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miércoles, 18 de marzo de 2020

Coronavirus. El capitalismo contra el mundo


Por Sergio Rodríguez Gelfenstein:
La tercera guerra mundial ha comenzado. Es la que el capitalismo le ha declarado al mundo. Este conflicto que se expresa como la lucha contra el coronavirus está poniendo en el tablero las reservas morales, éticas, económicas, políticas, culturales y científicas que la humanidad tendrá que utilizar para enfrentar y vencer a un enemigo implacable que usa armas como el lucro, la ganancia, la expoliación, la destrucción del planeta y la desaparición del Estado en su guerra a muerte contra la humanidad. 


Tal vez esta aseveración parezca tremendista, pero las evidencias están ahí para quien las quiera ver. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado que el gasto de salud per cápita en 2018 fue de 60 dólares en los países de ingreso medio y bajo y de 270 en los de ingreso alto. Al mismo tiempo el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) dio a conocer que en el mismo año el gasto per cápita en armamento en el mundo fue de 240 dólares, lo cual además, como todos sabemos encierra la trampa del uso de promedios toda vez que en Estados Unidos fue de 1845, el de Francia 882, el de Reino Unido 715. . China gasta 169 y Rusia 414, muy por debajo de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que también lo son de la OTAN. En cualquier caso, todos muy por encima del promedio mundial. Visto de otra manera, los países encargados de garantizar la paz y la vida en el planeta, despilfarran miles de millones de dólares en organizar la muerte.

En otras palabras, la irracionalidad capitalista hace que se destine más dinero para la muerte que para la vida. Un mundo que ”funcione” de esa manera no podrá subsistir. Los que hablan del éxito del capitalismo deberían explicar esta lógica. Como dato, habría que agregar que desde el año 2009 el gasto mundial en salud se ha venido desplomando progresivamente. En particular en Estados Unidos, el presupuesto de 2018 reflejó una caída de 4,42% del presupuesto de salud. Otro tanto ocurre en Europa, especialmente en Italia y España donde el desmantelamiento de la salud pública ha hecho ineficaz la aplicación de las primeras medidas contra la nueva peste como lo atestiguan innumerables especialistas científicos y médicos de esos países.

El capitalismo fue exitoso en su confrontación con el sistema feudal retrógrado al que enfrentó y desplazó, pero su potencial productivo que posibilitó grandes avances científicos y tecnológicos, algunos a favor de la humanidad han quedado atrás. Hoy la especulación como método de reproducción del capital, el fin de la competencia a favor de los monopolios (entre los cuales, los farmacéuticos son uno de los más importantes) lo han hecho entrar en franco retroceso. La pandemia del coronavirus es expresión de ello. No han podido evitarla y ahora luchan por controlarla.

En este contexto es que se debe analizar el enfrentamiento a la crisis global creada por el surgimiento del coronavirus. En la situación creada, las cifras expuestas explican las razones de la explosión global que el COVID-19 ha causado. No lo puedo describir mejor que el extraordinario escritor colombiano William Ospina en su reciente artículo “Coronavirus: del miedo a la esperanza”. Solo quisiera decir que estamos ante una transformación paradigmática que expone dos modelos: el del capitalismo que desató la guerra y el de los que enarbolan la bandera del humanismo y del socialismo para hacerle frente.

El modelo capitalista se expone a través de la defensa prioritaria de los intereses de las grandes empresas transnacionales y la utilización de la pandemia como instrumento político para enfrentar a aquellos países que se resisten a la dominación imperial.

En fecha tan temprana como el 31 de enero lo dejó claramente establecido el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross cuando dijo que creía que el brote de coronavirus -que en ese momento ya había dejado miles de víctimas en China y obligado al gobierno de ese país a implantar la cuarentena en varias ciudades- “ayudará a crear empleos en Estados Unidos”.

Se ha manifestado también en el alborozo del secretario de Estado Mike Pompeo y el propio presidente Trump por la expansión de la epidemia en Irán. Se ha hecho patente en la mantención de sanciones a Venezuela, Irán, República Popular Democrática de Corea, Zimbabue, Bielorrusia y muchos otros países imposibilitando la compra de los insumos médicos necesarios para enfrentar el virus.

En el súmmum de la soberbia, Trump habría ofrecido mil millones de dólares por comprar en exclusiva una vacuna contra el coronavirus a una empresa alemana lo que motivo la extraña e inusitada respuesta de rechazo del gobierno de ese país en voz de su ministro del Interior, Peter Altmaier quien declaró que "Alemania no se vende".

Trump ha manifestado su confianza en que pronto tendrán la vacuna necesaria para evitar la enfermedad, si es así, venezolanos, cubanos, iraníes, coreanos y otras naciones del mundo nos alegraremos por aquellos que tendrán acceso a la misma. Pero, sabemos que el bloqueo que opera como una sentencia de muerte para todos aquellos que Estados Unidos en su demencial conducta considera enemigos nos negará la posibilidad de su adquisición. Así, el coronavirus operará como arma bacteriológica del capitalismo y de Estados Unidos contra la humanidad. Por eso tenemos esperanza en que China logre hacerse de la vacuna, cuando (al momento de escribir esta nota) ya se ha autorizado que se le realicen los ensayos clínicos.

Paradójicamente, esta vacuna fue desarrollada en la Academia Militar de Ciencias Médicas del Ejército Popular de Liberación de China. Es decir, mientras las fuerzas armadas de Estados Unidos realizaba -en medio de la expansión del virus por el planeta- ejercicios militares en la frontera con Colombia y se preparaba para la mayor maniobra militar a efectuar en Europa desde fines de la segunda guerra mundial, las fuerzas armadas chinas se volcaban a la investigación para proveer de salud a la humanidad. Otra gran diferencia entre las fuerzas armadas imperiales que sirven al capital y las del socialismo que sirven al pueblo.

En nuestra región, podemos imaginar que Bolsonaro, la dictadura boliviana y el incapaz que gobierna Ecuador -entre otros- estarán reflexionando respecto de su decisión de haber expulsado de sus países a los médicos cubanos por razones de esta misma guerra que condena a importantes sectores de la población humilde, al negarle la necesaria atención de salud, sobre todo en estos momentos tan difíciles.

Son los mismos argumentos que han llevado al presidente de Colombia a tratar de coordinar acciones con un imaginario gobierno que solo existe en su perturbada mente criminal evitando tomar medidas conjuntas con un país con el que tiene 2.300 km. de fronteras abiertas. El capitalismo prefiere sentenciar a importantes sectores de su población antes que enfrentar con criterios humanistas la expansión de la enfermedad.

