domingo, 11 de marzo de 2018

A casi seis meses de las sanciones financieras contra Venezuela ¿Qué ha pasado?


Por Damian Alifa:

El presidente Donald Trump anunció el 25 de agosto del año 2017 la orden ejecutiva que impondría sanciones financieras contra el país. Hasta entonces, los EEUU solamente habían impuesto sanciones contra altos funcionarios venezolanos (en el 2017 fueron sancionados 62 funcionarios). Sin embargo, esta vez se trató de sanciones abiertamente contra el país, creando un nuevo precedente de agresiones del establishment norteamericano contra la nación del sur. Cuando el Secretario de Estado Rex Tillerson indicó en su reciente gira que Washington estudian la posibilidad de un “embargo petrolero” contra Caracas, nos preguntamos: ¿Qué paso con las sanciones financieras del 2017?



Para el mundo no es un secreto que Venezuela atraviesa una profunda crisis económica, social y política desde el 2014. Tampoco es un secreto la permanente hostilidad de los EEUU con el régimen venezolano desde el año 98. Ahora bien, los ataques por parte de los gobiernos estadounidenses han ido arreciando a partir del conocido “Decreto Obama” del año 2015. Estas tensiones alcanzaron el punto cumbre después de que el presidente Nicolás Maduro llamara a la conformación de una Asamblea Nacional Constituyente, a través de un proceso de elecciones nacionales.

En consecuencia, el recién electo Trump aplicó las ya conocidas sanciones que imposibilitarían a ciudadanos norteamericanos la comercialización de bonos y nuevas emisiones de deuda, tanto para para Venezuela como para su empresa pública PDVSA. Es obvio que el gobierno de los EEUU reconoce en la crisis económica venezolana una oportunidad para acelerar un cambio de régimen.

En medio de los acalorados discursos emitidos por ambos gobiernos se encuentran una larga relación comercial basada, fundamentalmente, en la compra y venta de petróleo. En este sentido, nos disponemos a revisar a detalle algunas cifras que se mueven bajo las airadas retóricas, ya que resulta curioso que a pesar de que el “Decreto Obama” calificó a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria para los Estados Unidos”, Venezuela siguió siendo la tercera fuente de suministros OPEP de petróleo para los EEUU, según la U.S. Energy Information Administration. Ahora bien, Trump ha dado pasos más severos contra el país, después de las sanciones financieras, varios portavoces de la Casa Blanca y el Congreso advierten la posibilidad de un embargo definitivo contra el petróleo venezolano. ¿Cómo se prepara EEUU para esto?

Lo primero que hay que decir es que los EEUU han experimentado un crecimiento importante de su producción petrolera doméstica. Sin embargo, la aun primera potencia mundial, no es autosuficiente en materia de hidrocarburos. Los EEUU importaron 8.358.000 millones de barriles diarios en el mes de febrero del 2018, de los cuales 6,64% fueron suministrados por Venezuela: 
Junio-17: 764.000 b/d
Julio-17: 600.000 b/d
Agosto-17: 582.000 b/d
Septiembre-17: 552.000 b/d
Octubre-17: 525.000 b/d
Noviembre-17: 505.000 b/d
Diciembre-17: 437.000 b/d
Enero-18: 562.000 b/d
Febrero-18: 555.000 b/d
Cifras de la U.S. ENERGY INFORMATION ADMINISTRATION
Como podemos observar, se ha experimentado, especialmente a partir de julio, una caída de las exportaciones de petróleo venezolana a los EEUU. Los últimos años Venezuela había exportado, en promedio, entre 700 y 800 millones de barriles diarios a los EEUU. Pero desde julio, ha habido una caída de las exportaciones hacia ese país, que rondan en promedio los 200 MBD.

Los EEUU vienen haciendo un esfuerzo por autoabastecerse en materia energética desde hace años. Obama fue un referente en cuanto a un intento sustancial por un “cambio de matriz energética” estimulando el crecimiento de las llamadas “energías limpias”. Al contrario, Trump, aunque también con el objetivo del autoabastecimiento, ha promovido la derogación de controles ambientales, para promover el crecimiento del negocio del carbón y el petróleo de esquisto en el país. Por ello, los EEUU vienen disminuyendo globalmente sus importaciones netas de petróleo, pero, sigue siendo una fuente de abastecimiento necesaria.

