Por Víctor Manuel Barceló R.
Señalamos en la 1ª parte de esta reflexión, que gestionar un
Nuevo Orden al servicio de las mayorías de la humanidad será una meta
formidable, urgente.
La pandemia está alterando nuestro presente y nos incita a
definir estrategias para el futuro, que no nos lleven a “más de lo mismo”,
porque entonces no estaremos aprovechando adecuadamente lo que estamos
observando en la vida toda de la naturaleza, con todos sus hijos incluidos.
Aún desde el encierro en el hogar o cualesquiera otros
sitios de preservación familiar o personal, podemos apreciar hechos que
diferencian el ambiente actual del que veníamos viviendo. Ahora se nota limpio,
con un sol esplendoroso, cielo azul no visto en décadas, nubes que descargan su
agua sin afectarnos -salvo en donde se manifiestan en huracanes o tifones-
pájaros, reptiles y otros animales, algunos no vistos en mucho tiempo, que se
apoderan de calles, avenidas, parques en que difícilmente transitan personas,
vehículos y otros medios de transporte.
¿Qué nueva normalidad buscamos? Recuperaremos nuestros
entornos ya existentes, pero los animales y las plantas que avanzaron sobre
esos territorios, también tienen derecho a la vida, una vida sana, sin afectar
sus ríos, lagos, mares, océanos, que con buen trato seguirán siendo utilizables
para los humanos.
Tenemos que volver a apropiarnos de lo construido, pero sin
alterar su existencia, sin trastocar su hábitat, que lo es también para muchos
pueblos y comunidades originarias y sus descendientes, que alguna vez
realizaron sus tareas sin tanta complejidad, dolor y muerte. Habrá que
construir estrategias que nos permitan avanzar -apoyados en la ciencia y la
tecnología de punta- hacia un mundo sustentable, que envuelva a todos sus seres
vivos.
Analistas de diversas
tendencias aducen que las rutas de progreso planteadas para el futuro, no se
entienden de otra manera que, como una gran incertidumbre, dado que “nos
descubrimos frágiles”. Su parecer los lleva a entender que…”la sensación de
pérdida de control sobre nuestras vidas convirtió las imágenes del mundo que
viene en una clara amenaza”. Ver:
https://nuso.org/podcast/que-pasa-con-el-futuro/
El miedo al impulso de un virus que no puede ser frenado sin
controles de sana distancia y situaciones de encierro en casa, adquiere ímpetu,
tras experiencias previas que acercaron a la humanidad a posibles derrumbes de
sus formas de vida. Pero sería muy grave que tal situación signara nuestro
futuro. Ello sustenta la necesidad de un Estado fuerte, capaz de
responsabilizarse del bien vivir, afrontando con éxito los problemas sociales
que se presenten. Sería ideal si asegurásemos que volveríamos con menos
egoísmo, mayor solidaridad social. En una frase: más humanos.
La ruta a seguir habrá que estructurarla -respondiendo a la
idiosincrasia de cada pueblo o comunidad- sobre tres poderosos pilares: Un
Sistema educativo que forme integralmente para una vida sostenible, que
partiendo de lo local piense y actúe planetariamente; un Sistema económico y
social cuyas normas de actuación permitan gobernar obedeciendo a los designios
de la población organizada y consciente y, un Sistema de relaciones
internacionales que se soporte en aquellos acuerdos que llevaron a crear
organismos multilaterales que abarcan a todos los países existentes, en forma
global o regional y cuyos acuerdos ya plantean perspectivas de atención seria a
las afectaciones al hábitat y a la construcción de formas de vida que desechen
las confrontaciones entre naciones y dentro de ellas, que no sean aquellas que
se rijan por normas de libertad, soberanía, respeto a las determinaciones de
los pueblos y solución pacífica de las controversias.
v_barcelo@hotmail.com
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