miércoles, 9 de mayo de 2018

Recordando al Maestro Carlos Marx en el Bicentenario de su Natalicio

Por Ernesto Wong Maestre (*).: 
Hacia una posición epistemológica en la construcción del socialismo bolivariano. 
Para toda investigación teórica o empírica, en particular en ciencias sociales, es necesario poseer, es decir, comprender y conocer a fondo, una determinada postura epistemológica. Por tanto, resulta conveniente, en estas breves líneas referirse a aquella que comprende la realidad que se investiga como una totalidad, y ésta como un todo estructurado en vías de desarrollo y auto concreción; movimiento cognitivo llevado a cabo por quien investiga pues por aproximaciones sucesivas se va llegando a reconstruir la “totalidad concreta”, esta última como una de las categorías magistrales de la filosofía de la praxis.


En las transformaciones sociales enfocadas al socialismo,  cada una de ellas constituye elementos de una totalidad concreta de naturaleza socialista, y esta de una más compleja, y así, hasta la configuración del sistema socialista en construcción, como totalidad concreta. Por ejemplo, esta visión dialéctica se puede encontrar en el sistema de objetivos nacionales, estratégicos y generales trazados para poder alcanzar los cinco “Objetivos Históricos” del  Plan de la Patria 2013-2019 presentado e iniciado por el líder venezolano y presidente Hugo Chávez desde fines de 2012 y continuado y llevado a ley por el hoy Presidente Nicolás Maduro. Todo ese plan es un imaginario de un sistema de transformaciones sociales de orden económico, político, jurídico, cultural, ecológico, infraestructural, comunicacional, militar, entre otros, que va haciéndose realidad.

El conjunto de los objetivos generales, es en sí un sistema de transformaciones y así debe comprenderse al momento de trazar las tareas para alcanzarlos y poder cumplir con el objetivo estratégico al cual se subordinan esos generales. A su vez, los objetivos estratégicos que tributan a un objetivo nacional constituyen o deben constituir  también un sistema de transformaciones sociales que harán posible cumplir el objetivo nacional. Todo el conjunto de estos últimos tampoco son objetivos fragmentados ni aislados de una totalidad en construcción sino que conforman una geoestrategia para llegar a alcanzar el objetivo histórico al cual se articulan. De manera que el Plan de la Patria es todo un sistema geoestratégico dirigido a la construcción de la nueva Nación como el imaginario más genuinamente bolivariano.   

En esta postura ontoepistemológica, la comprensión de la totalidad no significa comprender todos los hechos,  sino ese conjunto de eslabones, dimensiones y configuraciones que se van comprendiendo e interpretando en torno al objeto investigado, todos significativos entre ellos y cada uno en relación con ese todo dialéctico. Así se va  realizando la estructuración de la totalidad concreta. Es el “ascenso de lo abstracto a lo concreto” como “movimiento del pensamiento y en el pensamiento” lo que permite negar “lo inmediato”, lo evidente o lo “concreto sensible”. Es “un movimiento de la parte al todo y del todo a la parte, del fenómeno a la esencia y de la esencia al fenómeno, de la totalidad a la contradicción y de la contradicción a  la totalidad, del objeto al sujeto y del sujeto al objeto” (Kosik,49)  Y si ese ascenso se corresponde con una praxis como lo es y debe ser siempre la ejecución de un Plan de la Patria, entonces se irá logrando realmente la estructuración de la totalidad concreta y no solamente algunos logros evidentes aislados. 

En razón de ello, resulta pertinente recordar que en algunas corrientes filosóficas marxistas se tiende a reconocer la posición gnoseológica como “postura ontoepistemológica” ya que realidad y el conocimiento de ella conforman una unidad pero no como dos cosas anexas, y ni siquiera integradas, sino como una unidad dialéctica en que las variaciones de una no necesariamente significa variaciones del mismo ritmo o magnitud de la otra ya que la unidad es dialéctica precisamente porque en determinadas condiciones del entorno o del contexto uno de los polos dialécticos puede ser más dinámico que el otro o viceversa.

“Sin la comprensión de que la realidad es totalidad concreta que se convierte en estructura significativa para cada hecho o conjunto de hechos, el conocimiento de la realidad concreta no pasa de ser algo místico, o la incognoscible cosa en sí” (Idem, 56), algo que sucede a menudo en los intentos de ese tipo de investigación donde el que investiga no logra “recortar el objeto” adecuadamente según la unidad dialéctica entre realidad y su conocimiento.

