miércoles, 30 de septiembre de 2020

Las entrañas del fascismo


Por: Julio Sergio Alcorta Fernández:.

En un interesante libro titulado “Las Guerras del Capital, de Sarajevo a Iraq”, de la autoría del Doctor en Ciencias Sociales y Economista Heinz Dieterich, se expone un breve apunte que, por su esclarecido testimonio, nos conduce a dilucidar la verdadera génesis del Sistema Capitalista, solapada para muchos; y que describimos a continuación:

“No hay tabú más esforzado por los fabricantes del consenso, en la opinión pública de Occidente que la prohibición de entender que la ESENCIA DEL SISTEMA ECONÓMICO DE LOS NAZIS es la misma que la del Capitalismo Neoliberal, y para el Tercer Mundo, también la del social -democratísimo europeo”.

“Hitler era un loco, incomprensible para personas racionales”. “La barbarie civilizada del Primer Mundo tiene que exorcizar la relación entre el GENOMA CAPITALISTA y su  manifestación fenotípica FASCISTA. Por eso todo análisis crítico de este contexto, genera una reacción histérica de los mandarines del sistema.” (fin)

En este sentido, la historia misma nos ha ilustrado de evidencias de este sorprendente fundamento al revelarnos eventos reales acontecidos durante el pasado siglo y lo que va del presente.

Veamos cómo fueron evolucionando estos procesos, tratando por todos los medios de mostrarlos lo más breve posible, sin que pierdan su esencia.

El Fascismo italiano y el nazismo alemán brotaron de las ruinas de la Primera Guerra Mundial, del orden injusto que se instauró tras el reparto territorial protagonizado por los imperios vencedores y de la miseria y las humillaciones con que aplastaron a los pueblos de las naciones vencidas.

En el caso de los llamados “FASCIOS ITALIANOS DE COMBATE”, eran unidades de ex combatientes, sindicalistas radicales y futuristas, que proclamaban la necesidad de defender los valores nacionalistas, y se organizaron el 23 de marzo de 1919, en Milán, estructurados por un oscuro agitador de 36 años, llamado Benito Mussolini.

Este personaje apeló a métodos violentos de lucha callejera, para darle coherencia al naciente movimiento, ordenado bajo una estructura paramilitar, con amplio uso de banderas, marchas, insignias y grados jerárquicos; uniformes negros, saludo imperial romano, culto al jefe, y las promesas de orden, justicia y grandeza, logrando engañar a amplias masas. 

A pesar de estos elementos drásticos y radicales de ese naciente FASCISMO, posteriormente agitaron el temor a la “ola roja”, girando hacia la derecha y ganando el apoyo decisivo de las corporaciones patronales y agrarias.

Finalmente, los fascistas fueron a las urnas formando parte de una extraña coalición junto a liberales y nacionalistas llegando Mussolini al poder como resultado de oscuras combinaciones políticas y de intrigas palaciegas.

Por otro lado, el 29 de julio de 1921, Adolfo Hitler llegó a la presidencia del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP), o PARTIDO NAZI, con lo cual se creaban las condiciones para la radicalización de las tácticas y la estrategia de los NAZIS, mediante la creación de los Tropas de Asalto (SA), se logró desatar el terror contra los miembros de los partidos políticos rivales.

Envalentonado, y con el respaldo del Partido Nazi, que ya contaba con cierta fuerza y una estrategia determinada, en 1923, Hitler intentó copar el gobierno de Múnich, reeditando la Marcha sobre Roma de Mussolini.

Habiendo fracasado fueron juzgados por traición y condenados a penas de cárcel entre los 12 y 18 meses. En esa oportunidad el Partido Nazi cesó sus actividades, tiempo que fue empleado por Hitler para escribir el Mein Kampf (Mi Lucha), una visión de las tareas que su movimiento debía acometer una vez que reanudara la lucha.

Entre 1925 y 1929, el desempeño electoral de los nazis fue mediocre. Sin embargo, esta situación experimentó un cambio radical en 1930, cuando la crisis económica y el ascenso de las luchas sociales que estas traen consigo, provocaron que la gran burguesía alemana se decidiese a financiar y apoyar masivamente al NSDAP, por lo tanto, al fascismo, como última barrera de contención entre las masas y sus intereses.

Y fue así, que, con la gestión de los grandes capitalistas de las industrias del carbón y el acero, se logró hacer de los nazis la segunda fuerza política del país.

No es casual que, en medio de un ambiente social envilecido y una profunda crisis de confianza hacia los partidos políticos tradicionales, el gran capital despavorido, haya financiado, promovido y amparado a una figura mesiánica como Hitler.    

