miércoles, 2 de agosto de 2017

La Constituyente, un gran éxito político de Nicolás Maduro

Por Emilio Marín
Se fortalece el gobierno bolivariano tras la votación

A pesar de los numerosos actos de violencia de la oposición, Venezuela concurrió a votar masivamente para la Asamblea Nacional Constituyente. Fue un gran éxito político de Nicolás Maduro, pero no obstante la oposición continuará con su violencia.


Los contrastes son muy gruesos, aunque desde Argentina sea difícil apreciarlos debido a la campaña de los medios concentrados como Clarín, que distorsionan todo lo relacionado con Venezuela. Este domingo el gran distorsionador fue Jorge Lanata en Canal 13, pata televisiva del monopolio.

El 16 de julio la Mesa de Unidad Democrática, MUD, convocó ilegalmente a votar en un plebiscito para armar un gobierno paralelo en el país sudamericano. Uno de los tres puntos sometidos a consulta autorizaba a la Asamblea Nacional, dominada por esa oposición pero colocada fuera de la ley por sus acciones fulminadas por el Poder Judicial, a designar nuevos jueces y miembros del Tribunal Supremo de Justicia.
En esa consulta trucha, sin el concurso del Consejo Nacional Electoral ni padrones ni autoridades ni veedores internacionales, dijeron que votaron 7.6 millones de personas. Como todo era fraudulento, de inmediato de proclamado el resultado, los operadores de la MUD quemaron todos los registros con el argumento que el gobierno no pudiera perseguir a los votantes. En realidad, estaban flojos de papeles y no toleraban un mínimo chequeo. Esa fue una cara de la moneda.

La otra, muy diferente, fue la elección convocada por el gobierno bolivariano para una ANC prevista por el artículo 348 de la Constitución de 2009. Eso fue anunciado el 1 de mayo pasado por el presidente y se cumplieron todos los pasos legales, con la convocatoria del Consejo Nacional Electoral presidido por Tibisay Lucena. Estaban convocados 19,4 millones de venezolanos en 24.000 mesas electorales, para elegir libremente a 537 delegados constituyentes. El total será de 545, pero los 8 restantes procederán de los pueblos originarios, que los elegirán según sus modos y costumbres hoy 1 de agosto.

El resultado fue, según el informe de Lucena a nombre del CNE, una votación de 8.089.230 personas. Sobre el padrón total supone un 41,53 por ciento, un alto porcentaje sobre todo por el contexto político actual. Ese porcentaje sube al 58,8 por ciento si se tiene en cuenta que normalmente no concurre a votar el 100 por ciento del padrón sino alrededor del 70. Además, hay que tener en cuenta que el voto en Venezuela no es obligatorio sino voluntario, otro elemento que otorga más importancia al caudal que se recogió en las urnas el domingo 30.
Hasta los diarios opositores como El Universal, El Mundo, Tal Cual, El Carabobeño y otros, debieron admitir que la cifra proporcionada por el CNE era la correcta. A confesión de parte, relevo de pruebas...

Río de gente
Los procedimientos y escrutinios de la justicia electoral venezolana gozan de un bien ganado prestigio internacional. Con la del domingo se cuentan 21 elecciones desde que Hugo Chávez llegó al Palacio de Miraflores; él y sus seguidores, caso de Maduro en 2013, ganaron 19 comicios y perdieron sólo dos, admitiendo de inmediato los resultados, algo que la oposición nunca hizo. Elecciones reñidas y polémicas fueron de una limpieza absoluta según los observadores internacionales, entre ellos Fundación Carter de EE UU.

Y la del 30 de julio no fue la excepción, de allí el contraste con el fraude de la MUD de dos semanas antes, con quema de toda la papelería para no dejar evidencias.
Lo más resaltable del 30-J fue el contexto de violencia criminal y terrorista que tuvo que amortiguar el gobierno y la población para poder ejercer el voto. En barrios del este de Caracas, sector rico de la población, se había amenazado de muerte a quienes fueran a sufragar. Allí y en otros estados se atacó 200 centros de votación y quemaron máquinas de votar, se asesinó a un sargento de la Guardia Nacional Bolivariana, hubo atentado explosivo en la plaza de Altamira, bastión opositor del Chacao, donde se hirió a ocho efectivos que sufrieron serias quemaduras, etc.

En el PPT de Lanata, con dos periodistas filmando y mintiendo a dos manos, no registró ese atentado terrorista en la plaza de Altamira, a pesar de que anduvieron por allí. Luego se fueron a Miami, desde donde completaron su farsesco reporte al canal 13.

