miércoles, 18 de marzo de 2020

El socialismo chino marcha a la vanguardia en el mundo

Por Sergio Ortiz:
¿Cuál sistema social lucha mejor contra la pandemia? La pandemia de COVID-19 o coronavirus es un grave peligro mundial. Ya hay enfermos y muertos en 99 países y regiones. ¿Cuál es el sistema social que mejor lo combate?

El mundo no tiene un solo problema sino varios e importantes, como la pobreza, los países agredidos por Estados Unidos, la degradación del medio ambiente y un largo etcétera. También las enfermedades, que en el caso del coronavirus fue catalogada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una u otra enfermedad pueden ser más importantes, porque no es lo mismo la situación de China con el COVID-19 que la Argentina más azotada por el dengue.


Hasta el domingo 8 de marzo el coronavirus había contagiado a 109.032 personas de 99 países y regiones, provocando 3.792 muertos. A la cabeza de las naciones damnificadas marchaba China con 80.695 casos y 3.097 fallecidos, por la información de su gobierno y la OMS.

El mapa de regiones era así: Asia 89.725 contagios (3.163 fallecidos), Europa 11.887 (408), Medio Oriente 6.912 (200), Estados Unidos y Canadá 270 (16), Oceanía 83 (3), África 80 (1), América Latina y el Caribe 74 (1). Dos días más tarde la estadística global había aumentado a 118.101 contagios y 4.262 muertos.

En las últimas dos semanas el número de enfermos y muertos en China comenzó a declinar, en cambio en otros países siguió un proceso inverso. En Italia hubo 8.541 casos y los muertos ascendieron a 631, de los cuales 168 fallecieron el lunes 9 en Lombardía. Esta región tiene el récord italiano de 468 fallecidos según el jefe de la Protección Civil, Angelo Borrelli.

Así fue que el director general de la OMS, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, definió a la enfermedad como pandemia, muy grave a nivel global. Ya no era brote ni epidemia.
Las causas
Un debate gira en torno a la fuente del virus. Los especialistas chinos y de la OMS coincidieron en que fue originado por contagio de animales que pasaron al hombre, a partir del manejo, la compra y el consumo de esos bichos en ferias de Wuhan, capital de la provincia de Hubei. No fue una definición superficial ni caprichosa sino fundada en análisis científicos.

Para demonizar a China socialista, desde la vereda norteamericana se sembraron mentiras: el mal se habría originado en un laboratorio de Nivel 4 de Wuhan. Esto fue difundido por las agencias internacionales que sintonizan la onda del Departamento de Estado, incluyendo en Argentina la cloaca de Infobae. Hasta le pusieron nombre a la paciente cero: Huang Yanling.

El Instituto de Virología de Wuhan lo desmintió: “Huang fue una estudiante graduada en el instituto hasta 2015, cuando se fue de Hubei y no ha regresado desde entonces. Huang goza de buena salud y no ha sido diagnosticada con la enfermedad”.

Desde otro extremo del arco político hubo sospechas sobre EE UU. Podría haber plantado el virus en su competidor chino, para meterlo en graves problemas económicos y sociales. Esta hipó tesis tiene asidero porque el imperio usó muchas veces armas químicas y bacteriológicas, desde el agente naranja en Vietnam, y sembró el dengue hemorrágico en Cuba. Sin embargo, tampoco hay pruebas de que ese sea el origen de la epidemia actual en China y que golpea a buena parte del globo. Nadie puede decir que sale beneficiado. En cierto modo pierden todos.

Mejor el socialismo
Hoy hay más contagios y muertes en el resto del mundo que en China. En Wuhan se ha curado tanta gente que se pudieron cerrar 14 de los 16 hospitales temporales improvisados en centros deportivos a la par de otros hospitales, como dos nuevos hechos en tiempo récord.
Allí la lucha contra el coronavirus fue definida como prioridad por el gobierno de Xi Jinping. El Partido Comunista realizó siete reuniones nacionales especiales para trazar planes y controlar su cumplimiento.

También giró partidas presupuestarias urgentes y suficientes para atender la crisis.

Otros gobiernos capitalistas del mundo tienen otras prioridades. La salud no figura en ese podio ni destinan la plata necesaria. A Bernie Sanders le hacen maccartismo en EE UU por proponer un seguro de salud gratuito para todos.
En China todo lo relacionado con la salud es atendido gratuitamente por el Estado. Y eso se verificó en la lucha contra el COVID-19: barbijos, medicamentos, internación, cuidados médicos, etc.

En cambio, desde Italia el médico Christian Salaroli declaró que por falta de recursos “elegimos a quién tratar y quién no, según la edad y las condiciones de salud. Como en todas las situaciones de guerra”. Los que no podían atender eran hombres muertos. Y la salud, se paga.

La OMS elogió desde el inicio el plan de Xi Jinping, de poner en cuarentena a Wuhan y la provincia, a 60 millones de personas, desde el 23/1. Los chinos lo aceptaron porque tienen conciencia social, disciplina y confianza en sus autoridades. En Europa y otras regiones de gobiernos capitalistas rige el sálvese quien pueda y cada uno hace lo que le canta. La cuarentena que aún dura de millones de chinos para contener el problema y también, dicho por la OMS, fue un bien para la humanidad. Es que, si los 1.400 millones de chinos hubieran hecho lo que cada uno quería, indisciplinadamente, el mundo estaría lamentando muchos más enfermos y muertos.

En Italia, con una población de 60 millones de personas, la enfermedad se propagó muchísimo por falta de cuarentena y cuidados que sí garantizó el socialismo chino.
El anticomunismo político y mediático no descansa. No pueden negar esos logros del gobierno chino, pero recalcan la supuesta violación de derechos humanos y control social que supone poner a la gente en cuarentena, leerle la temperatura con aparatos de inteligencia artificial o indicar por APP en los celulares si estuvo en un lugar peligroso (luz roja), o en otro seguro (luz verde).

El presidente chino fue esta semana en Wuhan. Un signo distintivo de los regímenes sociales es cómo actúan sus autoridades. Cuando cayeron las Torres Gemelas, el texano bruto fue llevado urgente a un búnker de seguridad. El COVID-19 enfermó a China y su presidente se puso al frente y hasta va a los hospitales a alentar a sus médicos. 74 millones de afiliados al Partido Comunista donaron 1.100 millones de dólares para aportar a la causa. Cuba, isla socialista bloqueada por su mal vecino, aporta el interferón Alpha como medicamento contra el coronavirus en Wuhan.

Que cada quien saque sus conclusiones. Mejor el socialismo para combatir endemias.


ortizserg@gmail.com

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