Por Carlos Luna Arevalo
“Sin embargo el mundo
debe recordar que no fueron simplemente las instituciones internacionales, no
sólo los tratados y las declaraciones los que le dieron estabilidad al mundo
después de la Segunda Guerra Mundial. Independientemente de los errores que
hayamos cometido, hay un hecho clarísimo: Estados Unidos de Norteamérica ha ayudado
a garantizar la seguridad mundial durante más de seis décadas con la sangre de
nuestros ciudadanos y el poderío de nuestras armas. El servicio y sacrificio de
nuestros hombres y mujeres de uniforme han promovido la paz y prosperidad desde
Alemania hasta Corea, y permitido que la democracia eche raíces en lugares como
los países balcánicos. Hemos sobrellevado esta carga no porque queremos imponer
nuestra voluntad. Lo hemos hecho por un interés propio y bien informado: porque
queremos un futuro mejor para nuestros hijos y nietos, y creemos que su vida
será mejor si los hijos y nietos de otras personas pueden vivir en libertad y
prosperidad”
Barack Obama, Discurso de recepción del Premio Nobel de la Paz, Estocolmo 10-12-2009.
Parece inevitable mencionar, entre esos “errores”
tempraneros cometidos por los Estados Unidos el lanzamiento de dos bombas
atómicas sobre las poblaciones japonesas de Hiroshima y Nagasaki, en agosto del
año 1945, al respecto vale citar al profesor Vladimir Acosta en su monumental
obra “El monstruo y sus entrañas” (2017).
“Donde si fueron los únicos vencedores (los Estados Unidos)
fue en el Pacífico y allí derrotaron y aplastaron con costos muy elevados al
Japón. Pero cometieron uno de los crímenes más terribles y monstruosos de la
guerra. Sin necesidad, porque los japoneses estaban ya derrotados y decididos a
rendirse (sólo pedían que se respetara al emperador, el miserable e hipócrita
Hiroito), los Estados Unidos lanzaron dos bombas atómicas contra poblaciones
civiles japonesas, no solo para vengar lo de Pearl Harbor sino porque debían
probar los dos tipos de bombas, una de uranio y la otra de plutonio. Y además,
mostrar a los rusos (como se lo habían mostrado con otro feo crimen, el
bombardeo espantoso e innecesario de Dresde en febrero de 1945, cometido en
alianza con los ingleses) que ellos, los Estados Unidos, eran la primera
potencia militar del mundo, además de ser la más grande potencia económica y
política”
“La seguridad mundial” que Estados Unidos ha garantizado
indudablemente con el “poderío de sus armas”, después de la Segunda Guerra
Mundial, significó también a países como
Laos y Camboya, a los cuales el gobierno de Richard Nixon “…les lanzó más
bombas y más napalm y agente naranja que los usados por los Estados Unidos en
la segunda Guerra Mundial, matando varios millones de personas, dejando las
ciudades y campos destruidos; y de paso lanzar al mismo tiempo una brutal
ofensiva aérea para destruir las ciudades , puertos y carreteras de Vietnam del
Norte también con varios miles centenares de muertos”, eso sí, que quede claro,
(los Estados Unidos) han “sobrellevado toda esa carga no porque quieran imponer
su voluntad”.
Pero tampoco se deben desestimar los crímenes y atrocidades
que en el propio continente americano y, en nombre siempre de los sacrosantos
valores de “libertad y prosperidad”, han cometido distintos gobiernos de
Estados Unidos.
Ya en el año 1954 el presidente Dwight Eisenhower, un
confeso anticomunista, “derrocó por medio de una invasión mercenaria al
progresista presidente Jacobo Arbenz, de Guatemala, para montar un gobierno
derechista, dictatorial y asesino de esos que los Estados Unidos siempre ha
necesitado para frenar las luchas progresista o revolucionarias de los
pueblos”.
Quien le sucede en la Casa Blanca, John F. Kennedy, y
habiendo ejercido la Presidencia apenas 1.037 días de gobierno (antes de ser
asesinado), para continuar el legado y para contener el comunismo “invadió Cuba
en 1961, siendo sus mercenarios batisteros derrotados de forma rápida y
humillante por el liderazgo popular de Fidel Castro y la lucha del pueblo
cubano en defensa de su libertad y su soberanía”. Después de esta aplastante
derrota “…inventó en América Latina la llamada Alianza para el Progreso, que no
era sino una suerte de modesta caricatura del Plan Marshall en América Latina,
dirigido a impulsar cambios de fachada en los países latinoamericanos, capaces
de frenar las luchas populares y el peso y el prestigio de la Revolución cubana
sobre el resto del continente y de estrechar más los lazos que ataban a nuestro
continente al poder imperial estadounidense y a sus políticas de Guerra Fría”.
