Por Carlos Ellis:
El mundo transita una
crisis sistemática sin precedente en la historia de la humanidad que afecta
todas sus dimensiones. El panorama actual internacional se perfila para el
periodo post pandemia en la competencia por los recursos y bienes
económicamente vitales para alimentar nuevamente la moderna sociedad
industrial; este fenómeno se conoce como “economicismo: Doctrina que concede a
los factores económicos prioridad sobre cualquier otra índole”. Esta apariencia
obliga a los actores en su afán por posicionarse sobre el tablero mundial
expresar el interés sobre espacios importantes ejerciendo alianzas, sanciones,
bloqueos hasta llegar a la disposición,
despliegue y empleo de fuerzas militares. El COVID-19 acelera el proceso y la
competitividad económica eclipsa a las rivalidades ideológicas nuevamente, la
plutocracia toma espacios y abre la brecha entre capitalismo y cualquier otro
modelo.
Se evidencia la gestación de una crisis económica que superará “La gran depresión de 1929”, su efecto político, económico y social fue tan devastador que configuró el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939; ahora pudiera no ser menor dicho efecto. Aquella inició por una competencia empresarial que excedió los mercados y produjo la caída del valor de los títulos de las empresas en la Bolsa de Valores en New York; hoy, es la misma caída, pero por un elemento exógeno al mercado de valores:
Una pandemia que paraliza el consumo y la rotación de capitales, pero a su vez acompañada de una guerra comercial entre las primeras economías del mundo y modelos económicos conceptuales que representan más del 42% del PIB mundial; obligando su negativo efecto no solo en las Bolsas de Valores en los Estados Unidos de Norteamérica, sino que también en la de Tokio, Hong Kong, Shanghái, Sao paulo y Londres entre otras principales; su efecto será exponencial al de 1929 por las distorsiones actuales en la cadena de producción y la conectividad avanzada de la actividad económica responsable de abastecer las necesidades de más de siete mil cuatrocientos millones (7.400.000.000) de habitantes en el mundo; en 1929 la población rondaba los 2000 millones de habitantes y los vasos vinculantes a la dependencia para el comercio entre países aún era precaria.
Ahora. Para los acontecimientos y factores económicos que se
desarrollan obliga la atención de lo siguiente: Cuando comenzó aquella crisis
en Estados Unidos, Octubre de 1929, apenas 3 meses después y tomando en cuenta
solo cinco años posterior a su inicio, el mundo experimentó más de 40 cambios
de regímenes políticos; lo que pudiera ser más drástico para el periodo crítico
por venir y en especial para los países no fabricantes de medios de
producción, menos competitivos y
suplidores históricos de materia prima para el sistema económico mundial; ese
espacio será la arena para el combate hibrido entre núcleos de poder.
Importante es interpretar como aquella crisis desde su
inicio arrastro la estabilidad política y social de países en todos los continentes:
Pudiéramos iniciar por el nuestro y señalar la dictadura que inicia en
República Dominicana en 1930 y que Costa
Rica, Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Argentina y Brasil en los siguientes años
experimentaron “Golpes de Estado”; que inicia una guerra entre Colombia y Perú
en 1932 por temas limítrofes, así como Bolivia y Paraguay por El Chaco por
medianos reservorios de petróleo; en Chile la depresión económica pugnó la
caída del gobierno de Carlos Ibáñez, inicia una dictadura en Uruguay y en
Venezuela transitaba la dictadura de Gómez entregando toda concesión a las
trasnacionales extranjeras para mantenerse en el poder.
En Europa por señalar los más importantes fue la caída de la
Monarquía española en 1931 y ese mismo año se pierde la paridad oro y la libra
esterlina, en 1932 inicia una dictadura en Portugal, en 1933 Hitler asume el
poder en Alemania y se afianza el fascismo de Mussolini en Italia que invade a
Etiopia y así en África se establece el neocolonialismo en la mayoría de los
países por parte de los ingleses y
franceses, en el continente asiático Japón invade a Manchuria en territorio
chino.
En el 2021 los efectos de la pandemia para el orden económico afectará a la sociedad mundial obligando a que el ámbito político vaticine tensiones que lleven a conflictos de median y alta intensidad. Las nuevas tendencias para el ámbito económico, las criptomonedas como instrumentos de intercambio, el oro y los recursos estratégicos para el desarrollo de la tecnología G-5 así como el petróleo pugnan las perturbaciones en el sistema de naciones.
