Por Mariano Sierra:
El gran colapso de un gobierno en la penumbra, sin objetos
políticos ni sociales lleno de huellas de violencia, indecisiones y
contradicciones que pisotean la dignidad humana y conculcan los derechos Los
derechos humanos y los atributos sociales y políticos de una nación son su
devenir histórico conquistado por la fuerza del espíritu de sus gentes. HOY
pareciera que estos atributos agonizaran, lo que implica la perdida de sus
identidades. Toda perdida de degrada de tal forma que afecta el entendimiento
con los demás, con el estado y sus instituciones conduciendo al lastre, al caos
y las crisis.
No es forzoso decir que la perdida de los derechos humanos y
de los atributos va a la par con las desigualdades sociales y el abandono de un
estado de sus funciones propias. En cuanto al atributo medio ambiente, hombre y
estado son depredadores. Dejando sin efecto todo proyecto o acuerdo para su
recuperación. Ante su apetito voraz, los detentadores del poder no controlan
las esferas de su entorno, donde solo cobra vida aquello que le favorece sus
intereses.
Las crisis cósmicas que nos invaden están sustentadas por la
fuerza de la corrupción que se amparan en los laberintos de la pérdida de
valores. Muchos pensadores profesan que está llegando el fin del hombre, el fin
de la historia humana. Hoy hay un vivir para vivir sin sentido que ahoga
cruelmente. Es el mundo del hombre contra el hombre, el hombre contra la
naturaleza, el hombre contra Dios, el hombre contra el mundo y su tecnología
financiada por el capitalismo salvaje que desarrolla el más abrumador
consumismo con tentáculos asfixiantes que le abre paso el neoliberalismo con la
fuerza de una globalización imperiosa.
Las pérdidas de los derechos fluyen en medio de actos
diversos que solo buscan desviar la mirada real. Se proyectan programas
naranjas, se escriben libros donde se venera la violencia, se ofrecen
alternativas superfluas donde los valores están dispersos ejerciendo otros
mensajes, otros poderes emblemáticos, donde la espiritualidad es una ruta
adversa que hace perder el sentido humano.
Todo este escrito se inspira en la rebeldía, en la
insistencia de formas que sean hechos conductores para deponer injusticias,
para frenar programas que solo buscan blindar programas superfluos. La unidad
social es el único medio para derrotar el régimen y sus instituciones, focos de
ingobernabilidad y violación de derechos, que se reclama a gritos para
construir un nuevo país
Cuando la democracia está en decadencia, también los
derechos y los atributos sufren los efectos. Al estado y algunas instituciones
sociales se les suma la falta de ideas. En esta reflexión abordamos una gama de
conceptos básicos para la justicia social. La sociedad y el gobierno se mueve
entre la economía y la política, entre el mercado, la información y la
tecnología como entre tantas guerras sociales que hacen perder el ritmo de toda
gobernanza efectiva con apoyo de engaños.
Colombia, sigue viviendo los vacíos de un colonialismo y un
republicanismo imperfecto, o mejor, fallido.
Nuestro pueblo tiene la Genesis del olvido, pero ante ese descalabro
debemos sobreponernos y aun con los atributos pisoteados llevaremos a cabo el
ímpetu de la voluntad y el poder popular para no doblegarnos ni entregar los
pocos atributos que nos quedan.
Un gobierno donde le
asiste la ingobernabilidad, un congreso corrupto donde sus componentes, casi
todos, se encuentran investigados por malas acciones, por conductas impropias,
unos políticos que nadan en los sobornos, unos órganos de control sin
definición, una justicia donde cunde la impunidad, y unas instituciones
sociales que desconocen la labor pública, no pueden subsistir.
Los gobiernos en su cometido deben estar al cuidado del bien
común, Llegan al poder a desarrollar la gobernanza que contradice las
propuestas de campaña. Cuando hay devastación social, cunde la exigencia de
reconstrucción o eliminación del régimen, cambio de esperanza lo llamamos
algunos, pero al fin cambio. Cumplir para representar a una nación, implica
convertir en una actividad rectora los programas de gestión pública, implica
invertir para desarrollar una moral social.
El neoliberalismo con su impulso devorador introdujo en la
sociedad la atomizada y toxica economía naranja, unida al exótico consumismo
con su disfraz detractor de emprendimientos para dispersar realidades. En este
devenir, arte, investigación y cultura como valores son ultrajados con
disincronía fugaz y efímera y perdurable que no da sentido a la vida, es un
engaño explotador.