En el caso del petróleo venezolano, este contribuye a abastecer el Gulf Coast norteamericano. A pesar de las sanciones 8 importantes refinerías siguen recibiendo crudo venezolano:
Refinerías estadounidenses que compran crudo venezolano año 2016-2017 (cifras de la U.S. Energy 

Information Administration):
Chalmette Refining LLC: 2016:   17.505 b/d    2017:  19.645 b/d
Chevron USA:  2016: 33.837 b/d    2017: 32.122 b/d
CITGO Petroleoum Corp: 2016: 44.690 b/d  2017: 32.494 b/d
Citgo Refining & Chemical INC: 2016: 21.515 b/d 2017: 22.258 b/d
Deer Park Refining  LTD PTNRSHP: 2016: 3.578 b/d 2017: 0 b/d
ExxonMobil  Refining & SPLY CO: 2016: 531 b/d  2017: 0 b/d
ExxonMobil Refining & SPLY CO/ BAYTOWN: 2016: 543 b/d 2017: 0 b/d
Houston Refining  LP: 2016: 2.690 b/d 2017: 0 b/d
Marathon Petroleum CO LP: 2016: 2.744 b/d  2017: 8.431 b/d
Motiva Enterprises LLC: 2016: 14.952 b/d 2017: 4.503 b/d
Phillips 66: 2016: 46.185 b/d  2017: 20.193 b/d
Premcor Refining Group INC: 2016: 21.955 b/d 2017: 28.865 b/d
Total Petrochemical & Refining USA: 2016: 9.655 b/d 2017: 0 b/d
Valero REFG New Orleans LLC:2016: 31.160 b/d 2017: 31.321b/d
Valero REFG-Texas LP/ Texas City: 2016: 553 b/d 2017: 0 b/d
Valero REFG CO Texas LP/Corpus Christi/TX:  2016: 4.366 b/d 2017: 0 b/d
Total de barriles de petróleo venezolano comprador por refinerías en el 2016: 256.459 b/d
Total de barriles de petróleo venezolano comprador por refinerías en el 2017: 179.659 b/d
Hubo una caída de 76.800 b/d entre el 2016 y el 2017 lo que represento un 29,94% del total. Lo que aún es una disminución moderada, tomando en cuenta la caída general del flujo comercial petrolero entre ambos países..
Si bien es cierto que hubo una disminución general del petróleo suministrado por Venezuela a los EEUU, algunas cifras nos permiten inferir que no se trata de medidas programadas por alguno de los dos gobiernos, ni tampoco como decisión unilateral de alguno de ellos en represalia contra el otro. 

Por ejemplo:
Caída de la producción petrolera venezolana según cifras OPEP:
2015: 2.319.000 b/d
2016: 2.154.000 b/d
Sep-2017: 1.902.000 b/d
Oct-2017: 1.876.000 b/d
Nov-2017: 1.834.000 b/d
Dic-2017: 1.634.000 b/d
Estas cifras suministradas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo demuestran que hubo una caída de la producción petrolera venezolana importante, que responde a múltiples factores y que pudieron haber contribuido a la disminución de las ventas al mercado norteamericano.
             Por tanto la primera de nuestras conclusiones es que NO ES POSIBLE AFIRMAR QUE HAYA HABIDO una interrupción del flujo comercial petrolero entre ambos países.
A diferencia de lo que sí pudiera ocurrir con las sanciones comerciales que plantea colocar la Administración Trump contra el hierro y el aluminio venezolano, para el cual se propone imponer un arancel de 23,6% mientras que los aranceles generales aumentarían, tan solo a 7,7%, el comercio petróleo aún no se ha visto directamente afectado.

La reforma tributaria implementada por el presidente Donald Trump está orientada, según el plan de Energy American First, a dar exenciones fiscales al petróleo producido en territorio norteamericano, mientras aumenta los impuestos al petróleo importado. Sin embargo, este es una medida general, que tiene como objetivos atraer inversiones a los EEUU y aumentar sus niveles de autoabastecimiento, no se trata de una medida orientada a perjudicar comercial y financieramente a Venezuela.

Inclusive trasnacionales petroleras estadounidenses como la Chevron, han intentado evadir la confrontación política entre ambos países para continuar invirtiendo en la Faja Petrolifera del Orinoco, a sabiendas de los lucrativos beneficios que aún pueden obtener. Hasta ahora, esta trasnacional se ha amparado en la reforma al artículo 13, realizada por el mismo Trump, de la provisión de transparencia conocida como Dodd-Frank Wall Street Reform Protection Act, donde las empresas trasnacionales quedan exentas de rendir cuenta a la Comisión de Bolsa y Valores de los EEUU, sobre los países donde estas realizan negocios.