Por su parte, la primera medida anunciada en Chile para combatir la pandemia por parte del gobierno represivo de ultra derecha de Sebastián Piñera fue informar que el examen de detección del virus tendría un costo de 20 mil pesos, alrededor de 25 dólares. Así mismo permitió que las empresas farmacéuticas impusieran precios abusivos sin control a las medicinas e insumos médicos. Es el capitalismo neoliberal a ultranza que se sostiene mediante la represión y el terrorismo de Estado.

Nos encontramos ante estadistas que no lo son, limitados, ignorantes, fanáticos fundamentalistas de la política, adoradores del odio, incapaces de hacer frente a las adversidades porque sólo están pensando en las pérdidas económicas que generará la pandemia, no en los seres humanos que solo esperan que se considere en serio el derecho a la vida tal como está consagrado en el artículo 3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Durante la segunda guerra mundial, verdaderos líderes, enemigos ideológicos acérrimos como José Stalin de la Unión Soviética, Winston Churchill de Gran Bretaña y Franklin D. Roosevelt de Estados Unidos fueron capaces de superar diferencias para coordinar de conjunto el enfrentamiento a la bestia nazi-fascista que amenazaba como ahora a toda la humanidad. Se reunieron dos veces cara a cara, en diciembre de 1943 en Teherán y en enero de 1945 en Yalta y en medio de las antagónicas contradicciones propias de las ideologías que profesaban lograron su cometido, algo que pareciera imposible hoy cuando las reuniones que se realizan, son sesgadas políticamente. Expresión propia de mentes mediocres y pequeñas que gobiernan en estos tiempos.

Hoy, cuando China ha logrado contener la pandemia se apresta a ayudar a otros a enfrentarla y superarla con la misma eficacia. No están preguntando cuál es la orientación política de sus gobiernos, el supremo interés de la humanidad está primero. Es algo inherente al pueblo chino. De mi reciente libro “China en el siglo XXI. El despertar de un gigante” extraigo lo siguiente: “Algunas de las ideas fundamentales sembradas por Confucio en Analectas tienen relación con el placer de poner en práctica lo que se ha aprendido, así como el deleite que significa recibir a un amigo, la consecución de una superioridad moral cuando el hombre no se siente ofendido si otros no lo aprecian, el rechazo a la zalamería y las actitudes fingidas, la felicidad que se puede tener siendo pobre o la del hombre rico que es educado”.

En otro plano, para entender como China ha enfrentado esta pandemia hay que saber que la noción de Xiao (piedad filial) en Confucio está vinculada con otra que se relaciona con el Ren, es decir el “amor a la humanidad”, o dicho de otra manera el amor universal, que a su vez comienza a ser efectivo con la aceptación y puesta en práctica del Xiao. Esto es lo que hace que China entienda como un deber ayudar a los otros, sin los cálculos económicos o de lucro que hacen las empresas y los gobiernos capitalistas.

El concepto confuciano de piedad filial (xiao) es interpretado como la relación más importante entre los hombres, es decir el vínculo con los padres y con el lugar donde se nace, toda vez que ellos son inamovibles, en la medida de lo cual solo queda comprender y cultivar estas relaciones como valor supremo.

Confucio consideraba que el que gobierna debe tratar a los gobernados como hijos y el gobernado como padre a la autoridad. Ese sentido de respeto a la autoridad es el que permitió al gobierno de la República Popular China imponer drásticas medidas de control sin que se hayan producido desmanes, desobediencia o alteraciones sociales, todo lo cual facilitó la lucha contra la pandemia.

Esta forma de comportarse es también expresión de un paradigma superior de comportamiento humano, el pensamiento confuciano en su conjunción con la ideología científica marxista presente en el gobierno y el Partido Comunista de China han creado un modelo de socialismo con peculiaridades propias que está venciendo al virus y se apresta a ayudar al resto de la humanidad a derrotarlo en otras latitudes y longitudes.
No hay cálculo económico, no hay miradas de soslayo al crecimiento del PIB, no hay resguardo de las ganancias de las empresas como elementos prioritarios. China dijo “lo primero es la salud de nuestro pueblo” después nos preocuparemos de la economía. Los ayudas su capacidad de pensar a largo plazo privilegiando el factor humano como centro del quehacer del gobierno y del partido.

Se podría resumir en las palabras de Aleksandar Vucic presidente de Serbia quien con gran pesadumbre expresó que: “Los únicos que pueden ayudarnos en esta difícil situación son los chinos. Ahora ya todos se dieron cuenta de que la gran solidaridad internacional no existe, la solidaridad europea no existe, era un cuento de hadas sobre el papel. Hoy envié una carta especial, porque tenemos grandes expectativas y altas esperanzas en los únicos que pueden ayudarnos en esta difícil situación y ellos son los dirigentes de China. Pedimos a China de todo incluso que nos envíen personal médico…”

La solidaridad no existe ni podrá existir en una sociedad basada en los valores del individualismo, el consumismo, el egoísmo y la ganancia como formas de realización humana, no existirá mientas lo material prime sobre lo espiritual, el oscurantismo interesado en mantener a la gente ignorante por encima de la ciencia y la mediocridad sobre el conocimiento y la cultura. El capitalismo nunca ha sido y nunca será superior al socialismo. La lucha contra el coronavirus lo está demostrando.

 De manera mucho más modesta, pero no menos importante, en nuestra región, Cuba sigue dando ejemplos de superioridad moral y de su desarrollo científico a pesar de seis décadas de inhumano bloqueo. La visión estratégica del Comandante en Jefe Fidel Castro quien en medio de todas las adversidades entendió mucho antes que cualquiera que la carencia de recursos naturales, debía llevar a Cuba a desarrollar preferentemente su recurso humano, le permitió transformarse en una potencia científica y médica que no sólo permite mantener estándares de salud propias de los países del primer mundo sino que también es capaz de “exportar” salud como nuevamente se está viendo en el enfrentamiento de esta pandemia.

El fármaco cubano Interferón alfa-2b ha mostrado su eficacia en China, pero una vez más la guerra del capitalismo contra la humanidad impide que este medicamento, producto de los laboratorios cubanos, pueda ampliar su espectro y servir a toda la humanidad. Para Estados Unidos es preferible que mueran ciudadanos a aceptar que Cuba tiene capacidad de enfrentar esta pandemia exitosamente en su territorio y fuera de él.

La superioridad del socialismo ha hecho posible que esta pequeña isla –por tamaño- gigante por su dimensión humana asuma responsabilidades en apoyo a otros como se ha verificado en la aceptación del desembarco de los pasajeros del crucero británico Braemar, aun sabiendo que tiene 5 pasajeros contaminados con coronavirus y otros 40 con sospecha de tenerlo.