La vida no se enmarca en el orden espiritual, sino en el
derroche y lo superficial, en la vanidad y lo superfluo, donde derechos y
atributos sociales con sus ideales, se desploman en la dictadura y la tiranía
viviente. Quien más contamina en un
país, es el estado con las cortinas de humo, las mentiras, los engaños y las
entropías. Bajo estas amalgamas de gestión, hacen que en el país vivamos los
más altos riegos sociales, políticos, económicos y de violencia en sus
distintos géneros.
Transitamos en medio de contradicciones permanentes que se
refleja entre la forma como se está gobernando. Tenemos pues un estado que no
considera la democracia en su esencia, sino como un constitucionalismo fallido,
un sistema de sometimiento sin visos de cambio, salvo que el pueblo marginado
se levante con firme esperanza y lucha decidida con el espíritu del hombre
rebelde.
La gobernanza sin visión de programas sociales legitima
conductas de gobierno politizadas y polarizadas, tendientes a la corrupción, al
desmedro administrativo, a la deficiencia, a la ilegalidad y el terrorismo
social. Los atributos que se definen en un colectivo nacional no tienen
exclusiones, cualquier alteración dificulta el gobierno de las masas,
propiciando crisis de todo género.
Sufren la perdida de derechos y atributos el campesino que
nos proporciona vida, a quien se le somete a la expropiación, al sin trabajo y
a todos los invisibles, pero visible cuando se les quiere para el voto y
después se pierden en lontananza. Por ello que bien viene la frase del nefasto
Stalin...Sin gente no hay problema.... eso es lo que quieren los dirigentes,
dividir para reinar.
Quienes desconocen los derechos del hombre pregonan que la
culpa es de los demás. Así es el proceder del imperio humano que consume, que
arroja a sus ciudadanos exponiéndonos a los mercados de la globalización. Pero
estos límites desaparecen cuando los invisibles surgen de esa nada para
derrocar el auge de las injusticias sociales, cuando esos precarios luchan por
sus derechos, aun exponiendo sus vidas de parte de las balas de la dictadura
como ya sabemos que ocurre.
El estado no está
contento con la masacre infringida por el imperio español a nuestras etnias y
afros de allí la continuidad de esa horrible extinción para celebrar otros
bicentenarios. No se puede seguir pensando como en esa época de barbarie y
extinción, cuando al indio y al negro no se les consideraba personas. Pero
ellos al decir de Thoreau. . viven como personas, piensan como personas, mueren
como personas...
El espacio de la civilidad es de luchas, protestas y
controversias. Solo hay democracia cuando hay sociedad rebelde, denunciante que
se movilice críticamente. El espacio social es de unidad para organizarse como
ente de control y de gobierno, de exigencia de sus derechos y atributos. En una
justicia sin valores se conduce a la impunidad y al retroceso social que
condena el bien común
La conciencia social crece pues la comunidad es soberana.
Todos los ciudadanos de la nación somos defensores de los derechos humanos y
los atributos por poseer el poder popular, por ser constituyentes primarios y
en ese sentido está por encima de todo gobierno.
Muchos pensadores dicen que el hombre ante el espejismo
mágico del desarrollo pierde el mundo humanista y sus atributos, pudiendo ser
el fin de ser en la historia en la medida de la deshumanización. Durante la
historia el hombre es un revolucionario social, un transformador del mundo, un
defensor de sus derechos y atributos mediante la praxis de su lucha, y su
trabajo justo.
El tiempo de lo mágico pareciera hermoso, lleno de libertad,
pero su accionar es adverso. Lo mágico no es otra cosa que el inicio de un
viacrucis social, el comienzo de un terrible devenir para el cual siempre habrá
tiempo para desconocerlo, pues aún con la apatía que envuelve al país hay un
fin que nos hace ver la realidad de la insurrección popular que agita el
ambiente.
Nunca, como hoy los derechos y los atributos sociales y
personales han sido tan evidentes. Siempre se han tenido como propiedad
exclusiva de las clases dominantes. Pero nuestra realidad exige que se alcen
con altruismo para esclarecer su propiedad. El declive de las instituciones
sociales ha llevado al hombre al auge de aventureros políticos cuyas tendencias
amenazan el orden social, desestabilizan la unidad nacional surgiendo
populismos que desconectan las demandas de dignidad. El hombre sin derechos y sin
atributos es un ser de estadísticas, sus atributos están sometidos al poder y
solo cuenta por el valor de un voto, el cual desaparece con el tiempo.
Como sociedad debemos fijarnos osadías de cambio con una
fuerza capaz de vencer. El pensamiento libre esta para defender las ideas y la
revolución que empieza ya. Las crisis contra los atributos no dan espera. La
historia nos dice cómo funcionan los cambios cuando nos dejamos llevar por el
espacio y el tiempo. Mientras existan regímenes faltos de equidad social que
sean reacios a las transformaciones debemos crear conductas radicales de
liberación.
