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miércoles, 19 de febrero de 2020

Colombia La telenovela de Aida o de la revista Semana



Por Tony López R.:
La edición No. 1971 del pasado 9 al 16 de febrero del año en curso, el gran titular de la portada de la Revista Semana, fue el siguiente “La telenovela de Aida”. La ex senadora colombiana Aida Merlano, que siendo muy joven se vinculó al clan de la familia Gerlein, a quien se le condenó a varios años de prisión por corrupción electoral, (compra de votos). 

Ella aprovechando que fue llevada a un centro asistencial de odontología, logró una fuga, digna de un filme hollywoodense, deslizarse por una cuerda, por una ventana de dicho centro y emprender la fuga en moto, terminando su odisea al ingresar ilegalmente a territorio venezolano donde fue detenida y está sometida a un proceso penal por tal delito.


El poder judicial venezolano, actuando en derecho y apegado a los acuerdos internacionales, escuchó las razones de la acusada de su ingreso ilegal a territorio venezolano, audiencia pública, donde hizo sus alegatos y las razones que la llevaron a ingresar furtivamente en Venezuela y denunció al régimen para presidencial de Iván Duque y de acuerdo al derecho que le asiste, solicitó asilo político al gobierno venezolano.
Quedó claramente establecido en dicha audiencia que la ex senadora Merlano, solicitó asilo político en el país vecino y basó sus graves argumentos, en que es una perseguida política del gobierno del presidente Iván Duque. A quien acusa de intentar asesinarla.

Para desdicha de nuestra América Latina, la mayoría de los medios de prensa occidentales están al servicio y en defensa de los intereses del sistema y de los gobiernos de derecha e incluso dictatoriales como en el caso hoy de Bolivia. 

Colombia es un ejemplo vivo de esa política desinformativa, poco les interesa la gravedad de lo denunciado por la señora Merlano, al contrario, la intención es descalificar a la excongresista, defender al régimen y además aprovechar para promover electoralmente a uno de los integrantes del clan de la costa atlantica, denunciado por la exsenadora.  
Esta afirmación se aprecia claramente en la ya mencionada crónica “La Telenovela de Aida”, de la revista Semana y que demuestra el nivel de desinformación, las malévolas intenciones contra Merlano y defensor del régimen.   Convirtiéndose la revista y el autor de la crónica en fiscal, juez y parte.

Comencemos por el primer elemento no solo desinformativo, sino agresivo y ofensivo contra Venezuela, señala la crónica. “El helicoide era un proyecto de centro comercial que se convirtió en una macabra cárcel   donde el régimen venezolano tortura a sus enemigos”.

Colocar la palabra macabra, lleva la intención de que es un centro terrible, donde se cometen torturas y crímenes.  la idea e intención de la revista es manipular y sembrar en el pensamiento del lector la existencia de un régimen dictatorial que comete crímenes y viola los derechos humanos. ¿Tiene la Revista Semana pruebas concretas y documentas, de que en esa cárcel se cometen crímenes y torturas? Sí es así debe presentarlas.

Ha investigado la Revista Semana, lo que sucede en las cárceles colombianas, que hoy presenta una población de más de 125 mil ciudadanos presos en todo el país, por cierto, son famosas las de Itagüí, la Modelo, la Dorada, Combita, entre otras, resultaría interesante para el lector colombiano que Semana, haga una investigación y averigüé de porque tienen famas dichos centros penitenciarios.  
Aquí viene la otra perla, dice:  “sorprendió que supuestamente recluida en esa prisión,  Aida Merlano, apareció, peinada, maquillada y sin esposa”, al parecer para este cronista, ella debía llegar golpeada,  torturada, desmejorada, despeinada y esposada, otra fórmula de sembrar en la mente  del lector, que la ex congresista está comprada por el presidente Maduro y que los reos que salen de ese centro, cuando los llevan al tribunal aparecen con una pinta distinta a como se presentó la ex congresista.

