Por Jorge Aniceto Molinari:
Nacemos e iniciamos un importante camino de aprendizajes, el
más importante tal vez el de discernir sobre las ideas, ser consciente de ellas
y cómo vamos aprendiendo y a la vez enseñando hasta cumplido nuestro ciclo
vital.
El camino es complejo y contradictorio y muchas de las
“verdades” con las cuales vamos caminando se muestran insuficientes e incapaces
y necesitamos renovarlas, ampliarlas, con una visión más completa del mundo que
integramos.
En este abordaje apenas tomaremos algunas para identificar a
donde queremos llegar y sobre que queremos poner la atención.
¿El sistema económico social nos es dado, o lo elegimos? No
faltaran los que afirmen que el sistema lo hace la gente y que si
perfeccionamos a la gente perfeccionaremos el sistema. Cuantas teorías giran
sobre esta base falsa de que, si educamos, -que hay que hacerlo cualquiera sea
el sistema- solucionaremos todos los problemas que afrontamos como seres
humanos. En el Uruguay por ejemplo el Instituto Edu 21 que hace aportes
importantes no logra superar la contradicción de esta ecuación.
¿Por qué afirmo que es una base falsa? Porque aún en el marco
de brillantes seres humanos que los ha habido y los hay, ninguno determina por
si solo la existencia de un sistema propio, es más, como decía el flaco Menotti
(lo de haber dicho otro antes, pero lo recuerdo porque a mí me gusta el fútbol,
y sobre todo el fútbol bien jugado) “el hombre es fruto de las circunstancias”
y los hechos lo enseñan a diario. -
Entonces lo primero es entender cómo se han venido dando los
distintos modos de producción en la historia de la humanidad que son además los
que han cimentado la generalidad de las condicionantes sociales que han
determinado y determinan al ser humano. - Y por si las moscas, hablamos de
determinar, no quiere decir que eso determine que fatalmente sea así.
El modo de producción no se elige en un mercado, nos viene
dado y en proceso. Y esto que parece tan sencillo es por ahora muy difícil de
comprender, es más, nadie hoy define en que etapa del desarrollo del
capitalismo estamos sabiendo que es el modo de producción predominante sobre el
conjunto de la humanidad y que el también – el modo de producción – está
sometido a un proceso de nacimiento, desarrollo y declinación, esta última en
un largo proceso que comienza con el fin de su predominancia.
Es más, los maestros, Marx, Engels, Lenin – los más
destacados- tenían como una premisa básica hacerlo en cada uno de los escritos.
Nosotros con la humildad de nuestros conocimientos tratamos
de hacerlo y es por eso que afirmamos que estamos en la etapa de crisis
irreversible de la predominancia del modo de producción capitalista que no
quiere decir el fin del capitalismo, sino eso: la necesidad que tiene la
humanidad para evitar mayores tragedias del fin en paz de su predominancia.
Hasta ahora la humanidad ha venido girando sobre la base de
la rentabilidad capitalista, aún los capitalismos de Estado como la Unión
Soviética – en su momento - y donde en medio de su acumulación primitiva esa
necesidad de rentabilidad ha tenido numerosas víctimas. Se trata entonces de
cambiar este concepto por el concepto de eficiencia para que cada uno de los
recursos que la humanidad ha ido acumulando en su aparato productivo sirvan al
objetivo social del desarrollo humano.
El concepto de acumulación primitiva utilizado, estudiado y
desarrollado por Marx es de una enorme importancia en el desarrollo inicial del
modo de producción capitalista y su concreción por años y años, motivó inmensos
progresos y a la vez terribles explotaciones y esclavitud y su relato motivó
múltiples expresiones en el ámbito del desarrollo de distintas disciplinas artísticas.
Lo podemos afirmar - nos gustaría debatirlo porque es
importante- en la generalidad ecuménica del sistema predominante, este proceso
inicial de acumulación primitiva está ya terminado con todo lo que ello
implica.
Pero lamentablemente comprobamos un enorme atraso en la
compresión de la economía como ciencia. Es más, y salvo aquello países en que
el capitalismo está tomando como centro para su desarrollo y el desarrollo del
libre comercio, -China y su entorno- no hay en la tierra –cualquiera que sea la
filosofía de gobierno- otra mentalidad que la de un desarrollo de un
capitalismo nacional ya sea por la vía del neoliberalismo o del propio
capitalismo de Estado.