Luego del decreto de la pandemia por parte de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) el 13 de marzo: Se recrudecen los conflictos en Libia que
involucran a Francia, EE.UU, Egipto, Emiratos
Árabes Unidos, Rusia, Turquía y Qatar; se pretende perpetuar las guerras y
conflictos en el Medio Oriente: Irak, Siria, Afganistán y Yemen que al espectro
político se añade el petróleo y el narcotráfico como elementos que permiten
mayor fluidez de capitales; se enciende nuevamente el conflicto en el Cáucaso
Sur entre Azerbaiyán y Armenia y por donde se extienden gasoductos que colocan
los recursos fósiles del Mar Caspio a Europa, surgen alteraciones políticas en
Líbano que ocupa un área privilegiada a orillas del Mar Mediterráneo obligando
la renuncia de su Primer Ministro, golpe
de Estado en Mali por el control de zonas ricas en oro, diamante y petróleo;
conflictos internos en Níger, Sudan del Sur y Nigeria que acumulan reservas de
petróleo y uno miembro de la OPEP, así como a Etiopía, Eritrea y Somalia con
ubicación geográficas para el tránsito de mercancías se les acreditan problemas
étnicos a sus conflictos internos.
Las tensiones EE.UU – Irán – Corea del Norte aumentan y los
países del Mar Meridional de China, Malasia, Filipinas, Indonesia, Singapur y
Vietnam (ASEAN), arman nuevas estrategias para los mercados cuando patrullan en
sus amistosas aguas fragatas militares norteamericanas en provocación a China a
quien se les pretende declarar su Mar Meridional a la categoría de internacionales para instalar bases
militares; el conflicto en Ucrania con
efecto político en Bielorrusia genera tensiones en países exsoviéticos salpicando
a los del Mar Caspio Kazajistán,
Turkmenistán y Uzbekistán por la influencia rusa; la alianza de Emiratos Árabes Unidos con
Israel y EE.UU rompe con criterios milenarios, el resurgimiento del conflicto
entre India y Paquistán y el enfile de tropas chinas e indias en sus fronteras
impulsado desde los EE.UU afecta a los BRICS (Brasil, India, China, Sur
África), y más importante la llegada de
tropas norteamericanas a Colombia que junto a miembros de la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN) estructuran planes para recuperar espacios
de su interés ocupado por China y Rusia en
América Latina siendo el foco de inicio para el conflicto Venezuela.
A los acontecimientos antes mencionados se les debe añadir la dependencia de actores no estatales y estructuras corporativas como los nuevos actores de peso en la geopolítica: hablamos de Google, Apple, Facebook y Amazon, poder acreditado para el 2021 por los más de 5.500 millones de usuarios de internet en el mundo lo cual nutren la “Big Data” para direccionar fines políticos, mercados y gobiernos así como la conectividad a la desinformación para la polarización social e inestabilidad política en cualquier país de interés.
El tema migratorio y los desplazados por conflictos
ascienden a 170 millones en todo el mundo con poco margen de movilización por
el tema de la pandemia que junto a la tasa de desocupación que supera los
400.000 millones en el mundo según la Organización Internacional del Trabajo
dan fe de la venidera crisis.
En vista de la
desfavorable correlación de fuerzas entre el capitalismo y cualquier otro modelo
que pretenda detener la crisis para el periodo económico post pandemia que se
avecina, las acciones con motivo de las distorsiones del sistema pudieran ser:
Un capitalismo controlado por el Estado y difundido en el entendimiento público
para la aplicación de estrategias de acción colectivas que configuren la
fabricación de medios de producción como mecanismo de mitigar la
dependencia, incentivar la competencias
del Estado para el manejo de las deudas, el gasto, la importación y fiscalización rigurosa del
crédito; la aplicación de impuestos a la riqueza y reformas tributarias para
captar recursos para desarrollar e incentivar las capacidades inmersas en la
población para fabricar medios de producción, registrar productos en la Oficina Mundial de Patentes y captar las
divisas a través del intercambio de productos terminados y recursos con valor
agregado impulsadas desde las zonas económicas especiales para mirar por decir
un ejemplo a China e India con una demografía que supera los 2500 millones de
consumidores donde mil millones aproximadamente se incorporan a la clase media
aumentando dicho consumo.
La competencia y la subsistencia de cada actor esta en
interpretar que somos parte se una sociedad internacional de mercados, de
consumo y de productos que se torna más agresiva obligando el cambio de
paradigma para nuestra América Latina en la fabricación de medios de
producción; los poderes facticos buscaran adelantar la parálisis económica
provocando una estampida política y social que cambiara la historia y afianzará
nuevas tendencias políticas, sociales e ideológicas.
Analista Internacional
carlosellis1@gmail.com
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