Y aquí viene la otra pincelada malévola del local que acoge al tribunal y dice: “El escenario, un pequeño corral de madera, evocaba los juicios políticos de Cuba y China”.  Aquí sienta en el centro la época de la guerra fría, Cuba y China, esto es para evocar las falsas y grandes desinformaciones a que han sido sometido ambos países, víctima de la campaña de desinformación ordenada desde Washington, después del triunfo de la Revolución Cubana en 1959 y de la Revolución China en 1949 y hasta nuestros días.

Referir, que llevaron a la Merlano, a un tribunal cuyo escenario es un pequeño corral, la idea que se trasmite, que es como un establo o un corral de chanchos, de vacas o de aves, y acuñar sus posiciones políticas anticomunista y Macartistas, al afirmar, como los juicios en Cuba y en China. Que pruebas y que documentación tiene la Revista Semana de los juicios en Cuba y China. Esta crónica tiene toda una intención política y se involucra en un delicado tema, de carácter diplomático con ambas naciones.
Qué vergüenza para la prensa colombiana, semejante despropósito, cargado de odio y de prejuicios, sin tener la más mínima ética y moral, para hablar de otros países.

En Cuba, señores de Semana, sí se hacían juicios y se hacen en salas   que pueden ser envidias de muchos edificios de tribunales en nuestra América y no en corrales. Constituido como manda la ley y la Constitución, por magistrados, fiscales, abogados de la defensa y testigos. 

A esos tribunales que tanto difamaron los medios de la época, fueron llevados  quienes cometieron durante la dictadura batistiana crímenes de Leza Humanidad, o a los ejecutores de actos terroristas que provocaron la muerte  de centenares de cubanos inocentes, acciones pagadas y dirigidas por la CIA y los terroristas de Miami, encabezado por  Luis Posada Carriles, agente CIA y criminal de guerra, organizó y ordenó la ejecución de la voladura de un avión de Cubana con 73 pasajeros a bordo, protegido y apoyado por Estados Unidos y otros actos de terror en centros públicos y hoteles que costó la vida a cubanos y ciudadanos extranjeros.  Y que ustedes callaron y nunca divulgaron una sola línea sobre esos criminales hechos.

Los que no tienen esa posibilidad de ver a sus victimarios en un tribunal son los más de 800 líderes y lideresas sociales asesinados en Colombia, ni los más de 175 ex guerrilleros de las FARC- EP engañados y víctima de un evidente plan de exterminio, luego de haber entregado las armas y 38 de sus familiares. O los más de 5000 colombianos miembros de la Unión Patriótica, asesinados en la década del 80, tampoco los entre 3000 y 5000 jóvenes inocentes víctima de la política de falsos-positivo, en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, y actual líder del partido de gobierno Centro Democrático. Actualmente hay muchas informaciones y acusaciones graves contra altos funcionarios del actual Gobierno, que son acalladas por los medios hegemónicos colombianos.

En su muy contradictoria crónica, que tiene los ingredientes periodísticos afines a la política estadounidense y de los centros de poder mediáticos en América Latina, de introducir verdades, con mentiras y medias verdades, señala “relató Merlano que Vargas Llera como retaliación por no haberlo apoyado habría montado con el fiscal de la época Néstor Humberto Martínez, su fiscal de bolsillo el entramado judicial para sacarla del ring”.

