Por Diego Olivera Evia:
La Pandemia sigue desarrollando su ataque criminal.
Donald Trump anunció a través de sus redes sociales que
quiere incluir en la lista de organizaciones terroristas al movimiento
antifascista Antifa.
El presidente estadounidense acusa a este grupo de liderar
las protestas por la muerte de George Floyd. A nivel legal, la amenaza parece
complicada de aplicar. Sin embargo, el secretario de Justicia, William Barr,
asegura que el FBI ya está identificando a sus miembros. “La violencia de los Antifa
es terrorismo interno y será tratado como tal”, dijo.
Ya el verano pasado, el presidente Donald Trump amenazó con
designar a Antifa como grupo terrorista, pero las amenazas no se concretaron.
Ahora, cuando enfrenta la mayor ola de protestas por todo el país desde que
comenzó su mandato, vuelve a la carga contra este movimiento de extrema
izquierda al que responsabiliza de las manifestaciones y disturbios que se han
desencadenado en todo el territorio tras el asesinato a manos de la policía de
Minneapolis del afroamericano George Floyd.
Ante la multiplicación de las protestas, el presidente
estadounidense no ha dudado en apuntar a Antifa como los instigadores llamando
a los gobernadores a mostrase firmes con los “anarquistas que campan en las
calles”.
“Estados Unidos va a inscribir a Antifa en la categoría de
organizaciones terroristas", tuiteó Trump. Sin embargo, a pesar de las
amenazas, organizaciones como ACLU (Unión estadounidense para las libertades
civiles) consideran que el presidente no tiene la autoridad legal para designar
a un grupo nacional como terrorista. “Cualquier designación de este tipo
implicaría problemas importantes de procedimiento”, dijo en un comunicado la
directora del proyecto de seguridad nacional de ACLU, Hina Shamsi.
El secretario de Justicia, William Barr, secundó al
presidente y anunció que el FBI ya está identificando a los miembros del
movimiento antifascistas. La violencia de los “Antifa es terrorismo interno y
será tratado como tal”, declaró Barr.
Antifa, contra el racismo y la violencia policial. Este
grupo nace en Estados Unidos en los años 80, vinculado a ARA (Anti-Racist
Action Network), una red que se organizó como oposición a los supremacistas y
neonazis estadounidenses. Se inspiran de los movimientos antifascistas europeos
del siglo XX, sobre todo en Italia y usan la misma bandera con los colores rojo
y negro.
No se trata de una organización estructurada y jerarquizada,
no hay líderes ni tampoco tienen oficinas, aunque en algunos estados
estadounidenses celebran reuniones periódicas. Se trataba más bien de un
movimiento compuesto por varios grupos y muy heterogéneo. En general se trata
de jóvenes que se organizan a través de las redes sociales y que a menudo se
visten de negro y nunca muestran su rostro en las manifestaciones.
Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en 2016,
estos grupos se han reactivado en respuesta a movimientos supremacistas y
neoconservadores como el Tea Party o la extrema derecha que apoya a Trump. Es
difícil concentrar sus posiciones, pero en general luchan contra el racismo y
la violencia policial, la opresión de minorías o contra las elites y las
grandes empresas.
En agosto de 2020, en Charlottesville hubo enfrentamientos
entre supremacistas blancos y antifascistas que causaron un muerto y decenas de
heridos.
La Pandemia sigue desarrollando su ataque criminal
La pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha
puesto de relieve, de forma inédita, la importancia de los cuidados para la
sostenibilidad de la vida y la poca visibilidad que tiene este sector en las
economías de la región, en las que se sigue considerando una externalidad y no
un componente fundamental para el desarrollo. La crisis sanitara en curso pone
en evidencia la injusta organización social de los cuidados en América Latina y
el Caribe.
Urge pensar las respuestas a las necesidades de cuidados
desde un enfoque de género, ya que, como ha demostrado la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL) en reiteradas ocasiones, son las
mujeres quienes, de forma remunerada o no remunerada, realizan la mayor
cantidad de tareas de cuidados.
Trump es el presidente más criminal que jamás haya habitado
el planeta Tierra ... no es seguro, pero si el curso de las cosas sigue como
hasta ahora, ... Es una brutal guerra de clases que se está desarrollando
frente a nuestros ojos. ... los países más capitalistas lo están pasando peor
en esta pandemia.
El militarismo americano, sin embargo, está lejos de ser
todopoderoso. Esto quedó claro en los acontecimientos a bordo del USS Theodore
Roosevelt, un portaaviones de propulsión nuclear que se supone que es un
símbolo del poderío estadounidense. El coronavirus se extendió como un incendio
forestal por sus cubiertas abarrotadas, con al menos 900 de sus tripulantes
infectados con la enfermedad.
El comandante del barco suplicó a sus superiores que
trajeran el portaaviones a puerto y desembarcara y pusiera en cuarentena a su
tripulación, insistiendo: “No estamos en guerra. Los marineros no necesitan
morir”.
El turismo de masas no será nunca más como antes, con todo
lo que ello implica en pérdida de ingresos para países como el nuestro, donde
todos los sectores asociados (transporte aéreo, restaurantes, hotelería) están
en vías de ruina por falta de clientes. A corto plazo, esta situación conduce a
una reestructuración total de la vida económica, social y política en el mundo
entero.
El modelo capitalista ultra liberal que ha dominado hasta
ahora está en crisis. Ya no volveremos a la “normalidad” del dinero fácil, del
ultra individualismo, de la desforestación masiva (para saciar el apetito de
carne, que también deberá desaparecer), y de la caza ilegal de animales
salvajes que pueden transmitirnos sus virus. Otro mundo más humano y ecológico
y otra manera de vivir en él se está forjando y debemos prepararnos a cultivar
la solidaridad y la cooperación que son la única forma de protegernos y de
proteger a nuestro planeta.
(*) Periodista, Historiador y Analista Internacional
diegojolivera@gmail.com
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