Luciano Zaccara, docente argentino especializado en la
geopolítica de Irán y el Golfo Pérsico, explica la actualidad de la República
Islámica y las tensiones en Medio Oriente.
En Medio Oriente, donde los conflictos parecen profundizarse
día a día y la guerra se esparce en varios puntos del territorio, uno de los
actores principales es Irán. Milicias de la República Islámica se encuentran en
Siria, en alianza con el gobierno de Bashar Al Assad, combatiendo a los grupos
terroristas, algo que a la República Islámica le permite mantener la violencia
alejada de sus extensas fronteras.
Irán ahora enfrenta un paquete de sanciones (y amenazas) por
parte del gobierno estadounidense de Donald Trump.Cuando en 2015 el gobierno de
Hasan Rohani logró la firma del acuerdo nuclear (Plan de Acción Conjunto y
Completo, JCPOA) con el Grupo 5 + 1 (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido
y Francia, además de Alemania), la conflictiva relación entre Washington y
Teherán, desatada en 1979 con el triunfo de la Revolución Islámica, parecía
ingresar a un camino de cierta estabilidad y convivencia. Con la llegada de
Trump al poder, Irán nuevamente pasó a convertirse en uno de los principales
“enemigos” de la Casa Blanca.
Al mismo tiempo, la República Islámica sostiene un
enfrentamiento regional con Arabia Saudí e Israel, países con los cuales las
amenazas discursivas y diplomáticas pueden escucharse a diario y que, en
ocasiones, tienen un fuerte tono guerrerista.
Por estos días, Irán también vive protestas sociales
internas, desatadas por una crisis económica que golpea a la nación y que el
gobierno de Rohani no logra sortear.
Sobre estos temas, La tinta dialogó con Luciano Zaccara,
Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional de Rosario (UNR),
Doctor en Estudios Árabes e Islámicos y autor del libro Los enigmas de Irán:
sociedad y política en la República Islámica. Zaccara en la actualidad se
desempeña como profesor en la Universidad de Qatar.
¿Cómo afectarán a la economía iraní las nuevas sanciones
impuestas por Estados Unidos?
—Sin duda las sanciones afectarán negativamente la economía
iraní. Ya se reportan aumentos en los precios, inflación, subida del dólar,
escasez de ciertos medicamentos, incremento del precio del papel (una industria
básica de cualquier economía). El precio de la propiedad, sobre todo en
Teherán, también subirá, toda vez que se convertirá nuevamente en un reducto
para el ahorro interno, ante la dificultad de comprar divisas y viajar al
extranjero. Está por verse el grueso de las sanciones, que serán implementadas
en noviembre, pero seguramente afectarán a las exportaciones de petróleo, a la
importación de combustible, y seguramente a compañías de aviación iraníes.
Irán ya ha pasado por sanciones muy duras, sobre todo desde
el 2006, con las aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU y la Unión
Europea (UE), por lo que es de esperar que a pesar de sufrir, la economía se
termine reacomodando. Pero tampoco sabemos qué tan duras serán las sanciones y
qué alcance tendrán en relación a compañías europeas o asiáticas que negocien
con Irán. Por ahora las grandes empresas se han retirado de Irán ante la
incertidumbre por la extraterritorialidad de las sanciones.
—¿Existe una crisis en la economía de Irán más allá de las
sanciones?
—Evidentemente la economía iraní no está en su mejor
momento. Si bien desde el 2013 la inflación se había reducido bastante y la
dependencia del petróleo se había reducido hasta menos de la mitad del
presupuesto nacional, lo cierto es que desde la firma del JCPOA otros
indicadores no habían mejorado, como el desempleo y la creación de nuevos
puestos de trabajo, o la llegada de inversiones necesarias para rentabilizar la
industria petrolera. Pero es evidente que la economía iraní sigue siendo muy
vulnerable a los eventos externos. La retirada de Trump del JCPOA trajo
automáticamente una subida incontrolable del dólar. De la misma manera, los
acuerdos para evitar la caída de los precios del petróleo en el seno de la OPEP
tampoco han ayudado a la economía iraní.
—¿Cuáles son los intereses de Irán para que se mantenga el
acuerdo nuclear?
—Irán ha cumplido el acuerdo porque indudablemente le
beneficia desde el punto de vista de la credibilidad internacional. Tener a la
Unión Europea (UE), Rusia, China y otros países respaldando el cumplimiento del
acuerdo permite que Irán sea un socio viable, más allá de las sanciones de
Estados Unidos. Y deja en claro que en este caso ha sido Estados Unidos quien,
unilateralmente, se retiró del mismo en contra de la evidencia que, incluso,
las agencias de inteligencia estadounidense han brindado al Ejecutivo. Si Irán
no viera ningún beneficio ya se habría retirado del mismo.
—Las protestas que se vienen dando los últimos meses en
Irán, ¿pueden lograr reformas en el sistema de la República Islámica?
—No creo que las protestas de los últimos meses generen un
cambio grande, pero sí es una llamada de atención al gobierno y al
establishment ante la posibilidad de que no dar respuesta a las demandas
populares, sobre todo las relacionadas con la justicia social y a la
redistribución que la República Islámica ha usado como bandera desde 1979. Esto
podría generar una ola de protestas mucho más graves que se descontrolen y
exijan una represión mucho mayor.
—¿Cómo se puede explicar el enfrentamiento creciente entre
Arabia Saudí e Irán?
—Es una disputa de poder hegemónico en una región muy
volátil, y en donde los diversos conflictos regionales han posicionado a ambos
países en lugares opuestos. Esta competición se ha convertido en sectaria
(suní-chií), aunque no habría surgido como tal. Ambos estados son, en parte,
culpables de esta transformación, aunque Arabia Saudí ha utilizado mucho más la
retórica del enfrentamiento sectario para buscar el aislamiento de Irán y ganar
aliados para su causa.
—¿Es factible una guerra abierta entre Irán e Israel?
—No lo veo factible ni creo que ninguno de los dos estados
esté interesado en la misma. Ambos, sobre todo Irán, han dejado en claro cuáles
son sus intereses y sus límites. Irán está en Siria, y si puede usar eso para
presionar a Israel y enviarle una señal, lo hará. Pero no iniciará una guerra
contra Israel. De la misma manera, Israel ha marcado a Irán sus límites, y
presionará a Rusia y Siria para que evite que Irán se acerque a la frontera en
los Altos del Golán, pero tampoco iniciará un ataque a gran escala en contra de
intereses iraníes.
leandroalbani@gmail.com
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