Y añade que: “Acusó a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia que la condenaron de dejarse sobornar y le negaron el debido proceso”.
Es una acusación muy grave y muy seria, de una ex senadora de la República, para que la revista se pierda en temas banales y llevados por la intención política de defender a la oligarquía en el poder y al gobierno para- presidencial que existe en Colombia y que queda muy claro al afirmar que: “Aida Merlano involucro en su caso al presidente Duque y al expresidente Álvaro Uribe Vélez, cuando ellos no tienen nada que ver con este episodio”

Una afirmación muy atrevida, arriesgada y tomando parte, el autor de la crónica y la revista, puesto que por el momento no se conocen el contenido de las acusaciones de la Merlano, no solo contra el presidente y contra el senador Uribe, sino contra funcionarios judiciales, gubernamentales y legislativos.
De acuerdo a lo que ha salido público, ella declaró que fue secuestrada y la intención era asesinarla, y que detrás de ese episodio está el clan de la familia Gerlein y Char. Pero el cronista continuando con su argumento de defender a los acusados, señala, “en todo caso, como se trata de declaraciones hechas ante un régimen que Colombia no reconoce, podrán producir un gran impacto entre la opinión pública, pero no tiene efectos judiciales”.

Evidente la intención del artículo, descalificar las acusaciones de Merlano y a Venezuela, porque se trata de un régimen que Colombia no reconoce y afirma que no tiene efectos judiciales, tremendo error y desconocimiento de la ley y del derecho internacional.
Pedirle a Juan Guaidó, la extradición de Aida Merlano,  es un craso error, Guaidó no es ni nuca fue Presidente  y ahora ni tan siquiera es  presidente de la Asamblea Nacional en desacato, porque no fue elegido.

Es un error político y diplomático del presidente Iván Duque, muy mal asesorado por la cancillería colombiana. Trump no nombra presidentes en América Latina, eso lo deben tener claro no solo en Colombia, sino en aquellos países que no reconocen al gobierno de Nicolás Maduro y que siguiendo las ordenes de Trump reconocieron al autoproclamado.  El caso de Aida Merlano es una muestra, que Guaidó no manda ni en su casa. Esa solicitud de Duque a Guaidó parece un mal chiste.
Ella puede llevar el caso a los Tribunales Internacionales y en lo que atañe a hechos y acciones contra su integridad y soberanía Venezuela, también puede llevarlo a la Corte Penal Internacional, de la cual es un país firmante al igual que Colombia.

Es realmente vergonzoso esta afirmación, al cronista lo que le importa, no es que se esclarezcan los hechos y la certeza o no de los delitos cometidos por la clase dirigente, no, lo que coloca como principio es que, al no existir relaciones diplomáticas, las denuncias no tienen efectos judiciales.

Señores, los delitos denunciados, si se cometieron o no, no se desarrollaron ni se cometieron en Venezuela, sino en Colombia y por tanto es el Estado colombiano el que debe ser el más interesado en esclarecer los hechos o lógicamente quedará más al desnudo que es un Estado Fallido, y con un gobierno para presidencial.

Según la revista eso puso nerviosos a sus jefes políticos Julio Gerlein y al clan Char, quienes la consintieron primero y la amenazaron después. Según la revista, ella declaró que estos le enviaron un abogado que planeo su escape, y que en realidad era un secuestro para asesinarla.
En su afán de la defensa de los señalados en sus acusaciones por la señora Merlano, el cronista celebra la gestión que como alcalde tuvo Alex Char y que hizo historia en Barranquilla y con gran kilometraje para ganar la presidencia en el 2022. Buena campaña desde ahora para el candidato   del uribismo y un sector de la oligarquía.  Otra forma de la revista de defender a uno de los implicados en sus denuncias de la ex senadora.

Las afirmaciones del cronista al concluir su poca honrosa crónica, señala. “Nunca se sabrá si sus declaraciones las indujo el régimen venezolano, lo creo la propia protagonista o si hubo una combinación de los dos”.  Y añadió, “para meterse a Maduro en el bolsillo, Aida, necesitaba desprestigiar todo el establecimiento colombiano”.
Estas afirmaciones descalifican y pone en evidencia la intención del cronista y de la Revista Semana, que se ha convertido en la portavoz de la extrema derecha colombiana.

