Se viene la votación número 26 sobre bloqueo en la ONU
Las votaciones que Cuba consiguió en la Asamblea General
condenando el bloqueo estadounidense comenzaron en 1992. La de los próximos
días será la victoria número 26 de la isla, también por goleada contra el
energúmeno de Trump.
En setiembre pasado se inauguró el 72° período de sesiones
de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Su titular Miroslav Lajcák, de
Eslovaquia, está conduciendo los debates en el edificio de cristal en Nueva
York.
La ONU no goza de un gran prestigio internacional por no
haber tenido un rol activo en conformar un mundo más justo, desde que comenzó a
operar tras la II Guerra Mundial. Ha mirado para otro lado en varias crisis,
adoptando resoluciones de papel cuando se trata de sancionar a los imperios que
provocan guerras, incluso sin su visto bueno, como la administración Bush en
marzo de 2003 contra Irak.
Eso sí, suele ser muy inclemente cuando el país acusado es
pequeño; su Consejo de Seguridad no duda en votar drásticas sanciones, como
viene ocurriendo con las solicitadas contra la República Democrática Popular de
Corea.
Tampoco su estructura es democrática puesto que en ese
Consejo hay 5 puestos permanentes con derecho a veto, y otros países que van rotando,
sin ese derecho.
Por todos esos defectos, de origen y/o adquiridos es que en
los últimos años se han levantado voces pidiendo reformas e incluso el traslado
de su sede a un país diferente a EE UU. El presidente boliviano Evo Morales fue
uno de los que insistió en esas reformas democráticas, por ahora no atendidas.
En otros temas la ONU ha sintonizado la onda progresista,
pero aún votando resoluciones en tal dirección, no ha podido vulnerar los
techos de ciertas potencias. No puso en correspondencia las mociones votadas
solemnemente en sus asambleas con la realidad.
Y ese es el caso de las demandas de Cuba relativas al
levantamiento del bloqueo de EE UU, que comenzaron a votarse en 1992 en forma
ininterrumpida hasta la 71° Asamblea General del año pasado. No han tenido
vigencia en la práctica porque la potencia bloqueadora ha ignorado a las
amplísimas mayorías favorables a terminar con esa práctica que califica de
genocidio. La última votación fue 191 con Cuba y 2 abstenciones.
En la edición 72, con la presidencia del eslovaco Lajcák,
todo indica que el imperio volvería a perder por goleada. El tema es saber
cuándo dichas resoluciones tendrán sentido práctico y se cumplirán.
Moción cubana
En junio de 2017 la cancillería cubana presentó a los 193
países miembros de la ONU su informe referido al bloqueo norteamericano. El
ministro Bruno Rodríguez Parrilla llevó la voz de la Mayor de las Antillas a
dicho ámbito y su cartera divulgó el informe completo, de 65 páginas.
Allí se precisan los daños provocados por esa impiadosa
política imperial, comenzada en forma total en febrero de 1962, con la
presidencia de John F. Kennedy y seguida hasta nuestros días.
Si bien ese informe-denuncia tiene tramos referidos
históricamente al bloqueo, sobre todo especifica los daños recibidos entre
abril de 2016 y junio de 2017, o sea medio año del demócrata Barack Obama y
medio del republicano Donald Trump.
Los isleños practican un deporte de alta precisión, de
cirujanos, porque aclaran que en los dos últimos años de la administración del
afroamericano hubo cambios que flexibilizaban ciertos aspectos del bloqueo, sin
llegar a levantarlo. Y enfatizan en el gravísimo retroceso que supone la
política de Trump, expresada en su “Memorando Presidencial de Seguridad
Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los EE UU hacia Cuba”. Esa
orden ejecutiva del 16 de junio de 2017 derogó el documento relativamente más
benigno suscripto el 14 de octubre de 2016 por Obama.
Lo de los cubanos por ese expresidente dista muchísimo del
amor, pero lo deben extrañar en cierto modo puesto que en diciembre de 2014
comenzó un camino lento y con muchos recodos de normalización de las relaciones
con La Habana. Quien asumió el 20 de enero en Washington, en cambio, volvió a
la política agresiva, de bloqueo casi total, inclusive derogando la posibilidad
de viajes de norteamericanos por razones educacionales.
Además de guiarse por sus sentimientos brutalmente anti
humanistas, el mandatario yanqui está pagando así deudas de gratitud con los
círculos más agresivos de las mafias cubano-americanas. Por caso, la del
senador Marco Rubio y la legisladora Ileana Ros-Lehtinen, quien anunció que se
retirará del Congreso en 2018, después de 38 años. Mientras tanto, seguirá
fogoneando el bloqueo y todo lo que pueda afectar a las relaciones con Cuba, a
diferencia de lo que piensa el 73 por ciento de los estadounidenses. Estos
quieren normalizar las relaciones con su vecino, según las encuestas de Pew
Research y Florida International University.
