sábado, 16 de mayo de 2020

Estados Unidos y Colombia, la derrota de la Operación Gedeón.



Por Tony López R.:
Como la opinión publica conoce una parte de la operación Gedeón, fue derrotada y parte de sus cuadrillas mercenarias fueron dados de baja y un importante número de ellos cayeron prisioneros, incluyendo a dos mercenarios estadounidense y un agente de la DEA. Esta nueva derrota propinada por las patrióticas Fuerzas Militares Bolivarianas y su pueblo, han marcado el fracaso que sucesivamente ha venido teniendo la política injerencista y recolonizadora del gobierno de Donald Trump.


Pero la guardia no hay que bajarla, ahora es cuando hay que levantarla al máximo, la derrotada operación, organizada y dirigida por el gobierno de Donald Trump, forma parte, de una de las diversas acciones planeadas y ante el fracaso esperan el momento para actuar. El plan es crear focos de violencia, en distintos estados, Miranda y su capital Caracas, utilizando las mentiras y que los medios hegemónicos, propaguen que el desorden y el caos imposibilita la gobernabilidad, la idea es crear la matriz de opinión de una Venezuela ingobernable por el presidente Maduro, en ese caso apelar a la OEA y al TIAR y aprobar una intervención “militar humanitaria” en Venezuela.

No es noticia que el presidente Trump y sus funcionarios hayan negado la participación del gobierno estadounidense, en esta derrotada incursión marítima, ellos saben que el uso mercenario y elementos vinculados al narcotráfico, no pueden ser admitido por el gobierno. La autoproclamada Nación de la “democracia” y auto titulado líderes de combatir el narcotráfico, sería contradictorio e inaceptable que aparecieran vinculados con mercenarios y narcotraficantes. Ese escenario no tiene presentación ante la opinión pública interna y externa, y mucho menos admitir este gran fracaso, tal es así que el señor Mike Pompeo, dijo a la prensa que “si ellos hubieran estado detrás de esas acciones otro resultado hubiera sido diferente”, semejante prepotencia la de este caballero, olvidó la humillante derrota de Vietnam.

Nada distinto hizo el embajador de EE: UU Adlai Stevenson el 15 de abril de 1961 cuando negó los bombardeos de aviones mercenarios a Cuba. El canciller de la dignidad Raúl Roa García lo desenmascaró, cuando fue noticia mundial que los mercenarios fueron derrotados, en las primeras 64 horas y rendidos a nuestras tropas milicianas y rebeldes en Playa Girón (Bahía de Cochinos). Stevenson tuvo un gesto ético y reconoció que era la humillación más grande que él haya recibido de su gobierno, gesto ético que ni por asomo tienen ni Trump ni Pompeo. Son cobardes y mentirosos.

El tiro le salió por la culata a Trump, al parecer no sabían que el narcotraficante y agente de la DEA, José Alberto Socorro Hernández, alias “Pepero” fue apresado en Caracas y confesó las instrucciones recibidas de desarrollar diversas acciones violentas en el municipio de Petare, del estado de Miranda, esas acciones realizadas por bandas de narcotraficantes y delincuentes comunes fueron orientadas por la DEA y según Pepero, tenían el objetivo de desviar la atención de los Servicios de Seguridad venezolanos para entretenerlos y darle garantía y protección al plan de desembarco, que se produjo este pasado 3 de mayo por la localidad de Macuto, en el estado de la Guaira.

A nadie debe extrañarle que el gobierno de los Estados Unidos haya utilizado a la DEA para desarrollar estas acciones, así como tampoco jugar un papel de fachada de la Operación Gedeón, sí esta salía bien, aplausos, si salía mal ellos descalificaban a su agente y por eso no utilizaron a un estadounidense sino al narcotraficante-agente venezolano Socorro Hernández (alias) Pepero.

Se conoce que Pepero está vinculado a los carteles colombianos que operan en el Zulia, en la frontera con la Alta Guajira colombiana-venezolana, territorio que estuvo bajo el dominio del poderoso jefe del Bloque Norte del narco paramilitares Rodrigo Tovar Pupo (alias) Jorge 40, extraditado por Álvaro Uribe Vélez en el 2008, de quien dice desde su centro de detención que Uribe lo traicionó. 

