Por Oscar Bravo:
Por lo general, la costumbre se hace ley…
Existe un enfoque sobre el pensamiento jurídico, que
consiste en intentar un acercamiento a descifrar con cierta precisión, no solo
la conceptualización sobre lo que es el derecho, sino cuales son las fuentes
que han alimentado el conocimiento jurídico
basadas, en dos grandes vertientes con su peso específico determinado:
el derecho natural, que tiene su razón de ser en los instintos de conservación
y las necesidades primarias de los seres humanos (por ejemplo, el derecho a la
vida), para que pueda sostenerse en el tiempo la humanidad y el derecho
consuetudinario, conocido también como “el derecho de los hábitos sociales y
las costumbres”…
Que han sido los caminos epistemológicos estratégicos en que
se ha sustentado el derecho positivo, para “escribir y codificar”, los
ordenamientos jurídicos, que presenta entre sus propósitos centrales, registrar
de manera taxativa y concreta: “lo que se establece, debe estar escrito”, sin
quitarle la importancia que ha tenido la oralidad, en especial, los juicios…
Quiero hacer énfasis en la vital importancia que ha tenido
el llamado “derecho consuetudinario”, en la construcción de los ordenamientos
jurídicos internos, porque representa la principal referencia en la elaboración
y sistematización de la norma jurídica, de acuerdo a las específicas realidades
sociales, en espacios determinados, con sus particulares cotidianidades y
aspectos culturales y de las formas de pensamientos…
sin embargo, es necesario resaltar que hay un elemento
persuasivo en “respetar la costumbre”, y es “el qué dirán”, lo cual representan
la legitimación social de los comportamientos sociales, las formas de actuar,
decir, y todo lo que genere el
escrutinio público, tanto es así, que
“el qué dirán”, se convierte en un auto regulador de conducta, que convierte a
la otredad en “jueces del comportamiento”, cuando aceptan o rechazan, lo que
una persona hace o dice, el como lo hace y el cómo lo dice…
“El qué dirán” también representa el temor a lo que las y
los demás piensen y comenten sobre las personas, cuando “se salen” de lo que
normalmente se hace, se dice o maneras de vestir…es el miedo “hacer el
ridículo”, como una intangible sanción social…
Politólogo.
bravisimo929@gmail.com
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