Por Carlos Ávila:
En toda sociedad humana desde inmemoriales tiempos, desde
larga data ética y política constituyen un binomio conceptual filosófico
inseparable, indivisible. La etimología de ambas palabras remite a los más
elevados significados, tanto en su origen del griego como del latín. Dichos
vocablos tienen directa relación con las personas, con los ciudadanos y sus
comportamientos.
Esos términos debieran tener permanente actualidad. Todo niño, joven y adulto debieran saber, porque la buena escuela así lo enseñara, la trascendencia de ambos conceptos para su diaria comprensión y aplicación en la vida pública, en los asuntos de la sociedad y del Estado.
Que todo hombre es un animal político ya lo sabemos, pero no
todo humano es un ser ético, también es una realidad. Esto último referido
esencialmente a los asuntos públicos, a la política como ciencia. Es obvio que,
en la actual realidad, en la llamada praxis existe un divorcio entre esos dos
términos.
En Chile nuestra escuela, genéricamente todas, acusan un
claro vacío en la formación de los ciudadanos. Suele escucharse a los docentes
- no todos -, pero a una mayoría de ellos presentarse ante los estudiantes como
la negación del ' zoon politicón ‘, en los hechos reniegan de su condición
ciudadana. Distintas razones pueden tener: temores, comodidad y abulia. Lo que
en verdad en el fondo se hace en nuestras escuelas es política. Buena o mala es
otro tema. Toda educación es política, en el sistema de enseñanza la
neutralidad no existe.
Tener o seguir una determinada política es saber adónde se
va y para qué. El tema de los partidos es otro asunto. Tener o seguir una
determinada política no siempre y no necesariamente debe obligar a tener una
militancia en un partido. Los partidos son formas, estructuras, instrumentos,
medios para aplicar o seguir ciertas políticas, pero no son los únicos. Hay que
despejar definitivamente esa confusión. La política es parte de la cultura, sin
ella somos seres incompletos.
Si la escuela formara políticamente a los ciudadanos - parece una redundancia -, si la educación cumpliera a cabalidad esa indispensable misión cívica, la vida en la sociedad sería muy distinta, naturalmente mejor. Entendida esa formación política como un asunto de solvencia cultural de toda persona. Pero como eso no es lo que ocurre tenemos esta otra realidad, lamentable, triste, precaria de los llamados políticos, personas menguadas de formación doctrinaria y, por lo mismo, presas de un voluntarismo peligroso
La política exige tener principios, formación doctrinaria.
Hoy la escuela no cumple esa tarea formadora, tampoco la mayoría de los
partidos lo hace. Como sociedad acusamos un vacío de alto riesgo.
Profesor de Estado.
caracol.avila@gmail.com
El gran problema que se presenta en este mundo, con relación a ética y política, es que en la actualidad a todo llaman político o políticas, por ej. si un ciudadano aspira ejercer un cargo público y se lanza a las calles hacerse propaganda y sube a las tribunas, pronuncia discursos, a ese ciudadano llaman político, y aunque al salir electo, ejecute una mala administración, lo seguirán llamando político, y se mete a corrupto y se olvida del pueblo, lo seguirán llamando político, y si lo meten preso, lo llamarán preso político, pero nunca ladrón. Cuando en la antigüedad y de acuerdo a la etimología o raíz de dicha palabra, político era el que se dedicaba a servir a a la nación, que antes se denominaba ciudad o la ciudadanía. De manera que un delincuente no puede ser político, es más, si cometen crímenes, sus compañeros no aceptan que vaya detenido, porque ese fue un crímen político. Entonces, o es político o es criminal. Lo que ha pasado es que los neo fascistas, han creado sus neo sofistas y presuntos filósofos, para engañar el mundo, cambiando los conceptos originales de las palabras, por ejemplo, ta filosofía ya no es amar la sabiduría, compartiendo el conocimiento recibido del maestro, con los demás. Democracia, ya no es gobierno del pueblo, sino que democracia para el fascismo es acabar con los pueblos y robarle sus recursos. Lo mismo sucede con ética y moral que en la antigüedad tenían la misma raíz, que era costumbre, pero cuyos conceptos fueron separados para un mejor entendimiento, y quedó que ética son las buenas costumbres plasmadas en el papel, es decir, es solo la teoría y que una vez, puestos en práctica los principios éticos, es cuando se transforman en actos morales, por ejemplo, las leyes vienen siendo los códigos de ética de una república, solo cuando esos códigos éticos o leyes, se ponen en práctica, es cuando se puede decir que en ese país, hay moral republicana, mientras no se pongan en práctica, no hay moral, porque dichos principios, solo son teorías. Dentro del fascismo, no existe la moral ya que no practican nigún principio ético. UBENCIO RAFAEL TORRES- Barcelona-Venezuela
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