Esa disposición a levantar el bloqueo, que había planteado
el “pato rengo” Obama, aunque con sus propias intenciones contra el socialismo,
tiene también razones económicas. “La organización ‘Engage Cuba’, junto con un
amplio grupo de instituciones y personalidades de EE UU que abogan por la
eliminación del bloqueo a Cuba, emitió un informe en junio de 2017 que refleja
que las medidas impuestas por el gobierno de Trump impiden que, a corto y
mediano plazo, se creen en ese país 12.295 puestos de trabajo y dejarían de
ingresarse más de 6.600 millones de dólares”, se lee en el informe de Cuba a la
72° Asamblea.
Daños brutales
El informe cubano sostiene que el daño económico ocasionado
por el bloqueo de los EE UU asciende a la astronómica cifra de 130.178 millones
de dólares, a precios corrientes, que si fueran apreciados por la depreciación
del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional en estas décadas
significarían 822.280 millones de dólares.
Sólo en el lapso transcurrido entre abril de 2016 y junio
del corriente año, el Minrex considera que el perjuicio fue de 4.305 millones
de dólares. Es el doble de la inversión extranjera directa anual que se
necesita para alcanzar pleno desarrollo económico, según el Ministerio de
Economía y Planificación de Cuba.
No se trata solamente de números. Alcanzan su pleno
significado cuando el informe va mostrando lo que el bloqueo daña en las
partidas destinadas a educación, salud, cultura, equipamiento industrial,
turismo, comercio exterior y otros sectores.
Se comprenderá entonces por qué este cronista siempre
plantea que los daños intensos provocados por los huracanes, por ejemplo Irma,
son menores que los del Huracán Donald y todos los anteriores que fueron
alcanzando categoría 5 impulsados por la Casa Blanca. No fueron una creación de
la naturaleza sino la planificación “científica” de las administraciones
demócratas y republicanas del poder bipartidista y monopólico del mal vecino.
Tiro en el pie diabético
El bloqueo perjudica bárbaramente al pueblo cubano, víctima
principal de esta historia. Sin embargo, también salen perdiendo muchos
estadounidenses pobres y aún ricos. En esa última categoría están productores
agropecuarios de Kansas y otros estados que se ven privados de vender alimentos
a Cuba, que bien podría ser su mercado conveniente por distancia. De allí los
12.295 puestos de trabajo que no se crean, según estimación de “Engage Cuba”.
En cuanto a muchos estadounidenses de diversas condiciones
sociales que también se ven lesionados se puede apreciar en la salud. Cuba es
una potencia médica y entre otras cosas produce el medicamento Heberprot-P para
tratar la enfermedad del pié diabético. Si la isla pudiera vender en ese país
ese producto, a su caja ingresarían 122 millones de dólares al año. Los grandes
ganadores serían los pacientes diabéticos norteamericanos, porque se salvarían
de sufrir 70.000 amputaciones de pies al año.
¿Tú también Brutus?
Como el cronista es argentino, en la lectura del extenso
documento cubano sobre daños del bloqueo, puso atención preferencial en lo que
pudiera haber sobre participación en esa política de empresas y bancos
extranjeros o nacionales contra empresas cubanas o argentinas ligadas a Cuba. Y
halló algunos casos.
Por ejemplo, en octubre del año pasado la oficina en Miami
de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) denegó la solicitud
de inscripción a la Agencia Havanatur S.A. Argentina, por encontrarse en la
lista de Nacionales Especialmente Designados de la OFAC, la dependencia
encargada de fijar sanciones a quienes comercien con Cuba.
En septiembre de 2016 la compañía holandesa de pagos
electrónicos PayU canceló los servicios de pasarela de pagos a la Havanatur
Argentina debido a las regulaciones de la OFAC.
En julio de 2016, el banco estadounidense City Bank canceló
las transferencias de pagos de servicios de Havanatur a la aerolínea colombiana
Avianca, y el banco español Santander canceló las transferencias a la empresa
cubana Puro Tabaco, distribuidor en Argentina, Uruguay y Chile de la
Corporación Habanos.
Eso no sorprende, por la mala fama del Citibank. En cambio
hubo perplejidad al leer que “en febrero de 2017, el banco argentino CREDICOOP
rechazó varios cheques depositados por la empresa Havanatur Argentina en la
cuenta de la aerolínea AVIANCA, producto del bloqueo”.
En forma tentativa y con impronta shakespearana, se le
podría preguntar al cooperativista Carlos Heller, titular del Credicoop, “¿tu
también, Brutus, hijo mío?”.
ortizserg@gmail.com
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