Por: Tony López R (*):
Resulta imposible en estos 56 años de la fundación de las
FARC-EP, no hablar de los hechos y acontecimientos que rodearon el proceso de
paz desarrollados en San Vicente del Caguán. En este artículo solo citare una
parte de todo lo que desarrollaron los enemigos de la paz en contra de este
proceso, con la participación la
complicidad de altos y medios mandos militares colombianos.
Este artículo intenta recoger en apretada síntesis esa
historia, alguna desconocidas y otras olvidadas, para que se pueda evaluar con
justa medida las verdaderas razones de porque los fracasos de los procesos de
paz, los engaños y las montañas de muertos que ha pagado el pueblo, a mano
de la oligarquía liberal-conservadora, para mantener
su poder dictatorial disfrazada de democracia y mantener sometido al pueblo colombiano a sus
políticas neoliberales y entreguistas al imperio estadounidense.
Nunca un proceso de paz en Colombia tuvo tanto respaldo
internacional, lamentablemente desde un principio los enemigos de la paz comenzaron
su campaña de descredito para impedir que este triunfara. En este caso dos
elementos muy negativos para la paz en Colombia y en la región se unieron, los
intereses de Estados Unidos que le urgía mantener a este país andino bajo su
dominio y el narcotráfico.
El 9 de marzo del 2001 se conformó la Comisión de
Facilitación de Paz (CPF) con las FARC-EP, la integraron los siguientes países:
Canadá, Cuba, Francia, España, Italia, Méjico, Noruega, Suecia, Suiza y
Venezuela.
La creación de la Comisión Facilitadora daba un espaldarazo
al proceso y permitía mediante el intercambio de ideas y experiencias solventar
las diferencias que se presentaban en la Mesa, no se trataba de mediar cuando
había puntos complejos que parecían insalvable, la Comisión procuraba bilateralmente
y por separado, trasladar experiencias y argumentos, que contribuyeran al
entendimiento de las partes y así se superaron muchos obstáculos y se lograba
el consenso.
Un elemento importante a tomar en cuenta es que a esta
Comisión se le sumó el apoyo de la Unión Europea y la Santa Sede, pero Estados
Unidos nunca apoyo ese proceso, ni participó en ningún evento en apoyo
a la paz, pero era lógico
que así respondiera Washington, sus
intereses eran otros, no solo el negocio de la venta de armas y de los ricos
recursos minero-energético que tiene
Colombia, el objetivo además era
geoestratégico por lo que significa la ubicación Colombia para
Suramérica.
Esa es la razón por la cual Estados Unidos ofreció muy
tempranamente apoyo militar al presidente
Pastrana, ofrecimiento que encajó en el verdadero plan que urdía el gobierno, o
sea la reingeniería militar. Mientras Estados Unidos alcanzaba su propósito
inmediato con la aprobación del Pan Colombia y más tarde, en el gobierno de
Uribe Vélez, el asentamiento de 7 o más bases militares en dicho país.
No tengo la menor dudas de las sanas y verdaderas
intenciones de paz del ex senador conservador Álvaro Leyva Durán, él fue el
promotor, junto con el ex senador liberal Rafael Pardo Rueda, de que la campaña
presidencial se planteara el tema de la paz como prioridad para el país y Leyva
gestionara el encuentro con el jefe guerrillero Manuel Marulanda con Andrés
Pastrana, con la finalidad de lograr un acuerdo para iniciar conversaciones de
paz. Ese acuerdo se concretó el 9 de
julio de 1998 en Caquetania, departamento del Caquetá. Allí empezó todo,
incluyendo los 12 puntos, que debía contener la Agenda de Paz refrendados en la
vereda de La Machuca, el 6 de mayo de 1999.