Veremos que sucederá cuando mañana lunes, cuando la periodista Vicky Dávila, para nada sospechada de castro-chavista, como señalaron algunos tuiteros uribistas, dio a conocer que le hizo una entrevista a Aida Merlano y público en su Tuiter: “Hace pocas horas que llegué de Caracas. Logré entrevistar a la ex congresista Aida Merlano durante horas. Lo que dice es muy grave. Uds. podrán verla el lunes   a las 11.30 am en el canal Semana TV. Su relato es tan tenaz que no sé cómo la justicia de Colombia podrá no investigar”.

Esperemos que la polémica periodista Vicky Dávila, pueda salir al aire y dar a conocer la denuncia de Aida Merlano y que ella, Dávila, califica de grave y lo tenaz de sus relatos, que no sabe cómo la justicia colombiana podrá no investigar.

El ejercicio del periodismo en Colombia es muy complicado y cuando pone en peligro el sistema, son acallados.  Sobre este tema hay muchas denuncias públicas ante organizaciones nacionales e internacionales. Centenares de periodistas son víctimas de la represión y muchos han pagado con su vida el sostén de una opinión.

(*) Periodista, politólogo y analista internacional.
jorgarcia726@gmail.com

sábado, 4 de mayo de 2019

Colombia: El presidente Iván Duque en su laberinto



Por: Tony López R.:

A solo nueve meses de ejercer la presidencia en Colombia, el señor Iván Duque Márquez, ha venido enfrentando diversos y muy complejos temas de carácter económico, político y social que lo ha introducido en un verdadero laberinto.  El tema político, tal vez el más grave por lo indigno, es recibir severos regaños del presidente Donald Trump, regaños que no solo humilla al inquilino de la Casa de Nariño, sino que también insulta a Colombia y a su noble pueblo, al colocarlo en la lista de un país malévolo y considerarlo  causante de proveer la droga en su país y que afecta muy seriamente a la población estadounidense donde se calcula que un 20 por ciento de su población es adicta a las droga.
Ha sido costumbre de los distintos gobiernos de Estados Unidos, culpar a otros de sus males y ofender no solo a Colombia, decir públicamente que los países latinoamericanos y sus hijos, son delincuentes, drogadictos, violadores, como lo ha expresado Trump, sobre los migrantes mexicanos y centroamericanos, es ofensivo y humillante. Los Gobiernos que se respeten como el de López Obrador, que dio merecida respuesta, deben contestar a tamaña insolencia, porque ofende a la dignidad de nuestros pueblos.


Pero, ni los gobiernos anteriores, ni el de Trump, tomaron, ni este, ha tomado medidas drásticas y serias para combatir a los carteles de la Drogas en San Francisco, Los Ángeles, New York, Miami, Boston, Chicago, Filadelfia entre otros y cuyos integrantes y jefes son norteamericanos y no latinos.  Muy grave es la denuncia que en 1996 hizo el periódico San José Mercury, de California, cuando publicó una investigación de Gary  Webb,  en tres partes, los días 18 al 20 de agosto de 1996,  en ella da  a conocer que capitaneado por el entonces vicepresidente George W Bush, las Fuerza Democráticas Nicaragüenses (FDN), entre 1981 al 86 inundaron de cocaína y crack a Los Ángeles, cuyo objetivo era recaudar cientos de millones de dólares para financiar la guerra contra el gobierno sandinista. 

Se conoce por el diario californiano que Donald Gregg, asesor de seguridad nacional del vicepresidente Bush, el teniente coronel Oliver North y el ex oficial de la CIA el cubano americano Félix Rodríguez Mendigutia, negociaron con el cartel de Medellín, la compra de varias toneladas de cocaína, que ingresaban a las bases de San Diego, California, a través de aviones de la Fuerza Aérea estadounidense, procedentes de las bases de Palmerola en Honduras y de Ilopango en El Salvador.
La respuesta, a este comercio de droga protegida por los Gobiernos estadounidense, es muy clara y sencilla, el trafico y venta de estupefacientes en Estados Unidos, Europa y Asia, ingresan anualmente entre 600 y 800 mil millones de dólares y los más favorecidos son los grandes centros financieros de Wall Street. Eso explica la indulgencia o la inacción de las agencias especializadas como la DEA, cuya función no es reprimir, sino persuadir y de colaboración con los carteles a ellos subordinados para atacar a los carteles que no dominan.