No se sabe como terminará esta guerra, pero el mundo está viviendo transformaciones paradigmáticas que pondrán a prueba la condición humana, el mundo ya no será igual, los hombres y mujeres de buena voluntad tendrán que sacar sus propias conclusiones.

sergioro07@hotmail.com  

viernes, 25 de octubre de 2019

Estado de malestar y desobediencia civil



Por Juan Pablo Cárdenas S.:
Después de acumular largos años de frustraciones y rabia, la población chilena inició el camino de la desobediencia civil y cientos de miles de santiaguinos salieron a las calles a protestar por la abusiva alza de las tarifas de la locomoción colectiva. Una jornada de enfrentamientos con la policía, cuyos efectivos fueron instruidos por el Gobierno para reprimir y ahogar el descontento social, aunque hay que se podría lamentar, por supuesto, los desmanes contra las estaciones el Metro, el emblemático incendio del edificio corporativo de la principal empresa de electricidad y diversos saqueos a tiendas comerciales.


Sebastián Piñera demostró su pequeña estatura política y alta megalomanía al dictar en la noche del viernes 18 el Estado de Emergencia, facultad que en la práctica representa el fracaso de la política para interpretar el malestar del pueblo y encauzar al país por la senda de las soluciones democráticas, encomendándole a las Fuerzas Armadas el control de la situación, a sabiendas que en lo que son realmente expertos nuestros militares es en agredir a su propia población civil. Pero se trata solo del principio del fin de un orden institucional y de un sistema económico cuyo resultado principal es la inequidad social y el bienestar de una ínfima minoría, representada por la clase política y las grandes patronales empresariales, con la complicidad de muchos jueces y tribunales abyectos del sistema institucional legado por la Dictadura y refrendado por aún más larga postdictadura.

Los últimos gobiernos chilenos acostumbran a ufanarse por la pertenencia de nuestro país al selecto número de integrantes de la OCDE. Sin embargo, los propios estudios y pronósticos de esta entidad mundial se han encargado de contradecir el entusiasmo de La Moneda respecto de la marcha de nuestra economía. Otro balance muy difundido sobre los índices de bienestar de estas naciones ubica ahora a Chile en el lugar 36 de los 40 países analizados. Muy lejos de Noruega y Australia y otras naciones que según las diversas fuentes estadísticas y sondeos serían las que mejor viven en el mundo de acuerdo al ingreso real de sus familias, calidad de educación, acceso general a servicios básicos y varios otros tópicos.

Los informes aludidos ratifican la convicción de que los chilenos tenemos una de las brechas más pronunciadas del mundo entre lo que obtienen los ricos y los pobres, caracterizándonos como una de las naciones de más alta concentración económica versus la realidad de la inmensa mayoría de la población con remuneraciones y pensiones realmente bochornosas, si se considera que somos la nación latinoamericana con más alto PIB per cápita. Guarismo que no sirve de nada si no se lo compara con la realidad de la distribución del ingreso.

La desigualdad se hace todavía más flagrante con el reciente pronóstico en cuanto a que Chile crecerá entre 2018 y 2021 más que el promedio calculado para los propios países de la OCDE y los de APEC. Por lo que podría ser plausible, entonces, que nuestro país hiciera un esfuerzo real por mitigar nuestra inequidad, si no quiere exponerse a las convulsiones sociales que puedan poner otra vez en riesgo nuestra estabilidad política y paz social

Lo cierto es que nuestro neoliberalismo más salvaje empieza a hacer agua frente al creciente malestar social, cuando una nueva alza en los precios de los combustibles y de la movilización colectiva ha provocado la ira de cientos de miles de trabajadores cuyos escuálidos ingresos ya no toleran ni el más mínimo aumento del costo de vida.  Al escribir estas líneas, completamos una semana de severas protestas, especialmente ahora al interior de las estaciones del metro capitalino, donde la represión policial se hace más difícil y, al arrojo de los jóvenes, son miles los usuarios que se resuelven también a evadir los pagos de pasajes. Toda una acción de desobediencia civil que se suma a la protesta de los pescadores artesanales, de los pensionados que reclaman NO+AFP, de los estudiantes secundarios que exigen mejor educación pública y de otras diversas expresiones a lo largo del país tras demandas salariales, medioambientales y otras justas causas.

No hay duda que la calma social que se impuso en la postdictadura ya llega a su fin y que el pueblo chileno se convence que solo con su decidida acción podrán hacerse efectivas sus demandas, toda vez que la clase política en su conjunto se aprecia corrupta, insensible e incapaz de para oficiar de representante e intermediaria ante el Estado. Tanto así que lo niveles de abstención electoral han llegado a ser los más altos del mundo, superando el 50 por ciento del padrón como consta en todos los últimos comicios. No es de extrañarse, entonces, que, en esta connivencia cupular, la represión resulte avalada incluso por parlamentarios que en el pasado hicieron gala de su izquierdismo o allendismo y ahora están apoltronados en el poder junto a la ultra derecha.

La población chilena ha llegado a convencerse de que lo que menos falta en Chile es dinero para hacer frente a las carencias sociales, cuando también en los últimos días se ha sabido que los fondos de reservas de las pensiones se han elevado por sobre los 20 mil millones de dólares, la mitad de los cuales están depositados en la banca norteamericana. Lo que le reditúa a un puñado de empresas y entidades financieras ganancias altamente abusivas, como que se afirma que el negocio de las administradoras de fondos de pensiones (no más de 6 o siete entidades) es uno de los más boyantes de toda la Tierra. ¡Vaya cuánto podría hacerse en Chile en materia de inversiones, fomento del empleo e infraestructura con esos recursos si el sistema previsional fuera administrado como antaño por el Estado o por los propios cotizantes!

Pasto tierno para el desarrollo del narcotráfico y la delincuencia son ahora en Chile los altos índices de pobreza y discriminación, la arrogante riqueza de unos pocos, como la complicidad de la política con el grave estado de la inequidad social. En una desfachatez que explica que los parlamentarios chilenos obtengan mejores sueldos y  prebendas que sus colegas norteamericanos o europeos; que reciban montos por lo menos 20 veces por encima del salario promedio de los trabajadores, de lo cual se explica la renuencia de los legisladores a ceder sus cupos a favor de las nuevas generaciones, cuanto incluso  aquella actitud de algunos  ex dirigentes universitarios de buscar acomodo laboral en el gobierno,  el poder legislativo o en los municipios. Condenados solo a servirse de la política ante la imposibilidad de procurar desde allí los cambios sustantivos que prometieron.