Pero los enemigos de la paz comenzaron a trabajar y lo hacen
con mucha intensidad cuando el Acuerdo entre las FARC-EP y el Gobierno, llegan
a pactar la desmilitarización de cinco municipios, 42 mil km de territorio, en
su gran mayoría, donde las FARC-EP controlaba una buena parte de esos territorios,
que estaban bajo el dominio de los Bloques Oriental y Sur.
Las Fuerzas Militares, en especial el ejército y su alto
mando, estaban en contra de ese despeje e iniciaron su desacuerdo interfiriendo
en el trabajo del alto Comisionado de Paz, el primer obstáculo fue la negativa
a evacuar el Batallón de Cazadores, que causó la demora del inicio de la Mesa
de Dialogo, este debió comenzar en octubre del 98 y no fue hasta el 7 de enero
de 1999 que se inauguró. Este fue el primer gran conato entre el Alto
Comisionado de Paz y las FF.MM.
La campaña contra ese acuerdo de paz por parte de los medios
hegemónicos de prensa nacionales e internacionales y sectores empresariales,
ganaderos, terratenientes y políticos de
derecha liderada por el ex gobernador de
Antioquia Álvaro Uribe Vélez, recibieron
el apoyo de los sectores más reaccionarios del establecimiento, entre ellos
importantes miembros y dirigentes de FEDEGAN, SAC, FENALCO, los narco-
paramilitares, y un significativo sector castrense con importante poder incidieron negativamente en el proceso, todo
fue para ganar tiempo, por eso su
estrategia fue la de ir creando
dificultades y que las FARC por un lado y el gobierno por otro, se enfrentaran, en la Mesa de Dialogo para o bien lograr la ruptura del proceso o que se
fuera retrasando.
No fue gratuita la llamada al orden de los insubordinados,
comprometidos en el ya referido intento de Golpe de Estado, explicado en mi
anterior artículo, el gobierno hizo
serias concesiones, entre ellas, el Presidente tuvo que ir a la base de
Tolemaida a dar explicaciones a los oficiales amotinados y aceptó la petición
de que las FFMM fueran permanentemente consultadas y tener voz y voto en las
decisiones que se tomaran en la Mesa de Paz del Caguán.
Es así como Pastrana renuncia al principio que había
anunciado, de que en ese proceso con las FARC-EP era una tarea de él y del Alto
Comisionado de Paz, en esa época Víctor G Ricardo. A partir de allí los
militares tomaron activa participación en dicho proceso.
A los pocos meses del ya comentado amotinamiento militar,
Víctor G Ricardo fue sustituido y enviado de embajador al Reino Unido y el
Comandante en Jefe del Ejército Jorge Enrique Mora Rangel y el resto de los 12
generales y 20 coroneles más los 50 oficiales de diversas graduaciones
continuaron en sus cargos. Los militares habían ganado la partida y a partir de
allí, las consultas sobre el curso de la Mesa de Dialogo eran permanentes. Una
vez más la herencia de la Constitución de 1886 se hacia presente, los militares
tomaban partido de las decisiones e intervenían en política del Gobierno y del
Estado.
Numerosas fueron las acciones que se desarrollaron contra
este proceso, con el fin de hacerlo fracasar, el primero de esos macabros
hechos resultó cuando a solo 20 días de haberse inaugurado el 7 de enero de
1999, las llamadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) dirigida por el
tristemente célebre Carlos Castaño Gil, ordenó el asesinato de cerca de 200
campesinos que habitaban en las cercanías de la zona de distención acusados de
ser auxiliadores de la guerrilla. Ese hecho provocó el primer congelamiento de
la Mesa de Diálogo. Como debe comprenderse, estos paramilitares no pudieron
acercarse a esas zonas si no tenían el respaldo y complicidad de las FF.MM.
Conociendo el desafío que tendrían por delante, el gobierno
y la insurgencia, con el propósito de arropar la política de paz, impulsan la
firma de un compromiso de partidos, y organizaciones políticas, así como del
Congreso de la República. Los representantes de estas instituciones acordaron
respaldar y comprometerse con una política de Estado para la paz, fundamentada
en la justicia social y basada en una solución política al conflicto.
