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El asalto fue
repelido gracias a la vigilancia del poder popular organizado en la unión cívico-militar.
Para desviar la atención del desastre causado por sus políticas neoliberales en
esta pandemia, Donald Trump y su vasallo colombiano Iván Duque atacan a la
Venezuela Bolivariana, que en cambio ha demostrado eficiencia y organización
frente al coronavirus, porque ha puesto la salud del pueblo antes a los
intereses del mercado.
El gobierno bolivariano denunció que uno de los mercenarios,
lanzado en esta nueva operación de agresión, confesó ser un agente de la DEA,
la agencia antidrogas de los Estados Unidos que, como la historia nos ha
enseñado, es el principal accionista de todas las operaciones
desestabilizadoras en América Latina y más allá.
La batalla entre dos modelos, el capitalista y el
socialista, que tiene lugar en esta gigantesca operación de desenmascaramiento
del capitalismo destacada por el coronavirus, no tiene cuartel. Requiere el uso
de traidores a quienes la revolución ha hecho el honor de atribuir un papel, y
que hoy se prestan como megáfonos a un sistema de explotación nefasto y en
bancarrota.
Este ataque no es nuevo, así como las estrategias de
agresión e invasión intentadas por el imperialismo norteamericano a través de
sus agencias no son nuevas. Desde la victoria de Hugo Chávez en las elecciones
del 6 de diciembre de 1998 hasta la actualidad, el imperialismo norteamericano
ha activado la ansiedad golpista de la oposición venezolana en muchas
ocasiones, para volver a tener bajo su control lo que siempre ha considerado
como su propio patio trasero.
Casi sesenta años después de la invasión de la Bahía de
Cochinos en Cuba, la Venezuela bolivariana está experimentando una agresión
similar a la que, en abril de 1961, Estados Unidos desató contra la revolución
cubana, por medio de gusanos anticastristas con sede en Miami. Sin embargo, la
diferencia radica en la calidad de la guerra híbrida desatada después de la
caída de la Unión Soviética.
Una guerra permanente y continua, que hace de la revolución
bolivariana un laboratorio de prácticas y experiencias, útil para todos los
pueblos que pretenden construir su propio futuro sin mordaza.
Ante la agresión
imperialista, dijo el presidente Nicolás Maduro el 1 de mayo, dirigiéndose a
las y los trabajadores, respondemos de esta manera: "trabajo, salud,
fusil".
El CONAICOP responde “Presente”. Toma partido en defensa de
la revolución bolivariana y su presidente Nicolás Maduro y rechaza todas
injerencias y agresiones extranjeras.
No al bloqueo económico-financiero de los Estados Unidos y
de la Unión Europea contra Cuba y Venezuela
Que viva el socialismo
Que viva la revolución mundial.
Leales siempre, traidores nunca
Rubén Suárez secretaria internacional
Alcides Martínez Secretaria general
Geraldina Colotti Secretaria Europa
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