El estallido social al que nos referimos es todavía muy espontáneo y puntual, como siempre ha ocurrido en el preludio de las grandes transformaciones. Sin embargo, ya no se trata solo de los estudiantes en los que hay que reconocer hoy los índices más elevados de conciencia política y resolución. Esto también habla de un fenómeno bien conocido, en cuanto a que para los trabajadores y la población adulta es siempre más riesgoso encarar a las autoridades. Ya sea por miedo a perder sus empleos y ser reprimidos por un estado policial que goza de las mismas facultades “disuasivas” de la última dictadura cívico militar. Toda vez que siguen vigentes la Constitución de Pinochet, las leyes y los altos presupuestos otorgados a las Fuerzas Armadas y de Orden. Militares y policías que ahora, por obra y gracia del presidente Piñera, empezaron hace algunas semanas a colaborarse mutuamente a fin de encarar las tareas de seguridad. Con facultades y recursos onerosos que algunos proponen ampliar, cuando se acusa a La Moneda de haber fracasado en su tarea de inhibir a la delincuencia y la atrevida acción de los estudiantes el emblemático Instituto Nacional y otros establecimientos.

Lo más importantes es el cambio que se está produciendo en nuestra población respecto de la radicalidad de algunas protestas y la violencia que se acrecienta en ellas. Por más que la gran prensa siga coordinada para alertarnos de los riesgos de las manifestaciones sociales e insistan en ofrecer como solución al descontento el diálogo con las autoridades o la conformación de “mesas de trabajo”. Sin duda, instancias distractoras que en la práctica han caído en el más completo descrédito o ridículo. Lo más curioso, sin embargo, es que los mismos que han recurrido recurrentemente a las armas para acceder al poder o derribar del gobierno a sus legítimos moradores tengan el cinismo de tildar a sus opositores de violentistas. Como si el bombardeo a La Moneda, los constantes cuartelazos y las masacres a los trabajadores no fueran los principales actos de terrorismo acometidos por la derecha, los poderosos empresarios y el servil mundo castrense.

Los chilenos parecen hoy más inclinados a comprender y validar la cólera de los jóvenes que protestan, como a reconocer (como siempre ha ocurrido) que los desmanes contra el llamado orden público son efectuados tantas veces por agentes infiltrados entre los manifestantes.  Llama la atención que con todos los fieros recursos de Carabineros y la policía civil sean contados con los dedos de la mano los casos en que se detienen a los encapuchados, por ejemplo, como a tantos delincuentes comunes que asolan las calles y barrios. Varios de los cuales, posteriormente, se descubren en los Tribunales como policías de franco dedicados a asaltar viviendas, robar autos y cajeros automáticos.  Emulando en forma más rústica, claro, el proceder se aquellos oficiales que por tanto tiempo vienen apropiándose personalmente de los recursos asignados para sus deberes institucionales.

En reacción histérica el Ministerio del Interior y los legisladores cada día proponen y aprueban más disposiciones para pacificar a nuestra población, para impedir que el malestar llegue a expresarse como en Buenos Aires, Quito, Barcelona y en tantos otros lugares que sufren el lastre de gobernantes miopes y arbitrarios como los nuestros, enseñoreados en los cargos públicos y dispuestos a atropellar la libre determinación de sus pueblos, mientras hacen gárgaras con la palabra democracia y se empeñan en descubrir en otros países los despropósitos que aquí se hacen ahora más ostensibles.

Después de estos episodios de ira y represión, habría que preguntarse si los miembros de la OCDE se dispondrán o no a reunirse próximamente en Santiago con la presencia de los presidentes de China y Estados Unidos. Si no se abstendrán de hacerlo por motivos de seguridad, pero, sobre todo, por una cuestión de pudor, después de haber difundido tan lapidarios informes sobre nuestra desigualdad social. La verdadera causa que explica la rabia callejera y la violencia que estamos observando.
juanpablo.cardenas.s@gmail.com

sábado, 24 de agosto de 2019

Estados Unidos contra el mundo. La amenaza como política.



Por Sergio Rodríguez Gelfenstein:
Continuando con la observación del sistema internacional a la luz de los acontecimientos más relevantes que marcan la agenda y que están signados -como se dijo la semana pasada- por una creciente agresividad del gobierno de Estados Unidos que ha trastocado todos los valores y principios alrededor de los cuales se ejecutaban las relaciones internacionales y que tienen hoy en el conflicto de la potencia norteamericana contra China el elemento más dinámico en cuanto a su influencia a lo largo y ancho del planeta, vale dar seguimiento a éste y otros hechos que dan cuenta de una incertidumbre pocas veces vista en el pasado.


El devenir político planetario se debe mirar desde la consideración del carácter aciago de las previsiones económicas del futuro inmediato para Estados Unidos, Europa y América Latina en especial. El presente  marca una realidad que se distingue por la caída de las inversiones en Estados Unidos motivada en el clima de guerra y conflicto que ha generado el presidente Trump en sus relaciones internacionales, por supuesto, esto tiene consecuencias inmediatas en la totalidad de la economía mundial en tanto la balanza comercial se torna cada vez más deficitaria,  unas exportaciones en franco declive, que lo llevado a apelar al gasto público como impulsor principal de la economía, haciendo la salvedad de que su componente más dinámico es el que emana del ámbito militar. En este sentido, como afirman Oscar Ugarteche y Alfredo Ocampo, economistas e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): “No hay evidencia que el gasto militar arrastre la economía ni tampoco la expansión de crédito interno, antes. Desde el segundo trimestre del 2018 el crecimiento del PIB estadounidense lleva una tendencia descendente que continuará como efecto de todo lo anterior y de la guerra comercial”.

Este es el contexto que empieza a generar una serie de escenarios que vislumbran -aunque aún de manera indefinida- un futuro de contradicciones cuyo devenir se visualiza de forma difusa bajo el manto que le impone el protagonismo del presidente Trump. Lo único cierto es que el mundo ha entrado en una fase de conflicto global que se manifiesta de formas multidimensionales y en escenarios tan diversos que cubren la casi totalidad del planeta.

En el este de Asia, más allá del conflicto con China, se han comenzado a evidenciar novedosas variables que causan desasosiego de forma creciente en la región. Las contradicciones entre Corea del Sur y Japón -dos de los principales aliados de Estados Unidos- han llevado al país nipón a responder a Corea, por haber eliminado ciertas ventajas comerciales que Tokio poseía en el intercambio bilateral, sobre la base de que Seúl no había explicado sus razones para la más reciente acción en su creciente disputa comercial. Se refiere a que Corea del Sur había retaliado la decisión japonesa de retirarla de su propia "lista blanca" de países que han disfrutado de restricciones comerciales mínimas. Tokio atribuyó la decisión a una erosión de la confianza que detonó después que el Tribunal Supremo de Corea del Sur dictaminara el año pasado que las compañías japonesas deberían compensar a los surcoreanos que fueron reclutados como trabajadores forzados durante la Segunda Guerra Mundial.

