Por Cecilia Zamudio:
Ante la perspectiva
del gigantesco lucro que conlleva especular con el agua, los tiburones del
capitalismo han afilado sus dientes: el agua empezó a cotizar en bolsa en Wall
Street en la primera semana de diciembre 2020. El cinismo de los que convierten
al planeta en tristes lingotes atesorarles, ataúdes de lo que antaño fue vida,
es desmedido: aducen, para perfumar esta nueva rapiña, que la especulación con
el líquido que es la base de la vida en la Tierra, podría permitir una mejor
“gestión” del mismo; la realidad es que cuanto más son esquilmadas las fuentes
de agua por el modo de producción capitalista, más rentable es la especulación
con la poca agua que va quedando.
Según Naciones Unidas, 2.000 millones de personas padecen graves problemas de acceso al agua en el mundo, 297 000 niños menores de cinco años mueren cada año debido a enfermedades causadas por las malas condiciones sanitarias relacionadas con la carencia de agua y la ingesta de agua no potable, más de la mitad de la población mundial (4.200 millones de personas) carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura [1]. Se estima que en los próximos años dos tercios del planeta podrían padecer escasez de agua y millones de personas más serán desplazadas por esa carencia.
La brutal depredación de la naturaleza es consustancial al
modo de producción capitalista: el agroindustrial intoxica la tierra, la
megaminería devasta montañas y ríos, toda la producción del sector primario es
orientada aberrantemente hacia el lucro en desmedro de la naturaleza
(incluyendo en ella a los seres humanos), la atroz tortura de animales y
trabajadores en la cadena de producción alimentaria obedece al modelo de
producción capitalista (los animales padecen hacinamiento al punto de verse
atrofiados, se les inyectan hormonas de crecimiento para engordarlos
artificialmente porque son vistos como meras “mercancías”).
El modelo es tan perverso que incluso los productores tiran a la basura toneladas de carne y demás alimentos con tal de “mantener los precios” y por lo tanto el lucro de un puñado: al menos un tercio de la producción alimentaria es desechado [2] (esto en un mundo en el que millones de personas mueren de física hambre). La producción industrial es en su gran mayoría destinada al sobre consumismo parasitario teledirigido, los inventos tecnológicos son implementados en gran medida para esclavizar y controlar y no para la emancipación, la constante producción armamentística también es consustancial a un sistema depredador en el que las guerras imperialistas son un mecanismo clave de acumulación capitalista por despojo.
El modo de producción agrícola capitalista envenena la
tierra y el agua y malgasta el 70% de la extracción mundial de agua (FAO). El
75% de todas las extracciones de agua industrial se utilizan para la producción
de energía bajo un sistema que impone el sobre consumismo mediante mecanismos
tan perversos como el bombardeo publicitario o la obsolescencia programada
(mecanismo de envejecimiento prematuro de las cosas, implementado adrede desde
la misma producción para que cada cosa dure un tiempo muy inferior al que
podría durar).
La explotación excesiva del recurso hídrico por el modo de
producción capitalista en el sector primario y la industria esencialmente
(seguido -de lejos- por el consumo humano en uso doméstico), así como el cambio
climático inherente al saqueo del planeta, han llevado a que el agua sea cada
vez más escasa. Grandes multinacionales vinculadas a la gestión del agua, en
muchos de los países que la han privatizado (como por ejemplo Chile), ya
cotizan en bolsa, pero ahora se trata de subir un escalafón más en los niveles
de depredación capitalista, pues se trata del agua como recurso vital que se
somete al funcionamiento del “mercado”. El precio del agua fluctuará como lo
hacen el petróleo, el oro o el trigo, informa el CME Group [3].
Millones de personas
son privadas del acceso al agua potable en el mundo, por causa de
multinacionales que desvían ríos enteros para sus explotaciones de megaminería,
por causa del envenenamiento de las napas freáticas, por causa del saqueo
capitalista. Un ejemplo paradigmático es el caso de la mina de carbón a cielo
abierto más grande del mundo, la mina del Cerrejón, explotada por las
multinacionales BHP Billiton, Angloamericana y Glencore, en la Guajira,
Colombia.
Desde esa mina salen toneladas de carbón hacia EEUU y Europa
para alimentar el sobre consumismo -teledirigido- de las metrópolis
capitalistas. Para esa explotación, las multinacionales desviaron todo un río,
lo que causa ecocidio y genocidio: el pueblo Wayú está siendo diezmado por el
capitalismo transnacional, privado de agua y por lo tanto de alimentos. La
comunidad Wayú viene denunciando, desde hace años, el hambre amiento al que es
sometida, así como los reiterados asesinatos de líderes indígenas que han
elevado sus voces en defensa del agua y la vida. Ha denunciado al menos 14.000
niños fallecidos por desnutrición y enfermedades asociadas a la falta de agua
potable.
