sábado, 21 de diciembre de 2019

Porque el socialismo



Por Julio Sergio Alcorta Fernández:

Estuve revisando hace algunos días un interesante artículo publicado en el Granma, el 23 de abril de 2016, de la autoría del Dr. en Ciencias, Ernesto Altshuler, Profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad de la Habana, y con el título: “Albert Einstein, Ciencia a lo Gardel”, haciendo una apología de sus extraordinarias investigaciones y teorías, y un recuento breve de su vida. Al final se expone lo siguiente:
“Lo mismo se podría decir sobre las ideas pacifistas, antirracistas y de justicia social que el gran científico defendió abiertamente a lo largo de su existencia.

Esta remembranza me condujo a un artículo de la autoría de Einstein, publicado en la Revista “Nueva Actualidad”, titulado: “POR QUÉ EL SOCIALISMO”, aparecido en 1997, en el número II de Zurda, Revista de Arte y Sociedad, y mucho antes, en 1949, por la neoyorquina Monthly Review que la reprodujo a manera de manifiesto. 


Dada la extraordinaria importancia de las revelaciones que hace Einstein en esa temprana fecha, del hombre, la sociedad, el capitalismo y el Socialismo, que posiblemente no sea muy conocido por los de a pie, como yo, y algunos otros, considero necesario y útil transcribir algunos fragmentos.

             ¿Es aconsejable por alguien que no sea experto en problemas económicos y sociales exprese su punto de vista sobre el tópico del SOCIALISMO? Por varias razones creo que lo es.
             El descubrimiento de leyes generales en el campo de la economía se hace difícil por el hecho de que los fenómenos económicos observados se ven a menudo influidos por muchos factores que difícilmente pueden evaluarse de manera separada.
             Pero la tradición histórica es, por así decirlo, del ayer, en ninguna parte hemos superado realmente lo que Thorstein Veblen llamó “LA FASE DEPREDATORIA DEL DESARROLLO HUMANO”. Los factores económicos observables pertenecen a esa fase, e incluso tales leyes, en lo que podemos deducir de ellas, no son aplicables a otras fases. Dado que el PROPÓSITO REAL DEL   SOCIALISMO ES PRECISAMENE VENCER Y FRANQUEAR LA FASE DEPREDADORA DEL DESARROLLO HUMANO, la ciencia económica en el estado actual puede arrojar muy poca luz sobre la SOCIEDAD SOCIALISTA DEL FUTURO.
             En segundo lugar, el Socialismo se orienta hacia un objetivo ético-social. Por esa razón debemos ponernos en guardia para no sobrestimar la ciencia y los métodos científicos cuando se trata de problemas humanos, y no debemos suponer que los expertos sean los únicos que tienen derecho a manifestarse sobre problemas que atañen a la organización de la sociedad.
             El hombre es, al mismo tiempo, un ser solitario y un ser social. Como ser solitario, procura proteger su propia existencia y la de aquellos próximos a él, para satisfacer sus deseos personales y desarrollar sus habilidades innatas. Como ser social, busca el reconocimiento y el afecto de sus semejantes, para compartir sus placeres, para confortarlos en sus pesares y para mejorar sus condiciones de vida.
             El individuo está capacitado para pensar, sentir, luchar y trabajar por sí mismo, pero depende tanto de la sociedad –en su existencia física, intelectual y emocional- que es imposible pensar en él, o comprenderlo, fuera del marco de aquella.
             He llegado al punto donde puedo indicar brevemente lo que para mi constituye la esencia de la crisis de nuestro tiempo. Atañe a la relación del individuo con la sociedad. El individuo se ha vuelto más consciente que nunca de su dependencia de ésta. Pero esta dependencia no la siente ventajosa para él, como un vínculo orgánico, como una fuerza protectora, sino como amenaza a sus derechos naturales e incluso a su existencia económica.
             El hombre puede encontrarle sentido a ésta corta y arriesgada como es, solo consagrándose él mismo a la sociedad.
             TAL COMO EXISTE HOY, EL CAOS ECONÓMICO DE LA SOCIEDAD CAPITALISTA ES, EN MI OPINIÓN, LA VERDADERA FUENTE DEL MAL.
             Esto da como resultado una oligarquía de capital privado cuyo enorme poder no puede ser moderado con eficacia, ni siquiera en una sociedad de organización política democrática, lo cual es natural, dado que los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por partidos políticos ampliamente financiados o de algún modo influidos por capitalistas privados que, por todos los medios posibles, separan el electorado de la legislatura.
             La consecuencia es que los representantes del pueblo, de hecho, no protegen suficientemente los intereses de los sectores desposeídos. Es más, en las condiciones existentes, los capitalistas privados controlan inevitablemente, de manera directa o indirecta, las principales fuentes de información, la prensa, la radio, la educación.  De este modo, es extremadamente difícil, e incluso en casi todos los casos imposibles, que el ciudadano llegue a conclusiones objetivas y haga uso inteligente de sus derechos políticos.
             La competencia ilimitada conduce a una enorme pérdida de trabajo y a la MUTILACIÓN de la conciencia social en los individuos, que ya antes mencioné. Esa MUTILACIÓN de los individuos es lo que considero como el MAYOR MAL DEL CAPITALISMO. Todo nuestro sistema educativo adolece de este mal. Una actitud competitiva exagerada se le inculca al estudiante, el cual es adiestrado en venerar los logros adquisitivos como preparación para su futura carrera.
             Estoy convencido de que solo hay un camino para eliminar estos graves males, es decir, LA INSTAURACIÓN DE UNA ECONOMÍA SOCIALISTA que se acompañe de un sistema educativo orientado hacia METAS SOCIALES. En dicha economía los medios de producción son propiedad de la sociedad misma y son utilizados en forma planificada. Una economía planificada que ajuste la producción a las necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo entre todos aquellos capaces de trabajar y garantizaría la subsistencia a todo hombre, mujer y niño. La educación del individuo, además de promover sus habilidades innatas, procuraría desarrollar en él un sentido de responsabilidad hacia el prójimo, en lugar de la glorificación del poder y del éxito en nuestra sociedad actual.
•               Sin embargo, es necesario recordar que una sociedad planificada no es aún el socialismo. Una sociedad planificada como tal puede venir acompañada de la completa esclavitud del individuo. La realización del socialismo requiere la solución de algunos muy difíciles problemas sociopolíticos: ¿Cómo es posible en vista de la amplia centralización del poder político y económico, prevenir que la burocracia devenga todopoderosa y arrogante? ¿Cómo pueden protegerse los derechos del individuo y con ello asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?



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