Por SERGIO ORTIZ:
Un mensaje con tramos duros, mejor, pero insuficiente
El mensaje de Alberto Fernández este 1 de marzo fue mejor que el del año anterior; más combativo contra la derecha y el cuerpo judicial. De todos modos, no fue a fondo allí y menos aún con el poder económico.
Que el discurso presidencial de inauguración del 139° período de sesiones ordinarias del Congreso fue mejor que el leído el año anterior, no caben dudas para quienes lo escucharon o vieron en directo, o lo leyeron en los medios. Y si alguien tenía alguna duda, la habrá disipado prestando un rato oído a las diatribas provenientes del conglomerado de medios hegemónicos, los dirigentes del PRO-Juntos por el Cambio y especialmente algunos personeros del mal llamado “Poder Judicial”.
Para estos cuasi enemigos de la democracia (en muchos casos sacarle el “cuasi”), el presidente habría caído bajo el total control de Cristina Fernández de Kirchner. Esta le habría dictado el discurso y hasta redactado. Los títeres y titiriteros suelen confundirse y caer bajo los efectos de la proyección. Creen que todos son de su condición.
Están equivocados en que Cristina metió mano en el discurso. Más bien la acción depredadora de la oposición de derecha fue tan grave en el año transcurrido, que hasta un tibio como Alberto se calentó un poco.
Y en consecuencia puso énfasis en la crítica a esa oposición a veces irracional, por caso en su negativa a las campañas de vacunación y sus banderazos contra el aislamiento social preventivo obligatorio de 2020.
Fue buena la política gubernamental de ese primer semestre de 2020, con el citado ASPO, reforzamiento de hospitales y camas críticas, búsqueda de acuerdos con Rusia, China y otros laboratorios para adquirir vacunas, etc. Dijo bien el orador, “debíamos enfrentar el incendio sabiendo que otros habían terminado con el agua”. Esos incendiarios llegaron a acusarlo de “infecta dura”, léase dictadura.
Eso no quita que hubo gente cercana al poder nacional y de las provincias, vacunada sin turno sino con favores.
Macrismo como blanco
Que se repusiera el ministerio de Salud, se pagaran 3 cuotas
del IFE y más veces el ATP para que empresas abonaran sueldos, se reforzara la
vinculación sanitaria y política con Moscú y Beijing, etc., fueron disparos al
corazón del macrismo “made in USA” y sus medios de desinformación. Por eso era
esperable la respuesta airada de estos sectores, aunque se nota que están a la
defensiva pues de lo contrario frente a esas críticas ya habrían inundado
Comodoro Py de denuncias penales y querellas.
Macri y su gabinete “cobraron” en varios pasajes del discurso de AF, por caso cuando cuestionó la dolarización de las tarifas de los servicios de luz, gas y agua, con la consiguiente pauperización de muchos y ganancias extraordinarias de las empresas amigas, sin compromisos de inversión.
Y fue muy bueno que levantara el tono en lo referido al préstamo concedido por el FMI por 55 mil millones de dólares, de los que llegaron a desembolsarse 44 mil millones. Dijo bien el presidente que ese crédito había servido para la fuga de capitales y apuntaba a financiar la reelección del derrotado en octubre pasado. En consecuencia, dio instrucciones a órganos competentes para abrir una “investigación criminal” sobre los responsables de ese préstamo tan irregular.
Duro al hígado de Py
Los párrafos más duros fueron contra el sector corporativo de la “Justicia” que uno simplifica en Comodoro Py, donde reside la Justicia Federal, pero la cresta anida en el 4 piso del otro edificio de Tribunales, en Talcahuano, donde mora la cuasi asociación ilícita Corte Suprema. AF dijo que sus cinco miembros parecen vivir en los márgenes del sistema republicano y que se habían abocado a un per salto por dos jueces ignotos.
Elena Highton quedó más ladeada que nunca, tras la nueva
mención a cómo logró atornillarse como cortesana luego de cumplir los 75 años.
Carlos Stornelli, aún sin ser nombrado por apellido, quedó fulminado: es el
fiscal que esquivó las citaciones de Dolores durante 8 meses y sigue en
funciones lo más pancho.
Esas guaridas de un poder que se cree omnímodo vienen recibiendo golpes duros como el discurso presidencial. Y otro más con el testimonio de hoy 4 de marzo de la vicepresidenta CFK, en la causa “dólar futuro”. Cristina tuvo un seguimiento masivo y las mayores adhesiones. Ella es más dirigente y mejor oradora; hablando sin leer es más atractiva para el público que verlo durante casi dos horas a AF leyendo 62 páginas para la apertura de sesiones.
Los límites
La justa denuncia contra funcionarios macristas por el crédito del FMI queda muy limitada por salvar a la entidad entonces regenteada por Christine Lagarde del fraude cometido en contra de los argentinos. Condenar a Nicolás Dujovne y Guido Sandleris, y salvar al FMI es un despropósito. Y peor lo es si, como lo confirmó el orador, sigue esperanzado por la renegociación con el Fondo. Así legitima una deuda fraudulenta y odiosa.
Las críticas a la forma como el macrismo y sus operadores judiciales persiguieron a sus opositores políticos no debían quedar en una opinión casi propia de un comentarista. AF no es el Gato Sylvestre ni Pablo Duggan. Él podía y debía ir más a fondo, y explicar la necesidad de un indulto para Milagro Sala, Luis D’Elía, Sebastián Romero, Amado Boudou, Julio de Vido y demás presos políticos.
Ese indulto debería completarse con una ley de amnistía, como han aconsejado juristas de prestigio como Raúl Eugenio Zaffaroni.
Las dos iniciativas judiciales que ya tienen tratamiento parlamentario son módicas y superficiales: ampliación de juzgados federales y modificación de la mayoría para elegir al Procurador general. Será mejor que Sergio Massa deje de apretar el freno en Diputados, pero eso no cambiará mucho Py-Talcahuano. La idea de una Comisión Bicameral de Seguimiento tampoco: la ministra Marcela Losardo ya aclaró que “la bicameral estudiará el funcionamiento del Poder Judicial dentro de sus atribuciones”.
Al menos, aunque sin ser golpes de nock out, hubo mandobles presidenciales contra esos casi monarcas que en sus Palacios de Injusticia gustarían vestir togas y pelucas. En cambio, fue ostensible la ausencia total de denuncias y medidas concretas contra el poder económico concentrado y los medios de incomunicación hegemónicos.
Alberto sigue apostando a la buena voluntad de Kristalina
Georgieva y Joe Biden, más los Paolo Rocca, Cargill, Aceitera General Deheza,
Molinos, Ford, Banco Galicia, Macro, Consejo Agroindustrial, Edesur,
Panamerican, etc.
A esos monopolios volvió a tenderles la mano para utópicos acuerdos de corto, mediano y largo plazo, en el marco de la marchita “unidad de los argentinos”.
Y de una nueva ley de medios, más necesaria que nunca, no
dijo ni mu. Héctor Magnetto seguirá mintiendo a gusto y piacere, y ganando la
batalla cultural, al menos en esa franja de la sociedad clase mediera y media
analfabeta política que con sus vuelcos suele decidir elecciones.
ortizserg@gmail.com
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