Estados Unidos ha tratado sin éxito de mediar entre sus dos socios, toda vez que un diferendo entre ambos podría desarticular el esquema de dominio y control que ejerce en la zona del Mar de China oriental a través de las bases militares y navales que tiene instaladas en ambos países y que apuntan directamente contra China y Rusia.

En ese marco, se ha puesto en escena una nueva región de conflicto en nuestro agobiado planeta. El calentamiento global que ha significado la desaparición de importantes masas de hielo que hasta hace unos años parecían perpetuos, ha instalado al Océano Ártico como área estratégica en disputa. La posibilidad de abrir una ruta ártica para la navegación mundial despierta el interés de las potencias.

Una vez más, Rusia y China han tomado la iniciativa y desde hace años han trazado una política para la región, generando una gran inquietud en Estados Unidos que ha reaccionado al estilo tradicional de Trump quien -en ese marco- de la nada, hizo pública una oferta para comprar Groenlandia a Dinamarca. La negativa danesa no satisfizo al inquilino de la Casa Blanca quien respondió suspendiendo una reunión pactada con la primera ministra de ese país, lo cual fue considerado en Copenhague como un agravio a la reina, sin embargo, el canciller danés–en una acción propia de la actitud subordinada de Europa a Estados Unidos- procedió a reunirse con su par Mike Pompeo para “limar asperezas” y buscar “aflojar las tensiones”.

Sin embargo, el analista mexicano Alfredo Jalife opina que el verdadero interés de Estados Unidos por Groenlandia está originado en la existencia en su subsuelo de importantes reservas de “tierras raras”, minerales imprescindibles para la industria moderna, en particular en las áreas militar,  de telecomunicaciones e informática, toda vez que Estados Unidos que importa el 80% de sus necesidades de China ve peligrar ese mercado en el marco de la guerra tecnológica y comercial que se ha desatado entre ambos países.

Estados Unidos también ha abierto un nuevo frente de conflicto con Europa. Vale decir que los países de la zona euro han crecido solo 0,2% durante el segundo trimestre de este año (abril-junio) la mitad que lo observado entre enero y marzo, todo lo cual ha sido causado por la guerra comercial de Estados Unidos contra China y por la incertidumbre en torno al brexit. Sin embargo, la causa más inmediata viene dada por la contracción de la economía alemana y el estancamiento de la italiana, primera y tercera de la región.
Por su parte, en el conjunto de la Unión Europea (UE), el PIB se incrementó un 0,2%, también inferior al 0,5% del trimestre previo. Alemania, se ha llevado la peor parte, con un descenso de su PIB del 0,1% (frente a un crecimiento del 0,4% del primer trimestre) lo cual es expresión del lastre de la guerra comercial y la recesión industrial, significando la segunda caída del PIB en un año, que deja la economía de la llamada “locomotora europea” al borde de la recesión, lo cual ocurre cuando se producen dos trimestres consecutivos de contracción.

Este es el contexto que Estados Unidos ha creído propicio para infligir nuevas penurias a su supuesto aliado a fin de acentuar la subordinación de las elites europeas a su dictado, colocando al viejo continente en una superior situación de sumisión, obediencia y acatamiento de las órdenes imperiales que emergen desde Washington. Esta apreciación se basa en los cálculos del gobierno estadounidense que ha anunciado la necesidad de imponer tarifas a la importación de vehículos europeos una de los productos más importantes que la UE le envía, sobre la base de la suposición de que el mantenimiento de ese mercado en las condiciones actuales podría poner en peligro la seguridad nacional estadounidense.

El propio presidente Donald Trump afirmó que aunque "lidiar con la UE es muy difícil", su país tiene "todas las cartas para ganar", agregando que  "Solo tenemos que poner aranceles a sus automóviles y nos darían todo lo que quisieran porque envían [ a Estados Unidos] millones de Mercedes. Envían millones de BMWs", aseguró a los medios de comunicación. Se prevé que Trump anuncie su decisión definitiva sobre la posible imposición de tarifas el próximo mes de noviembre. Ante la probabilidad creciente de que este hecho se concrete en las condiciones actuales del comercio mundial, los analistas opinan que Europa podría devolverle el golpe con dureza. En ese sentido, Margritis Schinas, vocera de la UE advirtió que la imposición de aranceles a los automóviles europeos recibirá una respuesta "rápida y adecuada", dejando en suspenso la precisión de lo que podría significar tal decisión, pero incrementando los temores respecto de que se abra un nuevo espacio de confrontación que haría todavía más difícil enfrentar el momento complejo por el que transita la economía mundial., 

En otro ámbito, en este momento de complicados equilibrios, el Golfo Pérsico también se ha tornado en un escenario explosivo que amenaza con el estallido de una confrontación de incalculables dimensiones para la región y para el planeta. En el fondo, este atolladero está inducido por la incapacidad de Estados Unidos para diseñar un mapa de la región que sea proclive a sus intereses. El afán imperial de solidificar la presencia de Israel como eje de su política para la región y de Arabia Saudita como artífice de la realización de sus intereses para el mundo árabe y musulmán están topando con la cada vez mayor resistencia de esos pueblos. No deja de ser trascendental cuando se habla de la región, que ésta en conjunto representa la mayor productora de energía y la mayor compradora de armas del orbe, es decir se está aludiendo a las dos magnas industrias de la economía mundial.

Los reveses en Siria, donde a Estados Unidos solo le ha quedado intentar salvar la alianza con las organizaciones terroristas como estructura de apoyo en su afán de derrocar al gobierno de Al Assad; el conflicto interno de la coalición pro norteamericana en Yemen después de la retirada de los Emiratos Árabes Unidos de la misma; la imposibilidad de establecer un gobierno cercano a sus intereses en Irak; la incapacidad norteamericana de doblegar y arrodillar a Irán tras su salida del Acuerdo 5+1; la aceptación de su derrota en Afganistán donde se han visto obligados a negociar con el talibán a  quienes solo hace unos meses calificaban como terroristas y el desprestigio creciente de la monarquía saudita por las evidentes y cotidianas violaciones a los derechos humanos, son expresiones claras de ese fracaso atronador de su política para el Medio Oriente.

Esta conflictiva atmósfera que rodea al planeta ha hecho que, ante la adversidad, Estados Unidos se haya abocado con inusitada fuerza a asegurar su entorno. Es la única explicación plausible al desenfreno de su política intervencionista en América Latina y el Caribe que solo tienen parangón en las ambiciones expansionistas del siglo XIX que vinieron a modelar el mapa actual de la unión norteamericana.

Sin embargo, a la resistencia de más de medio siglo de Cuba, se ha venido a sumar la tozudez, firmeza y tenacidad del pueblo venezolano, a los que se agrega la voluntad soberana de Bolivia y Nicaragua para enfrentar la obstinación imperial. Pero, así mismo hay que destacar que en el campo del enemigo de los pueblos, se comienzan a gestar expresiones de deterioro del bloque subordinado a Estados Unidos.