Un ejemplo dramático es Argentina, donde su vicepresidente
la Dra. Cristina Fernández ha afirmado que se deben volcar para adentro tomando
el ejemplo de Trump en EE.UU. cuando ellos mejor que nadie, porque han sido
saqueados por el capitalismo como modo de producción, están en condiciones de
plantearle al mundo un giro radical en la conducta económica de los organismos
financieros internacionales. Sigo pensando en que el pueblo argentino eligió lo
mejor de lo que disponía. Pero que por sí solo no resuelve la ecuación abierta
en su país por la crisis.
Y más ahora que Europa ha aprobado una especie de Plan
Marshall sobre la base de emisiones monetarias y ajustes al nivel de vida de la
gente pero que en última instancia financia la propia economía mundial sometida
monetariamente. Lo mismo está haciendo también con plazos muy cortos EE.UU.
Es esto un ejemplo claro, notorio, urgente, de porque
imponer en la lucha de los pueblos la necesidad de una unidad de medida única y
universal.
El otro tema tan acuciante como este es el de cómo acceder a
los recursos, cuyo control acogota a la humanidad y la asfixia con la
rentabilidad capitalista, y hasta ahora los impuestos tienen como objetivo la
recaudación sobre las espaldas de la gente permitiéndole al inversor
capitalista el libre camino no solo para invertir desarrollando la producción
sino también para especular y fomentar todas las lacras de la humanidad en aras
de esa sacrosanta rentabilidad. Rentabilidad o muerte se llegó a decir en el
Uruguay.
El nuevo plan, imprescindible, de reactivación de Europa
post pandemia, no rompe este círculo vicioso, sino que lo exacerba por la forma
en que se accede a los recursos y aún con un periodo notorio de reactivación
producto de la propia parálisis actual y como efecto “rebote” serán notorios
las repercusiones sociales del mismo en el mundo y en la propia Europa, en tanto
la ecuación de la rentabilidad capitalista ya está herida de muerte.
El incorporar la economía al mundo de la democracia, es
impostergable, y así como la moneda debe ser única y universal los impuestos
deben ser sobre la circulación del dinero, haciendo no legal aquello que no
esté registrado donde la sociedad democráticamente lo determine, dando muerte a
los paraísos fiscales y a los sistemas impositivos basados en el consumo, los
salarios y las pensiones.
Un grupo relativamente numeroso de grandes empresarios
capitalistas, han solicitado se le cobren impuestos para atender las exigencias
que en los presupuestos de las naciones plantean las consecuencias de esta
pandemia de la corona virus.
A principios del siglo 20 nació desde la derecha (es un tema
en debate) la necesidad de un sistema de seguridad social que atendiera las
consecuencias de la lucha de clases en la actividad económica empresarial. Pero
eran épocas de acumulación primitiva de un capitalismo en pleno desarrollo. Hoy
ya no es así y son necesarios recursos que permitan que el aparato productivo
se siga desarrollando no sobre la base de la rentabilidad capitalista sino de
la eficiencia empresarial en beneficio de la salud, de la educación, del
trabajo, de la seguridad social y de los cuidados del conjunto de la sociedad.
Por eso está bien este propósito, está bien la renta básica
universal, pero debemos exigirnos una organización democrática con centro en la
economía mundial que ponga el aparato productivo en beneficio de la humanidad.
En ellos es que hay que incluir los cuidados de la salud,
con una historia clínica digital de cada uno de los seres humanos que habitamos
la tierra, y a la vez exámenes que hoy son económicos y están al alcance de
todos, que permita prevenir los avatares de un desarrollo que si no es
controlado va a seguir provocando graves coletazos como los de esta pandemia o
similares.
No excluyo de esto debates con el propósito de resolverlos,
por parte del colectivo, de temas como la deforestación o la incorporación de
técnicas como el 5G, que traen de la mano la necesidad de elaboración de un protocolo
democrático que atienda todos los tipos de contaminaciones a los que estamos
expuestos. Estamos en un mundo de constante aumento –exponencial- de las
intercomunicaciones de todo tipo y es bueno que así sea, pero a la vez es
necesario atender todos sus riesgos.
También un grupo destacado de intelectuales han expuesto el
propósito de separar de la economía central todos los aspectos que tienen que
ver con las necesidades urgentes de la gente con el fin de obtener recursos que
los atiendan de inmediato.
Me sumo al propósito, pero señalo además que es el momento
en que la humanidad debe tomar en sus manos el control democrático de la
economía, porque es en definitiva esta ausencia la que determina las graves
consecuencias que padecemos.
sipagola@adinet.com.uy
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