Por el mundo abundan los casos de ecocidio y genocidio causados por el capitalismo transnacional: este sistema deja socavones donde un día hubo verdes bosques, cloacas donde hubo fuentes hídricas de las que manaba vida, fuerza a millones de personas a desplazarse de zonas ricas en recursos (y por lo tanto codiciadas) mediante masacres perpetradas por las herramientas militares y paramilitares obedientes a multinacionales y latifundio.
Las herramientas de exterminio contra toda oposición al
saqueo capitalista se articulan a Estados represivos mantenidos a punta de
injerencia imperialista. El sistema se sostiene mediante la violencia constante
contra los procesos de emancipación de los pueblos. El imperialismo europeo y
estadounidense lleva décadas urdiendo golpes de Estado y guerras imperialistas
por todo el mundo (cuando un gobierno no es totalmente arrodillado al saqueo
transnacional), décadas fomentando planes de exterminio contra las y los
revolucionarios (Plan Lasso, Plan Cóndor, Plan Baile Rojo, Plan Colombia, Plan
Patriota, Plan México, etc.), décadas apuntalando regímenes genocidas como el
colombiano, por citar un ejemplo paradigmático de régimen del Terror funcional
al saqueo capitalista, mantenido a punta de masacres y exterminio contra la
reivindicación social y política de la clase explotada.
El capitalismo transnacional perpetra un constante saqueo de
América Latina, África y Asia, esquilmando la naturaleza y llevando los niveles
de explotación y saqueo contra las poblaciones a los niveles más atroces: hasta
la sangre de los hambreados es objeto de codicia, hasta los órganos de los
niños son objeto de criminal rapiña, hasta los úteros de las mujeres son
saqueados y los bebés comprados.
Tras empobrecer por saqueo a millones de personas, ese mismo
capitalismo transnacional crea fortalezas en torno al botín saqueado por las
metrópolis capitalistas (como la Unión Europea, Estados Unidos, Australia,
etc.): el imperialismo quiere succionar las riquezas, pero rechaza a las
personas desposeídas por su rapiña, forzándolas a trayectos migratorios de
espanto y a padecer esclavitud moderna si logran llegar. Millones de personas
originarias de la periferia capitalista son arrinconadas, por causa de leyes de
inmigración lesivas, a padecer las peores explotaciones en los países del
centro capitalista, como trabajar a destajo en el agro industrial en
condiciones laborales y de vivienda infrahumanas, o como verse abocadas a la
explotación aberrante que es la prostitución.
El saqueo de los
cuerpos humanos está concatenado al saqueo capitalista de los territorios. Es
el funcionamiento de un sistema criminal heredero de la Historia colonial y
cuyo presente es la continuidad sangrante de un sistema de clases, en el que un
puñado de multimillonarios agigantan sus fortunas sobre mecanismos de
depredación.
La clase burguesa capitaliza mediante la explotación de la clase trabajadora y mediante el saqueo de la naturaleza. Es urgente dejar de creer en las estafas que utiliza el capitalismo para perpetuarse, como la fábula de un supuesto e imposible “capitalismo con rostro humano” o del supuesto e igualmente imposible “capitalismo verde”, fábulas que venden los medios de alienación masiva y los reformistas de toda laya, perpetuadores de este sistema.
Los voceros políticos de la burguesía fingen preocuparse por
el cambio climático, pero no obstante sus discursos y cumbres, siguen vigentes
todos los mecanismos de destrucción del medio ambiente, porque los políticos
cuyas campañas son financiadas por los grandes capitalistas no les van a poner
freno a sus financiadores (es la realidad concreta de la Dictadura del Capital
que contradice la fábula narcotizante de una supuesta “democracia” que es
imposible en un sistema de clases).
Para que un puñado de multimillonarios acumule más y más
riqueza, sigue vigente la criminal obsolescencia programada; sigue también
vigente la alienación masiva que perpetra la clase explotadora a través de sus
medios de propaganda y publicidad, incitando incesantemente a la orgía de
sobreconsumo que convierte al planeta en un basural. Incluso se incrementan los
mecanismos depredadores: la especulación con los alimentos y con el agua es
parte de esa depredación.
