Por Tony López R.:
Esta no es la primera vez que la revista Semana, al servicio
de la embajada de Estados Unidos, de anteriores gobiernos y del actual, publica
falsos informes contra Cuba, que elaboran los servicios de inteligencia
colombianos, y utilizan cuando se enfrentan a escenarios internos adversos,
para desviar la atención y como ya señalaba en la primera entrega, para borrar la abyección del gobierno del
Centro Democrático a Donald Trump y todo lo que hizo para lograr la derrota del
candidato demócrata Joe Biden.
Refiere la publicación que “en un informe de carácter oficial, que llegó a la Casa Nariño, se advierte que hay planes cubanos para interferir en las elecciones y desestabilizar al país e incluso dicen que la seguridad nacional está en riesgo”. El informe “supuestamente oficial” fue enviado a la Casa Nariño, pero hasta ahora que se conozca, la Casa Presidencial no se ha pronunciado oficialmente.
Lógico, la intención es sembrar la matriz de opinión en
contra de Cuba, pero no pueden oficializarlo porque no tienen pruebas y no las
pueden tener, porque todo es falso. Todo es un gran montaje y una farsa y en
derecho hay un principio “no debes acusar, si no tienes pruebas, porque se
revierte en tu contra”
La llamada amenaza de un posible conflicto diplomático con
la isla, tampoco ha sido expresado oficialmente, pero Semana con sutil manejo
señala que “tuvo acceso a dicho documento que permanecía bajo reserva y que
lleva por título “La estrategia de injerencia cubana en asuntos de
independencia y soberanía de Colombia”.
Si fuera cierto la existencia de ese documento, que
obviamente por su importancia y como bien dice permanecía bajo reserva, hay que
hacerse las siguientes preguntas: 1) Si permanecía bajo reserva es porque es un
documento que tiene el carácter de Secreto de Estado. ¿Es así o no? La
respuesta es sencilla, entonces quien dio la orden y filtro el documento. 2)
¿Con qué objetivo esa información fue a parar a la revista Semana? Obviamente no es muy sana la idea, es
perversa y perseguía un interés político.
De ser cierta esa sospecha de tan grave connotación, el
deber y obligación de un Estado serio y responsable, es la de convocar al
embajador de Cuba al Palacio de San Carlos, donde radica la cancillería,
trasmitirle la información, aportar las pruebas y pedirle explicaciones. Es a partir de esas explicaciones y el
esclarecimiento de los hechos, que el gobierno puede tomar las medidas y
decisiones que considere, pero para ello tiene que contar con la veracidad e
irrefutables pruebas.
Semejante plan contra un país donde se pone en peligro la
independencia y soberanía de la nación, no puede de ninguna manera ser
ventilado por ningún medio periodístico, sin antes el Gobierno cumplir
responsablemente con lo arriba ya señalado.
Precisamente por eso existe el ejercicio diplomático, porque una
equivocación o un mal entendido, puede provocar un conflicto cuya magnitud es
impredecible.
Una acción muy poco profesional y mezquina, que solo se
ejecuta con objetivos muy perverso y con un manejo político para manipular a la
opinión pública con falsedades utilizando el instrumento de este,
desprestigiado medio, como es la revista Semana. Un vergonzoso acto, contra un
país que ha demostrado plena solidaridad y amistad con el pueblo colombiano y
que hace años ha ejercido un transparente y pleno apoyo a la paz en Colombia.
Pero la Casa Nariño no ha actuado y todo responde, a que no
tienen ni información de que el gobierno de Cuba y sus diplomáticos
realizan acciones injerencistas en sus
asuntos internos.
Nunca ha sido una política de Cuba la de inmiscuirse en
temas internos de otros países, sin embargo, Cuba ha sido víctima de
truculentas campañas, un genocida bloqueo económico condenado en la ONU por 187
países, por cierto, por primera vez, desde hace 27 años, el gobierno de Duque
se abstuvo, rompiendo junto a Brasil, el consenso latinoamericano de
condenarlo. Desde hace 62 años Cuba ha recibido acciones y agresiones
diplomáticas, políticas e incluso agresiones militares, pero ha tenido la
satisfacción del respaldo y solidaridad de los pueblos, que repudian a sus
serviles gobiernos.
Muy bien hilvanado el supuesto documento publicado por
Semana de la intromisión de Cuba en los asuntos internos de Colombia, la idea es
para sentar esa matriz de opinión, con el interés de atemorizar a los
colombianos y procurar la enemistad con Cuba. Con esa campaña de opinión logró
Álvaro Uribe obtener miles de votos y ganar el plebiscito cuando sustentaba la
tesis de que, si el Sí ganaba el “Castrochavismo” se instalaría en la Casa
Nariño. Curiosamente los vándalos que asaltaron el Congreso de EE: UU, muchos
de ellos, declararon que el objetivo era evitar que Biden tomara el poder
porque es el candidato del “Castrochavismo”.