Pero ciertamente, fue escogido, entre otras cosas, por ser capaz de engañar a las masas con promesas de un futuro luminoso, utilizando consignas, estilos de lucha, apelaciones y hasta el nombre de un partido que recordaba a los movimientos obreros, socialistas y comunistas contra los cuales, precisamente, enfilaba su acción.

Resumiendo, el ascenso del FASCISMO en Italia y Alemania, fue el resultado de la dinámica general de la SOCIEDAD CAPITALISTA.  El FASCISMO era el último recurso de una clase dirigente que se enfrenta a la crisis económica y a la amenaza de un movimiento sindicalista revolucionarios, dos factores a todas luces presentes en varias regiones de Europa, en el periodo de entre guerras.

Por otro lado, uno de los casos más alarmantes de todo ese fenómeno, relacionado con el sistema capitalista y su manifestación fenotípica FASCISTA, nos lo encontramos en los vínculos de las élites de poder de los Estados Unidos con Hitler y Mussolini en aquellas circunstancias, que representó la mayor degeneración y perversión del sistema imperante, al servir de apología y coartada a elementos pervertidos y la exagerada ambición de enriquecimiento, aunque este proviniera de los orígenes más impuros, prostituidos y corrompidos del mundo.

Veamos a continuación a lo que me refiero:

El dictador alemán y sus ideas fascistas fueron particularmente admirados por los propietarios, directivos y accionistas de las grandes empresas norteamericanas, que ya en los años 20 habían hecho considerables inversiones en Alemania o se habían asociado con empresas alemanas.

Una élite de más de 20 grandes y poderosas corporaciones norteamericanas se benefició de su conexión alemana durante los años 30. Esa élite incluía Ford, GM, Standard Oil, DuPont, Unión Carbide, Westinghouse, General Electric, Goodrich, Singer, Eastman Kodax, Coca Cola, IBM y por ultimo y no menos importante ITT.

La gigantesca organización DuPont, había invertido con fuerza en la industria armamentista alemana introduciendo ilegalmente armas y municiones en Alemania vía Holanda.

No podía extrañarse que el presidente de la DuPont adorase a Hitler y suministrase generoso apoyo financiero a los nazis. 

Otra compañía que mantuvo relaciones íntimas con el régimen nazi fue ITT, cuyo fundador y presidente Sosthenes Behm, no guardaba su simpatía por Hitler.

Tolsie Rieer, jefe del gigante petrolero TEXACO fue otro admirador de Hitler y amigo personal de Göring, además de ayudar a los fascistas de Franco a ganar la guerra civil española.

Henry Ford Amirabad a Hitler. La admiración era mutua pues el Fuhrer tenía un retrato de Ford en su despacho y en 1938, lo honró con la más alta condecoración que la Alemania Nazi podía otorgar a un extranjero.

Por los servicios de General Motors a la Alemania Nazi, James D. Mooney, alto ejecutivo de GM fue condecorado por la misma medalla.

Thomas Watson de IBM, que se había referido a sí mismo como “servidor del Tercer Reich”, también recibió una medalla de Hitler en su visita a Alemania en 1937.

No fue por casualidad que los fabricantes de automóviles y las petroleras norteamericanas participaran del triunfo alemán. Sin los camiones, tanques, aviones y otros equipos suministrados por las subsidiarias alemanas de Ford y GM, y sin las grandes cantidades de materias primas estratégicas como el caucho, así como el combustible diesel, los aceites lubricantes y otros tipos suministrados por TEXACO y STANDARD OIL, vía España, las fuerzas alemanas de tierra y aire no habrían podido tan fácilmente derrotar a sus adversarios en 1939 y 1940.

Para finalizar, no podemos dejar de pasar por alto, pues significaría soslayar la gravedad de las amenazas y los peligros que están aflorando en nuestro mundo, fundamentalmente por la forma y el comportamiento, desde los inicios del mes de enero de 2017, a la fecha, del gobierno de los Estados Unidos, bajo el mandato de una figura que nada más que de verlo y escucharlo en sus insistentes desvaríos y arrebatos de intolerancia, racismo, xenofobia, elitismo y supremacía, a través de embustes, disparates y extravagancias, que me recuerda a figuras tan indeseables como Benito Mussolini y Adolfo Hitler.

PODRÁ SER REELEGIDO O NO, NO IMPORTA; LOS INSTINTOS DE ESTE INNEGABLE FASCISTA INFESTARÁ A ESA SOCIEDAD DE LAS ACCIONES MAS REPUGNANTES QUE PUEDAN SER IMAGINADAS.

jalcorta@nauta.cu

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