Algunas cifras expresan la brutal injusticia social de este
sistema: en el 2020, la fortuna del 1% de los más enriquecidos del mundo,
equivalía ya a más del doble de la suma total con la que vive el 92% de la
población del planeta (6.900 millones de personas) [4]. Los 2.153 mayores
multimillonarios han acumulado, mediante la explotación y el saqueo, una
fortuna mayor al dinero total con el que malviven los 4.600 millones de
personas más empobrecidas del planeta. El capital acumulado por las 26 personas
más enriquecidas del mundo equivale al presupuesto con el que malviven los
3.800 millones de personas más empobrecidas del mundo. El 1% más enriquecido de
la población mundial ha sido responsable de más del doble de la contaminación
por carbono que los miles de millones de personas que conforman la mitad más
empobrecida de la humanidad, durante el cuarto de siglo en el que las emisiones
han alcanzado niveles sin precedentes [5].
No hay solución a la devastación de la naturaleza dentro del
capitalismo. Ante la tragedia palpable de islas de plástico flotando en los
océanos, de la deforestación vertiginosa de los bosques, de los glaciares
depredados, de las napas freáticas y ríos contaminados y desecados, de
cordilleras rebanadas por la mega minería, del uranio empobrecido con el que el
complejo militar industrial bombardea regiones enteras, de los millones de
seres humanos empujados al éxodo, de los miles de especies exterminadas, el
cinismo de los amos del mundo es descomunal. Como si plantearan lo siguiente:
«No se puede tapar el sol con un dedo, ya es inocultable la
devastación del planeta que los grandes capitalistas estamos perpetrando; ahora
bien, lo que sí se puede hacer para seguir depredando y capitalizando, es
mentir sobre las causas profundas y sistémicas del problema. Lo importante es
que no se nos señale a nosotros como los responsables, que no se nos señale a
los propietarios de los medios de producción, los que decidimos qué se produce,
bajo qué condiciones y a qué ritmo, los que nos enriquecemos mediante el saqueo
de la naturaleza y mediante la plusvalía que le sacamos a la clase trabajadora,
los que decidimos cómo debe comportarse la población, ya que la inducimos al
sobreconsumo que nos enriquece a nosotros y la inducimos a no cuestionar a este
sistema que tanto nos conviene a nosotros como minoría dominante. El fingir que
nos preocupa el planeta, dará muy buenos réditos, basta con una buena operación
de propaganda a nivel mundial, algo que no nos cuestione como clase dominante y
que no cuestione este sistema».
Los voceros de la
burguesía proponen tiritas para la gangrena, medidas cosméticas: en vez de
prohibir la obsolescencia programada, te invitan a llevarte una bolsa de tela
para tus compras (o a comprar las bolsas de plástico), te proponen espejismos
de "soluciones" siempre individuales, nunca se ataca el meollo del
problema. Pero por muy buena voluntad que tengamos a nivel individual, frenar
la depredación capitalista requiere de una toma de consciencia de la raíz del
problema -no solamente de sus síntomas-, requiere de una lucha colectiva. La
gangrena no se cura con cosmética, y obviamente la depredación del planeta no
se frenará con los placebos que el mismo sistema ofrece para encausar el
descontento social hacia callejones sin salida.
La burguesía instala,
a través de sus medios, la idea fatalista de "el ser humano es malvado por
naturaleza", para obviamente evitar ser señalada como la depredadora que
es, para sembrar el inmovilismo y el "sálvese quien pueda". En el
discurso del “GreenWashing” (lavado de cara verde del sistema) se culpabiliza a
todos por igual, y al final “si todos somos culpables, nadie lo es de manera
específica”: una manera perversa de no señalar a los principales responsables
de esta barbarie.
Se equipará la depredación que cometen los grandes capitalistas,
las gigantescas empresas que secuestran ríos enteros para la mega minería, con
los pueblos que son sus víctimas. Se equipará a víctimas con victimarios en ese
abyecto discurso del “todos somos culpables”, que no hace distinción alguna, ni
de clases sociales, ni entre el puñado de países que consumen el 80% de los
recursos del planeta (Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón, Australia y demás
metrópolis capitalistas) y todos los demás países del mundo (la inmensa
mayoría) que sobreviven con el 20% restante de los recursos.
En el discurso de la Máscara Verde no se habla de metrópolis capitalistas que sobre consumen, versus periferias capitalistas que son concebidas por el capitalismo transnacional como meras "bodegas de recursos" y saqueadas hasta la médula, con un impacto ecológico devastador y un impacto social de empobrecimiento letal, tampoco se dice que el saqueo es perpetrado asesinando a toda persona o comunidad que alce su voz contra el saqueo capitalista.