Pero pese a ello, los obstáculos contra el proceso de paz se
harían presentes, el Gobierno argumentando que existía un acuerdo para que una
Comisión de Verificación Internacional viajara a la Zona de Distensión, provocó
la reacción de las FARC y el 18 de julio de 1999 se produce el segundo
congelamiento de los diálogos.
Esta acción fue promovida por los militares, a sabiendas que
la respuesta de las FARC seria adversa y responderían negativamente, mis
fuentes de esa época, me indican, que, en el marco de las acciones sicológicas,
los militares querían medir fuerza y en retaliación a la decisión presidencial
de prorrogar la Zona por seis meses el 4 de junio, plantearon la necesidad de
que la zona fuera verificada.
La negación de las FARC a recibir a una comisión de
verificación, provocó la controversia con el Gobierno y de hecho era un indicio
de que la sospecha del mal uso de la zona, según los militares, era cierta. La
realidad es que se produjo una confusión o tergiversación de lo acordado. Se trataba de una comisión internacional de
acompañamiento y solo servir de verificadora cuando surja cualquier
inconveniente que se pueda presentar y superarlo. O sea, no se trataba de una Comisión para
verificar la Zona como al parecer fue interpretado. Frente a la actitud de las
FARC, el Gobierno retira la propuesta y se reanudan los diálogos.
Luego de estos primeros escollos, que provocó una demora de
varios meses, para la instalación de la Mesa de Negociaciones esta se logra
dejar establecida oficialmente en un acto protocolario el 24 de octubre 1999 en
el municipio de la Uribe, departamento del Meta, con la participación de la
población civil y de personalidades nacionales e internacionales.
El Gobierno y las FARC acuerdan la conformación del Comité
Temático Nacional, uno de los hechos más importante de este proceso porque este
Comité tuvo entre otras misiones, la de convocar a las Audiencias Públicas lo
cual era el marco adecuado para la participación popular en el proceso de
diálogo y negociación.
El Comité Temático que se conformó para recibir a las
organizaciones sociales y gremios y llevar a cabo sus propuestas, algunos como
el del gremio de los maestros, temas sobre la economía, la cultura y el impacto
negativo del modelo neoliberal. Por razones burocráticas el Comité no pudo
comenzar sus trabajos hasta mediados del 2000, ese obstáculo tenía la intención
de retardar este importante proceso que había sido acogido con mucho interés y
beneplácito.
En una nueva acción de los uniformados contra el proceso de
paz, se aprovecha el frío y criminal
asesinato de una pobre e infeliz campesina nombrada Elvia Cortés, a quien le
colocaron un collar bomba, que provocó su muerte y la del técnico en explosivo,
porque sin prueba y total fundamento irresponsablemente el alto mando militar culparon a las FARC de
tan monstruoso crimen, mientras lo real era, que estas nada tuvieron que ver
con dicha barbarie, así lo reconoció el presidente Pastrana (1). Este hecho
también ocasionó un enfrentamiento FARC-Gobierno y el congelamiento del proceso
por mas de un mes, hasta que el Alto Comisionado, Camilo Gómez, viajo a San
Vicente y se disculpó por el error cometido.
Este fue el tercer congelamiento del proceso.
Lo lamentable es que la acción y el daño sicológico ya
estaba hecho, en todos los medios se culpaba a las FARC de este acto terrorista
y en el imaginario de incontables personas en Colombia y en el exterior, quedó
grabada la culpabilidad de esta organización insurgente. Es el manejo
nazi-guebeliano, una mentira repetida se convierte en verdad, matriz de opinión
que siembres queda, aunque luego sea desmentida.