Siguiendo en esa línea, desde hace años les pongo varios
ejemplos. Lo publicado bajo el titulo Cartas Explosivas, en la Edición 1854 de
la semana del 12 al 19 de noviembre del 2017. Donde se quiso involucrar a Cuba
con informaciones absolutamente falsas, suministrada por el Fiscal Néstor
Humberto Martínez, el mismo que junto con la DEA fraguó la farsa de Jesús
Santrich, para acabar con los Acuerdos de Paz.
Es una farsa tras otra farsa, en el 2006 durante el gobierno
de Uribe Vélez, la revista Semana y otros medios como RCN, la FM, Radio
Caracol, se prestaron a montar otra comedia contra el embajador José Pérez
Novoa, señalando lo mismo, que era un espía de la inteligencia cubana. Pérez
Novoa es un diplomático prestigioso, con 50 años de carrera que prestó servicio
en la ONU con sede en Ginebra, director de asuntos multilaterales de la
cancillería por muchos años y en varios países, entre ellos en la India.
Esto lo conoce muy bien el senador del uribista Centro
Democrático José Obdulio Gaviria, en aquella época asesor del presidente Uribe,
quien acudió al embajador Novoa, en ese año 2006, para gestionar que La Habana
fuera sede de una Mesa de Dialogo de Paz con el ELN. El embajador le apoyó y cumplió con lo
solicitado y Cuba fue sede de aquellos diálogos.
No olvidar que, en la década del 60, Estados Unidos promovió
la salida de Cuba de la OEA, pero Cuba digna y altiva, como dijo nuestro
Canciller Raúl Roa: “Cuba abandona esta sala y esta organización y con Cuba, se
van los pueblos latinoamericanos”. En este Ministerio de Colonia subordinado a
los Estados Unidos, no estaremos jamás, afirmó Roa. Con la sola excepción de
México, el resto de los países rompieron relaciones diplomáticas. No fue hasta la década del 70 que algunos de
ellos las restablecieron, Colombia la restableció en el año 1974 durante el
gobierno de Alfonso López Michelsen.
Deseo que mis lectores, especialmente los colombianos,
conozcan que esa conducta ha sido un ataque sistemático a Cuba, sin una sola
prueba que aportar. Mientras que Cuba hacia Colombia y sus gobiernos solo ha
tenido gestos de solidaridad, apoyo y una permanente política a favor de la paz
y la reconciliación del noble pueblo colombiano.
Ejemplos tenemos a granel, desde la directa participación
del presidente Fidel Castro Ruz, en apoyar una solución para que los sucesos de
la embajada dominicana en 1980, en poder de un comando del M-19, no terminara
en un baño de sangre y así fue, el comando con varios de los diplomáticos
retenidos fue recibidos en La Habana.
En el año 1996 y a petición del ex presidente César Gaviria,
en ese momento Secretario de la OEA, le solicitó apoyo al comandante Fidel
Castro para que liberaran a su hermano que había sido secuestrado por un
pequeño movimiento denominado JEGA (Dignidad por Colombia) y cuyo Jefe el
conocido comandante “Bochica” guardaba prisión, éste le comentó a otro
compañero de celda, a sabiendas que era informante, que solo entregaría a Juan Carlos Gaviria si
Fidel le hacía la petición enviando a un emisario a verlo a él.
A todas estas en Cuba no se conocía la existencia de esa
organización, ni a ninguno de sus integrantes, solo después se supo que era una
disidencia del ELN, que se inspiraba en el pensamiento de Jorge Eliecer Gaitán.
El entonces coronel Naranjo jefe de la Inteligencia de la Policía, supo la
información que Bochica había comentado e informó al ex presidente Gaviria y
fue así como se liberó a su hermano y no hubo que lamentar la pérdida de su
vida.
La participación en los dos procesos de diálogo y
negociación de paz de las FARC-EP y el ELN en el gobierno de Andrés Pastrana.
El del ELN en La Habana, y con las FARC-EP en San Vicente del Caguán. Y este
último iniciado en Cuba el 23 de febrero del 2012 y culminado en noviembre del
2016, entre las FARC-EP y el gobierno de Juan Manuel Santos, teniendo a Cuba
como sede.
Como puede apreciarse en estos ejemplos, la Isla siempre ha
sido un factor de solidaridad, apoyo y de paz, no solo para Colombia, también
con otros gobierno y Estados, y como parte de un principio de su política
exterior la de no realizar injerencia en los asuntos internos de otros Estados.
En la tercera parte de este artículo, abordare otros temas de interés y que
refutan todo lo planteado por Semana, incluyendo la mentira de la existencia de
1500 médicos cubanos y de 50 técnicos de deporte sospechados, de agentes de la
inteligencia cubana.
Recordar siempre, que está política del gobierno de Duque, no es más que cumpliendo con lo solicitado por el saliente Secretario de Estado, Mike Pompeo, para respaldar la injusta y perversa decisión de Trump de colocar a Cuba en la lista de países que apoyan el terrorismo y crearle problemas al electo presidente Biden, que como es conocido el presidente del Centro Democrático Álvaro Uribe e Iván Duque, desprecian, porque consideran que los demócratas apoyan a otros candidatos para las presidenciales de 2022.
(*) Periodista, politólogo, y analista internacional.
jorgarcia726@gmail.com
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