Por Sergio Rodríguez Gelfenstein:
En Venezuela desde 2014 y en América Latina un año después
se desató una furia conservadora, neoliberal y reaccionaria que obligó a la
resistencia en las trincheras conquistadas, para defendernos, esperar una mejor
situación y volver a la ofensiva. En el arte militar la defensa no es menos
importante que la ofensiva, es solo otra forma que toman las acciones
combativas. En el arte de la política no es diferente.
En estas condiciones, casi que nos acostumbramos a las malas
noticias. En el afán de sobrevivir bajo aquella idea de que “soldado vivo sirve
para la próxima batalla” en estos últimos años nos hemos preocupado de resolver
las contingencias que se nos van presentando, sobre todo motivadas en la
permanente y cada vez más asfixiante agresión imperial, en especial contra
Venezuela y Cuba. Los cubanos ya tienen una experiencia de 60 años, nosotros en
Venezuela estamos aprendiendo.
Pero este año y en días recientes, hemos comenzado a tener
buenas noticias que soplan como aire fresco en medio del agobiante calor de la
presión imperialista. Estos hechos que pueden ser intrascendentes si se miran
en una perspectiva aislada, podrían
estar señalando un nuevo rumbo, una tendencia de signo distinto en el
desarrollo de luchas populares de la región, si se observan en su conjunto.
Veamos:
1. La
elección de Mohammed Irfaan Alí del Partido Progresista del Pueblo (PPP) como
nuevo presidente de Guyana, derrotando a la impronta neoliberal y a la ciega
subordinación imperial de su antecesor.
2. El retiro
por parte del Supremo Tribunal Federal de Brasil de la denuncia de la acción
judicial contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
3. El
rechazo de Interpol de difundir una alerta roja contra el ex presidente Rafael
Correa tal como lo había solicitado el gobierno de Ecuador.
4. La
decisión de un juez del Tribunal Contencioso Electoral de Ecuador que dejó sin
efecto las medidas cautelares de suspensión que pesaban en contra del
movimiento Fuerza Compromiso Social, que agrupa a los partidarios del ex
presidente Correa.
5. El acuerdo
del gobierno argentino con los bonistas de Wall Street que permite
reestructurar la deuda de ese país y proporcionarle un significativo alivio
dándole mayor margen de maniobra al gobierno progresista de Alberto Fernández.
6. El
aumento en el mes de julio de la aprobación popular –contra todo pronóstico- al
gobierno de Andrés Manuel López Obrador en México a pesar de la virulenta
campaña en su contra de la derecha neoliberal y el gran empresariado nacional.
7. La
detención de Álvaro Uribe Vélez por los delitos de soborno y fraude procesal.
8. La
rebelión del pueblo mapuche contra la agresión del gobierno chileno que ha
llegado incluso al desesperado intento de controlar el país nombrando a un nazi
como ministro del interior después de haber perdido la votación en el Congreso
para aprobar la reforma constitucional que permite el retiro de 10% de los
fondos depositados por los trabajadores en el sistema de pensiones privado.
Como dije antes, son asuntos aislados, pero vistos en
conjunto, podrían estar señalando un nuevo camino para América Latina y el
Caribe.
sergioro07@hotmail.com
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