La delegación gubernamental fue sorprendida por la propuesta
de cese al fuego por el jefe de las
FARC-EP, el comandante Manuel Marulanda. Un tema que, por su importancia en un
proceso de paz, resultaba sumamente complejo, más aún en el caso de Colombia.
Los proyectos de cese de fuego y hostilidades presentados por el Gobierno y las
FARC para nada coincidían.
Para el gobierno, era muy perjudicial, pues tenían claro que
una aceptación de un cese de fuego, los forzaría a parar la reingeniería
militar que se estaba llevando a cabo en las Fuerzas Militares, con el apoyo de
los Estados Unidos y era impresentable interna y externamente dicha propuesta,
cuando en realidad el gobierno se preparaba para la guerra y maniobraban para
ganar tiempo.
En la primera quincena de septiembre se produce el secuestro
del avión de Aires que rendía vuelo entre Neiva y Florencia, el secuestrador
era Arnubio Ramos un miembro de las FARC que se encontraba preso y era
trasladado a rendir indagatoria ante los tribunales en Florencia, la capital
del Caquetá.
La acción era propia para un filme norteamericano, cuya
espectacularidad de por sí debió llevar a los jefes de las FARC EP a
desconfiar. Debió llamarle la atención la facilidad con la cual el secuestrador
redujo a sus guardianes y evaluar cómo y quién le había colocado la supuesta
arma en el baño del avión, si es que esta existió.
La operación fue una de esas acciones en las cuales se
especializan los servicios de inteligencia israelitas, servicios que desde hace
años asesoran a la inteligencia colombiana, así lo confesó el propio Arnubio,
cuya misión principal era asesinar a Manuel Marulanda o al comandante Jorge
Briceño, c/p Mono Jojoy. O atentar
contra el comandante Oscar “el Paisa” pero terminó asesinando a su segundo al
mando.
Por este frío crimen, Ramos fue detenido e interrogado y
confesó que había sido reclutado por la Dirección de Inteligencia Militar y el
secuestro del avión de Aires había sido una acción muy bien planeada y dirigida
por dicha dirección. Una arriesgada operación
que puso en peligro a los pasajeros de dicha nave y a su tripulación. Según él
con esa acción podría provocar la ruptura del proceso.
Estaba claro que las negociaciones del Caguán ya estaban
agotas, el gobierno había logrado a esas alturas de casi tres años y meses,
alcanzar el objetivo de su reingeniería militar con el apoyo incondicional del
gobierno de los Estados Unidos y sus Fuerzas Armadas.
Eso explica las razones por las cuales la Mesa de Diálogo y
Negociación no avanzó en concretar un solo acuerdo de la agenda pactada en
Caquetania y refrendada en los Acuerdos de la Machaca, y en San Francisco de la
Sombra, el Gobierno estaba ganando
tiempo, la tesis de la derrota militar había prevalecido para sentar a las
FARC-EP en una negociación en condiciones de debilidad. Y Andrés Pastrana, por
sus grandes debilidades perdió realmente lograr una real y verdadera Paz y tal
vez haber ganado el Premio Nobel que el
ansiaba.
Los enemigo de la paz y el sector de la oligarquía
liberal-conservadora, completamente vinculada al narco-paramilitarismo y a los
intereses de los Estados Unidos, prevaleció, en las próximas entregas de este serial, sobre el 56 aniversario de la
fundación de las FARC-EP, conocerán más detalles de las conspiraciones y entretelones que
rodeó el proceso del Caguán, para que
puedan explicarse, lo que sucedió y lo
que ha acontecido posteriormente y el actual desenlace de los que está
sucediendo con los Acuerdos de La Habana y la repercusión interna en el
Movimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas, Ejército del
Pueblo (FARC-EP).
(*) Periodista, politólogo y analista Internacional.
jorgarcia726@gmail.com
Bibliografía utilizada:
(1) La Palabra
bajo el Fuego. Ed. Planeta. Pág. 240 y 241. Autor. Andrés Pastrana Arango
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