El principio metodológico de la investigación dialéctica de la realidad social asumido aquí reconoce que la realidad concreta o totalidad concreta, presupone avanzar, de la destrucción de la pseudoconcreción a la estructuración del todo,  mediante la construcción sistemática de los significados entre los hechos en interacción que configurados como significativos, se avanza hacia el todo y desde él hacia cada uno de los hechos, a través de una adecuada interpretación dialéctica. Es este tipo de interpretación la que sistemáticamente debe ser aplicada en la comunicación social de manera que la mayor cantidad de pueblo, como sujeto histórico, pueda comprender e interpretar cada uno de los miles de logros o hecho concatenado que van configurando la totalidad concreta o socialismo bolivariano en construcción.

Desde este epísteme y su cuerpo de categorías se debe comprender que la anterior  “interdependencia y mediación de la parte y del todo significa al mismo tiempo que los hechos aislados son abstracciones, elementos artificiosamente separados del conjunto que únicamente mediante su acoplamiento al conjunto correspondiente adquieren veracidad y concreción” (Idem, 61). Veracidad que a diario es, o debe ser,  reconocida por la mayor parte del pueblo.

Quien trate de aproximarse a la realidad y darla a conocer de forma aislada o fragmentada es porque posee una visión limitada, característica de ese tipo de análisis de la coyuntura nacional o internacional donde se produce un acontecimiento político o social relevante o una crisis internacional y sólo se aprecian hechos aislados y no unidos dialécticamente a un conjunto acoplado. Es la clásica visión fragmentada de la realidad de tipo positivista o neoempirista que constituye un obstáculo epistemológico, como diría Gaston Bachelard.

La visión fragmentada de la realidad es un obstáculo a la adecuada interpretación social, por ejemplo, de esos miles de conquistas que a diario va alcanzando el pueblo y su gobierno revolucionario con esfuerzo y sacrificio.

Cada configuración que se reconstruye en una investigación tomará mayor o menor significación respecto a la búsqueda de la totalidad concreta, y ello presupondrá reconocer los diferentes grados de complejidad de las configuraciones y sus propias formas de movimiento, hasta agotar la esencia de cada configuración, dimensión y eslabón incluido en la totalidad. Por esa razón es que Kosik sostiene que “la jerarquización de la realidad conforme a un principio no teológico sólo es posible sobre la base de los grados de complejidad de la estructura, y de las formas de movimiento de la propia realidad (…) sólo la concepción dialéctica del aspecto ontológico y gnoseológico de la estructura y  del sistema permite llegar a una solución fructífera, y evitar los extremos del formalismo matemático, de una parte, y del ontologismo metafísico, de otra” (Idem, 58).

El socialismo en Venezuela lo construye el sujeto histórico de la revolución bolivariana o revolución social, entendido el socialismo bolivariano como una formación económico-social con las peculiaridades venezolanas (aunque influido por las experiencias, los razonamientos y las praxis acumuladas en esta materia por otras sociedades) donde va consolidándose cada vez más, con el paso del tiempo, y a pesar de la existencia de estructuras capitalistas, el modo de producción y formación económico-social socialista, caracterizados ambos, entre otras cualidades por disponer de una alta seguridad patria, una defensa cívico-militar de la mayoría (cada vez más sustancial) del pueblo,  en cada sector o esfera de la vida nacional y de un desarrollo lo más integral posible.

Esto significa que habrá todo un tiempo en que coexistirán elementos estructurales y superestructurales de diferentes signos ideológicos, así como ciertas fuerzas productivas de la formación económico-social capitalista, aunque no predominantes, todas con diferentes ritmos de desestructuración, lo cual quiere decir que habrá más o menos un largo período de tránsito de nacimiento de una formación y desaparición total de la anterior, con sus consiguientes contradicciones también en diferentes niveles de intensidad y ritmo.

Sin ninguna duda y con mucha persistencia, mantener una postura ontoepistemológica dialéctica es necesariamente complemento de la postura ideológica que guía el proceso bolivariano y a la que desde iniciarse la década de los noventa del pasado siglo, en el Libro Azul, se refirió Hugo Chávez, el líder fundador del movimiento político que impulsó la Revolución Bolivariana nacida desde la gesta independentista del Libertador Simón Bolívar a inicios del siglo XIX. 

Referencias

Kosik, Karel (1963).- Dialéctica de lo Concreto, editorial Grijalbo, México, 1979.

(*) Analista internacional y profesor de las maestrías en Relaciones Internacionales del Instituto de Altos Estudios de Seguridad de la Nación de la UMBV y de la de Derecho Internacional Público de la UBV, así como del Seminario de África de la carrera en relaciones internacionales de la Escuela de Estudios Internacionales de Faces UCV. 

FUENTE: Blog Política Exterior

wongmaestre@gmail.com>

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