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viernes, 31 de julio de 2020

El mundo con temporario y lo políticamente correcto



Por Homar Garcés:

La indiferencia absoluta ante el dolor ajeno ha reemplazado -sin mucho escándalo y/o vergüenza entre aquellos que lo presencian, aun en medio de la pandemia del Covid 19- la solidaridad o la empatía que debiera generarse entre la humanidad, ya sea que ésta se origine por causa de las distintas religiones que se profesen (caracterizadas e inspiradas, en apariencia, por el amor al prójimo), o por el tipo de educación recibida (donde destacarían la importancia y la necesidad de los valores éticos y morales). Esto se pone de manifiesto mayormente en el área económica, con un capitalismo neoliberal autocomplaciente, en búsqueda constante de mayores ganancias, cuyos apologistas consideran que la asistencia social prestada por el Estado es una traba dispendiosa que hace insostenible cualquier grado de crecimiento económico que se plantee.



A grandes rasgos, el mundo contemporáneo se encuentra saturado de opciones individualistas y/o individualizadas que merman la posibilidad real de alcanzar el bien común. Zigmunt Bauman en “Trabajo, consumismo y nuevos pobres” sentencia: “En otras épocas, la apología del trabajo como el más elevado de los deberes -condición ineludible para una vida honesta, garantía de la ley y el orden y solución al flagelo de la pobreza- coincidía con las necesidades de la industria, que buscaba el aumento de la mano de obra para incrementar su producción. Pero la industria de hoy, racionalizada, reducida, con mayores capitales y un conocimiento profundo de su negocio, considera que el aumento de la mano de obra limita la productividad.

En abierto desafío a las ayer indiscutibles teorías del valor -enunciadas por Adam Smith, David Ricardo y Karl Marx-, el exceso de personal es visto como una maldición, y cualquier intento racionalizador (esto es, cualquier búsqueda de mayores ganancias con el capital invertido) se dirige, en primer lugar, hacia nuevos recortes en el número de empleados”. Tal situación convierte a los mercados en objeto prioritario de los gobiernos, indiferentemente de cuál sea su orientación político-ideológica, relegando el bienestar colectivo a un segundo plano, sometido en todo caso a los dividendos que obtendrían los dueños del capital (sea exógeno o endógeno).

Bajo tal perspectiva, no extrañaría que la conducta social e individual carezca de una moral de responsabilidad pública. Tal como se evidencia con el manejo imprudente del coronavirus que diezma millones de almas en todos los continentes, los desastres ecológicos, la niñez abandonada y esclavizada o la corrupción política, entre otros flagelos de los cuales todos tienen una opinión negativa pero que no los motiva suficientemente para generar una voluntad de acción conjunta en pro de su erradicación.

Algo que se refleja en la industria del entretenimiento, la cual -aparte de traer ingentes cantidades de dinero a sus promotores- produce una transferencia ideológica a quienes está orientada, induciendo en éstos una sumisión dirigida que les hace resignarse ante las decisiones e intereses de las clases dominantes y el orden establecido y a desconfiar de sus propias potencialidades. Esto obliga a los seres humanos a proponerse una redefinición de los valores imperantes y la conjugación de iniciativas populares que propicien en todo momento el bienestar colectivo, la emancipación integral de cada uno (sin menoscabo de sus prójimos y de la naturaleza) y la instauración de un orden social, político y económico más justo.

Sería una revolución de otro tipo, una más profunda y más humana en franca oposición a lo que habitualmente se concibe como lo políticamente “correcto”. -          
mandingarebelde@gmail.com


miércoles, 24 de abril de 2019

Fabricación de medios de producción como instrumento de poder en la geopolítica.

Por: Carlos Ellis:


Una clave para Venezuela.
Partiendo  de que la geopolítica en el ámbito internacional es una ciencia que  pretende señalar a los Estados las directrices en las relaciones política y la estrategia;  fundamenta su estudio en lo geográfico, histórico, económico y social; determinando que,  fabricar  medios de producción es el factor que condiciona la relación entre los actores del Sistema Internacional; lo contrario, ha permitido siglos de ejercicio de poder,  dependencia, subordinación y despojo de los recursos y la soberanía: En este sentido la razón de Estado impone que estamos obligados a comprender con racionalidad que los enfrentamientos políticos que se escudan en ideologías de izquierda o de derecha, son reaccionarios en la medida que se fundan en una irracionalidad que los lleva a esconder que  la causa que los une debe ser la misma: Alcanzar  un desarrollo poderoso que genere un estado de bienestar para todos y cada uno de los venezolanos, y nos permita navegar con fortaleza en la actividad geopolítica, desde lo endógeno, que por naturaleza va a trascender al ámbito internacional.


Nos enfrentamos a un imperio, en consecuencia, la ideología capitalista de los Estados Unidos va acompañada de una poderosa industria de fabricación de medios de producción o de bienes de capital que se impone en el mundo a costa de lo que sea; la ideología Rusa y de China va acompañada de toda una poderosa industria de fabricación de medios de producción que también busca imponerse,  también es el caso de Suecia,  Holanda, Italia, Nueva Zelanda, Turquía, Irán,  entre otras.

Nos debemos preguntar. ¿Por qué?  Unas naciones que estando en condiciones de inferioridad,  por debajo de Venezuela en la década de los 50 como  China, Japón, Noruega,  Suecia y Alemania entre muchas más, hoy son naciones desarrolladas, con tecnología de punta.

Simplemente es aceptar y dar el paso a esa dimensión. Nación que no fábrica medios de producción,  no tiene revolución de conocimiento, ni Independencia; desaparecen sus pueblos en manos de la esclavitud y surge una consistente perturbación, consistente importación, consistente improductividad, consistente inmovilidad interestatal, consistente dependencia de otros actores, consistente bajo nivel de ingresos y consistente híper inflación: Colores políticos del imperialismo, venga de donde venga. La nación que fabrique el mínimo de sustitución de sus necesidades, que se libere de las necesidades, de la esclavitud de las importaciones de productos terminados, donde intervenga un intercambio justo, será una nación independiente, que va a contribuir a liberar a otras naciones. Una verdadera revolución, una revolución de conocimientos, una revolución para el bienestar de su humanidad.

Desde lo domestico se ejerce poder en los espacios internacionales y eso es  política, acciones políticas que deben generar gestión, para acciones económicas que  generen renta, riquezas y verdadera soberanía. Desde lo más primitivo: Fabricar machetes, picos, palas, escardillas, rastrillos, martillos, hachas, tornillos y tuercas, hasta fabricar un tractor, materia prima, mano de obra e ingeniería nacional, una sinergia entre las instituciones del Estado y nuestros centros de formación y universidades para cubrir nuestra demanda.

Cuando entreguemos un tractor a nuestra hermana República de Colombia, ejercemos un mecanismo para la integración, esto es geopolítica; cuando le entreguemos mil tractores, seremos para Colombia,  una fuerte alianzas estratégicas, donde la agricultura  dependerá de Venezuela. Esto es inversamente proporcional a lo que padecemos. Estamos obligados a dar el paso en la sustitución de nuestra economía de puerto y de ensamblaje, destruye el pensamiento creativo para transformar nuestros recursos e insumos que poseemos; en consecuencia se oscurecen las ideas, y como dijo el gigante “se estaría apagando la luz del amanecer”.

MSc. Carlos Ellis.   Analista Internacional
Carlosellis1@gmail.com