martes, 20 de junio de 2017

Se construye una candidatura

Por Jorge Aniceto Molinari
Uruguay

Ya hemos escrito sobre cómo llegó a la construcción del Frente Amplio, a fines de los 60, la candidatura a la Presidencia de la República del General Líber Seregni. El Uruguay venía de una construcción exitosa en el seno del Partido Colorado de lo que habían sido las presidencias de José Batlle y Ordoñez, en los inicios del siglo 20.



Ahora la experiencia se había agotado porque el mundo para el cual fue desarrollada por su líder había cambiado. La crisis del capitalismo superada trágicamente con dos guerras mundiales había dado paso abiertamente al mundo de los complejos empresariales multinacionales en desarrollo y superando en su dimensión económica a cada uno de los grandes Estados. Hagamos memoria de las “marcas” y productos hoy muy conocidos, que inundan nuestros mercados y el diario vivir, su ingreso se produce precisamente en esta etapa de la historia.

Sin embargo cuando nace el Frente, la existencia de la Unión Soviética, China, Cuba, etc., los países del llamado “socialismo real”, con estructuras de un fuerte capitalismo de estado, hacían pensar en la posibilidad democrática de construir democracias solidas, con proyectos propios y con participación popular.- Rodney Arismendi desde la Secretaria General del Partido Comunista desarrolló la tesis sobre la construcción de una democracia avanzada, que mucho tenía que ver con sus lecturas de Lenin y Gramsci.

El ya debilitado imperialismo norteamericano y no debilitado en su estructura militar, sino como Estado, endeudado, y con una moneda envilecida, cedía paso a una nueva condición de Estado gendarme al servicio de quienes habían pasado a gobernar el mundo. Gobernanza marcada por el agostamiento de la tasa general de ganancia en medio del creciente endeudamiento de los Estados, el aumento de las emisiones monetarias y de los paraísos fiscales. El acotamiento de las matrices económicas nacionales e incluso regionales, el tener que pensar en el espacio económico universal para cualquier proyecto de mediano o largo plazo.

De todos modos “los servicios imperiales” dieron nacimiento al Plan Cóndor con sus dos pinzas para tratar de anular los avances democráticos y sociales; una, la injerencia militar y de inteligencia, directa, la otra y luego de que se les fuera de las manos la guerrilla cubana, en el aliento a guerrillas que le sirvieran para desarticular el movimiento de masas que se hacía presente en cada país en el amparo de las más caras aspiraciones populares.

Los pueblos se dieron los instrumentos, amalgamando todos los esfuerzos libertarios, para construir gobiernos progresistas en medio de una enorme contradicción, que tiene como escenario el mundo; la crisis del capitalismo ya es irreversible, y lo que fue la guerra para solucionar la anterior, ya no es posible sin condenar a la humanidad al suicidio. Sin embargo en el ahogo de sus economías  siguen tentados a hacerlo, o por lo menos llegar hasta los límites mismos de la tragedia mayor, apostando a la industria de la guerra.
Los gobiernos, aún los más socialmente avanzados nadan en medio de esta contradicción defendiendo el derecho de la gente a una vida mejor, pero que a la larga no es posible sin resolver la contradicción principal en la que está envuelto el modo de producción capitalista.

Esto nos lleva a encarar la lucha por la paz como fundamental para poder dar salida con un programa que necesariamente deberá tomar la moneda y los impuestos, la muerte de los paraísos fiscales, como el instrumento para poder planificar una economía también como la capitalista, de transición, con alcances mundiales, que realice eso que hoy al capitalismo no le es rentable pero que la humanidad necesita imperiosamente.

Lo que parece tan simple de comprender no es entendible fácilmente porque la economía mundial sigue creciendo (si no fuera así, la predominancia del capitalismo tendría firmada ya, su sentencia de muerte), y a la vez la tecnología nos asombra con su desarrollo, como por ejemplo la capacidad potencial de poder alimentar y regular la población de todo el planeta, y cuando decimos alimentar estamos hablando en el sentido más amplio y completo de la palabra, cuerpo y espíritu; inimaginable para las generaciones que nos antecedieron donde el aumento de la población era sinónimo de hambre.

He aquí en grandes trazos el marco donde hoy nace en el Uruguay la posibilidad de que el Frente Amplio para el próximo periodo de gobierno lleve a la Presidencia de la República al Dr. Mario Bergara.
Recordamos la enorme preocupación del General Líber Seregni para que el Cr. Danilo Astori fuera el candidato de todo el Frente Amplio a la Intendencia de Montevideo, era una enorme prueba de gestión –creemos que eso era lo que pensaba Seregni, y discúlpesenos el atrevimiento- fundamental para todo el Frente y para un compañero de una enorme capacidad técnica.

Astori prefirió organizar su propio grupo, y eso ya es parte de otra historia; desde el punto de vista técnico, con repercusión política directa, enorme ha sido su aporte, no así en el plano estricto de proyección política y de gestión administrativa, donde él y su grupo han corrido la suerte variopinta de la interna frentista. Suerte variopinta que ha conocido y conoce aciertos, errores y horrores, estos que comprometen la suerte electoral del Frente Amplio al frente de la administración pública. Aunque en definitiva la suerte electoral siempre termina dependiendo del manejo monetario y de su principal derivado: el costo de vida y el acceso a los bienes de consumo que los sectores conservadores manejan en su beneficio. Es el mundo de los exportadores en dólares, la vida común de todos los días, nuestra y de nuestros conciudadanos, en pesos nacionales y el consabido discurso sobre el atraso cambiario de los primeros.-

Bergara es uno de los valores más destacados con los cuales hoy cuenta el Frente y también el país, seguramente de él estaría orgulloso y dispuesto a colaborar si viviera el General.
Ahora el dilema vuelve a plantearse: ¿Bergara jefe de un grupo político dentro de los múltiples que hoy coexisten en el Frente o candidato de todos?

Esto no me preocuparía tanto si Mario encabezara un programa claro y definido que se abriera paso en medio del medio centenar de programas híbridos con los que cuentan cada uno de los grupos, pero me temo que los tiempos van a exigir primero la candidatura y luego las condiciones programáticas, que a mi modo de ver las cosas, son inexorables para poder realizar acciones de gobierno con el apoyo de la gente en medio no solo de un desafío nacional sino en esencia universal. Y ello supone, tiempos, plazos, tareas actuales, muchas de ellas cruciales para la actividad económica y atender a lo que la Constitución y las leyes establecen si de tiempos electorales hablamos.
sipagola@adinet.com.uy


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