No sólo por la aplastante derrota de Macri en las PASO de Argentina que supusieron un inmenso revés al neoliberalismo, a las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y a Trump. Estados Unidos tuvo que intervenir directamente para lograr un acuerdo urgente entre sus aliados Brasil y Paraguay que hiciera retroceder el acuerdo energético sobre el uso de la electricidad producida en Itaipú y salvar de esa manera al presidente Mario Abdo de una eventual destitución por traición a la patria. Por su parte, Bolsonaro, cada vez más aislado, siguiendo el estilo Trump, ha recurrido a la represión y la fuerza para imponer medidas antipopulares que rayan en el fascismo y el abandono de las prácticas democráticas en el gigante sudamericano, todo lo cual está causando una repulsa nacional e internacional para ese país.

A su vez, la élite peruana, aliada de Estados Unidos no encuentra las formas de superar el desprestigio en que se encuentra sumida tras cinco presidentes y gobiernos corruptos. Hoy, las principales fuerzas opositoras se encuentran sin liderazgo, el fujimorismo tiene a sus máximos representantes en prisión, el APRA no tiene rumbo tras el suicidio de Alan García y el propio presidente inventado para superar la crisis Martín Vizcarra, incapaz de enfrentar tal tarea con éxito, prefirió abandonar el buque, implorando el adelanto de las elecciones presidenciales. En Guatemala, el nuevo presidente fue electo en un proceso en el que participó sólo el 42% de los posibles votantes, por lo cual Alejandro Giammattei gobernará después de recibir el apoyo de menos del 25% de la ciudadanía, poniendo en entredicho aquella viaja idea de que la democracia es el gobierno e las mayorías.

En este contexto, el gran frente anti venezolano construido por Estados Unidos que se configuró alrededor del grupo de Lima parece haber iniciado el camino hacia su absoluta inoperancia. La conferencia mundial sobre Venezuela realizada en la capital peruana concluyó en un total fracaso, en la que solo participaron un poco más de 50 países de los casi 200 que son parte de la ONU, únicamente dos organizaciones financieras internacionales y mostrando la notoria ausencia de la ONU y la OEA, además de la inasistencia de Rusia, China, Turquía y Cuba, países aliados de Venezuela a quienes los organizadores imploraron su presencia para mostrar una supuesta amplitud en la búsqueda de objetivos generales que incorporaran a la mayoría a la tarea de trazar una supuesta “transición” para Venezuela.

Además de eso, de concretarse en las elecciones presidenciales argentinas los resultados de las PASO, el virtual nuevo presidente ya anunció que se plegaría a la propuesta de México, Uruguay y Caricom de buscar una salida negociada a la crisis venezolana, todo lo cual avanza hacia el debilitamiento del Grupo de Lima y su virtual desaparición. Tal es el grado de desesperación de sus miembros que la ministra de relaciones exteriores de Canadá Chyrstia Freeland, viajó a Cuba para pedir ayuda a la isla caribeña a fin de intentar salvar al ente supranacional creado para destruir al gobierno de Venezuela.

Al observar todos estos elementos en contexto global, se puede concluir que la alta conflictividad mundial es expresión de la agresividad de Estados Unidos en su desesperada búsqueda por lograr los objetivos de hegemonía del capital y de la imposición de los valores de una sociedad que comienza a mostrar debilidades, que cree poder evitar mediante el conflicto, la imposición y la guerra.

sergioro07@hotmail.com

viernes, 24 de agosto de 2018

¿Un gobierno de izquierda puede tomar medidas de ajuste estructural a la economía?


Por Damian Alifa:

Las medidas de ajuste estructural en América Latina dirigidas por el FMI en los años 90 se tradujeron en una gran conflictividad social y un rechazo generalizado de la izquierda criolla. Es importante recodar que estas medidas económicas, en sus versiones más extremas, llegaron a proponer privatizaciones parciales o totales de la educación o la salud. En ellas  venían incorporadas una filosofía política,  una concepción del ciudadano, de la sociedad, del espacio, del territorio, el Estado, etc. Aunado a esto, es bien sabido que estas políticas en pleno derrumbe del llamado “socialismo real” contenían un pensamiento neohegeliano que promulgaba el “fin de la historia”, “el fin de las ideologías” la ausencia total de alternativas.


1.            Después del rotundo fracaso de la incursión del FMI y el Banco Mundial en región, vino el ascenso al poder de una variopinta izquierda latinoamericana, la cual fue llamada por algunos pensadores “el ciclo progresista”. El principal elemento integrador de las diferentes coaliciones de izquierda fue el discurso “antineoliberal”. El crecimiento de los BRICS, a principios del siglo XXI, generó un crecimiento inesperado de la demanda de commodities, teniendo un efecto sumamente positivo para los países latinoamericanos, altamente dependientes de la renta del suelo. La coincidencia ente el “ciclo progresista” y el “ciclo de los commodities” conllevo a una etapa de prosperidad económica y consolidación de la popularidad de los gobiernos de izquierda.

2.            Posteriormente, el colapso de la burbuja inmobiliaria y el estallido de la crisis financiera internacional afectó principalmente a los países desarrollados. Mientras que los países de la región lograron sortear la caída de los precios de los commodities, después de más de cuatro años de bonanza, la caída de los precios solo duro un año. En los países desarrollados el debate se polarizó entre las “políticas de austeridad” (recorte del gasto público) planteadas por los gobiernos conservadores europeos y los planteamientos neokeynesianos (Stiglitz, Ha-Joon Chan, entre otros) que sugerían una salida de la crisis basada en la expansión de la demanda.

3.            Es así como la izquierda criolla, extraña mezcla, entre marxismo-leninismo soviético, teoría de la dependencia, populismo radical, con algunas ideas, ¿por qué no admitirlo?,  de Cesarismo Democrático, caudillismo y decisionismo, incorpora a su discurso “anti neoliberal” los planteamientos de los neo keynesianos norteamericanos y europeos.

4.            Media década después, le tocaría a la región vivir su propia crisis, en el 2014 el precio de la soja, principal producto de exportación de Argentina y Uruguay cayó 22,4%, a finales de ese mismo año, el petróleo, producto fundamental para la economía de Ecuador y Venezuela (y también para Brasil) caía en 30% aproximadamente, el precio del oro comenzaba también su declive, para solamente nombrar algunos rubros

5.            Ante esta realidad los gobiernos progresistas latinoamericanos se amarraron a la fórmula neo keynesiana, mantener el gasto público a como diera lugar, quemar las reservas, endeudase y emitir dinero inorgánico (donde fuera posible), mientras se ligaban los dedos esperando un breve retorno del auge de los precios de las materias primas agrícolas-mineras. Para entonces, cualquiera que llamara la atención sobre el excesivo endeudamiento, la adquisición de activos improductivos por el Estado, podría ser acusado de “neoliberal”, cualquiera que denunciara la excesiva emisión monetaria era acusado de “monetarista”, por cualquiera de los propagandistas e intelectuales que rodeaban a estos gobiernos. ¿recuerdan el “gobierno de calle” en Venezuela?, ¿recuerdan el debate público entre Correa y tres economistas opositores?