Y más tarde esa zona pasó a ser manejada por Maximiliano Bonilla, alias Valenciano y hombre de confianza de Don Berna y con incidencia en la llamada Oficina de Envigado, centro principal del narcotráfico por años al que se vinculaba el general Mauricio Santoyo, jefe de Seguridad del presidente Uribe Vélez. Los carteles de la droga siempre utilizaron esa zona de la Guajira para ingresar contrabando y exportar las drogas.
Jorge 40 trabajó la zona fronteriza de la Alta Guajira y formó grupos paramilitares de nacionalidad venezolanas, a pedido de los terratenientes y grandes finqueros opositores al chavismo.  Ese territorio como el del Táchira debe estar muy bien vigilado, porque su frontera con Cúcuta y la zona del Catatumbo también fueron y son objeto de trabajo primero del jefe paramilitar Salvatore Mancuso y actualmente de Los Rastrojos.  Allí también opera el cartel de la gasolina, que se dedica a robar combustible venezolano para venderla en Colombia.

En esta zona operan algunos carteles colombianos pero el más activo es el de Los Rastrojos, cartel que dirigía Wilmer Alirio Varela, (a) Jabón, hombre muy conectado y relacionado con la policía colombiana, en su época, antes de su asesinato, en Venezuela. Varela, tenía relaciones con el coronel Danilo González, importante miembro de la inteligencia de la policía, hombre de absoluta confianza del general Oscar Naranjo, Danilo se llegó a comprometer tanto con el tema del narcotráfico que fue reclutado por Varela, y trabajaba para el Cartel del Norte del Valle, según la prensa colombiana su asesinato se produjo, precisamente, porque había tramitado con la DEA su salida de Colombia a cambio de información y protección, muerte  ordenada por el Jefe del Cartel del Norte del Valle,  Diego Montoya (a) Don Diego.

La noticia de que los miembros del Cartel de los Cifuentes Villa eran protegidos del general Oscar Naranjo dada a conocer por la CNN en Estados Unidos, ha provocado un gran escándalo también en Colombia, según la CNN, el pasado “16 de enero de 2019, durante el juicio al temible capo Joaquín “El Chapo” Guzmán, un reconocido narcotestigo colombiano llamado Álex Cifuentes, socio del poderoso traficante mexicano, confesó que le pagó sobornos al exvicepresidente de Colombia, general Óscar Naranjo. Cifuentes dijo que le pagaba una mensualidad al exdirector de la Policía Nacional para proteger a miembros de su familia”.

El general Naranjo quien llegó a Director General de la Policía y en el gobierno de Juan Manuel Santos ocupó la vicepresidencia de la República, también fue miembro de la delegación del gobierno colombiano en las conversaciones con las insurgentes FARC-EP en La Habana.  Resulta sospechoso que ahora Naranjo sea cuestionado y con graves acusaciones del ex ministro del interior Fernando Londoño Hoyos, (2002- 03) del gobierno de Uribe Vélez. El General niega las acusaciones, pero los rumores sobre sus relaciones con el cartel del Norte de Valle y con Wilmer Alirio Varela (a) Jabón son de vieja data.  Este tema lo abordaremos en otros artículos.

Un viejo amigo colombiano me decía, cuando funcionarios públicos de alto nivel se enfrentan y las acusaciones pasan por asuntos vinculados al narcotráfico, es señal de fuertes contradicciones en los Carteles de la droga y empiezan las guerras, como sucedió en la década del 80 entre los Carteles de Medellín y Cali.  Y mucho más acá en la década del 2000 los enfrentamientos del Cartel de Varela (Los Rastrojos) contra el de Don Diego, capos del narco, que eran muy amigos, cuando formaban parte del Cartel del Valle del Norte.

Lo que sí resulta preocupante que todos estos escándalos se están produciendo en Colombia donde se vinculan altas personalidades políticas y militares con el narcotráfico y que el gobierno de Estado Unidos y  el Fiscal Barr  haya abierto sin ninguna prueba una acusación contra el presidente Nicolás Maduro y ninguna acusación contra estos señores que desempeñan importantes responsabilidades en el Estado colombiano es un claro mensaje de que a los actuales gobernantes de Estados Unidos no les interesa si los carteles de Colombia inundan de cocaína a su pueblo, le interesa ocupar a Venezuela y robarse sus riquezas.

A nadie debe extrañarle que el gobierno de los Estados Unidos haya utilizado a la DEA para desarrollar estas acciones, así como tampoco jugar un papel de fachada de la Operación Gedeón, sí esta salía bien, aplausos, si salía mal, ellos descalificaban a su agente y por eso no utilizaron a un estadounidense, sino al narcotraficante-agente venezolano Socorro Hernández (alias) Pepero, quien debe estar vinculado a los carteles en la Alta Guajira.

No fue distinto a las operaciones que  montó  la DEA contra Pablo Escobar, utilizando al Cartel de Cali  y a los narcotraficantes que traicionaron a Escobar, como Diego Fernando Murillo (a) Don Berna  o  Carlos Castaño Gil, pero el discurso oficial  y conocido es que Escobar fue perseguido por la DEA,  por ser el jefe del Cartel de Medellín, esa es la vitrina, Pablo Escobar fue perseguido, cuando él se da cuenta de que el negocio no era enviar la cocaína a Estados Unidos, sino apropiarse del mercado interno en Estados Unidos y eso no podían permitirlo los Carteles Italoamericanos ni los méxi-americanos.