Pero es necesario indicar que las sanciones financieras decretadas el 25 de agosto si han tenido efectos INDIRECTOS sobre la industria petrolera venezolana. En este sentido, resulta importante recordar que la nación del sur posee una deuda externa que asciende a los 155.271 millones de dólares, incluyendo deuda pública y comercial, según las cifras del último informe de la Torino Capital. De la deuda global, que incluye los compromisos bilaterales, multilaterales, comerciales y bonos, la empresa pública Petróleos de Venezuela (PDVSA), posee una parte importante. Por ejemplo, de la deuda en bonos que asciende a USD 64,7 bn, USD 36,1 bn son emisiones “soberanas” (emitidas por el Estado venezolano), 27,9 son bonos emitidos por PDVSA y USD 650 mn le corresponden a la empresa Electricidad de Caracas. Es decir, 43,12% de la deuda en bonos es de la estatal petrolera. Ahora bien ¿En que afectan las sanciones?

En el mes de enero Venezuela había incurrido en el impago por 12 bonos emitidos. Cinco de esos bonos correspondían a PDVSA. Esto se debe a que algunas entidades financieras han bloqueado los pagos de la Republica a sus acreedores. A pesar de que la orden ejecutiva no plantea explícitamente prohibición alguna a las entidades financieras estadounidenses para procesar pagos de entidades públicas venezolanas a sus acreedores, los lineamientos de la Office of Foreing Assets Control (OFAC) del Departamento del Tesoro de los EEUU, encargada de operaciones relacionadas a obstruir y sancionar los ejercicios de “financiamiento al terrorismo”, “narcotráfico”, “lavado de dinero”, “corrupción” entre otras, han presionado a las entidades financieras privadas para entorpecer las operaciones financieras del país. A estas medidas se han unido importantes bancos europeos como Credit Suisse. Por tanto, el país se ha visto imposibilitado para efectuar el pago a tiempo de sus obligaciones financieras. En consecuencia, ha tenido que recurrir a complicadas triangulaciones financieras con bancos residentes de países aliados como Gazprombank de la Federación Rusa, al igual que bancos de origen turco, bielorruso o iraníes.

El peligro para Venezuela de incurrir en default, en bonos de PDVSA, es sumamente grave. Las acciones legales regulares en caso de default contra bienes estatales son limitadas, puesto que no se pueden embargar los bienes de un Estado. Sin embargo, en el caso de PDVSA, por ser una empresa S.A., las acciones legales, en caso de un impago, pueden llegar al embargo de bienes en el exterior, incluyendo cargamentos de petróleo, refinerías, operadoras de servicio, etc. 

Asimismo, PDVSA se ha visto afectada en sus compras habituales de insumos y repuestos necesarios para mantener un stock de reposición mínimo para mantenerse operativa. Esto ha contribuido a la caída de la producción petrolera nacional. Amén, de otros problemas relacionados a falta de eficiencia en la gestión, ausencia de inversión, alta carga en nómina y el control cambiario interno.
Es en las dimensiones de las últimas líneas donde podemos observar a detalle el efecto y alcance de las sanciones financieras contra el país. Pero ¿están preparados los EEUU para un embargo petrolero contra el país?

El comercio petrolero entre ambos países ha tenido un flujo ininterrumpido que data de casi un siglo. La cercanía entre el petróleo venezolano y el mercado estadounidense hacen naturales estas relaciones. Aunado a esto, trasnacionales estadounidenses del negocio petrolero como la Chevron, la Halliburton, Schlumberger, siguen operando en Venezuela. Por otra parte, la filial de Petróleos de Venezuela CITGO dedicada a la refinación y con una amplia red de comercialización en el mercado estadounidense continúa sus labores cotidianas. Por otra parte, la venta de crudo venezolano en EEUU en el mes de febrero de este año representó el 32,64% de su producción doméstica, de los cuales, aproximadamente la mitad fue vendida a 8 importantes refinerías norteamericanas.

Solamente la terquedad y una política inflexible como la que ha caracterizado a Donald Trump pudiera llevar a detener el sano desenvolvimiento de un flujo comercial bilateral histórico basado en una relación ganar-ganar. Es posible que refinerías y trasnacionales del negocio petrolero hayan hecho lobby para postergar un embargo petrolero de esta magnitud contra Venezuela, para no ver afectado sus intereses. Sin embargo, esto pudiera ocurrir, y afectaría más a Venezuela que a los EEUU.

El embargo pudiera tener los siguientes alcances: 1) confiscación de los bienes de PDVSA en el extranjero. 2) suspensión unilateral del flujo comercial de petróleo venezolano. 3) confiscación de buques con cargamento de petróleo venezolano mar adentro. 4) prohibición y sanciones a toda empresa estadounidense o que tenga negocios en ese país de comprar petróleo a Venezuela. Pudiera ser alguna de estas medidas o una combinación de varias.