Los medios no dicen que es el sistema socio económico que
beneficia a sus dueños en desmedro de las mayorías, el que origina esta
devastación del planeta (en la que también son depredados los seres humanos,
explotados e intoxicados, alienados, enajenados de toda empatía y de toda relación
de armonía con la naturaleza). “La producción capitalista distorsiona la
interacción metabólica entre el ser humano y la tierra. (…) La propiedad de la
tierra a gran escala reduce la población agrícola a un mínimo constantemente
decreciente, confrontado con un constante crecimiento de la población
industrial conglomerada; de esta manera, produce las condiciones que provocan
una fractura en el proceso interdependiente entre el metabolismo social y el
natural” [6], escribía Marx. "El capitalismo tiende a destruir sus dos
fuentes de riqueza: la naturaleza y el ser humano"[7]. Sin duda el
concepto de la “fractura metabólica” causada entre la naturaleza y los seres
humanos por el modo de producción capitalista, es fundamental para lograr una
crítica integral al capitalismo y para profundizar en una ecología radical y
eficaz.
El saqueo de la naturaleza y la barbarie de explotación contra la clase trabajadora, las guerras imperialistas, el empobrecimiento por saqueo capitalista que produce éxodos masivos, la alienación masiva (promoción del racismo, la misoginia, el individualismo, el sobre consumismo teledirigido, etc.), el feminicidio galopante, las enfermedades zoonóticas, la herramienta fascista de la burguesía, son inherentes al funcionamiento mismo del actual sistema. No solamente no es imposible otro sistema socio-económico, sino que es cuestión de supervivencia: luchar por abolir el capitalismo es un imperativo vital para la humanidad y para el planeta.
NOTAS:
[1] https://www.un.org/es/sections/issues-depth/water/index.html
[2] https://www.bbc.com/mundo/noticias-54112931
[3] Chicago Mercantile Exchange, compañía estadounidense de
mercados financieros
https://www.dw.com/es/el-agua-comienza-a-cotizar-en-el-mercado-de-futuros-de-wall-street-en-medio-del-temor-a-su-escasez/a-55871572
[4]https://www.dw.com/es/los-multimillonarios-del-mundo-poseen-m%C3%A1s-que-el-60-de-la-humanidad-advierte-oxfam/a-52063283
https://es.euronews.com/2020/01/20/oxfam-denuncia-la-brecha-creciente-entre-ricos-y-pobres
https://www.oxfamintermon.org/es/nota-de-prensa/uno-porciento-rico-poblacion-emite-doble-carbono-que-mitad-mas-pobre
[5] El 1% más rico de la población mundial ha sido
responsable de más del doble de la contaminación por carbono que la mitad más
pobre de la humanidad, conformada por 3.100 millones de personas, durante el
cuarto de siglo en el que las emisiones han alcanzado niveles sin precedentes.
https://www.oxfamintermon.org/es/nota-de-prensa/uno-porciento-rico-poblacion-emite-doble-carbono-que-mitad-mas-pobre
[6] Concepto de la “fractura metabólica” de Marx, central
para una crítica integral al capitalismo y para una ecología radical. Para
Marx: “El hecho de que la vida física y espiritual del ser humano dependa de la
naturaleza no significa otra cosa sino que la naturaleza se relaciona consigo
misma, ya que el humano es una parte de ella.” (Marx, Manuscritos
Económico-filosóficos, 1844): https://n9.cl/6s8d
[7] “La industria a gran escala y la agricultura industrial
van de la mano. Si ellas están originariamente distinguidas por el hecho de que
la primera deja residuos y arruina a la fuerza de trabajo, y así la potencia
natural del ser humano; mientras que la segunda hace lo mismo a la fuerza
natural del suelo, ellas terminan vinculándose dado que el sistema industrial
aplicado a la agricultura acaba por debilitar a los trabajadores, mientras que
la industria provee a la agricultura con los medios para el agotamiento del
suelo” (Marx). “Todo progreso de la agricultura capitalista no es solo un
progreso en el arte de esquilmar al obrero, sino a la vez en el arte de
esquilmar el suelo; todo avance en el acrecentamiento de la fertilidad de un
periodo dado, es un avance en el agotamiento de las fuentes duraderas de esa
fertilidad [...] La producción capitalista sólo sabe desarrollar la técnica y
la combinación del proceso social de producción socavando al mismo tiempo las
dos fuentes originales de toda riqueza: la tierra y el humano” (Marx, primer
tomo de “El Capital”)
www.revistas.flacsoandes.edu.ec/letrasverdes/article/view/2867/2206
www.rebelion.org/por-que-necesitamos-a-marx-ahora-mas-que-nunca/
www.marxismoyrevolucion.org/?p=752
www.herramienta.com.ar/articulo.php?id=1488
www.marxismocritico.com/2017/09/08/marx-naturaleza-y-ambientalismo-fractura-del-metabolismo-social/www.marxismocritico.com/2014/12/23/marx-y-la-fractura-en-el-metabolismo-universal-de-la-naturaleza/
www.mientrastanto.org/boletin-102/ensayo/marxismo-ecologico-elementos-fundamentales-para-la-critica-de-la-economia-politic
artececi@gmail.com
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