El mercado interno era intocable y ese es controlado por la DEA y no podía venir un extranjero a sustituir las ganancias que proporciona. Ustedes por casualidad han escuchado que en Estados Unidos detienen a alguno de los más encumbrados jefes de los Carteles de New York, San Francisco, Los Ángeles, San Francisco, New Jersey, Miami, Chicago, Boston, Texas, entre otras importantes ciudades.  ¿Contra quienes opera la DEA? Solo operan contra    pequeñas y medianas bandas, en su mayoría de latinos y afrodescendientes, pero no a las encumbradas mafias que le producen miles y miles de millones de dólares a las empresas químicas y al sector financiero, se calculan ganancias entre 800 mil y 1200 millones de dólares anuales. 

En los primeros años de la década del 80 Escobar era un hombre útil para Estados Unidos y el gobierno de Ronald Reagan lo utilizó para financiar a la contrarrevolución nicaragüense, a sus asesores argentinos y la compra de armas. Fue el coronel Oliver North, quien negoció toneladas de cocaína con Escobar, trasladadas por pilotos, algunos mercenarios cubanos como José Basulto, que las entregaban en una finca de la CIA, en Guanacaste, Costa Rica, y de allí las trasladaban a la base de Ilopango en El Salvador y la recibía el agente CIA de origen cubano Félix Rodríguez Mendigutia, el asesino del CHE, y por Luis Posada Carriles, en la base hondureña de Palmerola. Como se sabe ese fue el conocido caso Irán -Contra.
Esa cocaína era trasladada a Estados Unidos en aviones militares estadounidenses a sus bases en San Diego, California. El supervisor de todas estas operaciones era el ex jefe de la CIA y vicepresidente George Bush (padre), por estos hechos también fue sancionado Elliot Abrams, hoy asesor del narcoterrorista Juan Guaidó y la contrarrevolución venezolana.

Tomando todo estos elementos  como antecedentes,  la opinión pública debe conocer que el montaje judicial de Estados Unidos contra el presidente Nicolás Maduro no es más que una estrategia para darle un valor jurídico a sus acusaciones, ni los tribunales estadounidenses tienen jurisdicción, ni prueba alguna contra Maduro porque ni los traidores y reconocidos narcotraficantes venezolanos el ex general de la Guardia Nacional Clever Alcalá, ni el Capitán Javier  Nieto Quintero pueden ser utilizado en un juicio porque no tienen valides sus declaraciones. 

Si realmente quisieran combatir el narcotráfico cabe preguntarse porque no toman medidas con Colombia, donde hay tanta información, tengo en mi poder más de 40 libros con información verificada, sobre el tema narcotráfico, algunas de ellas las  expongo en mis artículos y no pasa nada y los ríos de información y de personas que han testificado, porque las declaraciones de los jefes del narco paramilitarismo (Don Berna; Mancuso, Jorge 40, El Tuso, Rasguño, Don Mario, Cuco Vanoy,  HH El alemán, Patiño Fómeque) y cientos de ellos, entregada a los fiscales de Justicia y Paz, durante el gobierno de Uribe han desaparecido. No olviden los colombianos la masacre del Aro, que vinculan a Álvaro Uribe y ese hecho ha sido de conocimiento público en ese país, aún no esclarecido.
Son testimonios muy importantes, pero enlodan a cientos de políticos, militares, jueces, magistrados, fiscales. Lo que ha hecho de Colombia un Estado Fallido.

El caso más reciente son los de Aida Merlano y los del narco paramilitar Ñeñe Hernández, este último ya fallecido víctima de un atentado en Brasil, amigo del presidente Duque, invitado especial a la toma de posición, cuando asumió la presidencia de Colombia. Caso sobre el cual la Revista Semana no le ha dado continuidad, ni a la importante denuncia de Aida Merlano, la que las autoridades judiciales no han querido ir a entrevistar a Venezuela, no les parece sospechosa esa negativa. No olvidar que la denuncia de ella vincula a los más altos poderes empresariales y gubernamentales de Colombia.

Porqué  Estados Unidos no investiga los nexos del ex presidente y actual senador Álvaro Uribe Vélez y entrevistan a Richard Maock, investigador del CTI (Fiscalía colombiana)  quien tiene en su poder la grabación del Jefe de Seguridad de la empresa  Air Cargo Lines, quien asegura  que Álvaro Uribe Vélez, siendo presidente  se asoció con el Chapo Guzmán para enviar más de 10 toneladas (10,000 mil kilos de cocaína) a Estados Unidos y exportarla desde el Aeropuerto El Dorado, cuando Fernando Sanclemente, nombrado por Uribe, era el Director de Aeronáutica Civil, y máxima autoridad sobre las instalaciones aeroportuarias de Colombia. Maock quien posee la grabación, tuvo que huir de Colombia y radicarse en el exterior porque está amenazado de muerte.

