He estado leyendo el libro de Leonardo Clausen y Cristina
Mega, donde relatan cómo se realizó la experiencia en la colonia Martirené para la recuperación de menores
infractores y abandonados en el Uruguay.
.
No puedo entender como en este país, que hoy vive la
realidad universal de la crisis del capitalismo con el aumento, entre otras de
gran preocupación, de la delincuencia juvenil, no haya recurrido a retomar esa
experiencia formidable para dar al menos una respuesta consciente y organizada
al problema. Hace pocos días desde Barcelona (España), el Centro de Estudios
Bardina, solicitaba autorización para hacer llegar a sus estudiosos una copia
digital de este texto. La edición impresa es del 2016, coordinada por Paola
Pastore y Diego Silva Balerio, el impresor Carlos Álvarez.- Las experiencias
son analizadas en el texto “Trazos y legados de una experiencia pedagógica
(1969-1976)”.
Todavía es tiempo, aunque como para mí, como para Leonardo y Cristina si bien los
años no han pasado en vano, lo cierto es que han pasado, (ellos son ya
bisabuelos). Ahora allí está la obra
reflejada en un texto y en la vida del Uruguay y de los que vivieron y llevaron
a cabo la experiencia.
Días pasado en facebook, alguien me decía: el ser humano es
egoísta por naturaleza, a lo que respondí al interlocutor que lo felicitaba
pues tenía algo resuelto que en muchas disciplinas de la ciencia hoy sigue
siendo motivo de debate y para mí una incógnita a resolver.
En lo personal –salvo que se me demuestre lo contrario- el
desarrollo material completo del modo de producción es lo que determina las
características “culturales” del desarrollo humano, incluido el egoísmo (este
puede ser precisamente el punto en debate).
En la colonia Martirené, Leonardo y Cristina, -también sus
pequeños hijos- empiezan en un trabajo arduo por restablecer el principio de
autoridad, para dar base después sobre ese principio a organizar el trabajo y
la autogestión, en el libro está explicado maravillosamente. Cada uno de estos
pasos son realizados a plena consciencia seguros de una respuesta positiva en
la inmensa mayoría de aquellos seres humanos que la sociedad había dejado de
lado. Son meticulosos en describir cada una de aquellas ceremonias y
protocolos, que luego se traducirán en la eficiencia del trabajo.
Ahora así como un joven en las coordenadas de la vida,
necesita determinados principios de autoridad y que cuando no los tiene corre
el riesgo de ingresar en zonas propensas al delito, lo mismo sucede con el desarrollo
organizado de las sociedades. En Martirené los jóvenes se adhirieron no sin
trabajo previo en ese sentido, pero se adhirieron firmemente a un principio de
autoridad y disciplina que un vez hecho suyo dio paso naturalmente a la auto
gestión, a la cooperación, a la construcción multifacética con beneficio
colectivo.
En síntesis una deuda pendiente en la sociedad, con los
jóvenes que hoy siguen sin encontrar su destino en la vida de todos los días.
Esta reflexión me trajo a otra:
Para hablar de la proyección del centro actual del
capitalismo en el mundo: China y la sucesión
de autoridades, en la historia al comando de la economía.
¿Qué exige el modo de producción capitalista desde el
momento en que nace y comienza su desarrollo? Exige un mando, una autoridad, un
patrón, que le dé forma y comando a la acción de producir, que a su vez
participa en la competencia elemento central de su propia condición inicial.
El burgués se inicia desde su taller construyendo su empresa
en competencia con sus iguales y con los no tan iguales. La revolución
burguesa, que es la acumulación de estas experiencias llega hasta desbordar al
modo de producción que lo antecede y para triunfar en su imponente crecimiento
necesitó de la mayor realización de libertades que hubo conocido el ser humano
hasta ese momento como sin duda lo fue la revolución francesa, uno de sus
ejemplos mayores.
El desarrollo moderno de los Estados pareció ser la estación
final de ese desarrollo; Inglaterra –no el único- fue su principal centro,
desde el cual comenzaba a caminarse el mundo con los signos del capitalismo.