Pese a ese clima de violencia y muertes, sobre todo en Táchira y Mérida, el grueso del pueblo creyó necesario ir a votar. En algunos municipios donde era imposible votar por la violencia y amenazas de las guarimbas de la MUD, el CNE autorizó votar en un estadio de Caracas. No se piense que fue al voleo ni generalizado el cambio de lugar. La titular del organismo aclaró que “únicamente electores de municipios Chacao, Baruta, Sucre y El Hatillo, así como de las parroquias El Valle, La Vega y El Paraíso, del municipio Libertador, pueden votar en el centro de contingencia de paz habilitado en El Poliedro de Caracas”.

Las imágenes del gentío que no podía votar en sus lugares habituales por la violencia opositora e iba a pie hasta el Poliedro, fueron conmovedoras. Aún más lo fueron las fotos de población de Táchira cruzando un río o caminando por el monte para eludir los trancazos de la oposición y poder votar. Hugo gran cantidad de electores pero también mucha calidad de gestos patrióticos y democráticos de la ciudadanía para participar del inicio de la Constituyente sin olvidar a los 146.000 efectivos de la Guardia y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana que dieron seguridad a los comicios.

Paz y profundización
¿Por qué tal afluencia de gente a votar, en circunstancias tan adversas?
La respuesta no es sencilla, porque influyeron diversos motivos, pero seguro que uno de las más importantes es que la población no está de acuerdo con que siga el terrorismo que ya provocó más de cien muertos y 1.600 heridos. La apuesta de Maduro a la Constituyente contactaba con ese deseo profundo del pueblo, de sus seguidores e incluso de quienes no lo son pero quieren discutir civilizadamente el rumbo político al interior del campo bolivariano.

Para esa amplia mayoría era la hora de los votos y no de las balas, las molotov y las guarimbas, ni de quemar vivo a sus contrincantes, como han hecho los opositores con personas del chavismo y efectivos de seguridad.

Maduro dijo haber negociado con Julio Borges y otros dirigentes de la MUD hasta último momento para que participaran de la ANC, pero hubo un boicot violento a la elección de constituyentes. Y luego una seguidilla de mentiras: que era un fraude, que habían votado 2 millones de personas, que convocan a una nueva toma de Caracas para el día que se constituya la ANC, etc.
De allí que, con un punto de vista realista, sale como conclusión que el deseo de paz expresado en el voto no será posible plasmarlo en la realidad inmediata, por más voluntad que exprese la ciudadanía y el gobierno. Para los acuerdos hacen falta dos partes...

Otro motivo que explica la masividad de la votación es que reunió a los partidarios firmes de Maduro, que son millones, con sectores que mantienen críticas a determinadas políticas, métodos y funcionarios del gobierno, pero que obviamente se deslindan del boicot de la MUD. Por caso, las veinte organizaciones nucleadas en “Chavismo bravío” que cuestionan la falta de profundización antiimperialista, el burocratismo en la administración y la falta de resolución práctica de problemas que hacen al abastecimiento de productos de primera necesidad (la responsabilidad principal recae en el gran empresariado privado pero el gobierno tiene su parte).

El gobierno de Maduro busca que la Asamblea Constituyente pueda ampliar los derechos sociales establecidos en la Carta Magna de 1999; superar el rentísmo petrolero alrededor de PDVSA, fortalecer los poderes comunales y programas como los Comités de Lucha por el Abastecimiento y la Producción (CLAP); castigar el terrorismo filo fascista y a esa parte de la oposición empeñada en montar un gobierno paralelo e ilegal con el beneplácito de la administración Trump y gobiernos neoliberales de la región.

Uno de los que primero salió a atacar la Constituyente fue el departamento de Estado. En su comunicado dijo que la ANC está diseñada “para reemplazar la Asamblea Nacional legítimamente electa y socavar el derecho del pueblo venezolano a la autodeterminación”.

Y como obedientes patitos en fila, los gobiernos de Argentina, Colombia, Panamá, Brasil, México, Perú, España y el Parlamento Europeo repitieron ese libreto estadounidense. Uno de los más provocadores fue el de Macri, cuya cancillería lamentó que se “haya proseguido con la elección a una asamblea constituyente que no cumple con los requisitos impuestos por la Constitución; Argentina no reconocerá los resultados de esa elección ilegal”.

Brasil, Argentina y Paraguay se han puesto de acuerdo para suspender a Venezuela en el Mercosur, ahora ya no pretextando incumplimiento de legislación del bloque sino con la aplicación de la Carta de Ushuaia, por violar supuestamente la democracia. Muy digno Evo Morales que ya en la cumbre de Mendoza no firmó una declaración preparatoria.

La victoria política interna de Maduro el domingo explica que la oposición busque en Trump, Macri y otros lame botas yanquis, el apoyo para su guarimba decadente. Claman por más aval de afuera para mantener su golpismo de adentro.

ortizserg@gmail.com

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