Por Rolando Prudencio Briancon:
Es una verdad a gritos que el fascismo está de vuelta en el
mundo, como ocurriera antes de la mitad del siglo pasado, y que se puede
comprobar hoy tomando en cuenta un hecho que tiene una explícita explicación, a
partir de la elección de quien no deja de representar a uno del imperio que ha
dominado al resto de los países, como ningún otro hasta ahora, y que fue el
ideal del fascismo durante el tercer Reich.
La llegada de Trump al poder ha representado el relanzamiento
del fascismo; como de algún modo también se traduce en un quiebre a la validez
misma de Democracia como sistema político predominantemente valido; con todas
las imperfecciones y limitaciones que pueda tener.
Así es como se ha constatado en muchos países en los que el
fascismo está en una fase de resurgimiento. En los EE.UU., como señalaba, con
la llegada del neofascista de Trump y toda su corte de supremacistas, quien
pese a perder frente a los demócratas llegó a la Casa Blanca; precisamente por esas
imperfecciones de la Democracia que si misma tiene. En Brasil con Bolsonaro. En
Colombia con Duque. En Chile con Piñera.
En Europa con igual o mayor contundencia se constata este
avance del fascismo, como en España con VOX. O el caso de Mateo Salvinni en
Italia, o Viktor Orban en la presidencia de Hungría con el partido Jobbik. O el
surgimiento de Marie Le Pan en Francia por el Frente Nacional Francés. O en
Grecia con el movimiento Amanecer Dorado. O el crecimiento de AfD
(Nationaldemokratische), o Alternativa Nacionalista Alemana en Alemania. Todas
estas extremistas expresiones fascistas reivindican un discurso islamófobo y
anti inmigrantes.
Pero esta recuperación del fascismo no sólo se ha dado en
base a un avance democrático por sí mismo, sino a través de métodos
antidemocráticos; que sí guardan correspondencia con su concepción como el que
ha sucedido en Bolivia con el GOLPE de Estado.
El GOLPE en Bolivia es el ejemplo más claro de un racismo de
raíz violenta y homicida, ha ocurrido con el derrocamiento del gobierno
demócrata de Evo Morales, que día que pasa va quedando claro que fue a través;
no sólo de un método antidemocrático; sino genocida, como fue la matanza de 37
personas en Sacaba y Senkata.
Hoy esta fascista faceta en Bolivia ha quedado también
demostrada en la violencia también simbólica, como la transmitida recientemente
por el ministro de defensa de Bolivia Fernando López Julio, en una reciente
amenaza lanzada contra un poblador de San Ramón, a quien al más puro estilo de
las amenazas fascistas de los gobiernos del Plan Cóndor que recurría a las
recetas de la desaparición de los opositores, advirtiéndole que el militar que
oficiaba de esbirro: "podía hacerlo desaparecer en 10 segundos", tal
como ocurriera en la década de los 70 en: Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay y
Uruguay, con la desaparición forzada de los izquierdistas.
Son estas expresiones exaltadas como la del ministro de
defensa de "hacer desaparecer en 10 segundos", lo que va dado la
señal de que ha vuelto a reaparecer es el neofascismo, y que esa si es una
abyecta amenaza para hacer "desaparecer" la democracia.
prudenprusiano@gmail.com
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