Es plenamente público que, con el apoyo de la Policía Nacional colombiana, los paramilitares y el Cartel de Cali, la DEA los usó contra Medellín y no precisamente por el tráfico de cocaína de dicho Cartel, sino porque su jefe Pablo Escobar, comenzó a introducirse en el mercado interno en los Estados Unidos y eso no podían permitirlo los carteles gringos. Pablo había descubierto que las mayores ganancias estaban en el comercio al detalle.

La molestia de Trump, no creo que sea el de la droga, me queda claro que el asunto está más vinculado a presionar a Duque para que acepte usar el territorio colombiano para atacar a Venezuela.  Cierto es que  el gobierno de Duque se ha sumado decididamente a combatir al gobierno legítimo y democrático de Venezuela, estableciendo una alianza  con el gobierno de Estados Unidos para derrocar a Maduro, pero Duque públicamente a declarado que desde territorio colombiano  no se producirá ninguna intervención militar, seguramente porque conoce que dentro de las Fuerzas Militares colombianas, existen sectores en el Alto Mando de las FF.MM,  con mucha reserva de participar en esa aventura, los motivos son varios, entre otros:

Estados Unidos, dice tiene todas las opciones sobre la mesa, incluida la intervención militar. Solo que no quieren sean sus militares los que pongan el pecho a las balas, sino terceros que hagan el trabajo sucio y luego ante un supuesto éxito, venir a usurpar el poder y apropiarse de las riquezas venezolanas.
Las FF.MM colombianas saben que las Fuerzas Armadas Bolivarianas, (FANB) y sus medios de combate, aéreos, navales y terrestre, están equipados con la más alta tecnología militar rusa, además entrenados en estrategia y táctica de combate regular e irregular, no así las colombianas.

Otro elemento es el psicológico y político, un ataque de los militares colombiano a Venezuela, sin que medie una confrontación entre ambas naciones, los convertiría en un ejército de mercenarios y sus soldados, clases y oficiales no tendrían la moral y el coraje del Ejército Bolivariano que lucha por su país con coraje, valentía e impedirían a cualquier costo que botas extranjeras pisoteen su sagrada patria.

Los venezolanos cuentan con dos millones de milicianos y apoyo popular y no es así en Colombia, donde las FF:MM recibirían el repudio y el rechazo a intervenir en una nación que no representa un peligro para los colombianos y los inmiscuye en una guerra que no les pertenece, una nación vecina que siempre ha estirado la mano amiga y la de mantener buenas y pacificas relaciones. Paz, es hoy lo que el pueblo colombiano está clamando, paz y no más guerra.

Las FF.MM colombianas saben y son conscientes que una intervención militar desde su territorio hacia Venezuela, le permite al gobierno y Estado venezolano, adoptar la legitima defensa y por lo tanto, así como los atacan, la FANB tiene todo el derecho de repeler la agresión y atacar las posiciones enemigas y al territorio de donde es atacado. Eso ya convierte este conflicto en un escenario regional cuyo alcance nadie puede predecir y más bien extenderse más allá de Venezuela y Colombia, conflicto donde hasta los Estados Unidos podrían recibir serios castigos porque los pueblos están hartos de tantas humillaciones, abusos y de la descarada política injerencista de Washington en sus asuntos internos.