6.            Rápidamente los ahorros se acabaron, el gasto público no dio para más y el endeudamiento comprometió la moderada tendencia al alza que se presenta en la actualidad. Los desequilibrios macroeconómicos tuvieron un efecto nocivo en las economías, cayó la capacidad de consumo de los ciudadanos de esos países, disminuyeron las importaciones, se redujo el PIB, etc. En consecuencia, la popularidad de los líderes de izquierda (cada vez más ligado al gasto público por desviaciones clientelares y debilitamiento institucional) comenzó a desplomarse.

7.            Actualmente, mientras Venezuela vive el peor colapso de su historia, la dirigencia chavista apenas comienza a evaluar la posibilidad de una reforma económica que incluya algunos elementos de ajuste estructural. Ya Cuba y Nicaragua, con sus matices, observando la situación en Venezuela y la de sus respectivos países, habían apuntado lentamente a esta dirección. Estas posiciones hacen que muchos partidarios comiencen a acusar de “neoliberales” a las nuevas orientaciones de estos gobiernos. Cada vez se le hace más difícil, al ala dura de los gobiernos de izquierda, diferenciarse como en otrora, a partir del discurso de “dos modelos irreconciliables”, con las políticas, también de ajuste, llevadas por el gobierno del conservador Macri o del “judas” Lenin Moreno.

8.            Hoy en día nadie en las ciencias sociales se atrevería a dudar el carácter gregario de la especie humana, tampoco pondría en duda un sociólogo o un antropólogo que el ser humano es un ser simbólico, cultural, que construye rituales, que le busca sentido permanentemente a su existencia.  Esto se debe a observaciones empíricas del saber humano sobre sí mismo, que se remontan a la primaras especies homoideas, hace casi 35 millones de años. ¿alguien podría dudar que “el ser social determina la consciencia social” de Marx? o ¿qué los “hechos sociales son exteriores y coercitivos sobre la conducta del individuo” de Durkheim? Al parecer la ciencia económica no gozaba de estos consensos, a pesar de que la historia del mercado (anterior al capitalismo, aunque muchos no lo sepan) se remonta, también, a los orígenes de los primeros intercambios mercantiles hace miles de años atrás.

9.            Aunque pareciera que la observación empírica de todos estos años hacen sumamente creíble aquello de las leyes de la oferta y la demanda (ya sabiendo que los mercados perfectos son una entelequia y que estas “leyes” tiene un funcionamiento más complejo en los mercados reales) o aquello de que la emisión monetaria descontrolada deprecia la moneda. Sin embargo, existían intelectuales alrededor de los gobiernos latinoamericanos, con exóticas teorías, que pretendían probar que en estos países, por extrañas razones (falta de nacionalismo de la burguesía, ataques foráneos, características del commodities del que dependían) ninguna de estas premisas estudiadas por la ciencia económica durante siglos funcionaba. La realidad terminó echando por tierra estos inventos.

10.          Antes bien, los ajustes estructurales son anteriores al neoliberalismo. Por ejemplo, frente a la crisis de la Alemania de Weimar, Stresemann aplicó el plan Dawes que contenía elementos de un plan de ajuste como los que ahora se denominan neoliberales (disminución de la emisión monetaria, reducción del gasto público, etc). Esto fue en 1923, mucho antes de Hayek o Friedman, antes de la Sociedad de Mont Perelin, mucho antes de Fukuyama o Huntington.

11.          Tener un gasto público racional, una emisión monetaria que se aproxime a las variables económicas de crecimiento, una inversión pública que garantice ganancias, atraer inversiones extrajeras, promover el pago de los servicios básicos, hacer recortes a los créditos y ajustes en las tasas de interés, reducir nominas publicas ineficientes, no son medidas que necesariamente vienen acompañadas de la filosofía política neoliberal, ni de la privatización de la educación, la salud, minimización del Estado, etc. Los equilibrios macroeconómicos no son de derecha o de izquierda, son saludables para la economía.

12.          Tampoco es la primera vez que gobiernos de izquierda se ven en la obligación de realizar un ajuste estructural. El caso de la NEP en la URSS es uno de los más emblemáticos. No obstante, también hay otros interesantes como el Doi Moi vietnamita, las actualizaciones del modelo cubano en el 2008, las reformas de Den Xiaoping en China o la apertura a las inversiones extranjeras en Corea del Norte.

13.          Ahora bien, el debate central frente a las medidas de ajuste que pudieran llegar a tomar los gobiernos progresistas hay que preguntarse ¿Qué tan regresivas o progresivas son estas medidas?, ¿Cuál es el costo social?, ¿Cuál es el costo medioambiental sobre los bienes comunes?, ¿se está incorporando las inversiones a un marco regulatorio que proteja lo suficiente al trabajador?, ¿se está combatiendo la corrupción?, ¿los gastos suntuarios?
daalifa@gmail.com

martes, 20 de diciembre de 2016

¿Cuán ciertos son los valores anticipados de los indicadores económicos?

 Fin de año: balances y anticipaciones que en economía son inciertas y hay que tomarlas como tales
Por Omar Villanueva Olmedo
Hay muchas instituciones bien conocidas y de prestigio que anticipan cifras económicas en el país y en el exterior, algunas por ejemplo se definen como “organismos autónomos y técnicos, que tiene por objetivo velar por la estabilidad de la moneda, esto es, mantener la tasa de inflación baja y estable en el tiempo”.  Tomemos, por ejemplo un país latinoamericano, algunas  comparaciones  entre anticipación y cifras reales: (1) en marzo de 2013 el IPC anticipado para diciembre de 2014 fue de 3% y la cifra real alcanzó a 4,6%, más de un 50% superior y (2) en  marzo 2014  el IPC  anticipado para diciembre de 2015 fue de 3% y el real alcanzó a 4,4%, casi un 50% superior, lo que muestra que hubo diferencias muy significativas. Y con respecto al PIB las diferencias fueron más substanciales, pues desde el 2012 al 2015  las cifras reales cayeron fuera del rango anticipado por los artilleros en marzo del año respectivo.