Pero también hizo “méritos” J.F Kennedy “desencadenando la agresión contra Vietnam,
enviando asesores y tropas militares a implicarse en esa lucha al lado de los
dictadores sudvietnamitas asesinos y derechistas que se oponían a la
independencia y reunificación de su país”
El sucesor de Kennedy en la Casa Blanca, Lyndon B. Johnson
además de ser “verdadero genocida del pueblo de Vietnam”, ordenó en 1965 la
invasión de la República Dominicana “para aplastar a sangre y fuego la lucha
del pueblo dominicano por restaurar la democracia que los militares, dos años
antes apoyados por el gobierno de Kennedy, habían suprimido con un golpe de
Estado contra el gobierno electo y progresista de Juan Bosch”
Como olvidar que el gobierno de Richard Nixon, con la inestimable asesoría de su secretario de Estado “el criminal de guerra” Henry Kissinger, decidió “hacer ladrar la economía chilena”, para castigar al pueblo por la irresponsabilidad de elegir a un socialista como Salvado Allende, hasta lanzar finalmente el brutal golpe militar de corte fascista que en septiembre de 1973, derrocó y asesinó a Allende, dejando innumerables asesinados, presos, exiliados y desaparecidos y una férrea dictadura militar de 17 años.
Después tocó al demócrata James Carter, quien antes de
convertirse, como expresidente de EE UU, en “un hombre respetado, partidario de
la paz y reiterado defensor en discursos de derechos humanos” fue un iniciador
de la guerra de Afganistán (habiendo armado a los talibanes en Afganistán y
Pakistán)
Pero después le tocó al “más furibundo anticomunista de
todos los presidentes de los Estados Unidos”, Ronald Reagan. Este republicano
“Convencido de que aplastar las luchas populares en América Central y acabar
con el sandinismo era vital para la seguridad de los Estados Unidos , se dedicó
a imponer en ella dictaduras y regímenes asesinos, a aplastar las luchas de sus
pueblos y a tratar de derrocar por la fuerza al gobierno sandinista,
financiando y armando a la “Contra” nicaragüense, alentando el terrorismo,
bloqueando puertos y desconociendo leyes internacionales…Otro de los grandes
éxitos de Reagan fue la invasión de la minúscula isla de Granada, declarada por
el peligrosa amenaza contra la seguridad estadounidense”
Luego le correspondió el turno a George Bush (padre) quien,
habiendo sido director de la CIA, recién llegado a la Casa Blanca en diciembre
de 1989, ordenó que 24.000 soldados invadieran Panamá para sacar del poder a
Manuel Antonio Noriega, antiguo agente y servidor de los intereses de
Washington. Un poco después (2003) el gobierno de Bush encabezó la coalición de
países que “en medio de todo tipo de tipo de patrañas justificadoras (armas de
destrucción masiva)” llevaron a cabo la invasión a Irak.
Pero Bill Clinton no podía quedarse atrás y su gobierno en
ese afán de “garantizar la seguridad mundial” contribuyó notablemente a “promover
y organizar la disolución de lo que quedaba de la antigua Yugoslavia
bombardeando Bosnia y sobre todo Serbia, a la que sometió a más de un mes de
bombardeos masivos que causaron una enorme destrucción y y mataron a miles de
personas”. Contabilizando además entre sus tareas de gobierno “Bombardear Irak
en alianza con la aviación británica, mientras que su Secretaria de Estado, la
sionista Madeleine Albraight, declaraba que si la guerra y los sucesivos
bombardeos habían causado la muerte de cerca de medio millón de niños y niñas
iraquíes eso era parte del “precio que había que pagar” para someter a
Irak”.
Después le correspondió el turno al bate a George W. Bush
(hijo) quien, después de los atentados terroristas de 11 de septiembre de 2001
inauguró la política “O están con nosotros o están con los terroristas”. A
partir de allí “Estados Unidos lanza en 2002 la invasión a Afganistán. Y
mientras se empantana en Afganistán el gobierno estadounidense pasa a decretar
la insólita guerra preventiva. Así se invade y destroza a Irak desde marzo de
2003, acusándolo de disponer de armas de destrucción masiva que nunca
aparecieron porque no existían… Estados unidos justificó, además, en forma
abierta la tortura, el asesinato de todo sospechoso, y empezó a ensayar los
mortíferos y arteros ataques con drones”.
Y así llegamos al “prometedor” gobierno de Barack Hussein
Obama quien en nombre del “futuro mejor para sus hijos y nietos”, apenas un par
de años después de haber recibido el, hoy claramente inmerecido, nobel de la
paz “…envuelto en un manto progresista y tolerante con la prensa de su país
mintiendo a diario a su favor, hizo calumniar, invadir y destruir por la OTAN a
países como Libia y Siria, en los que espías y asesores y soldados
estadounidenses actuaron en forma solapada en la guerra de destrucción
cometiendo diversos crímenes.”
Desde Latinoamérica nadie olvida que este presidente “Apoyó
con su usual hipocresía, en 2009, el golpe de estado contra el presidente
hondureño Manuel Zelaya y en 2010 el golpe contra el presidente paraguayo
Fernando Lugo”. Declaro, en 2015, a Venezuela como “amenaza inusual y
extraordinaria para la seguridad de los Estados Unidos”.
No faltan los que se preguntan, por mencionar un solo caso
¿cómo está Libia hoy después que EE UU le impusiera la guerra para llevar
“libertad y prosperidad” a la gente?
carloslunarvelo72@gmail.com
No que se transformou Granada depois da intervenção dos hinos de putas norte ericanos?
ResponderEliminarCompañeros, no se olviden de la situación colonial de Puerto Rico.Estamos bajo el control de los E.E.U.U.
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