De otra parte, el gobierno de Duque, sabe que el Grupo de Lima se ha manifestado por una solución dialogada y pacifica entre venezolanos sin intervención militar y que a pesar de los ingentes esfuerzos de Luis Almagro en su condición de Secretario General de la OEA quien siguiendo las ordenes de Departamento de Estado, no ha podido, ni imponer la Carta Democrática, ni el apoyo del Grupo de Lima a una acción militar. Tampoco tiene el apoyo de toda la OEA, pues solo 12 países conforman el Grupo de Lima, de los ahora 33 países que la integran, luego de la digna salida de Venezuela de la OEA, lo que política y diplomáticamente aislaría a Colombia internacionalmente de una buena parte de los países de la región, también de la Unión Europea que se opone rotundamente a una acción de fuerza. Y muy importante se enfrentarían a dos grandes potencias que no pueden dejar de tomar en cuenta como es Rusia y China.

Los otros grandes problemas a los que se enfrenta el presidente Duque y que no son menores, es la exigencia del pueblo colombiano respecto al cumplimiento de los Acuerdos de La Habana.  A la hora de escribir este artículo no se ha podido llegar a un acuerdo entre el Senado y el Gobierno respecto a las seis objeciones que plantea el presidente Duque a la Justicia Especial de Paz (JEP), algo insólito porque se conozca, nunca luego de un acuerdo en el senado, se había pedido repetir la votación, porque el presidente duque   había perdido, el solo hecho de repetirla ya es un insulto y una violación a la democracia. Ahora será la Corte Constitucional la que debe tomar la decisión, la que le resultará muy difícil resolver lo contrario, a lo que ya esa misma Corte había aprobado.

Otros problemas del gobierno, está relacionado a la inacción de la fuerza publica ante la descarada manera de cómo actúan impunemente los paramilitares y los carteles de la droga en Colombia, culpables de la ola de asesinatos a lideres sociales que ya suman más de 670 dirigentes asesinados. Y a 130 ex guerrilleros desmovilizados de las FARC y 15 de sus familiares, incluyendo a un bebe de 7 meses de nacidos, acribillado a balazos en La Guajira y el caso de Didier Torres en el Catatumbo.
Los graves problemas en el bajo Cauca y la Minga, un tema no solucionado y con muy malos augurios para las etnias colombianas. La crisis con el sector de la educación y estudiantil y no menos grave es la crisis que se ha creado en Cúcuta, con un grupo de desertores del ejército bolivarianos, alentados por el fantoche y auto proclamado Guaidó y abandonados a sus suerte en la frontera, dejándole ese clavo caliente a su amigo el presidente Duque quien seguramente por órdenes de Washington, cual títere del impero respalda.

Esperemos a ver como sigue está historia del presidente colombiano, porque el fracasado intento de Golpe de Estado, del pasado 30 de abril, ahora no se sabe dónde se refugió el autoproclamado, al parecer como una rata, anda huyendo y su amigo el asesino Leopoldo López asilado en la embajada de España.

En fin, serios y graves problemas deben enfrentar el presidente Duque, cuya popularidad está en los niveles más bajo al que haya llegado un presidente en Colombia. Al parecer el camino no está limpio, el laberinto por donde tiene que transitar es complejo y plagado de grandes escollos, porque por último Duque debe saber que para autorizar el ingreso de tropas extranjeras a Colombia para atacar a un país vecino debe contar con la aprobación de las 3 cuarta parte del Senado y al parecer lo está incumpliendo, pues se conoce que actualmente hay numerosos altos mandos militares del Comando Sur de los Estados Unidos en Colombia.

¿Duque apoyará la petición de Trump, de aceptar que tropas de las FF.MM colombianas, o tropas mercenarias, contratadas por Estados Unidos, usen el territorio colombiano, en franca violación a la Carta de las Naciones Unidas, desacatando al Consejo de Seguridad y a la propia Carta de la OEA de la cual Colombia es miembro? ¿Será capaz Duque de asumir tamaña responsabilidad?

jorgarcia726@gmail.com