La AIPAC es el Comité de Asuntos Público de EE.UU., e Israel
que se encarga de establecer la agenda de mutuo interés entre ambas naciones
pero que encubiertamente lo que busca es promover una genocida geopolítica en
el Medio Oriente, sobre todo contra los palestinos, a partir del
establecimiento del estado israelí en 1948. Quien no quiera no entenderlo así
que no lo haga, pero de cada día más se escuchan voces contra la política de
exterminio y genocidio de estos siniestros socios, en los mismos EE.UU., no
deja de ser menos cierto.
Claro que la posición de ambos estados en la que predominan
primó por mucho tiempo el de los intereses de la élite gobernante, o sea el de
la política del Establishment de los poderosos, se silenció la voz de los
ciudadanos estadounidenses, y que, aunque no sucede lo mismo con los
israelitas; en los EE.UU., de un tiempo a esta parte han comenzado a levantarse
las voces contra las políticas de intolerancia y racismo, que en Bernie Sanders
han encontrado a un inflexible interlocutor.
Es en ese sentido que en un inicio Sanders comenzó como un
llanero solitario clamando en el desierto contra la barbarie sionista, y que
está convalidada por su país, a quienes denunció de “patrocinar la intolerancia
hacia Palestina. Así mismo ha condenado y ha instado a poner fin a la ocupación
sionista. Es más, en abril del año pasado Sanders llamó racista a Netanyahu.
Así mismo ha denunciado el odio contra dos de sus
correligionarios en los EE.UU., Rashida Tlaib e Iihan Omar, quienes promovieron
en el congreso estadounidense una ley contra el encarcelamiento de niños
palestino por parte de las fuerzas de ocupación israelitas.
Pero además Sanders ha manifestado, y que ya tiene una
connotación más preocupante para los intereses comerciales, tanto de EE.UU.,
como Israel pues repercutirán en sus economías; su abierto apoyo al Movimiento
B.D.S., (Boicot, Desinversión y Sanciones), contra el estado israelí.
Sanders ha dejado de ser aquel llanero solitario, y es hoy
un serio candidato para enfrentar a Trump, quien siguiendo la lógica del lobby
sionista ha sido quien ha reconocido a Jerusalén como capital de Israel, que no
es más que una profana provocación con lo que no sólo quedó zanjado hace más de
medio siglo atrás por la ONU, sino con lo que religiosa y simbólicamente
significa Jerusalén para los palestinos.
La verdad es que no sé cuánto exactamente interpelará
Sanders al electorado sobre lo que es la problemática palestina, o la Causa
Palestina, pero que no deja de ser, y que seguirá siendo en adelante algo que
motiva y despierta mucho interés por lo que implícitamente injusto implica la
barbarie sionista, no deja de serlo.
Pero además que al ser las élites estadounidenses e
israelitas las que manejan la AIPAC, ya no serán las que como hasta antes
ignoren al pueblo estadounidense para decidir lo que se les antoje, pues han
encontrado en Sanders un líder convertido en una piedra en su zapato.
Claro que no está demás que Sanders se cuide, pues nada raro
que ya esté en la mira de los intolerantes sionistas israelitas y los
supremacistas de Trump que por sus osadías lo quieran matar.
prudenprusiano@gmail.com
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