Según el autor de este artículo, Daniel Mendoza, “la operación  de exportación de la cocaína y los vínculos con el Chapo Guzmán y Uribe, viene de reuniones en el Club El Nogal” (Club en cuya máxima dirección está o estaba en aquella época Fernando Londoño Hoyos, ex ministro del interior del primer gobierno de Uribe Vélez y leal y firme amigo de Uribe) “en ese Club,  señala Mendoza;  del cual era socio Marco Antonio Gil, ( A)  “Papero”, capturado en el 2013 y que forma parte  de la organización criminal de exportación de cocaína de Fabio Ochoa Vasco, ficha de los carteles mexicanos y ex socio de Mancuso”.

“El Papero Gil, Dolly Cifuentes, su hija Ana María Uribe Cifuentes (sobrina del expresidente) y su esposo, el hijo de Fabio Ochoa Vasco, fueron los que tejieron esta organización criminal y la conformación de algunas empresas ligadas al Club del Nogal”.  Dolly Cifuentes está encarcelada en Estados Unidos y ha sido convocada para comparecer como testigo contra el Chapo Guzmán, lo que evidencia que ha pactado como siempre con la Fiscalía gringa para buscar beneficio. Su hija Ana María está desaparecida.

Entonces señor presidente Donald Trump. ¿Porque no investiga a estos señores aliados suyos en Colombia? Por cierto, algunos muy cercanos amigos de Mike Pompeo, porque será que la prensa de los Estados Unidos, como la CNN, no se ha interesado en entrevistar a Aida Merlano o al señor Richard Maock, como velozmente si lo hizo con Juan José Rendon, prófugo de la justicia venezolana y quien presta asesoramiento a políticos relacionados con mafiosos vinculados al narcotráfico. Resultaría de mucho interés para la opinión publica lo que puedan decir la ex senadora Aida Merlano, o el señor Richard Maock, sobre los muchos delitos cometidos por sus amigos del gobierno colombiano a la opinión pública estadounidense y latino caribeña. 

La prensa colombiana y de otras latitudes, seguramente se dedicarán a tratar de descalificar esta acción militar contra Venezuela, los acusarán de locos y aventureros, dirán que los desertores y traidores oficiales venezolanos tienen la culpa, el objetivo exculpar al gobierno de Trump y al presidente Duque. Por supuesto ni por asomo, dirán que esta acción atenta contra el derecho internacional y mucho menos pedirles a los organismos internacionales su condena y atención como es el caso de la ONU, la OEA, la Comisión de DD.HH.

No señor Trump, si grave es que usted esté vinculado y con conocimiento del desembarco de la cuadrilla de mercenarios y sujetos vinculados al narcotráfico en Venezuela, también es grave que usted no esté informado y deja mucho que desear para la seguridad de su país. Lo mismo puede decirse del presidente de Colombia, Iván Duque, el lo niega y por tanto asume que no tiene información ni él y ni su gobierno son responsable, quiere decir que por tanto ni tiene autoridad ni es respetado como gobernante porque estos mercenarios se entrenan en campamentos en el departamento de Santander del Norte.

Duque es el títere de Uribe y no puede hablar, pero quien está, dirigiendo todos estos planes, contra Venezuela es el cuestionado senador Uribe Vélez, cuando era presidente se proponía en esa época conformar un bloque regional contra Venezuela, argumentando que la Revolución Bolivariana era un peligro para la “democracia representativa”.  Sobre su odio personal al presidente Chávez y al chavismo hay suficientes pruebas y elementos que lo atestiguan. Esa entrega al imperio y su conducta contra Venezuela le favoreció el apoyo de Estados Unidos.

La instalación de 10 bases militares norteamericanas en Colombia y no 7 como admiten oficialmente, pactada con el gobierno de Barack Obama, es una humillación a su pueblo y una amenaza regional, años tardaran los colombianos en eliminar esa ocupación militar estadounidense, Guantánamo es un ejemplo, ilegalmente ocupada y denunciada en todos los foros internacionales y no obedecen todo lo que establecen las leyes internacionales y la violan descaradamente.

(*) Periodista, politólogo y analista internacional  
Bibliografía.  La multinacional del Crimen. La Oficina tenebrosa de Envigado. Alfredo Serrano.
Biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez.  Joseph Contreras y Fernando Garavito.
jorgarcia726@gmail.com

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