Tenemos que oponernos al secuestro y al atropello de los
atributos. Los enemigos actúan sin piedad. Estado, movimientos criminales,
elites institucionales y privadas no dan tregua. La coacción arrecia con armas
innobles contra los proyectos de vida trazados por la esperanza y la fuerza de
la palabra en acción, la verdad y los derechos humanos. La perversión reside en
el tratamiento indigno al pueblo y a la práctica de programas de gestión por
fuera de los contratos sociales, donde la injuria estatal predica el desvalor
humano.
La actitud de los estados y sus instituciones siempre están
bajo los efectos deicidas en el orden social e institucional, esto es, hay una
gestión subversiva y política donde ocurren mecanismos anti atributos, lo que
equivale a decir una total abolición a esos derechos humanitarios. La humanidad
no acepta esos actos deicidas de un gobierno contra el pueblo soberano, que
despoja a la comunidad de su patrimonio personalísimo, cercenando sus
principios, sus derechos cual hacia y aun se ve todavía en el mundo, del amo a
sus esclavos, que por ello dejaban de ser personas.
El mundo de amo y esclavos debe ser cosa del pasado. Es
dentro de una sociedad constituida por valores que recibimos el valor humano.
Es con los otros y con los invisibles con quien nos aviva la conciencia de
patria libre. Nada puede desalentar el espíritu recibido que enaltece el origen
del hombre. Los que están desviando la historia social cavan su sepultura con
la fuerza de los atributos y esa misma historia los llamara a responder por sus
felonías deicidas.
Hoy no sabemos quiénes tienen derechos, atributos o
poseedores de una existencia digna, pues priman las desigualdades, el valor de
la vida está fuera del existir por no tener el régimen voluntad política ni
humanitaria para defender la sociedad.
La política no existe, solo una politiquería vulgar, decepcionante,
cuestionada y contaminada, llena de discursos verborreicos. La sociedad debe y
está en mora de trazarse unos límites para actuar, decidir y aceptar el
gobierno sin existencia legal, carente de argumentos, que solo se perfila por
la deshumanización y la corrupción.
Cuando de los derechos y atributos se predica en torno a la perdida
sufrida por una población, amén de lo que exponemos en esta reflexión, no
podemos decir que la democracia esta derrotada por los distintos estamentos del
estado. Esos hábitos políticos muestran la presión del uso del neoliberalismo
por parte de un capitalismo ambicioso y demoledor de los principios. Es entre
tantos otros la dictadura radical devastadora con unos efectos terribles y el
asomo de posiciones fascistas.
El azote de la dictadura se camufla con una democracia
violada, con unos retóricos discursos, con unos mensajes eufóricos de tipo
social para desviar opiniones, con una afrenta contra la libertad de prensa,
con la represión a protestas, con impunidades abiertas, con distorsionados
actos para impedir el hacer política, con el uso de actos indebidos por
funcionarios públicos y con una fuerza
pública con la complacencia de presidencia para bombardear civiles y niños que
ocasiono la renuncia del ministro de defensa.
Sobre el horizonte del parnaso y sobre nuestras cordilleras
tutelares brillan por su ausencia la verdad, la justicia y se establece un
gobierno apátrida que desconoce nuestra historia de luchas. Venimos de una raza indómita defensora de sus
ancestros, llena de la malicia pura, de la fuerza de su trabajo, luchadora,
forjadora de la independencia, donde descollaron los gritos libertarios de un
Galán el comunero, de una Pola intrépida, de una Manuela Beltrán, de una
Antonia Santos de una Gaitana, de una india Catalina, de un Agualongo, de un
cacique Calarcá, Nutibara, Tequendama, Pete cuy, Upar, Quintín Lame.
y toda esa pléyade de
llaneros y mujeres campesinas, indios y negros que tan sublime describe Alfredo
Molano en sus obras que cumplieron con honor el movimiento revolucionario, en
honrosa contienda, para darnos una república aun por venir, y de la parusía del
Cristo revolucionario del Gólgota, cristo del pueblo que nos legó una idea y un
pensamiento libre y ardiente de esperanza, amor y servicio, sus descendientes y
la sociedad esperan que les reivindiquen sus derechos y atributos.
Posdata. . Acaba de ocurrir un crimen execrable, de lesa
humanidad, donde se asesinan más de 8 niños en Colombia Y no ha aparecido la presentación de una
denuncia penal para que se investiguen los hechos y se llegue a conocer la
responsabilidad de los que participaron en la impecable operación y las
condenas a que hubiere lugar.
Sera una impunidad más. ¿Nada es raro en este país mágico
donde todo se olvida-
marsblawyer@gmail.com
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