El gobierno de Venezuela intenta salirle al paso al “peor escenario” buscando posicionarse en nuevos mercados. Por ello, el presidente Nicolás Maduro inicia desde el 7 de marzo una gira por Asia que tendrá su epicentro en la Cumbre de Alianza Solar en India, donde seguramente uno de los puntos de agenda de reuniones privadas con el gobierno indio será tratado el tema del comercio petrolero entre ambos países. Por otra parte, la Ley de Inversiones Extranjeras recientemente aprobada por la ANC, la Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6210 que establece la posibilidad de que “el Presidente autorice la constitución de Empresas Mixtas donde el Estado tenga menos del 50% de la participación accionaria”, y otros beneficios y cesiones realizadas a las empresas extractivas trasnacionales, están orientados a estimular el sostenimiento de esas empresas en territorio nacional, aun en el escenario de un embargo. Esto contraviniendo el entramado legislativo en materia de Hidrocarburos y otros Recursos Naturales. Asimismo, el gobierno, frente a un escenario de embargo que implique bloqueo de buques, ha venido cediendo espacio a diferentes transnacionales en función de que ingresen directamente en el negocio de la comercialización.

Este nuevo tablero petrolero nacional afecta gravemente los intereses de la republica puesto que: A) en primer lugar, la comercialización en mercados de consumo de crudo tan lejanos como India o China, implican fletes y costos generales más altos y por tanto menos beneficios para el país. B) la cesión a través de acuerdos de aspectos operativos neurálgicos de la exploración, extracción, refinamiento y comercialización a empresas trasnacionales pudieran hacer perder soberanía a la política petrolera del país y contraviniendo la política de Plena Soberanía Petrolera que se intentó impulsar desde el 2003. C) la cesión parcial o total (en caso de un bloqueo) de la comercialización de crudo a las empresas trasnacionales que operan en Venezuela reduce los beneficios obtenidos por el país de este lucrativo aspecto del negocio. D) por último, pudiéramos estar incurriendo en un retorno, por la vía de decisiones pragmáticas frente a la ofensiva de los EEUU, a tiempos anteriores a la “nacionalización petrolera del 76”.

Conclusiones:
             Hasta ahora las sanciones financieras no han estado acompañadas por una política DIRECTAS dirigida a interrumpir el flujo comercial entre Venezuela y los EEUU.
             La disminución reciente de casi 200 mil b/d en la venta de crudo venezolano a los EEUU, pudiera tener que ver con los problemas operativos de diversa índole, que presenta hoy la industria petrolera nacional.
             Las sanciones financieras afectan indirectamente el flujo comercial petrolero entre ambos países debido a que han sido acompañadas por políticas de la OFAC dirigidas a obstruir la compra de insumos y repuestos necesarios para PDVSA en el mercado estadounidense.
             También las sanciones han retenido pagos de PDVSA y el Estado venezolanos a acreedores de bonos emitidos en el mercado secundario norteamericano. Esto ha colocado al país al borde de un default. Poniendo en peligro a la empresa pública PDVSA de sufrir acciones legales que deriven en la confiscación de bienes de la industria en el exterior.
             La respuesta del régimen de Caracas contra las sanciones no solamente ha sido otorgar condiciones cada vez más favorables para trasnacionales petroleras de países aliados como Rosneft (Rusia), Luboil (Rusia) Petropars, Gazprom (Rusia), TNK-BP (Rusia) (Irán), CNPC (China), Sinopec (China), Indian Oil Corp e India Oil Lim (India), Petronás (Malasia), Petrovientam (Vientam), sino también trasnacionales de los países que han sancionado a Venezuela como a la Chevron (EEUU), la TOTAL (Francia), Repsol (España).
             En esta misma dirección, apunta la venta de la mitad de las acciones de la filial CITGO a la trasnacional rusa Rosneft. Aunado a esto, están los anuncios sobre los permisos de empresas trasnacionales occidentales para comercializar el 10% del crudo venezolano.
             Venezuela pudiera estar corriendo el peligro no solo de disminuir los beneficios obtenidos del negocio petrolero, sino que pudiese estar perdiendo cada vez más el control operativo sobre la estratégica industria petrolera del país, y por tanto, perdiendo su soberanía.
             Es esperable de la Administración Trump una decisión radical como el embargo petrolero. La cual no solamente constituye una medida unilateral injusta que viola el derecho a la autodeterminación, sino que constituye, en un momento de tan grave crisis en Venezuela, en un CRIMEN DE LESA HUMANIDAD. Esperemos que la sensatez impere en la Casa Blanca y que en el peor de los escenarios el gobierno de Venezuela encuentre soluciones menos lesivas para la Soberanía Nacional que las políticas económicas tomadas hasta los momentos.
daalifa@gmail.com

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