, “el socialismo”.  Tenemos entonces el perfecto ejercicio de la profecía autocumplida.   

Se trata de una estrategia –la de la guerra económica y el hambre- que tiene años de aplicarse. La resumió bien Nixon cuando salió elegido S. Allende. Le ordenó, desde el primer día, a su servidor Kissinger, que su tarea era “hacer chillar la economía chilena”. ¿Los objetivos? Primero, caotizar la economía nacional y la vida social. Lo segundo, culpar del supuesto “caos” y desabastecimiento al gobierno popular y sus políticas. Con lo cual se anuncia desde el principio el fracaso de ese proyecto de cambios, y a reglón seguido, el fracaso previsible de cualquier proyecto que promueva de veras una sociedad justa, igualitaria, integrada y soberana.

Cualquier pueblo y gobierno que pretenda seguir ese derrotero será tachado entonces de “socialista” (o, más fácil, de “comunista”) y por tanto, pasible de serle aplicada todas las estrategias para hacerlo fracasar y derrocarlo, sea –como dicen-, “por las buenas o por las malas”.  Usted conoce el resultado: a los pocos días del Golpe de Estado del 73, aparecieron como por milagro los productos que no estaban en las tiendas y escaparates ¡Existe hoy “crisis humanitaria” en Yemen del Sur, atacada por Arabia Saudita con el apoyo de los EEUU! Hemos visto videos terribles donde se aprecia cómo se van muriendo niños pequeños de hambre¡¡ 

No hay un solo video –real o inventado- de imágenes similares en Venezuela.  Claro, como no, faltan cosas importantes, en productos y medicinas. De eso se trata, de bloquear el acceso de la población a bienes fundamentales, lo que junto con, muy posiblemente, manejos burocráticos nada adecuados, se intenta que la población se vuelva únicamente contra el gobierno establecido y, a partir de allí, se ponga a Maduro como el factor culpable esencial de lo que sucede.  Lo demás se oculta o tergiversa tranquilamente. No olvide, lector/lectora que estaríamos en los tiempos de los fake news  y la posverdad. 

Esta estrategia, como decíamos, viene de lejos. Es parte de la actual cruzada por restablecer la supremacía blanca en el continente. Los países y gobiernos que se atrevan a desafiar esa supremacía en el orden internacional, a esos países, según T. Jefferson, -y hoy el Complejo Militar-Industrial, la CIA y la Casa Blanca-, hay que aislarlos diplomáticamente (lo que hoy el servidor Sr. Duque, llama el “cerco diplomático”), y condenarlos al hambre. Por esta vía, con el ojo puesto en los recursos naturales de ese país, se van creando condiciones para intentar legitimar una intervención militar externa. Todo ello sin importar el número de vidas humanas y de destrucción que esas operaciones puedan traer.

Esto lo corroboran las acciones reales del poder estadounidense y las palabras de algunos de sus portavoces, como por ejemplo el teniente coronel retirado del Ejército Ralph Peters, quién sostenía en un artículo del año 97 (citado por el profesor A.A Borón): “no habrá paz. En cualquier momento del resto de nuestras vidas habrá múltiples conflictos, bajo formas mutantes en todo el globo (…) El rol de facto de las Fuerzas Armadas de los USA, será hacer del mundo un lugar seguro para nuestra economía y abierto a nuestro asalto cultural. Con esos objetivos, mataremos a una considerable cantidad de gente”. Como reza el refrán, “a confesión de parte, relevo de pruebas”. 

pablosalvatb@gmail.com

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