Sin embargo el imperio no pudo impedir que desde su interior se diera impulso a
un nuevo centro, más libre, más dinámico, ese nuevo centro fue EE.UU., la
autoridad central británica del capitalismo era desafiada con éxito por el
desarrollo impetuoso de este nuevo Estado. ¿Cómo se construyó, como ha sido la
historia de su autoridad interna y luego externa? Valdría dedicarle tiempo y
estudio a acontecimientos como por ejemplo el rol de ferrocarril en la unidad
productiva de todos los puntos del país. Fue la construcción de una nueva
autoridad para el capitalismo en el mundo, con la cual se afrontaron nada menos
que dos guerras mundiales y una crisis como la de 1929. También en el abuso de
esa autoridad el uso criminal de armas nucleares contra poblaciones civiles.
Con EE.UU. cuando su surgimiento, se produce en los hechos
la debacle de la teoría del super imperialismo, pero a partir de la segunda
guerra mundial estas teorías vuelven a la carga con el rol del propio EE.UU.
En la actualidad cuando este centro del capitalismo se
satura, y la competencia universal lo hace entrar en crisis, sus burgueses más relevantes, muchas
veces asociados con los de otros países, comienzan a ubicarse en otras zonas
del mundo favorables a lo que les exige la competencia – y esto ni la política
nacionalista de Trump, lo para, son las leyes del capitalismo- la búsqueda se
orienta hacia ubicaciones en el planeta donde rige una autoridad aunque ella
sea una paradoja pues es proporcionada por un Partido Comunista, y porque
además estos han entendido –no sin lucha ideológica- como lo defendió Lenin toda su vida, que dependen del
desarrollo productivo del mundo y no del aislarse de él. Entonces hacen de su vinculación a lo más
avanzado en cada unas de las ramas de la actividad productiva un objetivo de
sus mejores cuadros empresariales y también políticos.
El formidable desarrollo chino actual, tampoco es una
estación de llegada del modo de producción capitalista, es si la utilización
disciplinada ahí de los condiciones que se vienen dando en todo el mundo, que
requieren un centro de esta naturaleza, pero a la vez acentuando las
condiciones ecuménicas de fractura social, para la cual ya no hay en el planeta
nuevos lugares de desarrollo, por el que el capitalismo pueda incursionar con
sus objetivos de rentabilidad, los limites están.
China garantiza aún por un plazo histórico que las
inversiones capitalistas si se hagan con rentabilidad, la seriedad de su
modelo, que también sean eficientes sin cuestionar en ese marco la
predominancia del modo de producción que en otras zonas del planeta está
recargado de capitales improductivos sin posibilidad de inversión en un
desarrollo económico eficiente.
Tal vez lo que el Partido Comunista no prevé es que en un
plazo relativamente corto, tendrá que analizar con lo mejor de la cultura, de
la intelectualidad mundial, en cómo ayudar a que el modo de producción que
predomina en la propia China tenga que permitir la muerte en paz de esa predominancia,
para pasar a construir la autoridad que emane de las instituciones de la
sociedad en su conjunto. La contribución, por su experiencia social, de los
comunistas chinos puede llegar a ser decisiva.
La historia china, tiene en sus antecedentes, -siempre hay
que contar con ellos- acontecimientos que hay que tener en cuenta; el Profesor
Julio Louis viene realizando en el semanario Voces, una serie de notas muy
ilustrativas particularmente en lo que tiene ver con el análisis que en su
momento realizara Marx sobre el modo de producción asiático, y que se
conocieran no hace mucho tiempo cuando se publicaran sus escritos conocidos con
el nombre de “Grundrisses”.
El capitalismo a diferencia de espacio de los modos de
producción anteriores, edifica su autoridad para realizar su producción, desde
el humilde taller artesanal a todo el planeta aumentando entonces los alcances
de su pugna competitiva.
Es razonable entonces que la crisis en su autoridad se
exprese en aquellos lugares que no son centrales en el desarrollo que se hace
con mayor intensidad, construir una nueva autoridad que comprenda a todos los
seres humanos requiere de una transición que hoy apenas se insinúa pero que
comienza a ser decisiva para nuestro futuro, con la condición cada vez más excluyente
de que debe abarcar todo.
Y construir una nueva autoridad que beneficie a los seres
humanos siempre es posible, tal vez la más noble de las tareas del hacer
político, como lo entendemos desde nuestro punto de vista en estas reflexiones.
sipagola@adinet.com.uy
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