Esta es una  demostración clara de que hubo diferencias  significativas tanto sobre IPC como sobre PIB, lo que debe haber inducido sesgos en las decisiones de empresas y de personas y significando traspasos, probablemente equivocados, de millones de dólares. Pero lo más grotesco es que el 2013 se empezó a bajar la TPM -tasa de política monetaria-  para incentivar la inversión, ¡Lo que no ocurrió!. Se decidió, entonces, tener una tasa de interés real negativa y  la economía creció cada año menos. Un verdadero récord de sin sentidos.

Por su parte, a la comunidad de negocios del mundo, y a las personas  en general, les interesa conocer esas cifras anticipadas, porque las emplean en sus procesos decisionales, para: invertir, desinvertir, adquirir bienes, fusionarse, abandonar y otra muchas decisiones económicas.  Pero dadas las diferencias que se encontrarán en el futuro entre estimaciones y realidad es necesario cuidarse de emplear algunos conceptos particulares para reconocer que, aun contando con estas cifras, se está siempre tomando decisiones económicas: bajo incertidumbre.

Es común que los valores futuros de las variables económicas sean el resultado de modelos matemáticos, raciocinios, elucubraciones y adivinanzas de diferente naturaleza que lleva a muchas personas y  a  expertos, a declarar en reuniones, medios escritos, radiales, televisivos o redes sociales, por ejemplo,  que en un año más la tasa de interés estará en un determinado valor, por ejemplo, 3% y muchas veces sin dar siquiera una probabilidad de ocurrencia o rango al menos.

Lo que no dicen es cómo  llegaron a esa cifra, ya que no hay ninguna persona o instrumento que ya esté ubicado hoy día, en diciembre del 2017, diciéndoles  que la tasa de interés es de un 3%.  Entre hoy y ese diciembre de 2017 pueden ocurrir un sinfín de cambios y hechos que lleven la tasa a valores: muy o poco superiores o inferiores. Por lo tanto, los anticipadores no tienen cómo asegurar que a fines del 2017 la tasa de interés será 3%.

La ciencias sociales,  por más esfuerzo que hacen no son capaces de responder cuál será con certeza el valor futuro de sus numerosas variables, es simplemente imposible y creer lo contrario es inaudito o solo un deseo o interés que aquello ocurra. Después de mucho tiempo nuestro gabinete ha llegado a tres conclusiones sobre este tema:

(1) Para los que formulan y difunden los valores anticipados de PIB, tasa de interés, IPC, precios de productos y servicios, etc. que se entreguen antecedentes sobre el método empleado de manera de poder replicarlo, que los posibles elementos de incertidumbre se expresen abiertamente para reconocer la debilidad de las cifras entregadas, e indiquen explícitamente los traspasos de recursos en la economía que implica si es que se cumplen las anticipaciones de marras, y
(2) Para los usuarios que utilizan los valores anticipados que recuerden que las cifras pueden ser cercanas o muy lejanas a las futuras reales y que, por lo mismo,  es fundamental establecer los propios escenarios futuros, u otros métodos de anticipación, de manera de comparar los entornos en los cuales es más o menos posible que se confirme o rechace las cifras comunicadas, y
(3) Que se debe tener cuidado en la evaluación de  frases como las siguientes: entre otras (a) "que es muy complejo saber cuál de los escenarios se dará por la incertidumbre que aún existe",  o (b) "que hay otras incertidumbres del exterior con los procesos electorales en países europeos, los riesgos en China y los ajustes económicos en algunos países de América Latina".

Más antecedentes sobre las bases utilizadas para este artículo de síntesis están disponibles para consultas y discutir las ideas expuestas.

Corolario: Hay que tener  mucho cuidado para producir y para usar las cifras sobre las variables económicas anticipatorias enunciadas ya por los expertos, académicos, autoridades, consultores, o pitonizos diversos y poner mucha atención a los métodos que las sustentan y auditar -de ser posible en forma independiente a intereses subyacentes- sus fundamentos y los cambios de escenarios así como la emergencia de otros futuros no previstos.

El futuro es intrínsecamente incierto... más aun considerando el volumen de "innovaciones disruptivas", nuevas industrias emergentes e inversiones billonarias en ese ámbito que impactará las economías -globales y tradicionales- y las expectativas ya sea si funcionan o no.

 ovillanueva.comunica@gmail.com
Director OLIBAR Consultores Lic. Ing. Ca. Universidad de Chile 



martes, 11 de octubre de 2016

Las vueltas y revueltas de la manoseada desigualdad y equidad económica

Crecimiento, equidad e innovación 2016 – 2017

Por: Omar Villanueva Olmedo

Con un crecimiento económico del orden del 2% anual en los años 2014 a 2016, con una base de 240 mil millones de dólares de PIB  del año 2013 se debiera tener en los tres años un incremento neto de cerca de: 4.8 mil millones de dólares el 2014; 9.7 mil millones de dólares el 2015 y 14.7 mil millones de dólares el 2016, es decir que desde comienzos de 2014 a fines de este año el aumento de la riqueza del país por este concepto sería cercano a 30 mil millones de dólares.

La pregunta que se puede hacer es: ¿Cuál fue el destino de esos miles de millones dólares sabiendo que en este mismo período:  (1) La fuerza de trabajo no se ha alterado y el empleo se ha mantenido con un bajo un crecimiento y (2) El aumento de las remuneraciones reales ha sido bastante bajo, alrededor del 2%.
En otro escenario alternativo si el crecimiento del PIB nacional fuese de un 4% para ese mismo periodo se tendría un crecimiento de: US $ 9.6 mil millones para el 2014; US $ 19.5 para el año 2015 y US $ 29.6 mil millones a fines del presente 2016 y por tanto se pudo haber logrado un acumulado de casi 60.000 millones de dólares de nueva riqueza para diferentes usos e inversiones y que permitieran innovar una caduca economía de bajo valor agregado para enfrentar la renovada competencia mundial recargada de nuevos productos y servicios basados en conocimientos avanzados y emergentes tecnologías disruptivas que ya están haciendo temblar muchas industrias y servicios tradicionales.

¿Crecer o no crecer? Invitamos como consultores a los diferentes actores a pensar de acuerdo a las cifras expuestas sobre: ¿Quién, cómo y cuánto más se podría haber beneficiado con los crecimientos reales y los potenciales de los PIB antes enunciados? Lo anterior en el contexto de la famosa lucha por una mayor igualdad y redistribución de la riqueza que se ha propuesto la política económica nacional. Es posible que Ud. llegue a alguna conclusión relevante y pueda tomar algunas decisiones de beneficio - como empresa o como persona - para anticiparse a los cambios que conllevan: las nuevas tecnologías emergentes, la innovación y el crecer o no crecer de nuestra economía.

 Dir. OLIBAR Consultores

ovillanueva.comunica@gmail.com